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Secretos por estheyaoista

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6.-Decisión.

Sentía que el mundo se le venía encima, su problema principal parecía mantenerse estable, unas dos entregas más y podría ser libre nuevamente, intentando no cometer los mismos errores que había cometido en tiempos anteriores. Miró por la ventana esperando ver en algún momento un meteorito acercándose directamente a su puesto, sonrió ante la locura que se le había venido a la cabeza, quizás y esperar eso iba a ser más tardío, mejor y se colgaba de la primera viga mal parada que encontrase.

“Dolería. No lo digo por ti, les dolería a ellas, tu madre y tu Nana, debes reconocerlo.”

Pronto las palabras que había dicho hace un rato el invitado de su casa le habían llegado a la cabeza como un recordatorio, y en gran parte tenía razón. No podría tener su felicidad sabiendo que dejaba lastimadas a esas dos mujeres que más amaba en esa vida. Para él: No existía felicidad sin la desdicha ajena.

Su vida se había llenado de problemas sin solución, si no era el hecho de que se encontraba amenazado por esos tipos, era el que Yuuri quería ayudarlo y entrar en juego secretamente.

Eso le molestaba.

Lo mantenía agobiado a cada minuto, no sabía qué hacer, recordaba ciertas palabras dichas por ese hombre alto y de cabello azul que tanto odiaba y le provocaba asco:

Solo te advierto una cosa, si uno de tus amigos y familiares se interponen en este asunto, que no te quepa duda alguna de que nos encargaremos instantáneamente de él o ella”

Tan solo recordar la sonrisa que había formado en su rostro y la voz gruesa y ronca con la que lo había pronunciado le daba un escalofrió por toda la espalda. Sentía desesperación por el segundero que parecía no querer avanzar, mientras él se mantenía a salvo en el salón de clases, Yuuri podría estar cometiendo en ese momento la mayor de sus imprudencias, que podría incluso valerle la vida entera.

-Será tonto.

Ahora se debatía entre: Alejarse de él y mantenerlo a salvo o seguir a su lado y arriesgarlo todo.

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Los minutos pasaban y el silencio se volvía cada vez más estresante, no sabía que responderle, bien, si lo sabía, pero no podía decirle tan a la ligera lo que iba a decir. Miles de ideas se pasaron por su cabeza, pero todas terminaban en la inminente ruptura de su relación.

Amaba a Megumi, claro que la amaba, pero no podía dejar escapar la oportunidad de oro que se le presentaba, si bien Megumi tenía razón y el tiempo en el que conoció a Wolfram había sido tan corto, no podía dejarlo sin ayudarle. Porque así era el, siempre había sido así. Además, había considerado al rubio como su amigo desde el primer momento en que se saludaron, luego en la noche, cuando lo vio tan vulnerable, se prometió protegerlo con todo lo que podía entregar.

La decisión ya se encontraba tomada, las palabras estaban listas en su boca, pero el valor que necesitaba para impulsarlas a que salieran de su boca no existía. Escuchó desde el otro lado el carraspeo de su novia y dio un suspiro de cansancio, no tenía más opción que hacer lo que veía correcto. Quizás y luego le podía contar ciertas cosas y terminara entendiéndolo y apoyándolo sin la necesidad de romper su larga relación.

-Megumi.

-¿Y bien? Tardaste mucho para responder una pregunta que ambos sabemos tiene un solo sentido.

-Lo siento.

Pudo escuchar la leve exclamación de sorpresa que había hecho Megumi desde el otro lado de la línea y la sangre le recorrió las venas de una forma tan brusca y fría como si cubos de hielo fueran los que estuvieran transitando tan finos tubos.

-¿Esa es tu respuesta?

-¿Tienes papel y lápiz cerca de ti? Necesito que anotes la dirección de la casa von Bielefeld, yo…lo siento pero, no puedo dejar esto aún lado.

-No necesito la dirección—Dijo mientras Yuuri sentía el sollozo ahogado de su voz— ¡No necesito ya nada de ti! Yuuri Shibuya ¡Terminamos!

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Wolfram vio la hora en su reloj, era la hora exacta en la que debería de salir del salón y dirigirse a la casa de ese millonario. Tomó de entre su cuaderno un permiso falso de revisión médica que le habían dado esos tipos y se lo entregó al profesor, de reojo observó a su compañero de clases más peculiar que tenía y lo notó con una sonrisa de satisfacción. Sintió asco de tan solo verlo y dando un giro abrupto, le retiró el permiso de las manos al profesor y salió del salón sin mirar atrás.

