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Painful love por Jesica Black

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Notas del fanfic:

Se me ocurrió escuchando "La de la mala suerte" de Jesse y Joy (dios sabe porque estaba escuchando esa canción) pero le deben este fic y esta trama.

Painful love es un fic UA basado en la vida de Dégel y Camus durante un año. Contiene escenas de violencia, sexo, bullying y mucha tela para cortar. Los personajes le pertenecen a Kurumada y Teshirogi. Excepto por Aeneas Antares y otros personajes anexos que pueden estar involucrados y no se encuentran en ningún manga.

Painful love

 

Por: Jesica Black

 

Capítulo I: Inicios

 

                “El amor. Se puede representar de varias maneras, en varios momentos de la vida, tan fuertes y pasionales que te sumergen en lo más profundo del océano. El amor no es más que un sentimiento, aunque muchos científicos se quemarían sus cerebros tratando de indagar sobre los químicos corporales que lo mantienen. ¿Qué es al final eso que trae tantas tristezas, desazón y vergüenza?  ¿Qué es aquello que se confunde con una emoción o un sentimiento? ¿Por qué puede ser tan dulce y tan doloroso? ¿Doloroso? ¿Debería ser algo tan bello, doloroso al mismo tiempo? ¿No es contradictorio? Posiblemente, pero tan real como lo tangible, tan real como lo indiscutible, tan real como tú y yo.” – Dégel Diamond (Abril 5 de 2016).

 

                Un año antes  

Dégel era un joven estudiante de literatura en la universidad Platón de Atenas, tenía diecinueve años y su vida había cambiado muy recientemente. Sus padres eran ancianos y se encontraban viviendo aun en París, imposibilitados de poder moverse, por lo que no podían hacerse cargo de su sobrino de quince años: Camus.
A su joven edad, Dégel tuvo que hacerse responsable de muchas cosas, inclusive el velatorio de su hermano mayor Krest. Su cuñada, Garnet, debido a la muerte de su marido, estalló su locura y se encontraba internada en uno de los psiquiátricos más famosos de Francia, llamado Blue Gard, Camus sabía que estaba allí y frecuentemente la visitaba, pero su historia comenzó a desquebrajarse poco a poco. Fue de sopetón el hecho de mudarse a Atenas con su tío y comenzar una nueva vida allí, repleta de interrogantes y miedos. Recién ahora sería su primer día en el ciclo escolar y no quería decepcionar a su tío, quien puso todo su empeño para traerlo a esas tierras y más encima enseñarle griego.

La apariencia de ambos era muy particular, mientras Dégel optaba por colores sobrios como el gris, el blanco y probablemente el beige en su vestimenta, Camus se había sumergido en el opaco como el negro y de vez en cuando dejaba notar un tinte de otros colores en su vestimenta, probablemente pensando que con el rojo de su cabello ya había demasiado color en su vida, no optaba por algo que llamara demasiado la atención.
Ambos tenían mucho en común, el peinado, el largo de su cabello (aunque difería en color, mientras Camus era pelirrojo, Dégel tenía cabello aguamarina a verde), su delicada apariencia y figura, digna de un francés, y sus ojos verdes. Eran altos y delgados, con una altiva forma de ser y muy inteligentes, dado a ésto, Dégel había entrado con amplia nota a la universidad y Camus se incorporó rápidamente a un colegio griego.

                Se levantaron a las seis y media de la mañana, el amanecer había comenzado y la noche culminado. Como siempre, el tío se levantó amarrando su cabello desalineado, caminó con su pijama puesto, el cual le quedaba notoriamente grande, y se dirigió a la pequeña cocina. Preparó algo de café mientras iba a despertar al menor para que se alistara, en la pared había todo una lista y horarios que le mantenían en conocimiento donde estarían y a qué otra llegarían.

–Camus, desayuna y lávate los dientes, mira la lista que se encuentra en esa pared –avisó el mayor, señalando con la espátula la pared, luego volvió a dirigirse a las tostadas y los huevos que preparaba–. Estaré en la facultad hasta las doce, de allí tomaré un descanso e iré a la librería a las dos, donde trabajo, llegaré aquí a las seis para hacer la cena.

