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Secretos por estheyaoista

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Notas del capitulo:

Hola, espero que hasta el momento les vaya gustando, lo sé, sé que está un poco largo y que por el momento no hay Yaoi como nos gusta, pero eso vendrá un poco después, lo prometo :)

10.- Recuerdos: Una promesa a la luz de la luna Parte Final.

Wolfram miraba de forma demandante a Yuuri, esperaba que le diera las respectivas explicaciones que le debía, él le había contado todo con detalles de lo que había sucedido para que se encontrara en ese problema. Ahora su parte consistía en contarle lo que le había ocurrido para que se encontrara en ese estado.

-Dime de una buena vez, Yuuri.

-Wolf, tranquilo, te contare—Dio un suspiro al sentirse un poco presionado, para que todo pueda ser entendible, iba a contarle incluso lo de su rompimiento con Megumi, aunque le doliera recordarlo—Luego de que te fuiste, alcancé a ver el auto de ese hombre, entonces tomé un taxi y lo seguí.

-¿Pero qué cosa dices? ¿Estás loco o te odias? Te dije que no hicieras nada imprudente y me sales con esto de buenas a primeras.

-Wolfram, tranquilízate, déjame contarte todo lo que pasó ¿O es que no quieres saber?

-Sí, sí quiero saber.

-Bueno, cuando estuve en el auto, Megumi me llamó.

-¿Tu novia?

-Sí—Suspiró mirando sus manos y arrimándolas a sus piernas—Mi novia. Entonces ella me dijo que se encontraba aquí, en Osaka. Quería que la vaya a recoger, pero en ese momento me encontraba en algo importante y le dije que no podía irla a recoger.

-Yuuri, hubiera sido mejor si la hubieras ido a recoger, eres un tonto.

-Si hubiera ido no me hubiera enterado de nada.

-Claro—Miró de forma molesta al moreno— ¿Y cómo se lo tomó?

-Muy mal, me dijo que elija, o mi novia de dos años, o mi amigo de unos días—Miró el rostro de Wolfram, estaba sorprendido, claro que lo iba a estar, después de todo lo había elegido por sobre su novia y eso impactaba a cualquiera

-Tu….

…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…

-Megumi.

-¿Y bien? Tardaste mucho para responder una pregunta que ambos sabemos tiene un solo sentido.

-Lo siento.

Pude escuchar la leve exclamación de sorpresa que hizo Megumi desde el otro lado de la línea y la sangre me recorrió las venas de una forma tan brusca y fría como si cubos de hielo fueran los que estuvieran transitando tan finos tubos.

-¿Esa es tu respuesta?

-¿Tienes papel y lápiz cerca de ti? Necesito que anotes la dirección de la casa von Bielefeld, yo…lo siento pero, no puedo dejar esto aún lado.

-No necesito la dirección—Dijo mientras sentía el sollozo ahogado de su voz— ¡No necesito ya nada de ti! Yuuri Shibuya ¡Terminamos!

El sonido que no quería escuchar se hizo presente, Megumi me había colgado y eso no era bueno, no me iba a dar oportunidad alguna de que se explicase de una forma tranquila, guardé el celular en mi chaqueta y puse la vista en las placas del auto que estaba en frente suyo. Un sonido de alarma invadió mi cabeza y rápidamente, como si hubiese un resorte en mi asiento, me acerqué de un salto hacia el lado del conductor y pregunté con un tono de voz alarmado mientras señalaba las placas del auto.

-¡Este no es el auto que hemos estado siguiendo desde el principio!

-¿Pero qué dice, señor? Es el mismo auto.

-Claro que no, el otro tenía otras placas ¿En qué momento lo perdió de vista?

Miré molesto al conductor y este solo esbozó una sonrisa que me dejó descolocado por un largo periodo hasta que decidió hablar, mientras la velocidad del auto iba en aumento y desviaba la dirección en la que iban.

