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Secretos por estheyaoista

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Notas del capitulo:

 

   

8.- Recuerdos: Una promesa a la luz de la luna Parte I

Tres días habían pasado desde el incidente con Yuuri, este aun no despertaba, según el doctor, era efecto de la pérdida de sangre y la debilitación física que había sufrido. Wolfram no había sido llamado en todos esos tres días a ninguna entrega, lo que sabía obvio ya que querían hacerlo sufrir con aquel “regalo”

En todo el tiempo, Wolfram no se había despegado de Yuuri, ya que se sentía en cierta forma tan culpable como para dejarlo solo, muchas de las veces su madre y su Nana debían de insistirle a que se marchara a hacer alguna otra cosa, les provocaba ternura el hecho de que Wolfram se encontrara tan pegado a Yuuri, pero también les preocupaba un poco.

La madre de Yuuri había llamado en el primer día después del accidente, Meiko le había tenido que mentir con respecto a Yuuri diciéndole que se encontraba en un campamento con Wolfram, lo cual le creyó rápidamente, aliviando a ambas mujeres.

Esa tarde del cuarto día de recuperación de Yuuri, Wolfram como en todos esos días, había permanecido al lado de Yuuri, esperando verlo despertar, manteniéndose atento a cualquier movimiento, sea de Yuuri o de otras personas por fuera de la ventana.

-Mi madre no permite que cierre las cortinas de la habitación, maldición, debo de cerrarlas porque de caso contrario ellos podrían ver el momento en que Yuuri despierte. Debo de encontrar la excusa perfecta para que me permitan cerrar las cortinas.

-Pues entonces dile que yo lo he pedido.

La voz ronca de Yuuri se hizo presente en la habitación, Wolfram regreso la mirada a la cama y lo encontró con los ojos cerrados y con el rostro tranquilo, como si aún permaneciera descansando, se acercó dudoso hasta la cama y se inclinó en el filo de la misma para poder verlo de cerca, acercando su rostro hasta el de Yuuri de tal forma que pueda ver el más mínimo movimiento de sus cejas u ojos.

-Y-Yuuri ¿Me has hablado?

Yuuri no respondía, quería jugarle una broma para así dejarlo despreocuparse por unos minutos al menos. Se quedó igual de quieto que en todo el tiempo y sintió como el movimiento del filo de la cama se reafirmaba, el calor de la respiración de Wolfram se fue haciendo presente en su piel, cerca de sus labios. Estaba demasiado cerca de su rostro. Las manos le temblaron y los ojos le pedían abrirlos rápidamente, no sabía que podría pasar si seguía el juego.

Abrió los ojos estrepitosamente y se encontró con los ojos verdes de Wolfram tan cerca de los suyos, sintió como un shock de emociones se albergaban en sus mejillas demostrándolas en un color carmín intenso.

-Entonces si estabas despierto.

Sonrió abiertamente, alejándose de su rostro y dejándolo respirar, claro que no lo había hecho con segundas intenciones, solo quería certificarse de que se encontraba despierto o no.

-¿Sabes? Me tenías muy preocupado.

-¿Preocupado? ¿Por qué?

-Has dormido cuatro días, no es para menos. ¿Cómo te sientes?

-¿Cuatro días? Cielos, es mi record. ¿Cómo me siento? Pues…me siento un poco adolorido, pero bien, creo que estoy algo entumecido.

-Es normal, no te has levantado en mucho tiempo.

-¿Qué hacías tan cerca de mi rostro? Pervertido.

-¡Eh! Que no soy ningún pervertido—Miró con reproche al azabache mientras demostraba un poco de indignación—Quería verificar si te encontrabas dormido y me había imaginado que me hablabas.

-Que formitas las tuyas de verificarlo—Susurro aun nervioso por la cercana mirada del rubio—Es extraño.

-¿Extraño?

-Sí, que me haya despertado después de cuatro días y que no se sintiera como un momento épico. Quizás esperaba a mi abuela gritando desesperada y a ti llorando.

-¿Q-querías que llore? ¿Acaso me crees tú Magdalena?