–Hmm…–Camus se acomodó un poco su cabello mientras observaba la lista–. ¿Aún no tendré gimnasia en el colegio?

–No, recuerda que éste es tu primer día y debes llevar tus exámenes físicos para mañana, comé el desayuno –Camus bufó y volvió a la mesa para tomar un poco de fruta y café. Dégel terminó el desayuno y apagó todo en la cocina–. Me tomé el atrevimiento de comprarte este móvil –deja los huevos en la mesa y se dirige hacia el mueble de arriba de la cocina para tomar una caja pequeña y entregársela, era un teléfono celular–. Está mi número agendado, si necesitas algo solo llámame.

–Gracias –susurró.

–Bien, entonces iré a ducharme…..–caminó hasta el pasillo, tomando del sofá una toalla que llevaba tendida desde el día anterior–. Come todo lo que preparé.

–¿Y tú, qué comerás?

–Algo de fruta –la voz del mayor desapareció, Camus toma el plato con el huevo y comienza a comer, ese tío hará que engorde.

–Hm, me iré a cambiar Dégel….–habló luego de desayunar y caminó cerca del baño donde éste se estaba duchando, no esperó respuesta y simplemente se colocó la ropa del colegio.

                Dégel lo había inscripto en una Institución privada, por lo que debía llevar uniforme que consistía en una playera manga corta blanca con la insignia de la escuela (un pájaro volando hacia lo alto y una espada adornada por ramas y hojas), unos pantalones azul oscuro con una línea de costado de un azul Francia, zapatillas blancas y medias de igual tono. Tomó su mochila y se la colocó en el hombro, odiaba verse tan brillante. Pasó por junto al baño nuevamente, esta vez el agua no corría ni se escuchaba.

–Debo irme, nos vemos más tarde –saludó y se retiró.

 

                Dégel se preguntaba a si mismo si estaría bien, probablemente sí, era una de las mejores escuelas y costaba bastante la mensualidad (aunque tuviera una beca del 50% era cara), pero aun así le enseñarían tan bien a su querido sobrino que probablemente se convertiría en una gran persona.

 

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                Milo Antares era el hijo del dueño de la empresa Antares, la mejor editorial de toda Grecia. Como niño rico, gozaba de buena salud y privilegios, tanto en lo académico como en la vida diaria. Tenía un medio-hermano mayor, el sinvergüenza de Kardia, un muchacho de unos veintiocho años que a diferencia de Milo, no era el ‘nene de papi’ ni mucho menos. Desde puber, Kardia Antares había demostrado ser todo un criminal, un psicópata para ser exacto, poseía la locura de los peores delincuentes de la zona, y una forma de ser que helaría al mismo lucifer. Milo no había caído tan lejos del ala de su hermano mayor, prácticamente siendo educado por él durante sus primeros años por la falta de presencia materna y paterna, aun así, no había logrado el sadismo de su fraterno y utilizaba esta personalidad carismática y arrogante que tenía, para pasar desapercibido entre sus compañeros. Dotado de una inteligencia magistral y una laboriosa forma de ser, Milo odiaba todo lo que no encajaba en su mundo, por lo que era enemigo de otros compañeros de clase al punto de abochornarlos frente a toda la escuela, haciéndose pasar por el chico más bueno y piadoso cuando era él quien había planeado las cosas más escabrosas.

Milo, bendecido por unos impactantes ojos celestes y sedoso cabello rubio, un adonis de la más impoluta casta. Siempre acompañado de sus amigos inseparables: Kanon y Saga. Milo renegaba de Kardia constantemente y no obstante, lo utilizaba como ejemplo cada vez que lo atrapaban en alguna locura, diciendo: “Yo no soy como mi hermano, recuerde a mi hermano”, lo que hacía que la mayoría de los docentes le creyeran que él era el santo de entre los Antares.