Sentía odio de tan solo verlo, esos ojos tan sarcásticos que tenía le podían enfermar de cólera. Su celular sonó y enseguida lo sacó de su chaqueta, vio los primeros números y supo enseguida de quien se trataba el mensaje.

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Sábado: 10H00 AM
De: Desconocido
Asunto: Trabajo

Afuera del instituto se encuentra la persona a la que debes de entregarle el encargo, llévalo hasta los baños y dale primero dos servicios, luego le das el encargo y te retiras de nuevo a tus clases. Eso será todo por hoy. En la noche te envió tu paga y un pequeño obsequio de mi parte.

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Wolfram sintió miedo de tan solo leer el mensaje en su celular, no sabía porque habían cambiado las cosas, se suponía que debía de irlo a dejar en la casa de ese tipo sin que nadie lo viera, ya que se encontraba siendo vigilado hasta en el baño. Presintió que algo no iba bien, pero según decía le iba a pagar de todas formas, solo esperaba que sean las dos fotos como habían acordado. Ahora lo que le intrigaba era sobre el “Obsequio” del que había hecho referencia ¿A que precisamente se refería cuando decía eso? Lo único que podía asegurar era que no iba a ser nada bueno.

Salió del  instituto y se encontró con el hombre gordo e imponente parado en frente de la gran limusina que lo había llevado hasta ahí, sonreía divertidamente y eso provocó en el rubio asco seguro.

Cambió su gesto a uno más dulce, debía de ser amable con esa gente o se quejaría con el tipo ese que lo tenía amenazado y podría surgir un nuevo moretón en su cuerpo por causa de eso. Se acercó y tomó la mano del hombre mientras lo dirigía hasta los baños de varones del instituto, cerró con seguro el baño completo y vio a los ojos al tipo que le provocaba deseos de vomitar.

Le miraba lujuriosamente, con deseos de poseerlo rápidamente, que bien se sentía de poder hacerlo bajar de la nube prontamente. Lo arrimó gentilmente a la pared y se fue deslizando de a poco hasta llegar a sus pantalones. Con su lengua recorrió el filo de la correa y saboreó el acero inoxidable que rodeaba la hebilla. Escuchó la risa pervertida del hombre y rodeó los ojos cansado.

Sin más vueltas, quitó la correa y deslizó los pantalones hasta debajo de las rodillas, llevando consigo su ropa interior, miró denigrantemente el miembro erecto del hombre y sintió deseos de vomitar, acercó su mejilla al miembro y la masajeo con la punta, dejando que el hombre exclamara satisfecho, quería terminar pronto con eso, así que introdujo aquel miembro en su boca tan bruscamente que le provocó arqueadas por el sabor, un sabor salino que no tenía comparación con nada, lamió y succionó el miembro en toda su anchura mientras podía sentir que el hombre ya se encontraba llegando a su límite.

Tocó la punta del miembro y mordió con delicadeza esa parte provocando que el hombre se viniera rápidamente, había sido una técnica que había aprendido en uno de sus primeros sexos orales que le habían obligado a hacer. Siempre era lo mismo, luego de una entrega debía de dar placer al comprador mediante un “servicio” como ellos lo llamaban, todo a petición de su “mejor amigo”, Adalberto, que le gustaba verlo en ese estado tan denigrante.

El hombre lo miró tragar su semen, aquella cosa blanca de sabor amargo que tanto odiaba, siempre lo obligaban a tomar toda la semilla de los compradores de una forma sensual para que ellos se sintieran deseados. Pronto comenzó con la segunda vez, está un poco más rápida que la primera por deseo de acabar pronto con esa asquerosidad. El hombre luego de dar un simulacro de embestidas en la boca del rubio se vino, dejándolo que absorbiera todo el semen que había salido.

Wolfram dio un suspiro de alivio, al fin había acabado y podía irse ya a sus clases nuevamente, aunque no quería regresar a ese lugar. Miro al hombre que se acomodaba el pantalón mientras le enviaba miradas furtivas llenas de ansias por más.

-Hasta otro día—Dijo Wolfram amablemente, como odiaba no poder mandarlo lejos como se lo merecía. El hombre mostró un gesto de sorpresa y eso le causo el mayor placer de todos al rubio—Mi trabajo termina en este punto.