-Bueno, no me refería a eso exactamente, solo que te imagine de esa forma.

-B-bueno, tu ¿Estabas dormido o imaginando tu entrada triunfal?

-Ambas.

-Parece que otro es el pervertido.

-¡Eh! Solo me lo he imagino en buena forma, no te me subas las ideas demasiado a la cabeza.

-¡Pero si me has imaginado abrazándote y llorando! Quizás y también imaginaste que sollozaba tu nombre en secreto—Wolfram hizo un puchero y Yuuri rio nervioso.

-Cielos, creo que después de todo no estoy tan acostumbrado a esto.

Los dos chicos rieron, por lo menos no se había vuelto un momento incomodo como se lo había imaginado el rubio, quizás una discusión y algunas palabras duras se esperaba, pero al menos había sido algo tan común.

-Yuuri.

-Dime.

-Tú… ¿Qué hiciste para terminar así?

-Bueno…es una larga historia.

-¿Fueron ellos?

-Cierra las cortinas, en verdad que me molesta la luz.

Wolfram se acercó a las cortinas y las cerró rápidamente, quería mantener el despertar de Yuuri en secreto de esa maldita pandilla. Se acercó a la cama de Yuuri y se sentó en el filo, encontrándose con el universitario semi-recostado, mirándolo con un gesto de severidad.

-Wolfram ¿Por qué no me dijiste nada?

-¿Decirte que?

-Por favor, ambos sabemos de lo que hablamos.

-D-de verdad que no sé de qué me estás hablando.

-Sobre esos tipos, su amenaza y las fotos, las entregas y también de tu relación con ellos.

Wolfram agachó la mirada, no podía verlo a los ojos si se encontraba tan estricto con su mirada, sentía que temblaba con cada reclamo que salí de su boca.

-No quiero que nadie salga lastimado.

-¿Qué nadie salga lastimado? Por favor, es una amenaza que no tiene lógica.

-¿Qué no tiene lógica? ¡Yuuri! Te han dejado como un guiñapo ¿Y dices que no tiene lógica?

-Esto—Dijo señalando uno de sus lastimados—Me los he ganado por mi cuenta. Ellos simplemente se han defendido.

-¿Qué se han defendido?

-No sé porque les tienes tanto miedo, son fuertes, si, lo debo admitir, pero ellos no pueden lastimar a otras personas si no se sienten en amenaza, ahora, si tú les contaras a la policía todo lo que está pasando, serían eternamente encarcelados. No deberías de preocuparte por eso.

Wolfram miro a Yuuri con cierta curiosidad, decía que esas heridas que tenía en su cuerpo eran por culpa suya, después de haber llegado así de lastimado, con todo lo que había presenciado y con la advertencia escrita en su brazo ¿Quería que le crea?

La duda era ahora su pilar fundamental en esa conversación, si bien se había sentido un poco inquieto, las palabras de Yuuri lo habían hecho confundir aún más de lo que estaba, quizás y tenía razón, quizás y tal vez no quería decirle lo que en verdad paso para no hacerlo sentir culpable. Lo estaba comiendo vivo, la inseguridad era su punto débil, podría tener cientos de años conociendo a una persona, viviendo todos y cada uno de sus segundos a su lado, pero cuando algo no le cabía en la cabeza, simplemente entraba la duda por la puerta más grande de sus sentimientos y se acomodaba en un sillón con el mando de sentimientos de Wolfram en su mano, alzándole el volumen a la inseguridad, la desconfianza y la duda.

Yuuri miro el rostro de Wolfram, notaba las contracciones que este hacía, parecía que iba a ser un poco difícil de hacer comprender al rubio que eran verdad todas y cada una de las palabras que le había dicho anteriormente, al parecer era un chico necio y terco con respecto a eso, podría ser valiente, orgullos y hasta un poco demandante, pero sin duda alguna la inseguridad podía dominarlo cuando la duda plantaba semilla en su cabeza y empezaba a florecer. Dio un suspiro de resignación, bueno, después de todo le iba a contar como habían acontecido todos esos problemas, sea por buena o mala forma, iba a terminar sabiendo la verdad.

