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Secretos por estheyaoista

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7.- Aroma.

Tocó el timbre, el sonido retumbó por toda la casa y la voz de una mujer se hizo escuchar tras dejar de sonar el timbre. La puerta fue abriéndose poco a poco hasta dejar ver a una simpática mujer de cabellos cobrizos y ojos castaños que la miraba con una sonrisa de felicidad en su rostro. Extendió los brazos y la abrazó fuertemente, apretándola contra su pecho como deseando recuperar todo el tiempo perdido de no verse.

-Megumi, cuanto tiempo sin verte mi niña, mira nada mas como has crecido. Estas hermosa, tan linda como tu madre cuando era joven.

-Tía Seiko, me alegra volverla a ver, perdone si la incomodo con esta visita improvisada.

-Oh, querida, no pasa nada, eres bienvenida siempre en esta mi casa. Pero pasa, siéntate en el sillón, ahora te traigo una taza de té ¿O prefieres un jugo?

-Té está bien tía

-De acuerdo.

La elegante mujer de vestido suelto color celeste y cabello recogido en una elegante trenza hacia un costado fue desapareciendo de la vista de Megumi, dejando al fin, dar un respiro de alivio por sobre todo lo ocurrido.

Miró las paredes, pintadas de un animado color crema con los bordes blancos, el lugar daba un ambiente acogedor y familiar, los cuadros colgados por algunas partes de la casa le daban cierta importancia y elegancia, como la casa de un coleccionista de pinturas extravagantes. Acarició la felpa de los cobertores de los muebles y sonrió, recordaba varios sucesos acontecidos en esos muebles cuando pequeña.

-Miles de cosas han pasado en esta casa.

-Y las recuerdo todas y cada una de ellas, mi niña—Sonrió con ternura a la joven mujer—Mi padre fue muy grosero al dejarme esta casa como mi herencia.

-Pero nos dejó otra en Tokio, no tiene nada de malo.

-Pero esta fue la casa que los vio crecer, no creo justo que se queden aquí todos esos recuerdos.

-Recuerdos de mi infancia, cuando todo era fácil y sencillo.

Agachó el rostro cubriendo su mirada con el ligero cerquillo que caía sobre su frente, Seiko miró a su pequeña sobrina y se sentó a su lado, acariciando su espalda para conseguir que confiara en ella.

-¿Qué sucede mi niña? Te he notado triste desde que me llamaste a decirme si podías venir acá.

-Me traicionó tía, me traicionó.

-¿Qué dices? ¿Pero quién?

-Yuuri, ha preferido irse con un chico con el que se hizo amigo hace menos de dos días y no venirme a ver a la estación de trenes.

-Pero mi niña, debió ser algo muy importante.

-No tía, siempre cuando ha sido para él la felicidad he buscado miles de formas para que nazca de sus labios una sonrisa ¿Qué le costaba venirme a ver y llevarme con él? Quien sabe qué clase de “problema” haya tenido.

-Megumi, perdóname por lo que te voy a decir pero, yo te dije que ese muchacho no era para ti, es muy amable con la gente y no sabe decirle no a las personas. Tarde o temprano iba a terminar en una discusión como esta.

-Yo, yo siento que en verdad ese muchacho es más importante para él que yo.

-¿Y quién es el amigo del que me hablas?

-Su nombre es Wolfram, algo así, no recuerdo bien.

-¿Wolfram dices? No me estarás hablando de Wolfram von Bielefeld ¿O sí?

-Sí, algo así era su nombre.

-Ah, no, eso sí que no, por ese muchacho tú no vas a terminar con Yuuri.

-¿Pero qué sucede tía? ¿Acaso tú lo conoces?

Seiko buscó su celular y le enseñó una foto de Wolfram cuando se encontraba en el colegio. Megumi se sorprendió al verlo, era tan guapo a su parecer, pero no quisiera salir con tipos como él, se imaginaba la clase de narcisista que podría llegar a ser.

-Yoru estuvo con él cuando estaban en el colegio medio.

-¿Yoru? ¿El hijo de tu mejor amiga?

-Sí, siempre fue el centro de atención, incluso el mejor de la clase, siempre dejaba a Yoru en segundo lugar y él tomaba el primero. Ha sido un arrogante desde pequeño, él y su madre, la dueña de la empresa Bielefeld, esa mujer puede llegar a ser una resbalosa cuando se lo propone—Su lengua se movía como la de una víbora, los ojos de Seiko brillaban de coraje y Megumi escuchaba horrorizada la descripción de su tía—Pero no te preocupes mi niña, yo voy a ayudarte para que Yuuri no te deje por ese niñato.

-Pero tía, no es cuestión de que me esté dejando porque le gusta.

-Hija, los rumores que me trajo Yuno del instituto no te son nada favorables.