-Pues has sabido ser una persona muy astuta, Shibuya Yuuri. No me esperaba que te dieras cuenta tan fácilmente.

-¿Eh? ¿Quién es usted? ¿Cómo sabe mi nombre?

-El quien soy podemos dejarlo para después, en este momento, mi querido señor se encuentra ansioso de verlo, ha querido entablar una amena conversación con usted desde el día de ayer cuando lo vio en la habitación de von Bielefeld.

-¿A-ayer? No sé de qué está hablando.

-Las explicaciones serán dadas por mi señor cuando se encuentre cara a cara con usted, por el momento, mi deber es llevarlo hasta él.

-E-entonces usted no se encontraba pasando solo de casualidad por el lugar.

-Como dije, las preguntas para después.

Miré perturbado hacia la ventana del lado derecho, quería salir de ese auto, debía de salir de ese auto costara lo que costara, quizás y mi vida peligraba en ese momento. Quise abrir la puerta pero esta se encontraba con seguro eléctrico y maldije por primera vez la tecnología avanzada de los autos.

-“Maldición, me he metido en un gran lio, puede que por esto, la vida de Wolfram peligre más que la mía.”

 Sentí la sangre recorrer por mis venas de forma fría, casi como si por esos conductos lo que estuviera pasando fuera hielo en vez de sangre. Intenté llamar al celular de Wolfram pero nos habíamos adentrado en un lugar donde la conexión móvil era inexistente, maldije por lo bajo y empecé a idear planes para poder escapar.

-“Está bien, Yuuri, es solo uno y tú puedes con él, no te dejes amedrantar por un solo tipo que bien le puedes ganar, ahora debes buscar la forma de escapar, quizás y pueda golpearlo y luego cruzarme al asiento de en frente…no, es algo arriesgado, podemos chocarnos. Demonios ¿Qué hago?”

Salí de mis pensamientos cuando sentí como poco a poco iba aminorando la velocidad del auto hasta el punto de detenerse, sabía que era la oportunidad perfecta para escapar, me iba a abrir la puerta y podría salir corriendo, era mi plan perfecto, pero todo se fue al demonio cuando vi que dos autos más nos rodeaban y de ellos bajan cuatro personas, dos de cada auto, sentí mis piernas temblar y la valentía que había sentido anteriormente se había marchado. No podía correr, mis miedos se intensificaron y más cuando vi aquella pistola que cargaba en las manos ese hombre grande y fornido.

-Pistola.

Abrieron la puerta y me sacaron de los cabellos hasta fuera del auto, mientras sonreían divertidos por la acción que iban a tener. Miré con odio a todos los presentes. El cuarteto de hombres se dividía en dos grupos, los dos más grandes parecían ser los matones profesionales mientras que los otros dos de seguro eran los estrategas de la misión.

-Bueno, aquí está el señorito Shibuya.

-¿Ya lo podemos golpear y bajarle esos blancos dientes?

-No, no seas imprudente Pucho, debemos de llevarlo en buenas condiciones ante el jefe—Habló aquel hombre que una vez fue taxista—Y eso va para ti también Parco.

-Sí, claro.

-Lo importante en este momento es llevarlo sin lesiones hasta donde el jefe, debemos de ser discretos, de lo contrario el jefe se enfadará con nosotros—Dijo uno de los cerebritos del cuarteto.

-Lo mejor sería que nosotros lo llevemos en el auto, pues no cabe duda que si va con Pucho y Parco en su auto llegará lastimado de alguna forma.

-¡Oigan, suéltenme de una maldita vez!

-Cielos, ha sabido hablar, pensé que estabas mudo, niñito.

Miré como aquel fornido hombre movía al compás de sus palabras aquella pistola, sentí la sangre volverse a congelar en mis venas y pude sentir como se hizo presente la palidez de mi piel al tener la pistola tan cerca de mi rostro que incluso podía percibir el olor a fierro.

