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Secretos por estheyaoista

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Notas del capitulo:

Hola (Se esconde detrás de una barrera de almohadas)

Lo siento!!!! es que me salieron unos contratiempos y no pude actualizar la semana pasada, incluso pensé en que no iba a actualizar esta semana pero si pude :D

Espero no haberlos defraudado y en recompenza les traigo un regalito (Es acerca de Megumi) Para todas las personas que la odien....

Y aquí comenzamos!!!!!

22.- Respiro de paz: De nuevo a clases parte 3. (Final)

Yuuri levantó la taza de café que entre sus manos descansaba, dio un suspiro tan profundo que incluso pudo sentir como tocaba su corazón, el vapor de la taza le nublaba la vista y calentaba sus manos congeladas por la inconsciente acción de salir desabrigado.

No le había interesado el lugar al que había entrado, simplemente sintió el deseo de algo que le calentara el estómago y tranquilizara sus nervios, y cuando vio cerca del hospital una cafetería no lo pensó dos veces e ingresó.

El lugar estaba amueblado de la forma más antigua que podría existir, pero la elegancia perduraba sobre todo, el ambiente era algo cincuentero, cuando las elegantes mujeres caminaban con sus pomposos vestidos por las calles agarradas siempre de un compañero de mesa. Había diez mesas alrededor de la barra, todas ellas de un color café oscuro junto a un mantel a cuadros de color concho de vino y negro, los cuadros que colgaban en las paredes eran de grandes pianistas como Beethoven y Chopin, unos cuantos discos de oro también daban al ambiente la elegancia que exigía tanta antigüedad y el sonido de fondo de una reconocida melodía de Beethoven era el punto culmine para decir que se había transportado a la edad media. La nieve caía sin parar en las calles que por el cristal se apreciaba y el tránsito de vehículos era leve. Una mesera se acercó con una sonrisa a su mesa y con libreta en mano se dispuso a preguntar si deseaba algo más aparte del café.

-No, muchas gracias, no me gustan los dulces.

-De acuerdo.

La chica se alejó mirándolo con cierta cautela, Yuuri ya tenía más de una hora sentado en el mismo puesto y hace apenas unos minutos se había dignado a pedir algo, aunque su estómago le rogaba por tomar un café, su mente divagaba tanto que ni siquiera le prestaba atención.

La chica de cabellos cortos y castaños regresó la mirada hacia la mesa que ocupaba el extraño visitante y sin prevenir la presencia de otra persona terminó por chocar de frente al voltear y seguir su camino.

-Lo siento mucho.

-Sara ¿Qué sucede? Estás más distraída que nunca.

La chica se sonrojó y miró hacia el piso susurrando una disculpa y apretando la libreta sobre su pecho.

-Alberto, L-lo siento, de verdad…es que…

-¿Es por ese chico de allá? ¿Acaso lo conoces?

-No—Miró al hombre frente suyo, era un canoso señor de al menos cincuenta años, con grandes lentes y bigote frondoso, su piel era canela y mantenía siempre una dulce sonrisa en sus labios—Pero ha estado ahí hace más de una hora.

-¿Lo notas sospechoso?

-Nada de eso…es que ha suspirado tantas veces que siento que está tan deprimido que incluso sería capaz de algo indebido.

El hombre fortaleció su sonrisa y posó una mano en el hombro de la chica, ella lo miró algo confundida y siguió sus pasos que se dirigían dentro de la cocina. Lo vio tomar un platillo y colocar una porción de pastel de café y mora azul, receta recientemente empleada por la cafetería.

-Toma, llévale a ese chico y pregúntale que sucede.

-P-pero…pensará que soy atrevida.

-Solo es preocupación, claro que si no quiere decirte nada no lo obligarás.

La chica parecía dudarlo, después de todo no podía salir y hacer eso tan fácilmente. Sara era  extranjera al igual que Alberto, su jefe. Hace cinco años habían llegado a Japón para terminar de estudiar la carrera de gastronomía que tanto le gustaba y al terminar de hacerlo, colocaron una cafetería con la cual se habían hecho famosos al traer comidas de diferentes lugares.

