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Rutinas de la Mansión Phantomhive por yaoiana

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Notas del fanfic:

Este fic surge de ver el manga de Kuroshitsuji, intenté ser muy fiel a los tomos y de allí surgieron las ideas.

 

Rutinas de la Mansión Phantomhive

 

Rutina 1: Anillo

 

Realmente disfrutaba de ver el torpe intento de mi amo al bailar, a pesar de sentir los pisones y patadas, era entretenido observar en esa tez perfilada la frustración ante la incapacidad de hacer una acción tan fácil.  

Tenerlo tan cerca encendía mis instintos demoniacos, podía oler aquel suculento aroma del alma que cuidaba y pulía día y noche… no pasaba noche en la cual no soñara con poder disfrutarla.   Mis dedos se clavaban en su delgada y estrecha cintura, realmente apetitoso en mente cuerpo y alma, en ciertas ocasiones me agradaba servir a tan interesante humano.

 

-       Joven amo, creo que ha aprendido lo básico; si me permite, iré a preparar todo para su baile con la Señorita Elizabeth

 

-       Mgmg  - es la escueta respuesta de mi amo-

 

-       Con su permiso-    Salí del despacho y suspiré hondamente.  Aquello era un mantra que había aprendido hacer para contener el deseo por poseer salvajemente esa oscura alma.

Bajé al salón a preparar la cena, aprovecharía que Finny, Bard y Maylene estaban ocupados jugando con la señorita Elizabeth.  También aprovecharía para no cansar mi vista con aquellos colores pasteles tan característicos de arriba. 

Terminada la cena, busqué en el salón de instrumentos el violín, me parecía que sería más acorde por su sonido para este tipo de ocasión o bien el piano…  vaya… estas eran las decisiones más difíciles para un mayordomo. 

 

Finalmente elegido el violín, todos nos agrupamos en el salón principal.  Mi amo tan imponente como siempre, bajó vestido con el traje que la hija del Marqués había traído.  Pensé que todo sería ameno, pero olvidaba que la rubia aún era una niña y como tal, era berrinchuda. 

Por ende le hizo a mi amo una escena bochornosa, rompiendo en añicos, el tan apreciado anillo de mi azabache.

 

Cuando mi amo levantó su mano para golpear a la Señorita, intervine de inmediato puesto que sabía los problemas diplomáticos que le traería esta acción.  Tomé su mano y en ella puse su bastón.

 

-       Joven amo, ha olvidado su nuevo bastón  - lo sentí tranquilizarse con mi intervención, desde mi cercanía, pude ver su alteración y tristeza al ver aquella reliquia destruida en el suelo.

 

-       Mis más sinceras disculpas  señorita Elizabeht,  ese anillo es muy importante para nuestro amo.  Ha sido legado en la familia Phantomhive por generaciones, era único en el mundo.

 

Mientras veía a la lady llorar y disculparse por su error, no noté que mi amo había recogido la alhaja destruida.  Pensé que la guardaría para buscar algún arreglo, pero no, aquel humano siempre rompía sus esquemas… y esta vez lo logró tirando la joya por la ventana.

 

-       No me importa ese anillo viejo, él solo servía para probar que el líder de la familia Phantomhive, soy yo….

Escucharlo decir eso me sorprendió, pero me sentí orgulloso de él como Conde, al ver como superaba su enojo y sacaba a la lady a bailar.   Tomé el violín y comencé a tocar una suave melodía para que todos se divirtieran durante el festejo.

 

Algunas horas después, mientras despachaba a la señorita para dormir, me atribuí un poco de libertad y salir de la mansión.   Me paré debajo de la ventana donde mi amo tiró el anillo y con cuidado, recogí fragmento por fragmento de la pieza rota.   Lo llevé hasta mi cuarto y allí con detenimiento reestructuré la valiosa joya.  La guardé en mi chaleco y subí al cuarto de mi joven maestro, quien debía estar ya cansado.

 

-       En verdad no hicimos nada útil en todo el día

 

-       ¿ Eso es cierto? ¿ no está suficientemente satisfecho? – pregunté-

 

-       ¿Eres idiota?

 

Sonreí levemente al ver como mi amo tocaba su pulgar en busca de la joya.  Sabía sin equivocarme, que mi alma tenía aquella costumbre cuando estaba nervioso o pensativo.

 

-       ¿ Quién es el idiota?  - le recriminé y  sin contenerme, continué-  es importante para usted, ¿ no es verdad?... se puso en ridículo frente a la señorita Elizabeth

 

Tomé una de sus manos entre las mías y ubiqué la sortija dónde debía estar.  Con mi capacidad demoniaca, olí su acelerada respiración y percibí los latidos acelerados de su corazón por tal sorpresa.

-       Soy el mayordomo de los Phantomhive, ¿ qué sería de mí si no pudiera hacer cosas como esta?... Este anillo solo existe para estar en su dedo, por favor, cuide de él.

 

-       Es cierto… ¿cuántas veces a observado este anillo la muerte de su dueño?, mi abuelo, mi padre y… sin duda, yo también me enfermaré y moriré con este anillo.

 

Retiré el parche de su ojo, contemplando su firma del contrato, lo hacía sin dejar de escuchar las reflexiones de mi amo.  Al parecer estaba preocupado por las voces en su cabeza que eran creadas por el anillo… pude haberlo refutado, porque sabía vehemente que las voces que atormentaban su mente humana, eran las muertes que víctimas como victimario, había evidenciado en su corta vida.

-       Oh, la luna está muy alta  - dije interrumpiéndolo-  no es bueno para usted, por favor descanse.