-Creo que no me queda más que decirte con detalles lo que sucedió.

-¿Eh?—Miró confundido al universitario, le había dicho eso de forma resignada, enseguida su cerebro captó la indirecta y de un golpe en el filo de la cama con la mano empuñada hasta emblanquecer sus nudillos llamó la atención de Yuuri, haciendo que dé un brinco de asombro y sorpresa—Yo no te he pedido que me des explicaciones de nada, no sé porque ha pasado eso por tu cabeza.

-Wolf, tranquilo, solo estaba pensando en voz alta, después de todo te lo iba a contar.

Wolfram miró un poco sonrojado mientras hacia un puchero a su acompañante, quizás y había sobreactuado la situación, claro que quería respuestas exactas, pero nunca pensó que Yuuri se hubiera dado cuenta mediante sus acciones lo que deseaba en ese momento.

-D-de acuerdo, pero que quede claro que no exigí en ningún momento tus explicaciones.

-Claro, no te preocupes—Yuuri miró con cierta ironía al rubio mientras reía internamente, el diablito que habitaba en lo más recóndito de su cabeza empezaba a idear una forma de molestar al rubio, quizás se llevase una reprimenda nivel Bielefeld, pero valdría la pena—Bueno, será mejor que me acueste a descansar en ese caso.

Pudo observar, mientras levantaba sus brazos y entrecerraba sus ojos demostrando que tenía pesadez en su cuerpo, como Wolfram abría levemente la boca y sus ojos se ensanchaban en furia y sorpresa mezcladas. Sonrió para sus adentros y se pudo imaginar como el diablito de su cabeza bailaba victoriosamente mientras agitaba un cartel con letras en dorado que decía “Victoria” en todo su esplendor. Se acomodó entre las sábanas y tapó su cuerpo hasta su cuello, dándole la espalda de forma desinteresada, todo esto observado por el rubio que no cabía en su asombro y desesperación.

-¡Bien! Si eso quieres—Se levantó de la cama molesta, Yuuri notó el tono de su voz, seguramente estaba furibundo por la sencilla broma, escuchó como contenía gritarle mil y un maldiciones y sintió prontamente que estaba pasándose un poco de la raya— ¡Solo no vengas llorando cuando te encuentres todo gordo y feo!

Yuuri se sorprendió, parecía un niño chiquito con esas amenazas, intentó contener la risa pero un leve sonido se escapó de sus labios, ahora si el rubio debería de estar más irritado que nunca, sin saber, había despertado aquel dragón de fuego que yacía dormido en lo más recóndito de la cabeza del rubio, incluso podría jurar que sentía como las flamas quemaban cada rincón de su cuerpo. Escuchó como daba pasos y se dirigía a la puerta para luego abrirla, enseguida el diablito de su cabeza ideó un plan B.

-¡Auch!

Wolfram regresó la vista hacia Yuuri, había escuchado que se quejaba, no le iba a dar importancia pero un nuevo quejido lo había alarmado un poco, el pie que se encontraba ya fuera de la habitación de Yuuri dio de nueva cuenta retroceso, entrando y cerrando la puerta tras de sí, para mirarlo un poco contrariado.

-¿Y-Yuuri? ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo?

-Wolf—La gélida voz de Yuuri le subió dos rayitas a su preocupación, el rubio asentó la rodilla derecha en el filo de la cama y con una mano intentó quitar los cabellos del rostro de Yuuri mientras que con la otra soportaba su peso para no lastimarlo—Si me duele algo.

-¿Qué cosa, Yuuri? Dime por favor.

-El corazón—Wolfram se confundió un poco, no sabía qué hacer si le dolía el corazón—Tú has lastimado mi corazón con ese comentario de antes.

Wolfram pasó de la preocupación a la sorpresa y de la sorpresa a la ira, ver los tonos de furia en su rostro a Yuuri le pareció exótico, sintió como el rubio se iba a levantar pero lo sujetó enseguida del brazo mientras sonreía, no le importaba si tenía alguna costilla fracturada, simplemente quería disculparse con el rubio de una forma animada y nada aburrida.