                Ese día, como todos los días de comienzo de año, había caminado desde su enorme mansión hasta la escuela secundaria, como siempre, llevaba el peso de la mochila en un solo hombro y arrastraba sus pies. Se acercó hasta sus compañeros para charlar con ellos y burlarse de quienes pasaban por allí, entre los cuales, varios niños nuevos que cursaban su primer día. Habladurías y rías desquiciadas, un joven que corría a toda prisa golpeó por la espalda a Milo casi haciéndolo caer. Ni había dejado que el muchacho se disculpase cuando le tomó por la camiseta.

–Oye, pelirrojo, ¿sabes a quien empujas? –murmuró, Camus abrió los ojos.

–Lo siento….

–No me basta tú disculpas, ten cuidado –le empuja–. Casi haces que me caiga, estúpido.

–Ya dije que lo sentía…. ¿qué más quieres? –se acomodó su playera, no quería comenzar discutiendo con un compañero el primer día, pero tenía prisa para no llegar tarde y sin querer había tropezado y caído encima del muchacho, lo que le hizo empujarlo hacia delante.

–No me basta sólo eso, mejor mantén tus ojos en tu espalda, pelirrojo –susurró con asco y volteó para ver a sus amigos–. Vámonos.

 

                Camus suspiró, y lo vio retirarse mientras varios chicos salían de su camino de una manera poco feliz. ¿Quién demonios era ese muchacho que se creía tanto? Cruzó los brazos y continuó su camino hasta lo que sería el edificio central, debía que entregarle sus papeles al director, dado que la mayoría de los alumnos estaban en esa escuela desde sus seis años y tenían en sus archivos la mayoría del papelerío, pero él, no sólo era extranjero sino también nuevo en el colegio, por lo que debía pasar por la dirección antes.
Esperó un tiempo mientras la mayoría de los alumnos se habían formado y retirado a sus salones. El director miró toda la carpeta que Dégel había completado para su sobrino y las selló, firmándolas y cerrándola.

–Bien, bienvenido al Instituto ‘La diosa Atena’, estamos felices de tenerle –sonrió el anciano hombre y se levanta–. Me llamo Sage y ésta será tu segundo hogar, acompáñame por favor –caminó hacia un costado y le indica al joven Camus que lo siguiera, abriendo la puerta y dirigiéndose a los pasillos–. Le indicaré a uno de tus compañeros para que te haga un tour por colegio, así sabes dónde está el gimnasio, los vestuarios, la biblioteca, el laboratorio, la sala de computación…..esta escuela es la mejor en su clase, estarás en primer año segunda división, te adaptarás bien.

–Primer año, segunda división –intenta memorizar Camus mientras ve los diferentes carteles.

–Aiacos, ¿qué haces en el pasillo? Vamos, todos dentro del aula por favor –interviene el viejo director mientras hace ingresar al alumnado nuevamente a sus salones–. Disculpa, los chicos de tercer año ya ni siquiera se inmutan en entrar al aula, están tan cerca de graduarse que quieren irse, por eso su aula está cerca de la salida. El profesor Lugonis vendrá enseguida por ustedes –murmuró el hombre a los alumnos y continuó–. Ah, me olvidaba, también hay clase de botánica aquí con Albafica  Sauroni, pero la tienes en la tercer hora después del recreo, ahora creo que está….–intenta hacer memoria–. Sysifo Sagitta.

–¿Sa-Sagitta? –Preguntó Camus–. ¿Es un profesor?

–Sí, es el profesor de historia antigua, aquí –señala el aula que tiene una placa: “1-2” –. Es aquí.

                Sage abre la puerta para ver al profesor, quien explicaba un poco sobre la historia antigua de Grecia, voltea a verle y naturalmente sonríe. Sysifo era un muchacho joven, de unos treinta y tantos años, cabello castaño y ojos de un azul profundo. Inmediatamente hace pasar al pelirrojo y al director.

–Pase, pase director Sage –les hace un lugar en el centro.

–¿Cómo están, alumnos? Bueno, les presentaré a un nuevo alumno, él es Camus Diamond y será su compañero a partir de ahora, viene de Francia, por favor hijo, preséntate –Camus se sentía realmente nervioso ante tantos ojos mirándolo, por lo que hizo una reverencia.

–Mi nombre es Camus, y soy nuevo en el país, espero nos llevemos bien.

