Junpei observó el reloj con detenimiento tratando de poner la concentración suficiente como para descifrar la hora. Pero estaba cansado (jodido cansancio mental) y sinceramente comenzaba a pensar que necesitaba lentes nuevos… o tal vez solo era que estaba cansado. Fuera la razón que fuera detrás de sus lentes traicionándolo, entrecerró los ojos y logró ver la hora.
Resultó que no era tan tarde y mañana era su día libre. Planeaba dormir hasta tarde y con tarde quería decir todo el día. (Haruka jamás se lo permitiría, eso obvio, pero iba a fingir que no tenía una pequeña de 5 años que lo despertaba exigiendo almuerzo… aunque al final no fuera él el que hiciera el almuerzo)
Suspiró observando a Kiyoshi terminando de acomodarse la ropa. Pensó que no llevaba mucho tiempo en ello, pero al parecer lo miro lo suficiente como para que el idiota se diera cuenta y le sonriera en esa estúpida forma despreocupada que tenía. Él torció un poco la boca, frunció el ceño y sintió que su energía volvía, pura energía de odio (aunque solo era que lo avergonzaba la forma tan honestamente alegre en que el otro le sonreía).
Desvió la mirada concentrándose en Kagami, el novato prometedor. El chico podía pecar de exceso de confianza y pasión, pero era divertido y amable y… un poco (muy) idiota también.
Llevaba menos del mes con ellos (al igual que Furihata, Kawahara y Fukuda) así que no sabía mucho de la vida personal del hombre, después de todo, cada vez que se organizaba una salida con todo el turno, él siempre se negaba (de la forma más amable que podía parecer lograr).
Pero aunque ninguno de los presentes lo previó, ese día ocurriría algo distinto.
Kagami terminó de acomodar sus cosas en su casillero, para finalmente sacar la chamarra roja con la que había llegado provocando el vuelo de un pequeño objeto plateado y brillante. El vuelo no duro mucho, cortesía de la señora gravedad, y el repiqueteo provocado del gracioso salto que realizó el objeto contra el suelo, resonó por todo el vestidor.
Koganei se inclinó de inmediato a recoger lo que fuera que hubiera caído junto a sus pies, lo tomó entre sus dedos índice y pulgar, y con esa eterna y gatuna sonrisa suya, se lo alcanzó al pelirrojo.
-Ten Kagami-kun, se te cayó tu… ¿¡Alianza!?-
-¿¡Qué!?- Se escuchó de forma unánime, y Junpei estaba seguro de que no había sido el único que gritó (Por suerte).
Todos parecieron olvidar el cansancio y terminaron acercándose a ver el anillo que Koganei aun sostenía para que finalmente fuera tomado por Kagami y posteriormente fuera colocado en su dedo anular izquierdo.
-Gracias Koganei-senpai- Aquella respuesta fue aún más sorprendente.
-Kagami-kun- Inició Furihata con voz temblorosa. –No me digas que… ¿Estás casado?- Kagami ladeo la cabeza un poco.
-Sí, ¿Por qué?, ¿Nunca lo mencioné?-
-¡No, no lo hiciste!- A veces era sorprendente la capacidad que tenían para gritar al unísono.
-No tenía idea de que Kagami fue “Cazado”-
-Izuki, cállate- Exclamó Junpei. Y ahora que lo pensaba detenidamente, Riko le había dicho algo sobre que uno de los nuevos era casado, estaba casi seguro de que lo había leído él mismo, pero estás semanas habían sido muy pesadas, entre el trabajo, Haruka y… Teppei, no se había dado mucho tiempo para pensar en ello. Puntos menos para él.
-¿Y cómo se llama?- Cuestionó Kiyoshi, chismoso y molesto como siempre. Kagami se sobó la parte posterior del cuello con la mano izquierda, no luciendo avergonzado pero si un poco confundido ante tanta sorpresa por parte de sus compañeros.
Pero es que… Bakagami era casado…. Y eso sí que era sorprendente.
-Tetsuya- Koganei volteo a ver a Mitobe de golpe y luego se dirigió a Kagami.
-Es un buen nombre- Dijo y quedó claro que eso era lo que el chico alto quería decir.
-¿Alguna vez ha trabajado como velador?*- Exclamó el hombre pelinegro amante de los juegos de palabras al tiempo que sacaba una libreta de un lugar desconocido.
-Cállate Izuki-
-¿Cuánto llevan casados?-
-¿No creen que ya son demasiadas preguntas?- Cuestionó Junpei, aunque irremediablemente no le salió mucho como pregunta, si no como una orden indirecta de que acabaran con esa actuación de viejas de lavadero en pleno chisme (aunque iba a fingir que aquello no iba para él también).
-Realmente no me molestan sus preguntas. Jamás podría molestarme hablar de Tetsuya-
-Oh~ Kagami, no sabía que podías ser tan romántico- Se burló Kawahara dando pequeños golpecillos a las costillas del más alto. Y finalmente el idiota se sonrojo, terminando por ser invadido el lugar de risas bobas.