Sara miró el pastel y dando una inhalada de determinación, tomó el platillo y salió del lugar.

Yuuri la miró con confusión al tener frente suyo una rebanada de alguna clase de torta que no había probado, pues al ser de escaso placer a los dulces eran pocos los sabores que había probado.

-Cortesía de la casa.

-Lo siento pero…

-Es pastel de café, no es tan dulce como los otros.

-Muchas gracias.

-¿Es nuevo en la zona?

-De hecho, estoy de visita—Tomó el tenedor que estaba junto al pastel y partió una parte de la oscura masa para luego llevarla a su boca—Es deliciosa.

-Qué bueno que le haya gustado.

Yuuri asentó el tenedor y miró atentamente el pastel en frente suyo, sus ojos por un minuto perdieron vida, tantas cosas en su cabeza le empezaban a molestar y quitaba toda la vitalidad que poseía.

Sara notó esto y sentándose frente al perdido Yuuri, tomó su mano derecha rodeándola con las suyas para que le tomara atención.

-Perdone que sea un poco entrometida, pero veo que algo lo aqueja ¿Será que puedo ayudarle en algo?

Yuuri sonrió y miró hacia la ventana, la imagen de Wolfram llorando por su rechazo vino a su mente, quizás había sido demasiado brusco al dejarlo sin darle respuesta, y lo peor de todo el asunto fueron los besos. Esos endemoniados besos que por alguna razón su cuerpo ni su mente quisieron alejar o detener.

-Pensará que estoy loco.

-No lo haré, me gustaría ayudarlo si necesita algo.

Yuuri miró los ojos de la chica, tenían un brillo de inocencia, y con el corazón en la mano empezó a desahogarse. Le contó lo que sucedía y Sara siempre se mantuvo callada y expectante, para ella eso no era raro puesto que viniendo de otro lugar en el que las relaciones homo eran normales no le parecía extraño.

-Escuche—Dijo Sara luego de terminar de escuchar el relato de Yuuri—Yo creo que usted debe de ver si en verdad ama a su novia, tanta confusión en su mente debe significar algo ¿No cree?

-Pero puede ser solo por haber experimentado algo diferente.

-O puede que no…Dígame algo ¿Usted sintió algo especial al momento de besarlo?

-P-pues…no sabría decirlo.

-¿Y lo mantiene vivo? Digo, al sentimiento del beso.

-Pues, sí.

-Entonces ahora lo que queda es…besar a su novia y comprobar si el beso de ella le transmite lo mismo que le transmitió el beso de su amigo.

-¿Eso es lo que tengo que hacer?

-Sí.

Yuuri lo pensó y viendo que podría funcionar, sonrió y salió de la cafetería agradeciendo a Sara.

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Wolfram abrió y cerró los ojos varias veces, el intento del sol por brindar un poco de luz en medio de la espesura de la nieve le parecía ridículo ¿Por qué esforzarse en algo que era casi imposible de realizar?

Con fastidio quitó la vista de la ventana y se limitó a observar la puerta cerrada, esperando con poca fe que por esa puerta apareciera la persona que le había hecho perder toda esperanza de un sentimiento verdadero. Habían pasado dos días desde que sucedió tremendo bochorno del que nunca se olvidaría. Su estado era mejor y la estadía en el hospital llegaba a su fin en esa misma tarde, las clases ya empezadas lo esperaban y millares de cosas se recargaban en sus hombros.

Se levantó con cierto desdén ante la vida y tomó un vaso cerca de la repisa que tenía junto al televisor, lo bebió con tranquilidad, saboreando cada gota que conformaba el vaso, mirando cómo iba bajando el líquido conforme bebía del cristal. Cuando hubo terminado, asentó con un ruido sordo el objeto y regresó a la cama.

