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Te amo, Rin por Galatea KusamaTakatsuki

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Notas del fanfic:

¡Hello! Bueno, esta decidí aventurarme con algo de Free!

Espero que les guste y que no tengan reparos con las críticas, me ayudan ^-^

Se acomodó el cabello frente al espejo y suspiró. Tiró un poco de su corbata negra, dejando un perfecto nudo. Observó su reflejo, pudo ver en aquellos ojos calipso —alguna vez brillantes—el dolor.

Dolor de observar como su amor, su único amor, se marchaba de su lado, para tomar lugar en los brazos de la persona que más detestaba, Haruka Nanase. No había podido alejar aquel pesar de su corazón desde que Rin le dio la noticia.

—Me casaré con Haru.

La alegría que demostraba el pelirrojo ante la frase dicha, por un momento alegró a Sousuke, hasta que reparó en lo que Rin había dicho.

“Me casaré…”

Por más que el azabache deseara que todo aquello fuese mentira, no sería así, nunca lo sería. Estaba pasando realmente.
Todo lo que pudo hacer en ese momento fue abrazar a su mejor amigo, porque nunca serían más que eso.

—Tal vez… si tan sólo le hubiese dicho mis verdaderos sentimientos cuando pude— Pensaba en voz baja el azabache—. Todo sería distinto, tal vez sería yo quien este parado en el altar, esperando a Rin— Dolía, vaya que dolía. Casi no podía respirar, su pecho quemaba en una gran angustia, que no se reflejaba en su rostro.

Pronto el sonido de la puerta siendo golpeada cortó el hilo de sus pensamientos. 

Supo que era el momento, la boda ya casi iniciaría. Salió del cuarto de baño y caminó hacia la capilla al aire libre que se hallaba finamente decorada.

Grandes adornos de rosas rojas hacían que el arco, el cual era blanco, resaltara aún más. Por un momento aquellas rosas le recordaron a Sousuke las mejillas de Rin cuando se sonrojaba. 

El azabache se posicionó del lado izquierdo, donde los padrinos tomaban su lugar. Observó a Tachibana y Nanase conversar. El menor se notaba nervioso, a pesar de su rostro impasible, Sousuke se preguntó si de haber estado en el lugar de Nanase, él también estaría nervioso.

Nunca lo sabría.

Gou anunció que ya vendría el novio. Nanase ocupó su respectivo lugar, Tachibana a un lado del mismo, Sousuke se mantenía a un espacio prudencial.

La conocida marcha nupcial comenzó a sonar.

Al final de la alfombra, que se extendía desde el altar hasta el fin de la fila de bancos de los invitados, se hallaba su pelirroja perdición. Lucía un traje casi completamente blanco, los bordes del mismo eran negros, además de la corbata de moño que combinaban perfectamente con el resto del traje.

Observó detenidamente el rostro de Rin, una bella sonrisa adornaba su delicado y juvenil rostro, dejando ver sus característicos dientes parecidos a lo un tiburón. Sus ojos carmesí destellaban brillo y emoción. Estaba realmente feliz, y Sousuke también sentía un poco de felicidad sobre su pesar, amaba ver a Rin feliz. Aunque fuera sin él a su lado.

El pelirrojo llegó finalmente al altar. ¿De verdad estaba sucediendo esto? Su único amor estaba por dar el famoso “si quiero” frente a un funcionario civil con la persona que peor le caía. No quería admitirlo, pero Nanase era afortunado.
El hilo de sus pensamientos fue cortado por una frase.

—En este día no sólo unidos dos vida se han unido. Unimos dos almas, dos destinos, por y para siempre. Ya ambos han dado su consentimiento, y bajo el poder que me confiere el estado de Japón, yo los declaro marido y marido— Tras acabar de pronunciar esas palabras, ambos chicos unieron sus labios en un tierno y amoroso beso.

Los aplausos, vitoreo y felicitaciones no se hicieron esperar. Probablemente, si todo se hubiese quedado en silencio de repente, se podría haber oído como se rompía el corazón de Sousuke, mas sin embargo, el azabache también sonrió, y después de que Tachibana saludara al nuevo matrimonio, Sousuke también se acercó. 

Abrazó fuertemente a Rin, aspiró sutilmente el delicado pero masculino perfume del pelirrojo.