-¿Entonces quieres decir que ese tal Wolfram me puede quitar a mi Yuuri?

-Tal cual es la madre, no dicen: De tal palo, tal astilla.

Megumi miro de nuevo la foto, no era feo y debía de admitirlo, Yuuri era un chico de mente abierta por lo que no le veía nada de extraño que pudiese tener un tipo de relación con el rubio, o que al menos termine enamorándose clandestinamente.

-No lo permitiré, no permitiré que me robe a mi Yuuri de esa forma tan vil y vulgar, eso es…eso es anormal.

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Cecile llegó a su casa, fue recibida por Meiko de la misma forma de siempre, dejó su abrigo sobre el perchero y respiro aliviada mientras miraba su casa.

-En esta casa sí que se respira aire puro.

-La cena está lista, Cecile-san, enseguida pondré la mesa.

-De acuerdo ¿Y Wolfram?

-En su cuarto, dijo que iba a descansar si era posible hasta el término de las vacaciones de invierno.

-¿Invernar?

-Algo así, dijo él.

-Que le podemos hacer, bueno, no me preocupo, al menos está en casa y no en la calle a esta hora de la noche.

-Sí.

Cecile iba a subir las escaleras para ir a ver a su hijo pero la forma en la que le había estado respondiendo Meiko le sonaba tan preocupada, bajó los escalones y se paró en frente de Meiko a la que sorprendió distraída.

-¿Sucede algo, Cecile-san?

-Esa debe de ser mi pregunta, Meiko, ¿Qué ocurre? Te noto algo preocupada.

-Es Yuuri, ha salido en la mañana sin desayunar y no ha regresado, me preocupa mucho.

-¿Aún no vuelve?

-No, y no se su número de celular para comunicarme con él.

-¿Puedes llamar a su madre? Ella tal vez tenga su número.

-No, si la llamo de seguro se preocupará mucho, no quiero molestarla en estos momentos.

-Pero entonces tranquila, ya verás que viene enseguida, no es un niño, es un hombre que se sabe cuidar.

-Espero que tenga razón, Cecile-san, ahora sirvo la cena.

-Está bien, iré a despertar a Wolfram.

Subió las escaleras un tanto preocupada, la verdad es que no había sabido que decirle a Meiko en ese momento, nunca tenia las palabras que necesitaba en su boca. La situación era parecida a la de Wolfram, y en eso nunca había tenido forma de auto convencerse de que se encontraba con bien.

-Solo espero que venga pronto.

Tocó la puerta de la habitación de Wolfram y la voz de su hijo ahogada por las paredes se hizo escuchar en un leve “adelante”. Entró viendo todo ordenado y a su hijo recostado en la cama mientras leía un libro del instituto, el rubio bajó el libro y saludo a su madre con una sonrisa.

-Mi Wolffy, es bueno llegar y encontrarte en casa.

-Madre, solo he llegado tarde dos días, no es como si fuera tan preocupante.

-Lo fue para mí, como sea, la cena ya está lista, baja por favor a cenar.

-De acuerdo.

Cecile salió de la habitación sonriente y cuando cruzó la puerta volvió a sentir esa angustia mientras veía la puerta de la habitación continua.

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Wolfram acomodaba sus libros en el escritorio de su habitación, había tomado los primeros libros que se aparecieron en su camino para cuando su madre había tocado la puerta. La verdad era que se encontraba analizando el mensaje enviado por ese tipo hace unas horas, no sabía ni entendía la razón del mismo. También se había puesto a pensar la decisión que debía de tomar ante Yuuri y había llegado a una conclusión un tanto inconforme pero que la sabría sobrellevar sin importarle sus dudas o miedos.

-Le diré luego de la cena lo que he decidido.

Salió de la habitación sonriendo mientras empuñaba su mano a su pecho en forma decidida y firme.

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-Con cuidado, arruinarían mi obra maestra.

-No se preocupe, señor, le ha quedado tan perfecto su obsequio que no dudo que el pequeño Wolfram quede impactado.

-Que se sienta orgulloso de ser alguien tan importante para usted, porque estos obsequios hechos a mano no los da a personas simples y comunes.

 

-Dejen de ser tan melosos con el jefe.

-Tranquilos. Es solo un poco de mi advertencia, me da lástima que no haya sabido acatar las reglas que le impuse. Pero bueno, creo que con esto, le quedará más que claro que yo, voy enserio.

Los tres hombres ahí presentes rieron divertidos mientras guardaban el obsequio en el portamaletas, encendiendo el auto para encaminarse hasta la casa de Wolfram.

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Cecile, Meiko y Wolfram terminaban de cenar, todos preocupados por la desaparición repentina de Yuuri, en especial Wolfram ya que presentía que algo andaba mal con respecto al tipo y las fotos.

