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Orgullo y Prejuicio por Elbaf

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Notas del fanfic:

Tengo que informaros que este fic es un poco diferente a los que se acostumbran a ver por aquí. Lo estamos escribiendo, de forma conjunta, la gran AnikoSan (http://www.amor-yaoi.com/viewuser.php?uid=70940) y una servidora. Es un rol, en el que ella es Marco y yo soy Ace. Aún estamos escribiéndolo así que no hay nada decidido todavía. Depende de la aceptación que tengan este capítulo y elsiguiente, seguiremos colgado todo el fic y, ¿quién sabe? Quizá hagamos o subamos otros ^^

Notas del capitulo:

Bueno, pues aquí va el primero. A ver qué tal acogida tiene. Tanto http://www.amor-yaoi.com/viewuser.php?uid=70940 como yo, estaremos encantadas de saber vuestras opinones. Sin más, os dejamos leer! ^^

Por cierto, http://www.amor-yaoi.com/viewuser.php?uid=70940 es Marco, yo soy Ace.

ACE

 

Llevaba ya unos días en aquel maldito barco. Me sentía herido el orgullo. Yo era fuerte, no era un don nadie. Yo era el hijo... bueno, de él. No un pirata de tres al cuarto. Y, a pesar de todo, aunque cada maldito día trataba de matar a Shirohige, no había conseguido rozarle ni una sola vez. Además, lo que más me molestaba de todo era que no tomaban ningún tipo de precauciones. Ni esposas, ni grilletes... nada. Como si yo no fuera una amenaza real. Luego estaban ellos. Los comandantes. Thatch intentaba ser amable y amigable, pero yo no tenía ninguna intención de ser amigo de nadie. Yo quería matar a Shirohige, maldita sea. Y luego, el otro, Marco. Siempre tan tranquilo, como si nada le importunase en la vida. Perdido en mis pensamientos, no me doy cuenta de que alguien se ha acercado a mí. Me ha dejado un cuenco con comida y se vuelve a alejar. Es Marco. Como de costumbre, no ha dicho nada. Alzo la vista para ver cómo se va alejando de mí y, sin que fuera muy consciente de por qué, mis labios se abren para captar su atención

 

- Ey, Marco...

 

MARCO

 

Este chico ya lleva unos días aquí, intentando a cada minuto acabar con la vida de Shirohige. No había querido comer, ni hablar con nadie, ni por mucho que Thatch o los demás habían intentado hablar con él, no habían conseguido nada. Desde que está aquí no ha probado bocado, ni quiere. Lo vuelvo a intentar, arrimando a él, está en la cubierta del barco, mirando hacia el horizonte. Me aproximo donde esta tan sumido en sus pensamientos. Dejo bajo sus pies una bandeja con comida y me aleje de allí. Oyaji llevaba un rato haciendo llamar, debería ir ya. Comencé a avanzar hacia los camarotes, cuando escuche que me llamaban.

 

- ¿Sí, Ace?

 

ACE

 

Me miraba con esa mirada tranquila, casi somnolienta, en realidad, no tenía muy claro qué quería decirle. Ni siquiera sabía si realmente le quería decir algo. Así que volví a bajar la vista al suelo y en un susurro le dije:

 

- No es nada, no importa.

 

Vi que se encogía de hombros y seguía su camino hacia donde quiera que estuviera yendo. Volví a mirar al plato. Llevaba bastante tiempo sin apenas probar bocado y aquel plato humeaba de forma realmente llamativa. Lo consideré por un momento... quizá debería dar mi brazo a torcer y unirme a ellos... quizá debería... Sin pensarlo un segundo más, me levanté corriendo y alcancé a Marco, le tomé de la muñeca y vi que al girarse su semblante era de sorpresa. Empecé a balbucear:

 

- Yo... yo... - su mirada era apremiante - He cambiado de idea - murmuré.

 

Vi en sus ojos un brillo anormal en él y que su boca se torcía en una amable sonrisa.

 

MARCO

 

Por un momento me quede algo extrañado, dijo que no era nada, así que me di la vuelta y continué mi rumbo. De repente corrió detrás de mí y me cogió de la muñeca, me giré, vi que estaba nervioso, balbuceaba, sus palabras casi en un ligero murmullo. Quería decir algo, pero fuera lo que fuera, le costaba decirlo. Le sonreí, y me mire a los ojos.

 

- ¿Ah, sí? ¿Y en que has cambiado de idea?

 

Lo mire esperando una respuesta clara. El estaba cada vez más nervioso, no sabía cómo empezar o al menos eso parecía. Me apoyé contra la barandilla, apoyado sobre mi mano, esperando aquella respuesta la cual se debatía por salir o no. Espere pacientemente.

 

ACE

 

- Creo que... bueno supongo que no tengo otra salida así que... yo lo he reconsiderado y... creo que me uniré a vosotros.

 

Su sonrisa se acentuó aún más. ¿Por qué tenía que sonreír así? No supe por qué, pero no pude evitar sonrojarme levemente. Agaché la mirada hacia el suelo y traté de seguir hablando.