-¿Acaso no piensas seguir hablando?

-Será mejor apurarnos y llevarlo hasta donde está el jefe.

-Bueno pues, ustedes llévenlo en su auto, Parco y Pucho los seguirán de cerca.

-De acuerdo.

Los dos estrategas de la misión me tomaron de los brazos para luego subirme al auto, uno de ellos se subió a mi lado y el otro emprendió el viaje.

-Déjenme ir, se los juro que no sé nada de lo que sucede.

-Cállalo.

Enseguida vi como el hombre que estaba junto a mi tomó un pañuelo y empapó de un líquido para luego posarlo encima de mi nariz y empezar a desvanecerse todo mi alrededor.

-Dulces sueños, Yuuri Shibuya.

Caí en la inconsciencia y para cuando se desperté ya me encontraba en una silla, amarrado de pies y manos, con una mordaza en la boca y una venda en los ojos, no veía ni podía decir nada, solo sentía el asqueroso olor a fermento que no sabía de qué provenía.

Empecé a moverme para intentar soltarme, pero me era imposible, pronto sentí como alguien se posaba a mi lado y apretaba mi hombro de forma tranquila.

-Veo que has despertado, mi querido Shibuya Yuuri. Me da gusto que seas uno de los pocos secuestrados que me dan tanto lio. Has sabido ser sumiso a todo lo que ha sucedido, incluso en el auto.

-“Maldito, si me drogaron ¿Cómo quería que intente escapar?”

-He visto la hermosa amistad que tienes con Wolfram, tan hermosa que incluso te adentras en sus aposentos ¿No es verdad? ¿Qué clase de relación tienes con él?

La mordaza de mi boca fue quitada y un hilo de saliva recorrió la comisura de mis labios, sentí la boca seca y amarga que incluso si quisiera responder no podría por la simple razón de que estaba muerto de sed.

-¿No piensas responder?

-A-agua.

-Ah, quieres agua.

Y tan pronto como pedí agua me fue entregada, de forma brusca en todo mi rostro, remojé mi lengua con lo que caía por los lados de mis labios y sentí revivir de nuevo.

-¿Vas a responderme?

-¿Por qué debería de hacerlo? ¿Qué son ustedes para Wolfram que quieren saber de sus relaciones personales?

La risa fue leve y el golpe fue fuerte, el estómago me dolió al instante, incluso antes de ser golpeado ya sentía el dolor en el centro de mi abdomen. Sentí el sabor amargo de la bilis en mi garganta al toser con brusquedad.

-¿Qué te hace pensar que estás en la posición de refutar lo que digo?

-Me dan asco, lo único que hacen es que Wolfram sufra ¿Es que acaso no tiene corazón? Es un muchacho de diecisiete años y no puede vivir en paz por sus ridículas acciones.

Un nuevo golpe se hizo presente en mi estómago y el sabor en mi boca ahora era ferroso, sentí como caía al suelo de espaldas y de nueva cuenta era levantado, con los trozos de silla cayendo de mi ropa.

-Te crees muy valiente ¿Verdad?

-Y tu tan cobarde ¿Cómo es que quieres pelear si tienes a tu oponente amarrado de pies y manos? Cobarde.

Las sogas de las manos fueron quitadas con brusquedad y de un golpe me volvió a mandar al suelo. Me saqué la venda de los ojos y lo vi. Era alto, de cabello azul y ojos llenos de ira. Sonreí no por burla, sino por miedo de mi integridad y la de Wolfram, no sabía de lo que podían ser capaces esos desgraciados.  

-Pues mira, el que llama cobardes a otros y no mueve un dedo después de ser liberado.

-¿Miedo yo? ¡Ja! Ni imaginarlo puedo.

Acerté un golpe a uno de los que se encontraban cerca mío, mientras lo veía caer directamente al piso, otro se acercó y con una certera patada en el rostro, me había bloqueado otro problema.