-¡Eres un tonto! Y yo preocupándome por ti—Dijo mientras forcejeaba con el agarre del universitario— ¡Suéltame! No quiero verte.

­-Vamos, Wolf, solo ha sido una broma, no te pongas así.

-¿Solo una broma? Estás jugando con algo importante, no es una simple broma.

Yuuri intentaba que Wolfram no se zafe de su agarre, sabía que si lo dejaba irse iba a quedar su amistad, la amistad que rápidamente habían creado, destruida por el orgullo.

-Lo siento, sé que fue inmaduro de mi parte, discúlpame. Es que no ibas a escucharme si te ibas y lo anterior solo lo hice para que veas que si querías saber la verdad.

-B-bueno, puede que si quiera una explicación—Se sonrojo un poco— ¡Pero es porque también me incumbe a mí!

-Está bien, no te molestes, lamento lo primero, también lo segundo, pero era la única forma de que me escucharas.

Wolfram seguía forcejeando para intentar soltarse del agarre de Yuuri, ya era algo absurdo que lo tuviera sujeto de las muñecas, no se iba a ir hasta recibir una explicación y unas disculpas bien dadas, pero Yuuri no lo quería soltar.

-Ya suéltame.

-¿Pero prometes no irte y dejar que te explique?

-Sí, lo prometo.

Yuuri sintió como Wolfram se preparaba para un nuevo jalón y por inercia el haló hacia su lado de forma brusca, provocando que Wolfram caiga encima de su abdomen de forma entrecruzada, el gemido de dolor que dio Yuuri fue leve, pero llego a los oídos de Wolfram que enseguida se levantó y miró el rostro de Yuuri, tan cercano al suyo.

-¿Te lastimaste?

La sorpresa y el nerviosismo se habían llevado a un lugar obscuro a su voz, no podía ni hablar y sus labios temblaban de forma desesperada en el intento de articular una sola palabra, una monosílaba. El rostro de Wolfram estaba tan cerca, le provocaba un poco de desesperación, podía ver cada poro de su piel, sus ojos tan verdes y su nariz, sus labios con diversas líneas pero conservando su color rosa. Sintió el sonrojo en su rostro y rápidamente apareció el de Wolfram sobre sus blancas mejillas.

No era porque sus rostros estaban cerca, casi sin espacio de respirar, no era por la mirada del otro, tampoco era eso, era por la simple razón que la mano de Wolfram, al momento de caer, había viajado directamente a la entrepierna del universitario, sin fuerzas para moverla lejos de esa zona peligrosa para ambos, simplemente la vergüenza los había cegado.

-Y-Yuuri…yo…

-Wolf.

Ambos reaccionaron ante el llamado del otro y pronto estaban sentados de forma correcta, Yuuri aun podía sentir el cálido contacto de la delgada mano en su parte intima, parecía que aún se mantenía en ese lado, el sonrojo se apoderó hasta de sus orejas. Wolfram por el contrario no sabía dónde mirar, la vergüenza lo hacía actuar de forma extraña, solo esperaba que Yuuri no pensara que había sido a propósito, ya que sabía sus gustos, iba a imaginar que estaba detrás de su persona. Sintió miedo luego de la vergüenza, había sido el único amigo con el que podía confiar y que sabía casi todo lo que estaba viviendo. No quería perderlo.

 

El sonido de la puerta principal abrirse llegó hasta los oídos de ambos, el nerviosismo aumento y el primero en actuar fue  Wolfram.

-Lo siento, creo que será mejor retirarme a mi habitación. En verdad debes de estar cansado.

Sin mirarlo, se levantó de la cama y tomó el pomo de la puerta. Tenía que avisarle a su Nana y su madre, quienes habían estado preocupadas, que Yuuri había despertado, también quería alejarse de Yuuri para no recibir reclamos.

-Wolf.

Wolfram se sobresaltó soltando el pomo que estaba girando, aún lo llamaba por ese diminutivo que tanto cariño le emanaba, giró su cabeza cual robot y lo miró sonrojado. La sonrisa que tenía en su rostro lo hizo calmar un poco.

-Después de la cena, te contaré sobre las heridas y todo eso ¿De acuerdo?