–Perfecto, hm ¿dónde hay un lugar disponible? ¡Ah, sí! Junto a Shaka, si, Shaka levanta la mano –el rubio de cabello largo alzó la mano y Camus fue empujado suavemente hacia allí. Casi no había notado que detrás de él se encontraba el muchacho que se las había jurado–. Por favor, sean buenos con Camus ¿de acuerdo? Con su permiso, Sagitta.

–No, pase usted director –Sysifo le permite salir y cierra la puerta tras de él–. Bueno Camus, me alegra tenerte en mi clase, soy el profesor Sysifo Sagitta y mi materia es historia griega antigua, espero que te guste, sé que es algo nuevo para ti, así que te ayudaré en todo lo que sea posible.

 

                Las clases empezaron y Camus pudo hacer sociales con su compañero Shaka, quien se había atribuido la obligación de mostrarle el colegio. También le dijo que debería inscribirse en un deporte, dado que esta escuela particularmente te lo exigía. Shaka era una persona bastante tranquila, amable y piadosa, él sabía que Camus estaba completamente en otro mundo, por lo que trataba de ser sutil, además, que le decía donde NO debía ir o que NO debía hacer, entre ellos meterse con la banda de Milo. Cuando Shaka le señaló al compañero al que no debía cruzar, a Camus se le paró el corazón, era el muchacho que empujó sin querer, le miraba con cinismo, como si fuera a quitarle los brazos. Tragó un poco y le pidió que le mostrara la biblioteca, suponía que en ese lugar no vería al fortachón compañero, seguramente ese lugar sería su santuario libre de rubios.

 

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–Bien, esta sección es la de los libros de misterio –dijo la muchacha de cabello claro y mirada azulina, Dégel le seguía con sigilo–. Y ésta de acá es la sección para niños, recuerda que todos los libros están ordenados por títulos, hay de tres a cuatro tomos en cada estante, puedes buscarlos por la computadora y ahí te dirá en que sector está y el número de estantería que está justo aquí –le señala un número impreso en una placa de acero al costado de cada estantería–. Mi nombre es Seraphine, y trabajaré contigo.

–Hm, gracias Seraphine –miró hacia otro lado, la chica era extremadamente bella, amable y encantadora–. Disculpa ¿quién es esa chica de allí?

–¿Ella? Ah, es Celestine, es nueva también, yo que tú no me metería con ella –bufó la muchacha. Dégel la miró inquietante.

–¿Por qué?

–Su novio, es un patán, es el hijo del dueño de la distribuidora y editorial Antares, un estúpido –se cubre la boca–. Oh, no debería decir eso, se me salió.

–Jajaja, no le diré a nadie Seraphine.

–Llámame Seri, por favor –sonríe dulcemente–. Bien, ven aquí, te daré un chaleco con tu insignia.

–¿Insignia?

–Todos llevamos una insignia con nuestro nombre aquí, ¿ves? El mío dice Seraphine –señala una especie de cartelito de bronce con su nombre tallado–. Celes, ¿haz visto la insignia de Dégel?

–¿Hm? –La muchacha que masticaba chicle mientras se encontraba con los codos clavados en el escritorio, bufa molesta y señala una puerta a un costado–. Debe estar por allá, Seri.

–Gracias –Seraphine camina hacia allí, entrando y saliendo rápidamente con la chaqueta color rojo, le ayuda a Dégel a colocársela–. Perfecto, bienvenido.

–Gracias chicas –hace una pequeña reverencia.

–¡Oh, mi hombre llegó! –Celes saltó prácticamente de la silla donde Dégel daba fe estaba atornillada, gira para ver desde el ventanal a un muchacho recargado en una moto, fumando mientras miraba fuertemente donde estaba él. Dégel se sonrojó, estaba nervioso por aquella mirada tan turbia y se sintió incómodo.

–Es Kardia Antares –bufó molesta Seraphine–. Un estúpido patán, hace no mucho golpeó a mi hermano Unity hasta hacerle caer los dientes, ¡me da tanta rabia! Encima la policía no hizo nada, por tener la plata que tiene se le da hacer cualquier cosa.