Salió del baño dejándole en las manos extendidas el encargo que debía de entregarle, sintió satisfacción de poder decirle eso y bajarlo de esa nube de algodón en la que se había subido. Se dirigió a su salón y entró rápidamente, siendo visto de nuevo por ese tipo que tanto odiaba.

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Cecile miraba las diapositivas que eran enseñadas por un comerciante minoritario que deseaba formar parte de su empresa, no prestaba atención a lo que decía, simplemente se limitaba a pensar en lo que estaba sucediendo con su hijo, no sabía si Yuuri podía ser de ayuda o empeorar la situación, los había visto tan tenso en el momento de llegar a la cocina que supuso había discutido por algo.

-“Bueno, no puedo ser exigente, ellos se acaban de conocer ¿Cómo conseguir la confianza de una persona en un solo día? Eso es imposible incluso para mí, solo espero que Yuuri haga lo que pueda y lo que esté a su alcance para ayudar a mi hijo, claro que no me quedaré de brazos cruzados mientras dejo en las manos de otra persona el futuro de Wolfram, moveré unos contactos y conseguiré las pistas más claras que pueda encontrar. Ya verás Wolffy, te ayudare en lo que pueda así tu no sepas que he sido yo”

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Megumi se encontraba hecha una furia en la estación de trenes, no podía creer que Yuuri la hubiera cambiado por un tipo que acaba de conocer ¿Qué podía ser más importante que su relación? Miraba el celular y esperaba a cada momento la llamada del chico de ojos negros pero nunca se hizo presente, veía pasar los minutos y nunca llego, estaba cansada, era la primera pelea que tenían por culpa de terceros, ni momentos de celos se habían presentado de esa forma.

-Es un idiota, no puedo creer que me haya hecho esto, simplemente es algo increíble. Pero ya verá, le diré sus cuatro verdades cuando lo vea y se, que cuando me encuentre con otra persona siendo feliz, querrá volver a mi lado, es en ese momento cuando lo mandaré lejos donde su “amiguito” para que lo consuele.

Sonreía pero sus ojos se llenaban de lágrimas, no podía contener el deseo de llorar, la sola idea de alejarse de su amor le causaba un fuerte dolor de vacío en su pecho, necesitaba apoyo, el apoyo que siempre encontraba en Yuuri. Se secó sus lágrimas y tomó su bolso colocándolo en su hombro derecho mientras empezaba a caminar.

-Tonto Yuuri, tonto Yuuri, tonto Yuuri, tonto Yuu…

El golpe proporcionado por el cuerpo que se encontraba frente suyo la hizo dar unos pasos de retroceso, miró a la persona mientras se tapaba la nariz, le había dado de lleno en toda la nariz y ahora le dolía. Un chico de al menos veinte años la miraba con un gesto de preocupación.

-D-disculpa, no te vi.

-Ah, no, yo tuve la culpa, fui yo quien me choqué contigo.

-¿Te encuentras bien? Déjame ver tu nariz.

-No es nada, solo me dolió un poco.

-De verdad que lo siento.

-Ya te dije que no era nada, además, muchas gracias por preocuparte por mí.

-Ha sido cosa de nada—La miró fijamente a los ojos y le sonrió—Mi nombre es Shion, Shion Takamura, tengo diecisiete.

-¿Diecisiete? Pareces de más edad. Mucho gusto, Takamura-san, mi nombre es Megumi, Megumi Kinomoto, tengo diecinueve años  

-Es un placer, Megumi-chan, puedes llamarme Shion si así lo quieres, pues sí, eso me dicen todos, pero aun soy un muchacho.

-Oh, Shion-san, de verdad muchas gracias por preocuparte.

-Ya te he dicho que no es nada ¿Viajas a Tokio?

-Bueno, vengo de allá, según vine a darle una sorpresa a mi novio pero, he salido yo sorprendida.

-Oh ¿Te ha engañado?

-Podría catalogarse así. Solo espero que se dé cuenta de su error.

-Megumi-chan, ha sido un placer conocerte, espero que nos volvamos a ver en cualquier otro momento.

-Yo también ¿Viajas a Tokio?

-Sí, voy a visitar a mi padre. Me tengo que ir, cuídate.

-Nos vemos en algún otro momento.