-P-pero.

-Esto fue un accidente, sé que no fue intencional, no te preocupes por pequeñeces.

Wolfram sintió sus mejillas arder al ver esa blanca dentadura desnudándose solo para él en esa tarde, donde el color rojizo y naranja del sol ocultándose se colaba por el borde de la fina tela de las cortinas, sonrió y asintió, al menos no lo había perdido.

-Nos vemos en la cena, Yuuri.

-Hasta luego Wolf. ¡Ah! Y dile a mi abuela que la quiero ver.

-De acuerdo, de seguro y mi madre también querrá subir.

-No te preocupes, estoy listo para sus abrazos rompe costillas

Wolfram rio divertido y se despidió con la mano mientras abría con la otra la puerta y salía de la habitación cerrando tras de sí la blanca puerta.

-Yuuri, gracias por ser mi amigo, mi verdadero y mejor amigo.

Wolfram dio un suspiro de cansancio y alivio, tras haber salido de la habitación de Yuuri y encontrarse con su Nana y su madre, quienes corrieron a ver a Yuuri que ya se encontraba mejor, decidió ir a su habitación para tomar un baño relajante. Aún sentía vergüenza por lo que había pasado, después de todo no podía sentirse tan tranquilo aunque Yuuri le hubiera dicho que no se preocupara. Entro en su habitación y se tumbó en su cama, con el rostro hundido en una almohada blanca que mantenía el olor de su cabello, el sonrojo no pudo esperar en hacerse presente y acompañarlo en la casi penumbra de su habitación, el sol ya estaba lo más escondido, pero aun permitía la visión de la habitación de forma vaga.

-Yuuri es un chico de tan buen corazón, sé que le debió de incomodar lo que sucedió en su habitación, pero para mí comodidad dijo que no me preocupara—Se puso boca arriba, mirando el techo ya obscuro de su cuarto—Bueno, después de todo no lo hice de forma intencional. F-fue culpa suya.

El recuerdo del rostro de Yuuri tan cerca al suyo se hizo presente, había estado tan inmerso en donde había ido a parar su mano que no pudo contemplar completamente el rostro de Yuuri en ese momento, lo había visto de cerca, claro que lo había visto, pero no con sus ojos abiertos, debían de ser tan negros como la noche. Se sonrojó al encontrarse pensando detalladamente en sus gestos, quizás y se estaba encariñando un poco más de la cuenta con ese pelinegro, no debía de confundir su inagotable bondad con el sentimiento del amor. Después de todo había escuchado de sus amigos lo horrible que era confundir el amor con la amistad.

Dio un suspiro a las penumbras, ocultó su vista bajo su brazo y dio una leve sonrisa, intentando quitar de su cabeza todo pensamiento que no fuera puro, Yuuri era una persona pura y no creía que con esos sentimientos de deseo se pudiera acercar al universitario. Además tenía una novia, lo había dicho anteriormente y se había escuchado como que la quería mucho, no debía de sentir cosas por personas comprometidas.

-Si tan solo no…

Se detuvo, detuvo sus pensamientos en ese momento ¿Qué iba a decir en ese momento? ¿Si tan solo qué?

 ¿Si tan solo no tuviera novia? No, no podía imaginarse ni desear esas cosas, Yuuri era feliz al lado de su novia, no podía andar deseando esas tonterías tan de repente, sería egoísta de su parte.

-Solo es amistad, solo es su bondad.

Se levantó de la cama dándose unas pequeñas y leves palmadas en sus mejillas para espabilar todo pensamiento extraño que tuviera, aunque para el no fueran tan extraños, para las demás personas sí. Se dirigió al baño de su habitación y luego de quitarse la ropa y asearse un poco, se metió en la tina. Miro el otro extremo, la blanca pared de la tina brillaba con el brillo del agua, se acercó los dedos a la herida que tenía en su brazo y la delineó cuidadosamente, solo quería que se borre para así no tener recuerdo alguno de ese día.