Se quedó sentado por unos minutos en el borde de la misma, observando incansablemente el suelo tan limpio y blanco como nada, todo el recuerdo de sus vacaciones voló por su mente. Ahora mantenía una relación “estable” con Shion y aunque llevaban apenas unos días y en aquellos días ni se habían visto, tan solo por llamada ya no se soportaban. El uno recriminaba cosas y el otro las respondía de mala gana ¿Qué clase de relación llevaban si iban en ese sentido? No lo entendía, si el peli rojo le había insistido en que lo amaba ¿Por qué actuaba de esa forma entonces? No comprendía ni quería comprender nada, si su relación se terminaba iba a ser lo mejor.

El sonido de la puerta al abrirse lo hizo volver a la realidad, miró de quien se trataba y desvió la mirada ante la de su madre, aquella mujer también le hacía recordar momentos de dolor y por alguna razón en ese tiempo había preferido estar solo y superar los problemas por su cuenta.

Se había encerrado en un mundo privado, donde la llave había sido arrojaba hasta el fondo del mar, enterrado en la playa o escondida en una de las tantas estrellas. Su mundo se había inmiscuido en intentar olvidar todos esos conflictos y en lo único que podía pensar era en que si su apoyo no se hubiera marchado dejándolo herido de seguro todo hubiera sido mejor.

-Hijo, te traje ropa, pronto tendremos que irnos.

No respondió, simplemente se limitó a observar la ropa que tenía su madre entre sus manos.

Cecile intentó acercarse, depositar la ropa en el borde de la cama en donde estaba sentado su hijo pero un movimiento brusco de su parte le impidió que lo hiciera.

Y ahí estaba él, con sus brazos protegiendo su cuerpo, con su rostro asustado cubierto por sus manos y con las piernas recogidas, en el fondo de la habitación, mirándola como tremenda extraña ante su presencia.

Cecile solo pudo sonreír con cierta tristeza para luego alejarse de la cama, dejar la ropa en una silla y retirarse de la sala cerrando la puerta tras de sí. Al salir se topó con Meiko quien la abrazó enseguida al verla derrumbarse.

-No puedo seguir con esto…ya no puedo.

-Tranquila hija, verás que pronto todo se solucionará.

-Es que es imposible, todo lo ha perdido…y no comprendo cómo pasó de estar bien a un comportamiento salvaje como ese, a veces creo que no nos consigue reconocer.

Meiko solo acarició el cabello de la rubia, tenía ciertas hipótesis ante el cambio de personalidad de Wolfram.

Si bien sabía de los sentimientos de su querido niño ante su nieto por ciertas circunstancias que le habían hecho notarlo, también se pudo dar cuenta de la atmósfera que existió cuando Yuuri se dispuso a regresar a Tokio, ninguno de los dos se miró y simplemente no se despidieron como ella lo esperaba, algo había pasado entre ellos dos.

Y pues, al ser Yuuri quien estuvo todo el tiempo en los problemas de Wolfram, este al no tenerlo cerca como apoyo empezó a crear una barrera protectora pensando que todos le intentarían hacer daño. Un pequeño reflejo de su subconsciente para protegerse de más daños psicológicos.

Los doctores habían recomendado a Cecile que le lleven a un especialista luego de su mejoramiento para que pueda superar el trauma.

Cecile no soportaba ver de esa forma a su hijo, y que al momento de despertar de los momentos en los que sin intención se quedaba dormido gritase con desesperación ella no pudiera hacer nada le parecía indignante.

-Cecile, recuerda que el doctor dijo que no era nada grave que con unas cuantas terapias no se curaría, además, él nos reconoce, solo es el shock por todo lo vivido.

-Lo sé pero…

La puerta se fue abriendo y Wolfram hizo aparición en la sala con sus vestimentas comunes, una camisa celeste y unos pantalones negros, sus cabellos alborotados y enrulados por partes le daban cierto toque rebelde.

Miró a su madre y luego a Meiko, no dijo nada y solo avanzó unos pasos para luego susurrar un “nos vamos”

Cecile ingresó en la sala, tomó las cosas de Wolfram y salió seguida de Meiko, cada una al lado de Wolfram intentando darle un poco de confianza.