–¿Tu hermano? –preguntó el peliverde mirando a la muchacha, ésta gruñó y cruzó los brazos.

–Mi hermano se rehusó prestarle uno de los libros de aquí, él dijo que como ‘su papá’ es dueño de todo ésto, puede hacer lo que se le venga en gana ¡Pero no es así! Su padre lo odia, creo que quiere más a su hermano menor o tal vez no quiere a ninguno –suspira cansada–. Se agarraron a golpes con Unity y obviamente perdió mi hermano, Kardia es fuerte el desgraciado. Encima Celes es una estúpida que se deja hacer y deshacer por él.

–¿Por qué dices eso? –preguntó nuevamente, Seraphine le miró con dulzura.

–Cierto, tú eres nuevo acá –se ríe en voz baja–. Celestine y Kardia están en pareja desde hace dos años, se conocieron por ahí, quien sabe; seguramente en algún antro de perdición, como el de Calvera. La cuestión es que Celes muchas veces es…..bueno…

–¿Es?

–Es….empujada, maltratada física y verbalmente por ese idiota…. –fastidiada–. ¡Es un imbécil!

–Pues, si lo parece –siente que aún lo miran con intensidad, y al darse vuelta nota que Kardia mantiene su vista azulina en él, voltea a ver nuevamente a Seri–. Dios ¿Por qué me está mirando tanto?

–No lo sé, nadie sabe que piensa Kardia…. –Dégel se auto abraza por la sensación que siente.

–¿Cu-Cuantos años tiene? –preguntó.

–Hmmm…. –piensa–. Veintiocho, creo que es el hijo mayor del anterior matrimonio del señor Aeneas Antares, mientras que su hijo menor es de su actual matrimonio, el chico tiene quince años, por eso la diferencia de edad, Antares se casó dos veces.

–Ya veo…. –gira un poco para ver si sigue ahí, efectivamente continuaba mirándolo–. Mierda, ¿cuándo se va a ir? ¡Comienza a desesperarme!

–Creo que ya, Celestine está encima de la moto y su cigarro ya apagado –bufó–. Bueno, si te sientes nervioso por él, ¿por qué no vas a acomodar algunas cosas atrás? Te acompañaré.

–Oh, sí, claro…. –se va agachando la cabeza.

–Recuerda, el señor Aeneas Antares vendrá cada fin de mes a chequear los números, debes caerle bien….y siempre es un hombre muy huraño…. –bufa la joven y continua su caminata con Dégel hasta el fondo–. Últimamente ha estado de malhumor y solamente grita desde su cuarto, según me ha dicho su mujer….está triste.

–¿Sabes por qué está triste?

–Nadie lo sabe….

 

                Del otro lado de la librería, en la calle, Kardia termina el cigarro que fumaba y mira la espalda del chico con el cabello que se mecía de un lado al otro. Se sube en la moto que había adquirido recientemente por su silencio, y la prende, haciendo un ruido estruendoroso. Celestine se comienza a poner nerviosa, porque la mirada de Kardia continúa dirigida hacia la librería.

–¿Qué tanto vez ahí?

–Nada…..–se relamió los labios y volteó hacia adelante–. Agárrate porque voy a acelerar.

 

Continuará.

Notas finales:

¡AL FIN TERMINÉ EL PRIMER CAPITULO! Bueno, estoy realmente muy cansada, porque me rompí la cabeza pensando en la historia y salió ésto. Tenemos dos vertientes aquí. Milo-Camus y Kardia-Dégel, creo que ambas historias son dignas de ver y ambas son muy sexuales quiero decir, por lo que si eres menor, te sugiero que no leas el fic, no es apto para todo público.

Espero que les gusten y lean el siguiente episodio, pondré todo mi empeño en él.

Antes que nada les dejo más o menos las edades de los personajes:
Dégel (19); Kardia (28); Milo (15); Camus (15); Seraphine (25); Unity (28); Celestine (25); Aeneas Antares (56); Krest Diamond (43 +) –fallecido–.

Aunque Krest esté fallecido es IMPORTANTISIMO en la historia, aunque pareciera que no. ¡DEJEN COMENTARIOS!


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