 

- Yo... aceptaré llevar la marca de Shirohige... pero me gustaría pedirte un favor, a cambio...

 

Su sonrisa cambió para dar lugar a una mirada de confusión. Ni yo mismo sabía qué estaba diciendo. No sabía por qué estaba diciéndole eso, pero ahora ya no podía echarme atrás. Cogí aire y alcancé a decir:

 

- Quiero que seas tú quien me la haga.

 

MARCO

 

No sé por qué, pero que dijese eso me hizo feliz, desde el primer momento pensé que tener a Ace aquí podría venirnos muy bien, el chico sabía luchar, y valor no le faltaba. El continúo hablando, esta vez mas sonrojado. Llevar la marca de nuestro padre era un orgullo para todos nosotros, que él se la quisiera hacer, era un paso muy importante. Quería pedirme un favor... con eso me entro la curiosidad ¿qué favor? Por un momento me quede parado, quiere que yo se la haga...Yo...

 

- Bueno Ace, si eso es lo que tú quieres, yo lo haré.

 

El sonrió. Por un momento no supe si estaba haciendo lo correcto, pero si él lo quería así, no podía negarme.

 

- Ven, Ace, vamos a hablar con Shirohige.

 

ACE

 

Absurdamente, me hizo feliz que aceptara mi ridícula condición. Me llevó ante Shirohige, al que ahora tendría que llamar Padre quien aceptó con una risotada muy característica mi cambio de opinión. Quizá no era un mal hombre, después de todo. Cuando salimos de allí, Marco me llevó hasta su camarote. Él era un comandante así que no tenía que compartirlo, como el resto de los que estábamos allí. Me hizo pasar y me preguntó que dónde lo quería.

 

- ¿Cómo? - le pregunté incrédulo - ¿Ya? - me miró con el rostro divertido.

 

Dijo que no tenía sentido esperar a nada más y me preguntó que dónde la quería. Titubeé. ¿Dónde se supone que debería llevarla? Él la lleva en el pecho, la verdad es que le sienta muy bien, la lleva con mucho orgullo. ¿Dónde debería hacérmela yo, entonces?

 

- ¿Qué tal en el pecho, como tú? - le pregunté sonrojado.

 

MARCO

 

Después de hablar con Oyaji y que este lo aceptara de buena gana, salimos de allí. Le pedí que me acompañara a mi camarote.

 

- Claro, cuanto antes mejor.

 

No se le veía muy decidido a hacérsela, algo nervioso, no paraba de mirar a todos lados de mi camarote.

 

- Seguro que te quedaría muy bien, o también puedes en la espalda, seguro que hay también te quedaría bien.

 

Lo veía dudar un poco, pero es normal, es algo que va a llevar toda la vida, yo recuerdo que también me puse algo nervioso en ese momento, pero sin duda, ni la mitad de lo que estaba Ace en este momento.

 

- ¿Bueno, has decidido algo, Ace?

 

Posé mi mano sobre su hombro y le sonreí para que se tranquilizara.

 

ACE

 

Lo pensé por un momento... A Marco le quedaba increíblemente bien ahí pero yo... no tenía un cuerpo como el suyo tan marcado tan... moví la cabeza ¿En qué diablos estaba pensando? Decidí que lo mejor sería cambiar de idea, así que, tratando de sonar todo lo seguro que pude le dije:

 

- En la espalda estará bien... creo.

 

Asintió con una sonrisa y empezó a trastear entre sus cosas, imagino que buscando el material que necesitaba para hacérmela. Me indicó que me quitara la camisa y me sentara en una silla, con el pecho apoyado en el respaldo. Obedecí y al quitármela noté que me miraba de forma extraña, pero no sabría decir por qué. Me senté en la silla y esperé a que lo hubiera preparado todo. Cuando se sentó detrás de mí, se quedó inmóvil, como absorto en sus pensamientos. Me giré y le dije:

 

- ¿Pasa algo, Marco?

 

MARCO

 

- Si, en la espalda es una buena idea. Asentí y me fui a un pequeño armario que tenía, rebusque por allí hasta que encontré las agujas y la tinta.

 

- Ace, siéntate en esta silla y quítate la camiseta-Le dije mientras encontraba todo lo necesario.

 

 Ace se quito la camiseta, y lo mire de arriba a abajo, desviando la mirada rápidamente para centrarme en lo que estaba haciendo. Coloque otra silla detrás suyo, y me quede observando su espalda, bien marcada, los huesos de los omóplatos que sobresalían un poco, su poco marcada columna vertebral, algunos pequeños lunares que adornaban su morena espalda, su... De repente volví en mí, se giró para mirarme y reaccione lo más rápido que pude.

 

- Sí… o sea, no, no pasa nada, perdona es que, pensaba en mi cosas, disculpa Ace.

 

Me miro extrañado y se volvió a girar, apoyando la cabeza entre sus brazos.

 

- Bueno, ¿entonces, te parece bien por aquí?

 

Delinee con mis dedos por su espalda, marcando más o menos la forma y como de grande seria.

 

- Y más o menos que llegue hasta aquí - Marqué con mis dedos hasta el final de su espalda

 

- ¿Te parece?