Tomaron un taxi y se dirigieron a casa, con aquel portón negro que caracterizaba en toda la zona. Wolfram se estremeció al verla, tocó el portón con la mano descubierta y unas cuantas lágrimas se derramaron por sus ojos. Su madre lo tomó del brazo y le indicó que se acercara a la entrada.

Con un brusco movimiento, el brazo de Wolfram fue alejado del agarre de su madre y como si con la mirada quisiera expresar todo el odio del contacto humano le susurró:

-No me vuelvas a tocar.

Ingresó en la casa mientras Cecile y Meiko miraba con preocupación a su niño, si seguía de esa forma incluso no podría ir a clases.

Por otro lado, Wolfram miró toda la casa, al entrar un sentimiento de desesperación invadió su corazón, el vacío que se sentía le asfixiaba, colocó una mano en su cabello y lo revolvió con brusquedad. Podía sentir el aroma de aquella persona, podía verlo en cada momento que pasaron en ese lugar y eso le fastidiaba.

Caminó unos pasos y se topó con aquel infernal aparato sobre la mesa del recibidor. Su celular descansaba tranquilamente sobre sus documentos. Le punzó la cabeza, un hincón en el pecho y con un fuerte golpe derribó el celular hasta el suelo haciéndolo pedazos.

Al momento se unieron Meiko y Cecile quienes miraron el momento con preocupación y desesperación. Wolfram estaba arrodillado en la entrada, aferrando sus brazos a un agarre a sí mismo mientras daba pequeños gemidos que imploraban no más.

-Meiko, ayúdame a levantarlo.

Meiko se acercó y tomándolo entre ellas dos, lo recostaron en el sofá, le dieron unos somníferos que el doctor les había recetado para sus desvelos y el rubio pudo descansar.

-Cecile, el médico dijo que se curaría en unos días pero ¿Cuánto tiempo crees que tarde?

-No lo sé—Dijo con los ojos llenos de lágrimas—Lo que aun no entiendo es que pasó de lo normal a esto, es decir, cuando despertó y los días que pasaron él estuvo tranquilo, incluso conversaba, pero luego, cuando Yuuri se marchó, el empezó a actuar de esta forma.

-Cecile.

-¿Será que Yuuri ayudaba en su recuperación?

 -Cecile, puede que tengas razón, pero no podemos exigir a Yuuri que venga, después de todo pronto empezará clases y no puede tomarse atribuciones con respecto a eso.

-Lo sé, eso lo sé pero…si tan solo pudiera venir…eso sería bueno.  

-Será mejor no hacer nada. Por ahora debemos preocuparnos en que Wolfram debe ir a clases mañana y no sabemos cómo lo reciban sus compañeros si va con un carácter mucho peor que antes.

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Megumi, quien mantenía enterrado su rostro en una almohada, daba pequeños gritos recostada en su cama, una chica de cabellos negros y ojos morados la miraba mientras acariciaba el brazo de la castaña en un intento de tranquilizarla.

-Yuuki ¿Qué puedo hacer? Me siento desesperada.

-¿No me has dicho que todo va de maravilla entre ustedes dos? Que desde que llegó él se ha portado cariñoso, te besa constantemente y te dice que te ama.

-Si pero, estoy preocupada por otro asunto.

-¿Qué sucede entonces?

Megumi se levantó, sus ojos estaban hinchados al igual que todo su sonrojado rostro, se dirigió al velador cerca de su cama y de un cajón con llave sacó un objeto de plástico con forma alargada que enseguida su amiga supo reconocer.

-Megumi no me digas que tu…

-Sí—Susurró entregándole el objeto y acostándose de nuevo en la cama—Estoy embarazada.

Yuuki miró sorprendida a su amiga, por la forma que lo había dicho no era mucha la felicidad, al parecer los resultados de haberse acostado con Shion en una noche completa habían dado frutos.

