Un débil sonido hacia eco incesantemente a lo largo de los oscuros pasillos de la prisión, arrasaba sin piedad haciendo caso omiso de los hambrientos gemidos de los caminantes. Era el llanto de un bebé luchando por alcanzar a su padre, por hacerle saber que estaba allí, que lo necesitaba, que su madre no había perdido la vida en vano… que aún había esperanza. Pero no importaba que tan fuerte las suplicas de abrigo de esa niña se arrimaran a él, ese hombre estaba simplemente devastado.
Una expresión un tanto descompuesta se atenuaba en su pálido rostro rayando entre la risa y la histeria, el temblor de su cuerpo lo sacudía haciéndole la quietud exasperante, moviéndolo sin control de un lado a otro mientras sus puños se servían de la dureza de los muros para teñirse de sangre.
El mundo se había ido al carajo, la humanidad se estaba hundiendo y a él, no le quedaban fuerzas para fingir lo contrario.
A través de sus ojos desvelados el mundo se veía tan gris como siempre había sido, sin tintes, sin pinceladas de optimismo o expectativas irrealistas; solo gris y tanto rojo como para asquearlo hasta no sentir nada más que miedo y repulsión por cada día que paso en él.
Y sin embargo, un grupo lo esperaba al otro extremo de la prisión y estaba a la deriva sin su líder. La realidad se estaba propagando como una plaga y todo lo que Rick quería oír era el certero sonido de un disparo; justo en medio de su frente, apagando el confuso parloteo senil de sus pensamientos. Porque puede que su cuerpo fuera el de un hombre joven, pero su mente estaba tan cansada y arrepentida como la de un anciano.
Solo quería darle al dolor un alto, pero ese descanso parecería no llegar nunca. No con el recuerdo de Lori aun rondando y la vida de sus hijos aun en sus manos.
Lentamente y con la culpa aun dándole un peso extra a su espalda, se levantó. Tomo un par de días, pero su débil imagen apareció frente al grupo una mañana. El sobrio azul de sus ojos tomo vida al contemplar la indefensa figura de su hija, se veía tan resplendente que era difícil ubicarla en la grotesca realidad de su entorno actual, pero la imagen de Daryl a su lado ayudaba y mucho. Jamás pensó ver a ese hombre sostener algo tan delicadamente y hacerlo con tanta devoción, era como si en realidad la amara.
Una punzada atravesó su corazón al contemplar esa escena, se sintió culpable al saber que su pequeña había hallado el amor en alguien más ya que él estaba ausente.
Se sintió agradecido, avergonzado y más a la deriva que nunca a al notar como sus compañeros se habían encargado de esa bebé, como había sobrevivido por su cuenta y superado los trágicos hechos que los habían sacudido esos días. Se sorprendió al ver a Carl, tan fuerte y de pie. Su semblante no lucia aun de todo bien, pero él estaba allí, continuando, velando por el bien de su hermana. Y entonces supo que su debilidad ya no importaba, debía sobrepasarla y cuidar tan bien a esa niña como lo hicieron todos, y ser tan duro como para poder permanecer de pie y al lado de su grupo.
Una onda de nerviosismo lo recorrió al sentirla por primera vez en sus brazos, Daryl la había puesto allí cuidando con la mirada su sueño y guiando a Rick con un gesto. Esa rápida expresión le dio a entender que no confiaba del todo en él, ya la había visto antes, tantas veces mientras se preguntaba cuáles eran las verdaderas intenciones del cazador. Ese rudo hombre apenas un poco menor que él tenía el hábito de resumirlo todo en una mirada, o era al menos lo que Rick pensaba. A través de ella aprendió a entender las cosas que el cazador jamás decía y otras que tal vez no deseaba que nadie notara.
-Sostenla con cuidado _dijo con su profunda voz por naturaleza dura, acercándose para colocar sus brazos en la posición correcta_
Rick poso en él la vista buscando la sinceridad de sus ojos, ese rostro serio que lo evaluaba mientras hablaba sobre algo que apenas acababa de aprender le resulto reconfortante. No eran la misma dureza y duda con la que los demás se dirigían a él. Daryl siempre lo había visto de la misma forma, sin contemplaciones, con brusquedad y confianza.
-¿Así está bien? _pregunto como si no recordara la manera en la que cargaba a Carl cuando era un bebé, quizás solo estaba buscando un poco de atención por parte del cazador_
-Sí, pero debes sostener bien su cabeza _mientras lo explicaba guió la mano de Rick hasta posarla en ella y como aprobación le dedico una sonrisa que el ex comisario no paso de apercibida_
Solo eran la soledad, la creciente auto compasión que constantemente amenazaba con dominarlo y la falta de confianza que percibía en la mirada compasiva de todos lo que lo hacía buscar refugio en la simpleza y tosca amabilidad de Daryl.
Cada vez que se sentía vulnerable hallaba refugio en su compañía sin ni siquiera pedirla, ya que últimamente el viril cazador de cabello castaño siempre estaba a su lado. Ya fuera con sus pesadas bromas salidas de su negro y sarcástico humor del campo o con sus pequeños detalles que en ocasiones le resultaban de lo más encantador, Daryl trataba de animarlo, era su manera de indicarle que tenía su apoyo.