-Veo que no eres malo, eso me gusta.

-¿No eras tú el que iba a pelear?

-Yo no necesito pelear contigo, pero si lo quieres así, adelante, solo te advierto una cosa, por cada golpe que reciba tuyo, será un golpe más a tu querido Wolfram.

-¿Qué demonios estas diciendo?

Este hombre no sería capaz ¿O sí?

-Así como lo oyes, tus golpes serán reflejados en el pequeño rubio. ¿No te parece divertido?

-¡Eso es trampa! No puede hacer eso.

-Claro que puedo ¿Por qué dices que no lo puedo hacer? Yo puedo todo lo que me propongo.

Reí de forma baja mientras levantaba un puño y miraba con odio reflejado en mis ojos al hombre de gran postura.

-No lo digo por simplemente hablar, lo digo porque te dejaré en condiciones que no puedas ni pestañear.

-¿Si? Vayas lo niños de ahora son más confiados que uno mismo. Pues atrévete a golpearme, ya te lo dije.

Me abalancé al hombre alto con mi puño en frente y le propiné un gran golpe en la mejilla, dejándola sonrojada, el hombre rio mientras me cargaba con las iras de seguirlo golpeando.

-¿Eso es todo? Niño, no deberías de hablar tanto si no piensas cumplir con ninguna de tus palabras—Miró a su lado y con ademán de su mano, aquel que se encontraba a su lado sacó su celular y marcó un número, no sin antes enseñarme el nombre de a quien pertenecía—Llamaré a Wolfram, parece que tiene un “Obsequio” de parte de su adorado. ¿Cómo crees que se verá el rostro de Wolfram con sangre? Uh, dañaría su linda presencia ¿No crees? Y mejor aún, quiero ver la sorpresa que se dibujará en su rostro cuando le dé el primer golpe y le diga que es de parte tuya.

Mordí con intensidad mi labio y apreté el puño contra mi muslo, tanta indignación aberraba mi paciencia. Di un suspiro de derrota y bajé mi rostro con ofuscación, debía admitir que esos hombres si podían ser capaces de hacerle daño a Wolfram y eso no querían, sobre todo si lo lastimaban por culpa mía.

El hombre sonrió complacido y acercándose con paso tranquilo, me propinó un zendo golpe en la mejilla, terminando tirado en el suelo.

-Eres un maldito desgraciado, solo te sabes defender bajo la debilidad de tu adversario.

-Di lo que quieras, mocoso, después de todo las palabras en mí no causan nada.

La risa socarrona se hizo presente y otro golpe apareció en frente de mi rostro, el cual se encontraba ya muy lastimado. Aquel tipo, al verme en el suelo, no desperdició minutos y lo pateó en mi estómago, ya podía sentir nuevamente el sabor ferroso en mi boca, era algo ya común para mí. Intenté levantarme, pero el nuevo golpe en mis piernas por otro hombre me hizo caer de nuevo al piso.

-Se me ocurrió una brillante idea ¿Qué cara crees que ponga Wolffy al momento de ver a su adorado en un estado denigrante?

-No te atreverías.

-Oh, me has subestimado, no sabes de lo que soy capaz.

-Eres un cobarde.

-¿Cobarde dices?—No me iba a dejar denigrar por nadie.

-Cielos, pensé que no te  molestaban las palabras que te decía.

-Y no lo hacen, porque sé que no soy cobarde.

-Claro que lo eres, me golpeas bajo amenaza ¿Eso no es acaso un acto de cobardía?

La patada que recibí en la boca me dejó callado y casi inconsciente, me levantaron de los cabellos y me colocaron en frente al hombre de porte dominante.

-Escúchame bien, a mí nadie me viene a insultar de esa forma, ni mucho menos a decir que soy un cobarde—Su puño fue clavado con fuerza de nuevo en mi estómago—Y quiero dejarte en claro que no lo soy. Pero por ti, no perderé mi tiempo.