-Es suficiente, no puedo quedarme más tiempo aquí sentada sin hacer nada, iré a buscarlo

-Tranquilízate, Meiko, puede que pronto llegue, seguro y se encontró con algún amigo y se distrajo un poco.

-Pero…

El sonido del celular de Wolfram lo alarmó e hizo que ambas mujeres lo miraran, mostró una sonrisa nerviosa y alegó que era solo un mensaje de su amigo.

-No nos asustes así, Wolfram—Dijo Cecile con la mano en su pecho.

El timbre de la casa sonó y ambas mujeres se levantaron apuradas esperando que fuera Yuuri el que estaba llamando.

Wolfram quiso levantarse pero mejor decidió mirar el mensaje que le había enviado ese tipo.

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Sábado: 10H04 PM
De: Desconocido
Asunto: Paga.

Aquí están las fotos prometidas, espero que el regalo que te envié sea de tu agrado, Wolfram.

Imagen.

Imagen.

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Wolfram sintió que la sangre se le congelaba tras leer esas palabras.

-Tal vez…

El grito alarmante de su madre junto a su Nana lo hicieron saltar como un resorte de la silla y correr a todo lo que podía hasta la entrada de la casa. El corazón le latía a mil por hora, sentía que pronto se desmayaría por tanta desesperación que sentía en su pecho. Cuando al fin llegó donde estaban ambas mujeres, se paralizó.

-No, no mi niño ¿Qué te han hecho? Mi niño, despierta por favor te lo suplico.

-Llamaré al doctor de la familia. Wolfram ayúdala a llevarlo hasta la sala.

Corrió por aún lado de Wolfram mientras entraba a la casa. Wolfram no podía moverse, sentía que el corazón le dejaba de latir en unos minutos, y no era para menos.

En los brazos de Meiko se encontraba Yuuri, inconsciente y con marcas de sangre por todo su cuerpo, heridas abiertas y sangrantes que parecían no querer dejar de sangrar. La vestimenta era inexistente, solo el bóxer era lo que mantenía cubiertas sus partes íntimas. En el rostro, muchos hematomas de todos los colores y escrito en uno de los lastimados brazos, la palabra “advertencia”. Sintió las piernas temblar y poco a poco iba cayendo al suelo mientras se sujetaba los cabellos.

-Todo es mi culpa, todo es mi culpa no debí dejarlo husmear en mi secreto, he lastimado a la persona que no lo merecía en lo absoluto—Susurraba mientras un surco de lágrimas recorría sus mejillas pálidas.

-Wolfram, por favor ayúdame a llevarlo adentro.

La voz de su Nana lo sacó del trance, con las fuerzas que le quedaban, tomó a Yuuri de un brazo mientras Meiko lo tomaba del otro, eso era lo menos que podía hacer por el en esos momentos.

“-Esto está mal”

Lo dejó en el mueblo y lo miró por un largo tiempo, ahora comprendía el mensaje de un “obsequio” pero lo que más le preocupaba era ese mensaje que le había llegado después de bañarse.

“¿Crees placentero hacerlo con un semi inconsciente?”

Empuño las manos con solo la idea de que tal vez ellos le hubieran lastimado de esa forma a Yuuri, escuchó a su madre decir que el doctor se encontraba en camino y que no demoraría. Caminó hasta la cocina y tomó un recipiente con agua y una toalla para limpiar las heridas y aquella palabra que al parecer nadie había visto aún.

Con cuidado limpió todo el cuerpo de Yuuri sintiendo en cada herida la culpa encarnada. Luchaba por no derramar lágrimas que lo dejaran en evidencia clara de que el sabía algo. A los minutos el timbre volvió a sonar siendo el doctor de la familia. Este pidió, al ver lo delicado que se encontraba Yuuri, que lo llevaran a su habitación y que lo dejaran solo para poder revisar cualquier lesión grave.

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Los minutos le parecían horas, Wolfram no sabía en qué momento podría entrar a ver a Yuuri como se encontraba, quería también hablar con el doctor para preguntarle si tal vez había sido víctima de abuso, pero no parecía que iba a salir en ningún momento.

Al fin, en uno de los tantos segundos que parecían horas, la puerta de la habitación de Yuuri se abrió, dejando ver al doctor con un rostro tranquilo lo que hizo que todos los presentes se relajaran un poco.

-¿Cómo esta Yuuri?

-Pues, un poco delicado si le debo decir, ha perdido mucha sangre pero las heridas no han sido tan profundas, nada que no haya podido controlar, por el momento se encuentra estable, solo le pediré que le de los medicamentos que le voy a recetar y que cuide de su temperatura, ya que al parecer constantemente le sube la fiebre. También le pediré que descanse unos días, si es que siente malestares no dude en llamarme.