Se sumergió hasta la punta de su nariz y dejó escapar el aire por la boca, provocando leves burbujas que al instante explotaban, tan solo recordarlo le causaba un dolor supurante en la herida, quizás y era algo psicológico lo que tenía. Quizás y cuando todo esto acabe, le podría pedir a Yuuri que lo acompañe a un psicólogo.

Rápidamente descartó la idea, no era un loco, no estaba loco ni para parecido, solo debía de superarlo por su propia cuenta, no quería pagarle a nadie lo que podría conseguir por el mismo y sus esfuerzos. Pero nuevamente recordó aquel día y la herida volvió a dolerle.

En el espacioso baño que tenía en su habitación había una ventana, ventana que daba a los hermosos espacios verdes de su casa, miro por ella y notó la luna llena, era por eso que el dolor se hacía constante. Había escuchado que en las noches de luna llena, las heridas dolían sin reparo alguno. Sonrió al pensarse por un momento mal de la cabeza.

-Aunque quizás si estoy loco.

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Yuuri daba un suspiro de alivio al haber conseguido por fin, después de tantos intentos, que su abuela y Cecile se retiraran de su habitación, alegando que la necesidad de comer acumulada por cuatro días se había hecho presente. Ambas mujeres, como se lo esperaba, lo habían acribillado con preguntas que para su desgracia tenían toda la lógica del mundo, y decía desgracia porque no podría evadirlas diciendo que no entendían ni un carajo lo que le preguntaban.

Les había prometido contarles todo luego de cenar, pero cierto era que no iba a decir la verdad en su estado más puro, solo la retorcería un poquito para no hacer preocupar a las dos mujeres de la casa. Miró por la ventana la hermosa luna llena que alumbraba el pasto verde del jardín de Cecile, llevaba pocos días en esa casa, bueno, pocos días consciente, no había llegado a conocer a fondo la residencia Von Bielefeld, pero sabía que aquellos jardines que se encontraban bajo su ventana eran pertenecientes exclusivamente de Cecile. Su abuela y Wolfram tenían sus propios jardines, pero estos se encontraban más en el fondo del terreno.

Le gustaba tener las flores cerca de su habitación, en las noches podía percibir aquel aroma exquisito del que se había acostumbrado, y ahora verlo iluminado por el color plata de la luna lo había  hecho enamorarse aún más de ese jardín.

Sonrió hacia la luna mientras recordaba lo acontecido anteriormente con su amigo Wolfram, si era verdad que se había sentido avergonzado y un poco indefenso, también lo era el hecho de que sabía que no había sido de forma intencionada, es decir, el culpable había sido él mismo al halar impulsivamente el brazo de Wolfram hacia su lado, no había sido como si el rubio hubiera querido poner su mano ahí de forma intencionada. Al recordarlo, el calor de su fina mano había vuelto a esa parte, se maldecía por ser de buena memoria cuando se refiere a casos vergonzoso, ese problema lo iría llevando consigo hasta que sucediera un nuevo percance.

Su sonrisa se borró al recordar la conversación pendiente que tenía con Wolfram, era verdad, no podía dejar las cosas así, primero le pediría que le cuente en que diantres estaba metido para luego así poderle contar todo lo que sabía, no era una clase de amenaza ni un truco sucio, aún si él se negara a decirle lo que le había pasado, el igual le contaría porque estaría en desventaja al momento de presentarse ante aquella pandilla a un nuevo trabajo.

Sintió los suaves golpes en la puerta y regresó su vista hacia la misma, para luego de un “adelante” pudiera ver a su abuela con una sonrisa de oreja a oreja mientras le llevaba la comida a la cama, este se sonrojó un poco, ver a su abuela y a Cecile llevarle la comida como un niño pequeño o un consentido niño adinerado le provocaba un poco de pena.

-No debieron traer la comida hasta acá, podía haber bajado a cenar.

-¿Y peligrar a que te ruedes la escalera por tu debilitamiento? Ni locas.

Yuuri por primera vez en todo el tiempo que se había mantenido despierto se miró completamente: Tenía en su abdomen una venda que le cubría completamente todo hasta el torso y en sus brazos muchas gasas, se tocó la cabeza y tenía ahí también puesta una gasa, suspiro resignado, parecería ante todos una momia. Se acomodó la camisa de botones y se sentó con ayuda de las almohadas, tomó la mesita y la puso en sus piernas mientras veía a su abuela y Cecile como acomodaban unos platos en una mesita chiquita a su lado.