-P-pero…estas cosas suelen fallar ¿No te has hecho otro?

-Cinco veces salió positivo…y he tenido unas cuantas nauseas en estos días.

-Amiga.

-Ya pronto será una semana desde que lo hice con Shion, es normal que empiecen a florecer los achaques.

-¿Y qué piensas hacer?

Después de la pregunta un silencio molestoso invadió la habitación, Megumi alzó la cabeza mirando a su amiga mientras jugaba con una hebra de su largo y negro cabello, el brillo de sus ojos había desaparecido, y es que tener en mente que por culpa de una pasada de copas iba a perder al amor de su vida le fastidiaba la vista completamente.

Lo había pensado mucho, incluso lo había decidido con su tía ya que su madre no sabía nada del asunto, y decidieron que era mejor hacer eso que perder toda una oportunidad de vivir en compañía de Yuuri.

-Lo abortaré.

Yuuki miró con gran asombro la decisión de su amiga, no creía que iba a tomar ese camino pero quizás iba a ser el indicado. Colocó su mano sobre el hombro de su amiga y asintió indicándole que estaba haciendo lo correcto.

-No te preocupes amiga, yo te ayudaré. ¿Pero se lo vas a decir a Shion?

-Desde aquello no he tenido tanto contacto con él, pero me enteré que llegaría ayer a pasar el tiempo con su padre que se encuentra enfermo. Le llamé y le dije que quería hablar con él y lo cité en un parque cerca de aquí…ahí se lo diré.

-¿Y si te dice que lo quiere tener?

-Pues que se joda, yo no me pienso meter con él y dejar al amor de mi vida…es un tonto si piensa que eso haré.

-¿Y cuándo te vas a encontrar con él?

-Hoy a las ocho de la noche, solo espero que no se ponga en desacuerdo con la idea.

La puerta fue golpeada y Megumi se espantó intentando ocultar la prueba de embarazo, tras un breve “Adelante” Yuuri se hizo presente con una sonrisa en sus labios y una rosa en su mano derecha.

-Amor, que sorpresa.

-Hola Megumi ¿Interrumpo algo?

-Para nada, yo ya me iba—Dijo con una sonrisa Yuuki mientras se levantaba y salía de la habitación—Nos vemos, Yuuri—Haló un borde de la camiseta negra de Yuuri y este confundido la vio marcharse.

-¿Qué sucede amor? ¿Cómo así por aquí? ¿Estudiaste?

-Sí, mañana tengo el inicio de los exámenes y debo empezar pronto.

Yuuri le extendió la rosa blanca mientras le daba un beso en los labios a su novia quien sonrió tan amorosamente.

-Muchas gracias mi cielo.

-¿Y qué vas a hacer hoy noche?

-Pues—Miró asustada a ambos lados sin saber que decir ya que en la noche tenía el encuentro con Shion—Yuuki vino a pedirme de favor que la acompañe a comprar unas cosas que necesita para un proyecto en la Universidad así que, no sé a qué hora vendré.

-Pero eso no demorará hasta las ocho ¿verdad?

-Y luego voy a su casa para ayudarle, hay amor, conoces como es Yuuki.

-Entiendo, pues que pena, yo quería ir a un restaurante y luego a una hermosa cita en la noria, quizás darnos unos cuantos besos y comprobar si es cierto que los besos saben mejor en las alturas.

-Mi amor, me vas a hacer arrepentir…pero no puedo, que sea otro día.

-De acuerdo, cuando termine exámenes.

-Muy bien.

-Por el momento te dejo entonces, creo que tienes que arreglarte ¿O me equivoco?

-Es verdad, tengo que ponerme un poco linda.

-Pero si ya eres linda.

-Amor.

Megumi besó a Yuuri para luego despedirlo, se acostó en la cama y el pecho se le llenó de culpabilidad, no quería seguir así y debía de deshacerse del pequeño en su vientre.

-Tú no me arruinarás mi futuro con Yuuri, bastardo.