-¡Kawahara!- Gritó Kagami pareciendo deseoso de estrellar la cabeza del pobre idiota contra la pared… o el piso… o la cabeza de otra persona, lo que estuviera más cerca.
-Kagami- Llamó Kiyoshi sonriendo como si en lugar de cerebro tuviera aire, ósea de forma típica. El pelirrojo pareció controlarse. – Por qué no vamos a comer okonomiyaki todos juntos e invitas a Tetsuya- Ese idiota acababa de llamar a la pareja de alguien más por su nombre, aun así Kagami no pareció molestarse, en su lugar, dirigió la mirada al reloj de pared.
-Bueno…-
-Vamos, tengo curiosidad por saber qué clase de persona es la que se casó con Kagami-
-Sólo eres un metiche, admítelo- Agregó Junpei y Teppei puso cara de preocupación.
-¿Qué?, no, Junpei, realmente quiero conocer al esposo de Kagami-
-Metiche-
-El castigo de los metiches debería ser meter ceviche en sus narices-
-Cállate Izuki, no, de hecho es una buena idea-
-¿¡Qué!? pero no quiero ceviche en mi nariz-
-¿Entonces vamos a ir a comer okonomiyaki con el esposo de Kagami?- Cuestionó Tsuchida y todos regresaron sus miradas al pelirrojo. Para suerte del hombre, Riko decidió que ese era el momento perfecto para entrar al vestidor.
-Oigan, ¿Por qué están tardando tanto?-
-¡Te das cuenta de que podríamos haber estado desnudos!- Decidió gritar el capitán con indignación, a lo que la mujer solo se encogió de hombros.
-Entonces, ¿de qué estaban hablando?-
-Jefa, ¿sabía que Kagami es casado?- Cuestionó Koganei y Riko solo miró a Kagami de reojo.
-Sí, ¿y luego?-
-¿¡Lo sabía!?- Exclamaron a coro.
-Claro que lo sabía… ¡Ah!, Que compañeros de trabajo tan fríos son ustedes-
-Para tratar de compensarlo queremos ir a comer Okonomiyaki e invitar al esposo de Kagami- Agregó Kiyoshi a lo que Riko sonrió.
-¡Suena bien!, Bakagami llama a tu esposo-
-¿Por qué me llamó “Bakagami”?- Preguntó el hombre, pero su pregunta fue ignorada. Finalmente resignado tomo su celular, deteniéndose a mirarlo un momento, para terminar por marcar.
-Tetsuya, ¿eh?, no, no pasó nada…- Decidió que tenía ganas de molestar.
-Kagami eres un esposo tan entregado- Por suerte le siguieron el juego.
-Oh Kagami eres tan romántico-
-Es increíblemente dulce que no puedas esperar hasta salir, ya no falta nada Kagami, no tienes que llamar- Y como esperaba, el pelirrojo explotó.
-¡Ya cállense no me dejan hablar por teléfono!- Gritó, para terminar saliendo del vestidor muy molesto, azotando la puerta tras de sí.
Todos terminaron pegándose como sanguijuelas a la puerta. Incluida la jefa.
-Hey, ¿Cómo estás?, ¡Claro que me preocupo idiota, ahora responde la pregunta!... Sí, es que mis compañeros quieren ir a comer okonomiyaki y quieren que vengas-vayas- Kagami soltó un sonido de exasperación. –Quieren conocerte… Mhm…Mhm… de acuerdo. Ta-también yo- Y como ese pareció Kagami colgando, decidieron apartarse de la puerta de inmediato, tratando de fingirse inocentes, eran muy malos.
Cuando el pelirrojo abrió la puerta, únicamente alzó una ceja, pero no agregó nada con respecto a ser espiado. (Podían llamarlo Bakagami, pero el hombre no era tan denso… tal vez Junpei estaba poniendo sus expectativas muy alto).
-Voy a ir a recoger a Tetsuya, ¿podrían decirme a cual restaurante vamos a ir? Para verlos allá-
…
Podría haber fingido que no era importante, pero, ¿y si más bien estaba causando problemas?
Fue por eso que Kiyoshi siguió a Kagami cuando el chico estaba yendo al encuentro de su esposo.
-¡Kagami!- Llamó deteniéndolo justo a la entrada del cuartel. El pelirrojo lo miró con esa mirada seria que ponía a veces. –Eh… estaba escuchando la conversación que tuviste con tu esposo- Y esperó la manifestación de la ira del más joven.
-Lo sé- Exclamó Kagami y Kiyoshi se sorprendió.
-¿¡Qué!? ¿¡Te diste cuenta!?- (A veces Kagami no puede decidir si el teniente es distraído o idiota… o en realidad es muy inteligente). –Ah, pero estaba pensando… ¿Está enfermo?-
-¿Qué?-
-Lo digo por las preguntas que le hiciste- Kagami desvió la mirada pensativo.
-No es que esté enfermo- El honbre suspiró y le dedicó una mirada profunda.
La lucha de varios cláxones se dejó oír a lo lejos al tiempo que Kagami daba su respuesta.
-¿Eh?- Murmuró Kiyoshi sin dejar de observar al novato.