-¿Van a comer conmigo?

-Por supuesto, no queremos dejarte solo—Cecile depositó la jarra con jugo de naranja en la mesita y se levantó juntando sus manos con una sonrisa—Bien, solo llamo a Wolffy y estaremos listos para cenar.

-¿Y porque no avisaron con anticipo que íbamos a comer en el cuarto de Yuuri?

-Ah, Wolffy.

La repentina aparición de Wolfram sorprendió a Yuuri, tenía un gesto demasiado tranquilo que incluso lo hizo dudar si lo que había pasado anteriormente había sido producto de los alucinógenos o si era verdad. No le importaba, después de todo, como lo había dicho anteriormente, no era cosa de gran importancia, lo que en verdad interesaba en ese momento era lo que se iba a descubrir.

-Wolfram, ven, siéntate, tú debes de estar más familiarizado con el suelo de la habitación de Yuuri que todos nosotros, después de todo pasaste todo el tiempo en el que Yuuri no despertaba arrodillado al lado de su cama mientras lo cuidabas.

Las mejillas sonrojadas de Wolfram tras escuchar eso de parte de su Nana lo delataron enseguida, Yuuri miró sorprendido al chico, no sabía que él lo había cuidado, sintió calientito su corazón, al menos Wolfram se había sentido preocupado. Rápidamente retiró las ideas que tenía en la cabeza, no quería pensar que se sentía feliz de que Wolfram lo mantuviera presente, eso era un poco extraño, sentía como si le importara mucho si Wolfram lo tiene o no en sus pensamientos.

Mientras Yuuri se debatía en un dilema personal interno, Meiko y Cecile sonreían al ver el sonrojo en las mejillas de Wolfram y sus reiterados intentos fallidos por explicarle todo a Yuuri.

-Cecile-san—Llamó en voz baja Meiko a Cecile para que se acercara un poco a ella—Creo que estos dos algo se llevan entre manos.

-¿También siente eso Meiko? Estoy tan feliz.

Meiko sonrió, de verdad que si esos dos terminaran juntos, simplemente no le molestaría, después de todo sabía que Wolfram era un excelente chico, con algunos problemas pero sabía también, que Yuuri era la solución a la razón.  

-Bueno, déjense de niñerías, vamos a comer.

Cecile miró rudamente a ambos chicos los cuales pararon todos los ademanes que se encontraban haciendo mientras ambas mujeres conversaban, por un momento, Wolfram, se asustó de ver así a su madre, quizás y la idea de que ellos tuvieran un pequeño romance no le agradaba en lo más mínimo. Yuuri solo asintió alejando todos los pensamientos de su cabeza para no dañar nada en esa noche.

La cena fue animada, Cecile les comentaba sobre un nuevo proyecto que su empresa le había propuesto, quería opiniones varias, las cuales había conseguido en esa cena, ya tenía una decisión para decir el día de mañana. Meiko por tiempos miraba a su nieto, no sabía si su hija aceptaría el hecho de que Yuuri tuviera a Wolfram como enamorado, no era seguro pero si posible.

-Por cierto Yuuri ¿Tu mencionaste tener novia verdad?

Silencio.

Todos quedaron en silencio cuando Cecile mencionó eso, Yuuri miró hacia un lado un poco triste, Wolfram miró hacia otro lado algo incómodo y Meiko sentía el aura depresiva en el ambiente.

-Sí, bueno…

-¿Y cómo es? De seguro es linda.

-Bueno…si, es linda, su nombre es Kinomoto Megumi.

-Con que Megumi—Dijo en un susurro Cecile mientras miraba a su hijo.

Cierto, ya eran cuatro días desde que había roto con Megumi, de seguro y estaría furiosa por el hecho de que no la llamó en todo ese tiempo, sintió una opresión en su pecho, quizás y se había descuidado un poco de ellos, no debió olvidarse de Megumi, había sido cruel de su parte. Tendría que llamarla para pedirle disculpas y que vaya a verlo, o que él la vaya a buscar, como sea con tal de encontrarse bien.