Se dio la vuelta mientras indicaba a Pucho y Parco que terminaran con su trabajo.

-¡Ja! Sabía que eras un cobarde.

Y con toda la determinación del mundo, aquel hombre dominante del lugar se devolvió y pateó mis piernas. El dolor fue tanto que no pude contener un grito de dolor mientras lo veía retirarse, dejando a sus trabajadores cumplir con su pedido.

Yo, o al menos lo que quedaba de mí, fui llevado a una habitación, en donde casi inconsciente, me dejaron hasta el momento en que el jefe llegara. Con la vista borrosa y algo de mareo, me incorporé del suelo y pude sentarme arrimado a la pared, sonreí socarronamente, me habían dejado mal trecho en unos minutos y todo por aquella amenaza.

-Maldición, no quiero que lastimen a Wolfram por mi culpa y ellos lo saben, lo han tomado como una ventaja, estoy muerto—La risa ahogada que se escapó de mi garganta se escuchó por las frías paredes de aquella desolada habitación.

La puerta fue abierta y el brillo de la luz del pasillo se coló por unos minutos al cuarto obscuro para luego desaparecer, una silueta había entrado en el mismo lugar donde me encontraba. Parecía llevar una bandeja en sus manos y al momento de encender la luz pude corroborarlo.

-Toma, al menos debes comer un poco.

-¿C-crees que puedo comer con el estómago hecho pedazos?

-No me lo digas a mí, díselo al jefe que me ha mandado.

-Na, tonterías de ese hombre cobarde.

-Vaya, no aprendes a dejar de llamarlo así, Shibuya.

-Es un cobarde, y los cobardes merecen que los llamen como se debe, cobardes.

El suspiro proveniente de mi compañero hizo que me diera risa, este tipo parecía un poco más razonable que los demás.

-Has llegado en mal momento, debiste de no meterte con Wolfram.

-Wolfram es mi amigo, no lo voy a dejar sufrir solo.

-¿Desde cuándo son amigos?

-¿Días?

-Por todos los cielos, Shibuya ¿Das tu salud por un tipo que has conocido hace unos días?

-Créeme cuando te digo que ese muchacho necesita de esto y mucho más.

-Lo sé, el pobre de Wolfram ha sufrido mucho, siempre ha sido así.

-¿Conoces a Wolfram de más antes?

-Lo he investigado—Miró con una sonrisa aquel chico—Mi nombre es Murata Ken.

-Murata, mucho gusto.

-Pareces una persona de confianza ¿Es así?

-No lo sé, sonaría egocéntrico si lo digo yo.

-Pues parece que si eres de confianza. Entonces podré contarte un secreto ¿Verdad?

-Claro, no le diré a nadie.

-No, se lo vas a decir a Wolfram, el merece saber que tiene apoyo desde adentro del problema.

-¿A qué te refieres?—Miré por unos momentos al pelinegro de lentes y me di cuenta— ¿Ayudarás a Wolfram en esto?

-Trabajo para la policía, creo que no lo sabes, pero el padre de Wolfram, antes de fallecer, conoció a mi padre, que es policía, y fueron grandes amigos, yo le tenía mucho respeto al ser una persona de grandes alcances, todo lo que se proponía lo conseguía, es por es que cuando murió, le prometí en la tumba que iba a descubrir quién lo mató, porque no, el padre de Wolfram no murió así no más, alguien lo mató, y yo lo voy a averiguar. Unos pequeños rastros me guían a ellos, ellos deben saber quién asesinó a von Bielefeld, así que aquí me encuentro. 

-¿Entonces ayudarás a Wolfram?

-Claro, ahora me estoy convirtiendo en la mano derecha del jefe, aunque es un poco complicado porque Adalberto se ha metido de nariz en su vista.

-¿Adalberto?