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Yuuri se despidió de la madre de Megumi y salió encontrándose con Yuuki, quien con paso presuroso lo alejó de la casa. Yuuri la miró confundido, sus ojos morados lo miraron con preocupación y tristeza.

-¿Yuuki? ¿Sucede algo?

-Yuuri, es que…no sé si estoy haciendo bien al decirte esto.

-¿Qué sucede? ¿No deberías estarte arreglando para salir a comprar con Megumi?

-¿Comprar? ¿Ella te dijo eso?

-Sí, me dijo que se verían para comprar y luego ir a hacer un trabajo en tu casa.

Yuuki negó con la cabeza mientras el gesto de preocupación se incrementaba en su rostro, tomó de la mano a Yuuri y lo acercó un poco para poderlo sostener cuando le diga lo que tenía que decirle.

-Yuuri, espero que me creas y que Megumi me perdone por lo que te voy a decir.

-¿Qué sucede? Me estás asustando.

Yuuki tomó aire, miró al cielo y pidió disculpas, la nieve casi derretida por el sol había formado charcos en los cuales unas cuantas aves tomaban agua. Apretó la mano de Yuuri y soltó.

-Megumi está embarazada.

Yuuri no pudo contenerse y se tuvo que sostener de la pared detrás de él, la sorpresa estaba presente y el rostro de Yuuki le decía que no bromeaba.

-E-eso…eso es—Una sonrisa se iba formando, pero al ver la tristeza en el rostro de su amiga hizo que no se apresurara a los sentimientos—Eso no es todo ¿Verdad?

-No—Yuuki suspiró y lo miró—Piensa abortar.

-¡¿Qué?! P-pero ¿Por qué? ¿Acaso piensa que no lo quiero?

-No es eso Yuuri—Yuuki sintió que la voz se le quebraba y que no podría decir esa noticia tan dolorosa para Yuuri, miró sus ojos directamente intentando tomar fuerzas de donde no tenía—Ese pequeño…no es hijo tuyo.

Yuuri se quedó de piedra y un simple “¿Cómo?” salió de su boca, Yuuki no podía contener las ganas de salir corriendo y llorar, no sabía cómo se sentía Yuuri al ser traicionado por la mujer a la que amaba. Un nuevo susurro entre un gesto oscurecido se presentó en el ambiente.

-¿Con quién?

-Hoy se encontrarán en el parque cerca de aquí a las ocho, lamento decirlo de esta forma pero…creo que lo que va a hacer no es correcto.

-¿Sabes con quien se va a encontrar?

-Eso…no lo sé… Yuuri te cuento esto porque yo adoro a Megumi y que le haga eso a esa criatura es un pecado, por favor, hazla entrar en razón, aunque ese pequeño no es tuyo…

Yuuri esbozó una sonrisa y se alejó unos cuantos pasos de Yuuki.

-Eres una buena amiga, Yuuki, muchas gracias por la información.

El universitario se alejó caminando tras la mirada de Yuuki, quien aún no sabía si había hecho bien o mal al contarle.

-Lo siento, Megumi.

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Eran las ocho de la noche, dos personas se encontraron en el lugar indicado y una tercera observaba desde un costado, ambos se acercaron a una banqueta donde el escondido muchacho se mantenía quieto, cubriendo sus cabellos con una casaca negra y mirando a otro lado, casi parecía no existir.

-Shion, pensé que no vendrías—La voz de su novia diciendo ese nombre, un nombre traicionero lo hizo exaltar ¿Era Shion con quien lo había traicionado? En un momento la imagen de Wolfram se vino a su mente.

-¿Qué sucede? Me dijiste que era importante.

-Pues—No podía ver sus acciones pero escucharla podía perfectamente y eso era lo que importaba—Shion…yo…estoy embarazada de ti.

-¡¿Qué!?

-No grites.

-¿P-pero cómo?

-No lo sé dímelo tú

Hubo un silencio entre todos, Yuuri mantenía los deseos de gritar y mandar al carajo todo, pero debía escuchar.

-¿Qué piensas hacer?