 

-       Sebastian… quédate ahí, hasta que me duerma

 

-       Sabe usted las consecuencias de esa orden, mi lord

 

-       No importa

 

-       De acuerdo mi amo y no olvide que no importa donde usted esté, yo estaré a su lado hasta su muerte.

 

Me acomodé sobre el cuerpo de mi lord, sin lastimarlo con mi peso, y comencé a pasar mis manos aún con guantes, por su cabello.   Mi lord lo sabía, la noche era un referente de libertad para los demonios, en una noche lo había invocado, en una noche se convirtió en su amo… durante las noches los demonios éramos más débiles ante nuestros instintos… su lord lo sabía porque se lo había aclarado y que lo invitara a quedarse, era un arma de doble filo.

Retiré mis guantes y pasé mis dedos por sus cabellos azabaches, pegué mi nariz a su nuca y aspiré profundamente aquel olor a pino y menta.

 

-       Amo… lo mejor es que me retire

 

-       No me hagas repetirte una orden dos veces, Sebastian

 

-       Yes, my lord

 

Ingresé mis manos entre su camisón y llevé mis dedos a pellizcar sus pezones.  Tal vez me estaba tomando muchas atribuciones con mi amo, no era la primera vez, no sabía si la última, pero sabía que mi joven conde estaba necesitado de compañía esa noche y yo estaba  sediento por poseer su alma, así fuera por el momento en cuerpo.

Enrosque mi lengua en una de sus orejas y aprovechando mi posición, comencé a frotarme contra mi amo.   Leves jadeos escuchaba de sus labios, sabía que aquello le gustaba y excitaba, pero era tan terco, que no se permitiría demostrarlo.

Sonreí desde mi posición, estos eran juegos de poder, y a pesar de que mi amo tuviera siempre ventaja sobre su poder en mí, en esta ocasión lo haría perder.

Desaté mi cremallera y bajé mi pantalón hasta las rodillas.   Froté mi miembro desnudo contra los glúteos juveniles de mi amo y me divertí al ver como mordía la almohada para acallar sus jadeos.

 

-       Es usted un terco, mi joven amo

 

Dejé libre sus pezones y abrí sus glúteos para pasar mi duro miembro entre ellos.  Tomé mi pene y acomodé mi glande en su ano, no entré, tan solo jugué a que entraba y luego cuando deje la acción, disfruté ver como la entrada de mi amo se contraía deseosa.

 

-       Lo desea

 

-       Ca… cállate

 

Tomé aquel insulto como victoria y como ganador, reclamaría mi premio.   Me hinqué y lamí de arriba abajo su recto, al igual que metía la punta de mi lengua.   Sabía que eso excitaba a mi conde, pues sus piernas temblaban y el agarre a las sábanas era más fuerte.

De ante mano, conocía lo soberbio y masoquista que era Ciel; por eso no me preocupé por prepararlo.   Masturbe un poco mi miembro para tenerlo lubricado y entrar un poco más fácil en ese infantil cuerpo.  

Ingresé lentamente… incluso a mi que soy un demonio, aquella estrechez me dejaba sin aliento.   Mi amo estaba tenso y debía relajarlo para entrar mejor.  

Retomé las caricias sobre sus pezones, jalándolos, moviéndolos, apretándolos y pellizcándolos en todas las direcciones; esto permitió un chance para entrar por completo en mi alma y escucha un gemido de dolor de su parte.

 

-       Eres… un… imbécil Sebastian 

 

-       Le aprendí a mi … amo

 

Mi lord no rechistó, tan solo dejo su cuerpo más a mi merced, por lo cual, comencé a moverme lentamente dentro de él.  Cuando salía de su cuerpo y entraba, era complejo porque sus paredes estrechas lastimaban mi miembro, pero aquella estrechez cedió ante mis penetraciones.

Se sentía bien ser succionado por su cuerpo, el placer por verlo vencido y subyugado ante mí, despertaba mis instintos salvajes… mis colmillos salían prominentes de mi boca y sentía que mis cuernos también.

Lo tomé de la cintura y entre con más fuerza, sus gemidos ahora intensos, me obligaban a ser más rudo y certero… lo iba a dominar más, le recordaría que yo también era su dueño… yo era el dueño de su alma aunque fuera su sirviente.

 

Agarré sus cabellos sin dejar de penetrarlo, mi pelvis estaba absorta en la tarea de mover mi pene en su interior.   Lamí su mejilla izquierda y ascendí hasta meter mi lengua en su oreja; estaba entrando en lo más profundo, golpeando su punto clímax.

 

-       Ahgh… Se… Sebastian…

 

-       Lo marcaré de nuevo… mi lord

 

Escuché un gemido de aceptación, cuando mi amo no rechistaba algo, es porque lo aceptaba cabalmente.  Lo besé con fuerza y torpemente correspondió.  Fue un beso intenso en el cual probé su saliva y sentí su lengua danzar con la mía.  Mientras nos besábamos, procuré embestir más su interior…  sentía sus gemidos ahogados en nuestro beso y tuvimos que separarnos para gemir ante el clímax de nuestro orgasmo. 

Salí de su interior y lo acomodé de nuevo en cama, aún estaba agitado pero sabía que pronto el sueño lo vencería.  Me quedé a su lado acariciando sus cabellos y cuando su respiración estuvo acompasada, me levanté y tomé mis  cosas para salir de su alcoba.

 

-       Bueno, a preparar todo para la rutina de mañana

Notas finales:

Hace un buen tiempo no publico fics, espero que les haya agradado.  Sus comentarios son mi mayor recompensa.


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