-No se preocupe Gunter-sama, nosotras nos encargaremos de él—Dijo Cecile mientras recibía la receta— ¿Podemos entrar a verlo?

-Claro,  ahora se encuentra descansando. Pueden entrar a verlo.

-Muchas gracias Gunter-sama, vamos Meiko.

La mujer un tanto descolocada, asintió a la petición de Cecile y entró a ver a su nieto, Wolfram se quedó parado en el pasillo mientras el doctor acomodaba sus cosas en el maletín y se colocaba su abrigo.

-Gunter-sensei—Wolfram llamó al doctor mientras mantenía su mirada baja—El, Yuuri, bueno… ¿Cómo decirlo? ¿Tal vez el no? ¿Tal vez Yuuri no fue abusado?

-¿Abusado?—Dijo el doctor de larga cabellera lila— ¿Te refieres a abusado sexualmente?

-Sí, bueno, digo, por la forma en la que lo encontramos.

-No te preocupes, Wolfram. No ha pasado de golpes y heridas.

El alivio en el rostro de Wolfram era evidente, al menos en eso se encontraba tranquilo. Gunter sonrió ante la expresión de alivio de Wolfram.

-Te has mantenido preocupado por el muchacho ¿No es así?

-B-bueno, no sé, tal vez me sentía un poco inquieto.

-¿No será que al joven Von Bielefeld le ha interesado de forma amorosa el de cabellos negros?

-P-pero que está diciendo sensei, el…él es mi amigo.

-Aunque no te recriminaría en absoluto de él, se nota que es un chico guapo.

-Sensei.

Gunter había sido el primero que se había enterado de los gustos de Wolfram por su propia boca, ya que el rubio siempre acudía a su consultorio cuando necesitaba consejos.

-Te encargo al muchacho, Wolfram.

-Hasta mañana, Gunter-sensei.

Wolfram hizo una reverencia al doctor y lo vio alejarse. Suspiro y una sonrisa se dibujó en su rostro, al menos la preocupación de ese mensaje se había esfumado. Entró en la habitación y ambas mujeres lo voltearon a ver, Cecile se encontraba de pie junto a la cama y Meiko sentada en el filo de la cama, acariciando el torso de su mano izquierda, ya que en la derecha se encontraba puesta la aguja de suero.

-Wolfram, gracias por preocuparte por Yuuri, el doctor dijo que si tu no le hubieras limpiado las heridas estas se hubieran infectado—Los ojos de Meiko denotaban agradecimiento.

-No se preocupe, Nana, era lo menos que podía hacer por Yuuri.

-Hijo, voy a comprar la receta junto a Meiko, por favor cuida mucho de Yuuri-kun, si la fiebre aumenta, aquí está el recipiente con agua. No demoramos.

-No te preocupes, madre, vayan y vuelvan enseguida.

Cecile depositó un beso en la frente de Wolfram y Meiko le dio un abrazo cariñoso antes de salir.

Wolfram vio cerrarse la puerta, miró por la ventana y al minuto las vio saliendo directo al auto de su madre, cerró las cortinas color claro de la habitación de Yuuri y dio un suspiro de cansancio. Regresó la vista a la cama y se fue acercando poco a poco hacia ella. Deslizó su mano por la suave sábana y la dejó sobre la mano de Yuuri que se encontraba algo tibia.

Miró cada una de sus heridas, se sentía culpable de todas ellas como si él las hubiera hecho con sus propias manos, empuño su mano en forma de molestia mientras las lágrimas contenidas se iban deslizando por sus mejillas hasta su barbilla. Se sentó a su lado y lo miro con ternura.

-Yuuri ¿Qué hiciste para que te dejaran así? Por eso quería que te alejes de mí, no quería verte lastimado, una persona como tú no debe de sufrir estas cosas por una persona como yo. Que tonto fue de mi parte el pensar que podía mantenerte a mi lado, que podía seguir junto a ti, ahora veo que esa decisión es incorrecta, será mejor que te alejes de mí. No, no voy a permitir que salgas lastimado nuevamente. Déjame que termine el trabajo, ahí podré estar el tiempo que quiera a tu lado. Eres un buen amigo y en tan solo unos minutos te convertiste en mi mejor amigo. No te quiero ver así, por favor, despierta, Yuuri, despierta—Wolfram se tumbó en su pecho delicadamente mientras dejaba que sus lágrimas mojaran la camisa holgada de botones que tenía puesta. Sintió una opresión en el pecho y un embriagador aroma se coló por su nariz.

-Su aroma. El aroma de Yuuri—Ni el alcohol había impedido que el aroma de la ropa de Yuuri se colara por su nariz, dejándole un sentimiento acogedor en su pecho.

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Continuará.


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