-Claro.

Megumi sonrió, el chico había sido amable con ella y le recordaba por alguna razón a Yuuri, quizás y porque de esa forma se habían conocido, pero en circunstancias diferentes y en un lugar muy diferente. Sintió nuevamente el vacío en su pecho que se había esfumado por un momento con la presencia de Shion. Bajó la cabeza y siguió su camino, en búsqueda de algo que la pudiera ayudar en ese momento tan triste.

-Espero que mi tía Seiko me quiera tener en su casa por esta vez.

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Wolfram salía de sus clases, ese día como había cumplido con su trabajo en la mañana no debía de quedarse hasta tarde, al fin podría ir a su casa y descansar como solía hacerlo antes de meterse en ese problema. Miró el reloj y vio que eran las dos de la tarde, podía llegar y almorzar tranquilamente, ir a su cuarto y pensar sobre lo que haría con la situación de Yuuri.

-Maldición, quiero alejarme de él pero, es una persona que siempre he buscado, alguien que se preocupe de los demás y  no solo de sí mismo. No sé qué hacer, debo decidir pronto, una decisión acertada y no una errada, espero que no me arrepienta de lo que vaya a decidir.

Llegó a su casa y como siempre tocó el timbre para luego escuchar la voz de su Nana y dar los veinte pasos que había para llegar a la puerta de su casa, su Nana lo recibió con un abrazo y una deliciosa comida, le extraño el hecho de no encontrarse con Yuuri en ningún momento, y al parecer lo había hecho muy notorio.

-Yuuri ha salido, dijo que tenía que comprar algunas cosas que necesitaba para un proyecto de la universidad.

-Ah. Bueno, me iré a duchar, quiero descansar si es posible por el resto de las vacaciones de invierno.

-¿Invernar?

-Algo así.

-Descansa, mi niño—Dijo amablemente la mujer de edad mientras depositaba un beso en la frente de Wolfram—Es bueno tenerte temprano en casa.

-A mí también me ha gustado llegar pronto a casa, Nana.

El teléfono de la casa sonó y Meiko salió para contestar mientras Wolfram se dirigía a su habitación en búsqueda de tomar un baño bien caliente en ese frio.

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Meiko alzó la bocina del teléfono y la voz de Cecile se hizo presente desde la línea.

-Meiko, llamaba para avisarte que hoy llegaré temprano, así que prepara cena para mí también.

-Sí, de acuerdo, Cecile-san—Dijo sonriendo alegremente—Por cierto, Wolfram ha llegado a casa hoy temprano.

-¿Enserio? Eso es bueno, Meiko, siento que Yuuri si ha ayudado un poco en todo esto de Wolfram

-Espero que sí, Cecile-san

-Bueno, me tengo que ir, saluda a mi hijo de mi parte.

-No se preocupe, Cecile-san, que tenga una linda tarde.

-Adiós, Meiko.

 Meiko colgó el teléfono y llevo sus manos a su pecho en gesto de felicidad, sintió un peso menos en su alma, al fin iban a tener una cena juntos, todos, incluso su amado nieto.

-Espero que las cosas vayan bien desde este momento.

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-¿Y si le tomamos unas fotos y se las enviamos como un anticipo?

-Eso es de imprudentes, no, quiero que la sorpresa sea mucho más impactante. Un mensaje que lo deje confundido podría servir.

Sacó su celular y escribió rápidamente un mensaje de texto, enviándolo al único contacto que tenía guardado en este, sonrió de medio lado y dejó en el cenicero el cigarro que fumaba, el humo se disipo y su vista de clavo en la persona que se encontraba en frente suyo, que mantenía una sonrisa igual de sádica que la suya.

-Me has llenado de entretenimiento, mi joven lacayo, ha sido bueno tenerte como parte del grupo, espero que sigas así, trayendo regalos y felicidad a mí trabajo.

-No se preocupe, señor, esto es el inicio de todo.

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Wolfram salía de su baño relajante y notó el brillo del celular encima de la mesita de noche, se acercó mientras cubría sus partes con una toalla y secaba su cabello con la otra. Miró el mensaje y la confusión quedo plasmada en su rostro.

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Sábado: 02H45 PM
De: Desconocido
Asunto: Incógnita.

¿Crees placentero hacerlo con un semi inconsciente?

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Continuará.

Notas finales:

Bueno, hasta la proxima :)


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