-Abortar ¿No es obvio?

-¿Por qué? Esa criatura no tiene la culpa de nada.

-Lo sé pero… no quiero terminar con Yuuri por este bastardo, solo es un obstáculo para mí.

-No puedes hacer eso.

-¡Y que quieres! ¿Qué me crezca la panza y que le diga a Yuuri que es suyo? Nunca lo podría hacer.

Yuuri apretó sus manos encima de las rodillas y se levantó del lugar quitándose el gorro de la casaca para colocarse en frente de Megumi.

-¡Yuuri!

-No es necesario hacerlo, Megumi. Puedes tener a tu hijo y cuantos más hijos quieras—Miró con odio y fastidio a las dos personas que lo habían traicionado y traicionado a Wolfram—Porque para mí tu desde este momento estás muerta.

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En su cabeza solo estaba el regresar pronto a casa como todos los días, dejar que lo recogieran y meterse a su cama para no salir hasta la mañana siguiente. En su cabeza solo estaba el sentimiento de soledad, y hacerlo regresar a ese lugar infestado de falsas sonrisas le provocaba fastidio.

La hora del descanso casi terminaba, como siempre almorzaba solo en la azotea, era un momento perfecto para pensar en todo lo que había sucedido hace una semana, con su madre, con aquellos tipos y sobre todo, con Yuuri.

Dejó de lado la comida que anteriormente descansaba en su regazo y se levantó, caminó hasta la barra protectora de la azotea y dejó que el viento despeinara sus cabellos, sentía soledad en su pecho, y parecía que tenía manos en todo su cuerpo, le ardía cada parte de su piel con tan solo recordar lo que había sucedido en ese entonces.

Negó con la cabeza intentando disipar ese sentimiento pero era inútil, nuevas lágrimas recorrían su rostro y la desesperación desbordaba su pecho. Muchos de sus compañeros habían escuchado del accidente y las burlas junto a las miradas de reproche por seguir existiendo le cayeron como había esperado, desde un principio no le importó. Pero cierto comentario que había escuchado al ingresar al salón fue el detonante para que explotara su desbordado corazón y de un grito saliera de la sala sin decir ni mirar a nadie.

“-Te tengo una pregunta ¿Si nadie te quiere, porque no te matas?”

Duras y frías palabras de un compañero de su clase, había pensado eso muchas veces, pero al escuchar las dulces palabras de su madre se apaciguaba la desesperación. No es como si no lo hubiera intentando teniendo en mente el rechazo de Yuuri, tanto dolor que le había causado.

Miró el cielo, tan despejado de nubes negras y con un color increíblemente bello, lo único que pudo pensar fue que ese día parecía ser perfecto para morir. Recordó cuando había pensado lo mismo, las palabras de Yuuri susurradas por el viento “Dolería” pero eso ya no importaba, su corazón y cuerpo estaban corrompidos por el dolor y el rechazo al ser “diferente a los demás”. Apretó el agarre y subió el pequeño borde que lo dividía con su cometido, miró hacia abajo, el lugar era poco transitado así que no importaría. Dio un suspiro y de sus labios salieron las letras que conformaban el nombre más difícil de pronunciar “Yuuri”, cerró los ojos y dejó caer su cuerpo hacia el vacío sin detenerse a escuchar aquel agónico grito que intentó detenerlo.

Sintió como en su mano un calor empezaba a emanar, le dolía el brazo al estar sostenido por uno solo de una altura considerable, miró hacia arriba con todo el odio del mundo esperando encontrarse con la mirada de quien le castigaba dejándolo que viva un minuto más.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y sus labios no pronunciaron palabra alguna al ver la desesperada mirada de Yuuri quien intentaba detenerlo de una muerte segura. Forcejeó por un momento, pero al estar debilitado por volverlo a ver, no pudo conseguir nada más que se halado por Yuuri hasta arriba nuevamente y caer encima de su cuerpo. Su rostro se escondió en el firme pecho del universitario quien abrazaba su cabeza en un intento de retenerlo con vida.