Era realmente un gran amigo, concluyo mientras se preguntaba si realmente también lo era él. Se estaba aprovechando de su gentileza para robarle todas sus atenciones. Y en el siempre alerta y susceptible ambiente de la prisión, era algo que todos empezaban a notar. Carol que normalmente siempre estaba pegada a Daryl o al menos trataba de estarlo, había tomado su distancia desde que él y Rick eran los rígidos protectores de Judith, como finalmente habían bautizado a la pequeña.
No era de extrañar ver a Daryl desde muy temprano en la celda donde dormía la bebe, Beth ayudaba, pero la mayor parte del tiempo la niña estaba en brazos de Daryl o de su hermano mayor, quien no estaba muy al corriente del creciente apego de su padre por el cazador. Carl aún estaba afectado por la muerte de su madre, más aun por su aparente participación en ella, era algo que aún no había comentado con nadie y tenía normalmente su escasa atención.
Rick hacia lo mejor que podía sobreponiéndose a la pérdida de su esposa, tratando de ser de nuevo un líder para el grupo y viendo por la seguridad de su hijos. No era fácil, en ocasiones creía no lograrlo y estar a punto de abandonarlo todo, pero con dificultad las cosas estaban mejorando. La vida no era como antes, pero la prisión estaba intacta y aun había esperanza.
-Es hora de que duerma _Pronuncio Daryl por lo bajo extendiéndole los brazos a Rick, quien después de pensárselo un poco decidió no entregársela_
Era una fría noche bastante silenciosa, bastante considerando la multitud de caminantes que rondaban afuera. Ya había pasado más de un mes desde la muerte de Lori y Rick estaba más animado. Esa noche decidió que se quedaría con su hija en brazos, no tenía deseos de soltarla y eso pareció no convencer a Daryl.
-No dormirá bien si la aplastas toda la noche _exclamo agachándose frente a él con una expresión de disgusto que en la opinión de Rick era un puchero_
-Vamos, confía un poco más en mí, se cómo hacerlo.
Tras analizar su rostro entendió que sus argumentos no iban a doblegar a Daryl así que empezó una negociación.
-Si crees que lo hago mal ¿Por qué no te quedas aquí y lo vez por ti mismo?
-Es tarde… y solo hay una litera. No me gusta dormir arriba.
-Bien, yo me hago a un lado y puedes dormir en la esquina.
El hombre le dio una mirada al rincón y luego se sentó al lado de Rick, estaba seguro que de igual forma ninguno de los dos iba a dormir, así que el espacio era lo de menos. Dejo colgar sus manos sobre sus piernas posando la mirada abajo mientras buscaba alguna palabra que soltar, no era el mejor iniciando una conversación. Sabía que si Rick le había pedido que se quedara no era por causa de la niña, sino porque quería hablar.
-Últimamente Carl está muy retraído…
Dijo el ex comisario hablando como si realmente no esperara una respuesta, sabía que Daryl no era bueno con las palabras ni con los consejos, pero se conformaba con que lo pudiera escuchar.
-La partida de Lori fue difícil para él y yo no pude apoyarlo, se supone que un padre debe estar allí sin importar que…
La sorpresa de un toque en su espalda lo sorprendió y detuvo su monologo, era la mano de Daryl acariciándolo con cuidado, un tacto algo rudo, pero sincero. El varonil cazador de ojos azul cielo, que a veces hacían a Rick suspirar en paz, no era muy dado al contacto físico, pero la necesidad de reconfortar a su amigo lo convenció.
Al notar el silencio de Rick subió por su espalda con algo de torpeza y poso su mano en su cuello sobándolo suavemente.
-Gracias… _dijo el hombre más grande mientras la imagen de su hija se hacía difusa en sus ojos acuosos_
Iba a quebrarse, Daryl lo sabía y quiso evitarlo. Se acercó hasta poder depositar sobre el un abrazo, algo que raras veces recordaba haber hecho. Con la bebé en medio de ellos le hablo al oído casi susurrando, le dijo lo valioso que era para el como compañero, lo indispensable que era como líder, y con las mejores palabras que encontró, lo mucho que lo apreciaba como amigo. Pero al parecer la palabra amigo fue ignorada por el hombre ya que sintió un suave beso en su mejilla y otro muy cerca de la comisura de su boca, antes de tener la cabeza de Rick recostada en su hombro.
-Tú barba _dijo Rick en una sonrisa_ pica…
Daryl bajo el rostro para verlo, pensando que tal vez ya se encontraba mejor, tan solo ignoraría la intención de esos besos, fue lo que pensó, pero iba a ser algo difícil considerando el sabor que uno nuevo dejo en su boca. Un beso impertinente lo tomo por sorpresa mientras bajaba la mirada. Rápido, suave y delicado, la clase de beso que trasmite sentimientos y un ligero cosquilleo en el estómago, la clase que de beso que Daryl necesitaba para tener su mundo de cabeza, si es que no lo estaba ya.
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