—Felicidades Rin— Susurró suavemente al oído del mismo.

—Gracias Sousuke— Respondió alegremente el chico de ojos carmesí.

Se separó de él, aún habían personas que también deseaban felicitarlos, se acercó a Nanase y estrechó su mano, quizás con más fuerza de la necesaria. Acercándose a él disimuladamente le susurró.

—Atrévete a hacerlo llorar, y no vivirás para contarlo— La única que respuesta que recibió fue una mirada de indiferencia de parte del pelinegro.

Tras las felicitaciones y el banquete, la fiesta comenzó. Nanase y Rin abrieron el vals.

Todo parecía pasar en cámara lenta, debió haber sido él quien este bailando la conocida pieza de baile con Rin. Pero no, no era él, era Nanase. No era él quien lo besaría por las mañanas, no sería él quien lo cuidara cuando enfermara, ni tampoco sería él quien discutiera por idioteces con el pelirrojo, para luego reconciliarse de la forma más pasional posible. No, no lo sería, nunca lo sería.

Su corazón se mantenía bajo una opresión enorme, el dolor casi se volvía insoportable, el aire le faltaba y su pecho quemaba. Y aun así, mantenía una sonrisa en su rostro. Todo por Rin.
No supo cuando terminaron de bailar, pero si supo que Rin lo había llamado para tomarse una foto.

Caminó hacia donde se hallaba el pelirrojo y el azabache y, se posicionó a un costado de la feliz pareja. El incandescente flash le avisó que la foto ya había sido tomada. 

—Ten— Dijo Rin, momentos después, mientras le entregaba la foto que habían tomado anteriormente 

—Eso fue rápido— Habló sonriente el azabache.

—Sí, Gou sugirió que sería buena idea imprimir las fotos en el momento, para que los invitados se la llevaran. — Expresó con una pequeña sonrisa que aceleró el adolorido corazón de Sousuke.

—Fue una buena idea— Concluyó el chico de ojos calipso.

— ¡Rin-chan! ¡Déjame tomarme otra foto con la feliz pareja! — La voz de un joven rubio los distrajo a ambos. Sousuke vio a Rin marcharse resignado hacia el lugar donde se hallaba el joven.

Cuando la fiesta acabó y el nuevo matrimonio se retiró, probablemente a festejar su noche de bodas, para luego marchar al otro día de luna de miel. De sólo pensar en eso, Sousuke ya se sentía enfermo.

El camino a su casa se le hizo realmente largo, pensó que nunca llegaría. Pero lo hizo, giró la llave y abrió la puerta. Se sentía como si en lugar de haber vuelto a una boda, hubiese vuelto de un funeral. Se removió rápidamente la incómoda corbata y la arrojó hacia algún lado incierto del inmueble.

Arrojó su cuerpo descuidadamente al sofá y fijó su mirada en la foto que mantenía en la mano. El dolor en su corazón finalmente se hizo insoportable, las lágrimas inundaron sus ojos. No quería llorar, pero no hallaba otra forma de mitigar su dolor.

Tomó la foto entre sus manos y con cuidado la rompió, separando a Rin del resto de la foto, para luego ubicarlo justo a un lado de Sousuke, ocultando completamente a Nanase.

“Es una maldita ilusión, esto nunca sucederá” Se reprendió a sí mismo. Joder, debía aceptar la dolorosa realidad que hacía que su pecho quemará y ardiera.

Debió confesarse cuando pudo. Quizás, si lo hubiera hecho, todo sería completamente diferente. Estaría con Rin en sus brazos, a punto de hacerlo suyo para siempre. Nanase ahora debía estar ocupando un lugar, que según Sousuke, no le correspondía.

Pero el hubiera no existe, no lo hizo y ya no podrá hacerlo. Y se arrepentiría toda su vida por ello.

Tomó la foto y la apretó fuertemente contra su pecho, mientras las lágrimas seguían descendiendo por su rostro sin intención de parar.

—Sólo… sé feliz Rin. Te amo— Susurró a la nada, pues sabía que nunca Rin lo escucharía…

Notas finales:

Well~ gracias por llegar hasta aquí. Comenten si les gustó y... pos nada más :D 

Bye~


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