La respiración de ambos era agitada, Wolfram pensaba que todo era un estúpido sueño y que cuando intentara abrir los ojos estaría tirado en el suelo de su escuela, pero si aquello era un sueño, pedía y rogaba que no lo despertaran.

Sintió como lo levantaban y la mirada negra de Yuuri se posó en sus ojos hinchados de tanto llorar. Yuuri no podía creer que el orgulloso muchacho le mostrara aquella imagen de vulnerabilidad que nunca esperó ver.

Apenas hace unas horas le habían llamado desde la casa Bielefeld para pedirle de favor que vaya y ayude a Wolfram, el corazón le había punzado rápidamente y sintió que debía hacerlo en ese momento y terminando de dar el último examen salió hacia la estación de trenes. Nunca se imaginó que esta imagen era lo que le esperaba.

-¿Acaso estás loco?

-De…déjame—Wolfram agachó la cabeza para no retener miradas con Yuuri, le hacía mucho daño el verlo a los ojos—Déjame de una maldita vez.

Se intentó soltar, pero el agarre de Yuuri era intenso, no quería que cometiera la misma locura y saltara de ese edificio sin la posibilidad de volverlo a salvar.

-No, no te soltaré.

-¡Deja que muera! ¿Eso no es lo que quieres? ¿Eh? Déjame morir.

-¡Yo nunca he querido que mueras! No sé de dónde sacas esas tonterías, pero en mi mente nunca ha pasado esa idea.

Wolfram tembló ante el agarre de Yuuri, su cuerpo hervía y quería correr mientras gritaba hasta llegar a su fin que lo esperaba a unos cuantos pasos. El rechazo de Yuuri había sido el último foco en apagarse en su vida, ese foco había sido su esperanza ante la vida, pero al fundirse, todo se fue abajo y el dolor que había soportado no pudo ser contenido.

Yuuri abrazó intensamente a Wolfram, quien quiso alejarlo al sentir el miedo recorriendo cada parte de su cuerpo, imágenes de lo que había sucedido cruzaron en su mente como estrellas fugases que lejos de concederle un deseo lo atormentaban como solo ellas podían.

-¡Déjame! No me toques…Ya…no…me toquen.

-Wolf—Wolfram recobró el conocimiento al escuchar ese dulce diminutivo de su nombre que tanto le agradaba, sus ojos siguieron llorando y al fin se pudo aferrar a Yuuri como tanto deseaba.

-No te vayas, no me dejes, no ahora…yo…aunque no me ames como yo lo hago, por favor no te vayas de mi vida, te…te necesito.

Yuuri sintió el peso de la culpa en sus hombros, si tan solo no hubiera actuado de esa forma quizás Wolfram estuviera mejor. Abrazó con intensidad a Wolfram y hundió su rostro entre el cuello del rubio y su hombro, aspirando el característico aroma a Bielefeld, un endemoniado aroma que solo el rubio poseía.

-No lo haré…ya no te dejaré solo, Wolf…ya no lo haré.

Notas finales:

Bien, desde este cap Wolf dejará de sufrir de esa forma, quiero aclarar que Wolf no estaba loco, solo fue el trauma de todo lo que vivió. Imagínense que si dan toda su esperanza a una persona esta se aleje...yo me volvería loca, pero Wolf solo dejó escapar todo el miedo que tenía. 

A partir de aquí también empieza el sufrimiento de Megumi... todo va a ir mejorando pero no para ella XD quien rie al utlimo rie mejor. 

Intentaré subir otro cap más en recompenza de la demora :D

Espero que les haya gustado y que comenten que tal le pareció....jejeje ¿Les gusta el lemon? pues este fic no va a tener XC 

Jajajaaja nee...es broma...si tendra!!!! y ya se acerca :3 

Solo resistan mis pequeños lectores....solo resistan un poco más y verán a Wolf en una fase que nunca imaginaron XD

¿Alguna recomendación? es bienvenida :3 

Nos vemos hermosas personas :*


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