­-Adalberto fue el mejor amigo de Wolfram cuando eran pequeños hasta hace poco, él lo metió sin permiso en esto y desde que me enteré he intentado ser la mano derecha del jefe para poder vigilar que borre verdaderamente las fotos. Hasta el momento lo que he visto es que si lo hace. Pero todo se puede esperar de ese desgraciado.

-Entonces, Adalberto fue el causante de todo esto.

-Puede ser, pero bueno, la cuestión es que Wolfram no se encuentra solo en todo esto, puedes decirle que tiene mi apoyo desde aquí y que velaré porque no le pase nada ni a su madre, ni su Nana, ni mucho menos a ti, que eres su primer verdadero amigo.

-¿Y no lo fuiste tú?

-Yo no lo hago por amistad como lo haces tú, yo lo hago por el respeto que le tengo a su padre—Se levantó y salió de la habitación.

Luego de eso, unos hombres entraron, me vendaron los ojos y me volvieron a drogar, para luego aparecer descansando en mi habitación, con un Wolfram totalmente preocupado.

…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…R…

-Y eso pasó.

Wolfram tenía el rostro sorprendido, no sabía ni que decir ante tal declaración del moreno, había arriesgado su vida para que no le sucediera nada, no le importó ser golpeado con tal de salvarlo, el corazón fue apresado por sentimientos de culpa y felicidad que se iban materializando en lágrimas que empezaban a invadir sus ojos.

-Y-Yuuri…eso…eso es…

-¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?

-Eres un tonto ¿Por qué arriesgaste tu vida por mí? ciertamente, no tengo tanto tiempo de que te conozco ¿Por qué hiciste eso? Además terminaste con tu novia por mi culpa.

-Pues porque eres mi amigo—Sonrió—Prometí ser tu amigo, y así lo hago, soy tu amigo de verdad. Megumi no estaba en problemas, solo era un capricho suyo en ese momento. Además, gracias a lo que hice ahora sabemos que tenemos un aliado interno, eso nos hace estar un paso delante de Adalberto y el “Jefe”

-No debiste hacer eso, Yuuri ¿Qué tal si te pasaba algo más grave? Aunque tres días dormido es mucho ¡Imagínate si no hubieras despertado!

-Wolf ¿Así me lo agradeces?

-¿Cómo quieres que te agradezca?—sus ojos se humedecieron, sintió el peso de la culpa en su pecho por un momento—Si algo te hubiera pasado y luego me enteraba de esto, juro que no lo hubiera soportado y hubiera cometido cualquier imprudencia, por favor, no vuelvas a hacer esto por mí, no lo merezco.

Yuuri miró a Wolfram y como pudo se movió de la cama para tomarlo de ambas mejillas y obligarlo a que lo vea de frente.

-Wolf, escucha, eres mi amigo, y como amigos debo protegerte. No me molestó que me golpearan un poco por ti, de verdad.

-Pero.

-Sin peros, Wolf, sabes que lo haría las veces que sean necesarias.

-No seas tonto ¿Qué haría si mi mejor amigo muere? No soportaría el peso de la culpa.

-¿M-mejor amigo?

-Claro, cualquiera que haga eso por mí se merece ese título, aunque tú no eres cualquiera, quizás y seas mi súper mejor amigo.

-Qué cosas dices—Yuuri rio mientras pellizcaba una mejilla del rubio.

-Agradezco a Murata-san que me ayude con esto, recuerdo a su padre, pero no lo recuerdo bien a él, después de todo solo lo vi un par de veces—Bajó la cabeza un poco triste—Lo que me temía se está haciendo realidad, estoy metiendo gente de buen corazón en este problema que solo me concierne a mí.

Yuuri pellizcó más fuerte la mejilla de Wolfram hasta hacerlo quejarse, no le gustó mucho lo que había dicho.