 

ACE

 

¿Por qué tenía que hacer eso? ¿Por qué se me erizaba el vello cuando me pasaba los dedos por la espalda? ¿De verdad tenía que ser tan delicado? Agradecí el no estar mirándole a la cara, porque estaba seguro de que mi sonrojo era más que evidente.

 

- S-sí, así estará bien.

 

Cuando comenzó el sonido de la aguja me crispé. ¿Tenía que sonar tan mal, como si alguien fuera a cortarme en pedacitos con una moto sierra? Me puse más nervioso de lo que creía que estaría y, en cuanto la aguja hizo contacto con mi piel, mi espalda se transformó en fuego. A Marco le hizo gracia la situación porque empezó a carcajearse a mi espalda.

 

- ¡Oye! No tiene gracia...

 

Aún riéndose noté que se levantaba de la silla y volvía a aquel armario, cuando se dio la vuelta vi claramente lo que pretendía... llevaba unas esposas. Kairoseki.

 

- Ni se te ocurra, Marco... - le amenacé.

 

MARCO

 

Después de decidir la forma y del el tatuaje, puse en marcha la máquina. Con un simple roce de las agujas Ace convirtió toda su espalda en fuego, vale, a lo mejor era algo peligroso que fuera de fuego y le estuvieses clavando agujas por la espalda. La situación me hizo gracia, iba a ser complicado si cada vez que lo tocaba se convertía en fuego. Se me ocurrió una idea, me levante de la silla y busque entre mis cosas, debían estar por aquí... Aja, aquí están. Había encontrado unas de las esposas de Kairoseki que teníamos por el barco.

 

- Vamos Ace, si solo va a ser un momento, además, si no, me acabaras achicharrando.

 

Me fui acercando lentamente a él. Lo tenía acorralado en una de las esquinas de mi camarote.

 

- Venga Ace, que no pasa nada. - Salió corriendo hacia otro lado. -Ace...

 

 

Salí corriendo hacia él, después de una larga pelea, conseguí bloquearlo contra la pared y ponérselas. En cuando se las puse, empezó a debilitarse. Lo levante en pulso y lo lleve hasta la silla.

 

- No te preocupes, tardare lo menor posible.

 

ACE

 

Después de recorrerme su cuarto tratando de huir de él, acabó acorralándome contra una pared y me las puso. Al momento sentí debilitarme por completo. Casi sin esfuerzo me levantó en brazos -era bastante más fuerte de lo que yo pensaba - y me llevó hasta la silla.

 

- Te mataré por esto...

 

Empezó a tatuar y el dolor era... increíblemente soportable. Seguí increpándole por haberme puesto las malditas esposas pero juraría que a él sólo le hacían gracia mis quejas. Eso me enfadó aún más. Cada poco rato, paraba de hacerme la marca, para limpiarme con delicadeza la sangre que emanaba de mi piel. Cada maldita vez que lo hacía era tan delicado, tan cuidadoso... que me ponía incluso más nervioso que la maldita maquinita. Estuvo un buen rato trabajando en mi espalda, más del que me hubiera gustado. Comencé a susurrar leves insultos. No calmaban el dolor ni la humillación de verme esposado, pero al menos me sentía un poco mejor, más desahogado. Lamentablemente, el peor insulto que le puedes decir a Marco "el fénix" salió de mis labios justo cuando terminó de tatuarme aquella marca y estaba terriblemente seguro de que lo había escuchado a la perfección.

 

- Maldito pajarraco azul...

 

MARCO

 

Gracias a las esposas estuvo tranquilo, bueno, casi tranquilo, por que de vez en cuando escuchaba quejas sobre lo mucho que tardaba, sobre las esposas, sobre que tenía hambre.... Ays, esperaba terminar ya pronto. Seguí terminando esa marca la cual me estaba quedando perfecta, un buen tatuaje el cual llevar con orgullo. Termine de tatuarlo por fin, y de repente lo escuche. "Maldito pajarraco azul"..... MALDITO PAJARRACO AZUL...., No puedo creer que Ace dijera eso.

 

- ¿Que…has…dicho?

 

Lo gire del hombro para que me mirara. Por un momento se quedo callado, mirándome algo sorprendido.

 

- Pues la próxima vez le pides a otro que no sea un "maldito pajarraco azul" que te tatué y soporte tus quejas. Fuera de aquí.

 

Intento decirme algo, pero no lo quería escuchar.

- Fuera.

 

Lo empuje fuera de mi camarote, aun con las esposas, con el tatuaje recién hecho y sin camiseta, y le cerré la puerta en la cara dando un portazo.

 

- ¡Soy un jodido fénix!

Notas finales:

Esperamos que lo hayáis disfrutado tanto como nosotras escribiéndolo, nos leemos en los comentarios!!! Agradecimientos, como siempre a nuestra amada Annchan y a nuestra onee-chan Kai!!! ^^

Os queremos! <3

Nos leemos en los comentarios, esperamos que los desvaríos de nuestras perturbadas mentes sean de vuestro agrado!!!

 

Elbaf & Aniko


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