-Kinomoto.

-¿Eh?

-Ah, no es nada—Sonrió— ¿Y cuánto tiempo llevas con Megumi-chan?

-Dos años.

-Cielos, es mucho tiempo, de seguro te ama mucho—Su Nana sonreía tiernamente, le gustaba saber que su nieto había conseguido a una chica que en verdad lo sepa comprender, valorar y sobre todas las cosas, soportar. Porque si, aunque Yuuri mostrase madurez ante todos, el seguía siendo un muchacho que se encariña en poco tiempo.

-Sí, bueno—Bajó la cabeza ¿Por qué justamente en ese momento se les ocurría hablar sobre ese tema? ¿Es que no habían encontrado tema mejor que ese? Vio a Wolfram, la sonrisa que le dedicó iba llena de comprensión, debería de saber cómo eran esas dos mujeres cuando algo se les mete a la cabeza, pues había vivido con una de ellas toda su vida—Muchas gracias por la comida, estaba deliciosa, Nana, Chery-sama.

-Qué bueno que te haya gustado cariño, lo hice especialmente para ti, también para Mi niño, al que le estoy agradecido por cuidarte.

-N-no fue nada.

-A todo esto—Oh no, ya venía el cuestionario de cómo había pasado su accidente—Debo irme, el proyecto del que les estaba hablando requiere una estructuración perfecta y no tengo bien planteado el tema, debo llamar a mi secretaria para que me ayude con los requisitos que necesito para poder emplearlo. Lamento dejar la mesa, Meiko, estuvo delicioso ¿Te ayudo a levantar?

-Muchas gracias, Cecile-san—Ambas mujeres se levantaron tras la confundida mirada de ambos jóvenes, era extraño que no le hubieran preguntado cómo le había hecho para llegar todo lastimado a casa.

Las mujeres salieron y Wolfram vio cerrarse la puerta, no sabía que tramaba su madre, quizás una loca idea en su cabeza, pero sabía que nada de lo que su madre se ideaba salía como quería, a veces salía mucho mejor y eso era lo que temía. Vio a Yuuri igual de impactado, mientras sostenía un vaso con agua que su abuela antes de salir le había dejado colocando entre las manos, dio un suspiro, tal vez estaba siendo demasiado paranoico, quizás y su madre de verdad necesitaba ir a terminar de plantear y modificar ese proyecto.

-Wolfram.

La voz de Yuuri lo sacó de sus pensamientos preventivos, lo miró, sabía que de alguna forma él también iba a terminar contándole todo lo que le había sucedido para encontrarse enredado hasta el cuello con problemas. Volvió a dar un suspiro, se levantó del suelo y se sentó en el filo de la cama, restregó las palmas de sus manos en sus piernas y observó el lugar, como si nunca antes lo hubiera visto, se levantó prontamente dirigiéndose hacia la ventana de la habitación, corrió las cortinas y se volteó, dándole una sonrisa de confianza a Yuuri.

-Bueno, creo que he de empezar yo ¿No es así?

No era una pregunta, ya era una afirmación, sabía que debía de decirle primero en qué diablos se encontraba metido para que le pueda contar porque lo lastimaron y porque insistía en que había sido culpa suya. Volvió a tomar asiento junto a Yuuri y este se acomodó mejor con las almohadas en el respaldar de la cama para poderse mantener sentado, acomodó su pierna hacia otro lado y le permitió a Wolfram que se sentara en posición de flor de loto para poder tener una conversación un poco más cómoda para ambos.

Se miraron, el nerviosismo se sentía en el ambiente, el intenso brillo en los ojos de Wolfram denotaban que estaba preocupado por lo que le iría a decir Yuuri luego de contarle todo lo que había tenido que vivir, todo lo que había pasado y el proceso por el que había pasado para poder conseguir tantas heridas en su cuerpo.

-Pues…comencemos.

.

.

.

.

Continuará.

   
Notas finales:

 

   

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