-¿Es que no escuchaste? Murata lo hace por tu padre, algo deben saber esos tipos, no por nada Murata se ha metido con ellos, además de que es un policía profesional y sabe cómo llevar estos casos, lo hacen para ayudarte. Yo lo hago porque quiero ver una sonrisa de verdad en tu rostro.

-Yuuri.

-Y no vuelvas a poner esa cara.

-Yuuri. Gracias.

Wolfram sonrió tiernamente al moreno y este le besó la frente de forma fraternal, adoraba a ese chico por lo dulce que podía ser, no conciliaba el hecho de verlo ultrajado por unos matones, debía de protegerlo, era su misión, una misión que sentía debía de cumplir como hermano mayor del rubio.

Wolfram miró a Yuuri, de verdad había conseguido un buen amigo, su rostro estaba tan cerca suyo y un pensamiento pasó por su cabeza.

-“Quizá un beso en la mejilla le demuestre mi gratitud por todo lo que ha hecho por mi”

Y dispuesto a hacerlo, se elevó un poco, para alcanzar la mejilla del moreno. Yuuri sintió el movimiento en la cama y regresó la vista a Wolfram. Sus ojos de sorpresa no se hicieron esperar y pronto sucedió lo que ninguno de los dos esperaba.

Los labios del rubio chocaron inocentemente en los del universitario, quien mantenía su gesto de sorpresa. El contacto duró poco, puesto que ambos se separaron asustados y totalmente avergonzados.

-Y-yo….yo solo…yo solo quería agradecerte con un b-beso en la mejilla.

-Eh…

-¡Pervertido debilucho! Tenías que voltear el rostro a propósito.

-¡Eh! No lo hice a propósito, fue sin intención.

El sonrojo no quería irse de las mejillas de ambos, pero luego de unos minutos en silencio, los dos se largaron a reír, tirándose en la cama como dos pequeños, sin importar si hacían mucho ruido o despertaban a las mujeres de casa.

-Ya…ya basta—Yuuri negaba con su mano, no quería reírse mucho porque le dolía el cuerpo completo—Para, para.

-Eres un debilucho.

-Oye, no lo soy—Miró sonriente al rubio—Me alegra que esto no dañe nuestra amistad.

-¿A qué te refieres?

-Que no se nos haga incómodo este tipo de momentos, que lo tomemos como un accidente y nos riamos luego de él.

-Eh, si, es verdad.

-Prométemelo.

-¿Qué cosa?

-Que nunca dejaremos que esta clase de cosas afecten nuestra amistad.

-Lo prometo, tú también debes prometerlo.

-También lo prometo, después de todo, somos súper mejores amigos.

Ambos rieron tras la broma de Yuuri, querían aminorar la tensión, que aunque no parecía, se había formado.

-Así que terminaste con Megumi-san.

Yuuri miró a Wolfram y asintió, después de todo, esperaba poder solucionar las cosas con su querida chica y volver a lo de antes, incluso podría presentarle a Wolfram y se vuelvan bien amigos.

-Sí, espero que se pueda solucionar algo.

-Yo también, te veías feliz cuando estabas con ella.

-Era feliz, pero bueno, también soy feliz con tu compañía—Wolfram se sonrojó y Yuuri notó que había sonado algo comprometedor—También con mi Abuela y Chery-sama.

-Sí, claro—Wolfram miró algo pícaro al moreno, sabía que aunque lo mirara así, el universitario no le iba a decir nada, puesto que habían quedado en que nada los molestaría, y una broma así de sencilla no lastimaba a nadie.

-“Yuuri, espero poder contar con tu amistad incondicionalmente, pero también espero no lastimarte con todos los secretos que tengo ocultados en mi ser”

.

.

.

.

Continuará.

Notas finales:

Bueno, hasta aquí, espero poder seguir subiendo y que sigan leyendo, no se olviden de comentar y decir que tal va la historia, si no les parece interesante diganlo para poder corregir por favor. Gracias por leer. Nos vemos luego.


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