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Overtime por Nielie

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Se congeló, como si fuera el quién ahora estuviera bajo los efectos de su habilidad, mientras aquel chico frente a él daba un saltito de la sorpresa y pestañeaba varias veces mirándolo.

 

-Eres tú.

 

Dijo aquel chico con alegría y desvió su mirada hacia sus manos, que aún seguían tomadas, por lo cual se ruborizo y se puso nervioso. Changjo, luego de ver aquello reacciono y soltó las manos de aquel chico, con el rostro lleno de dudas ¿Cómo paso aquello? ¿Por qué?

 

-¡No te vayas!

 

Exclamó el chico de cabellera castaña antes de que Changjo hiciera algo.

 

-No te vayas, no desaparezcas, espera un poco, yo…

 

¿Desaparecer? Se preguntó el pelinegro, pero no hizo caso a las palabras de aquel chico y detuvo el tiempo de nuevo, un tanto asustado por aquello.  Volvió a mirar la mano del chico donde estaba su anillo, quiso quitárselo y terminar con esto, pero tenía la duda de que si lo hacía volviera a pasar lo de antes, pensó un momento en algún tipo de estrategia que le pudiera servir, no encontró ninguna que no fuera quitárselo y detener el tiempo de nuevo.

 

-Vamos.

 

Se alentó y volvió a intentarlo, pasando lo mismo de antes, el tiempo corrió de nuevo y el chico iba a seguir hablando, pero Changjo lo interrumpió antes.

 

-Devuélvemelo.

 

Reclamo y el chicose miró la mano.

 

-Eso era lo que te quería decir, y lo que te quería devolver ayer, pero saliste corriendo y desapareciste.

 

Aquel chico trataba de explicarse.

 

-Entonces, devuélvemelo.

 

-Lo haré.

 

Changjo suspiro por sus adentros, al fin tendría su anillo de vuelta.

 

-Pero si me dices como hiciste aquello.

 

No se esperó aquella petición.

 

-¿Qué?

 

-Como escuchaste, dime como hiciste aquello, ¿eres un fantasma? pero tus manos se sintieron reales.

 

Se cuestionó el delgado, revistando con su mirada a Changjo, como si con eso fuera a descubrir algo.

 

-Devuélvemelo.

 

Volvió a reclamar el pelinegro, aquel anillo era de su propiedad ¿Por qué debía responder a sus preguntas?

 

-Dímelo y lo hare.

 

-Es mío, devuélvemelo.

 

-Dímelo.

 

-¡Yah! Te reportaré por robo, dámelo.

 

-Hazlo.

 

Se río un poco por la terquedad de aquel muchacho, detuvo el tiempo de nuevo y pensó en como quitárselo. Le dio la vuelta al chico, preparándose a atraparlo por detrás y quitarle el anillo a la fuerza, al fin y al cabo, aquel anillo era de él.

 

Paso sus manos pos detrás de él y toco su mano lo más cerca del anillo que pudo, la atrapo cuando el tiempo volvió a correr, sintió el salto de susto que dio el chico al sentirlo detrás de él aprisionándolo.

 

-¿Qué haces? ¡Déjame!

 

-Devuélvemelo

 

Comenzaron un forcejeo por el anillo.

 

-No lo haré, dime como haces aquello.

 

Por más que forcejaba no podía quitarle el anillo, aquel chico era hábil, aunque podía dejarlo tirado con un solo movimiento, no quería llegar a hacerle daño, aquel chico no tenía la culpa de su descuido. Se alejó de aquel chico y detuvo de nuevo el tiempo, se retó mentalmente por ser tan descuidado con sus cosas, y pensó decírselo, o podría decirle que era un fantasma o algo, bueno de todos modos no lo volvería a ver nunca más. Se sentó al lado de él, y volvió a tocar su mano, sucediendo lo de antes.

 

-Te lo diré.

 

-¿Enserio?

 

-Sí, pero ¿Prometes darme mi anillo?

 

-Claro.

 

El chico sonrió y se volteó levemente mientras mantenía lejos sus manos por si aquel chico pensaba quitarle el anillo en un descuido. Changjo suspiro antes de comenzar a hablar.

 

-Bueno yo… ¡de todos modos no me vas a creer!

 

Reclamo una vez pensó las cosas mejor, si se lo decía lo tomaría por un loco.

 

-No lo haré.

 

Respondió el otro chico. Changjo se tomó la cabeza pensando en que decir exactamente.

 

-Solo dímelo, no te juzgare, y tratare de no asustarme por si es que eres un fantasma.

 

Río por lo bajo a lo que Changjo lo siguió, parecía muy ingenuo para la edad que aparentaba, que podría ser la misma que él.

 

-¿Y si te dijo que soy un demonio? ¿Alguien malo que mata personas?

 

-No te creeré, no me has hecho nada.

 

Changjo volvió a reír ante aquella ingenuidad.

 

-Además… lo puedo ver en tus ojos.

 

El pelinegro volvió a verlo con algo de duda.

 

-¿A si?, ¿qué te dicen mis ojos?

 

-Que eres un simple chico en busca de algo que perdió.

 

Ambos rieron ante el comentario del más delgado.

 

-¿Eres un chico muy ingenuo sabias?

 

-Y tú uno muy misterioso y solitario.

 

La risa desapareció para dar un profundo silencio.  Changjo se volteó a mirarlo, ambos quedaron casi frente a frente.

 

-Controlo el tiempo, por eso pensaste que desaparecí, puedo detener el tiempo a mi antojo.

 

El castaño, abrió un poco sus labios ante la respuesta de  Changjo soltando un débil “Oh”.

 

-Ahora devuélvemelo.

 

-Está bien.

 

El chico se sacó el anillo y estuvo dispuesto a dárselo, pero paro un momento antes.

 

-Espera, si puedes detener el tiempo… ¿Por qué no me quitaste el anillo antes? Supongo puedes hacerlo fácilmente.

 

-Eso…

 

¿Debía contarle que cada que lo tocaba su habilidad desaparecía?

 

-Solo dámelo.

 

-Vamos dímelo, solo eso y te lo doy, lo juro.

 

Suplico el chico, volviendo a esconder el anillo entre sus manos. El pelinegro suspiro pesadamente, no podría salir nada mal si se lo decía ¿no?

 

-Yo… cuando te toque desapareció.

 

-¿Cuando me tocaste las manos?

 

El chico se ruborizo al recordarlo mientras se sobaba las manos.

 

-Sí.

 

-¿Eso se supone no debería pasar?

 

-No, es extraño, no lo entiendo del todo, con otras personas no pasa pero contigo yo-

 

Paro pensando en porque le estaba contando aquello.

 

-Bueno ya te lo dije, devuélvemelo.

 

El chico saco el anillo de sus manos y se lo paso.

 

-Gracias.

 

Se levantó y se dispuso a irse de aquel lugar, mientras se ponía su anillo.

 

-¡Espera!

 

Escucho decir al chico de antes cuando ya estaba por salir del parque, se dio la vuelta para verlo con la cabeza gacha, ocultando con su flequillo sus ojos.

 

-¿Qué?

 

-Tú… ¿volverás aquí mañana?

 

La pregunta lo sorprendió, pero ya tenía la respuesta.

 

-No.

 

Y volvió a darse la vuelta y encaminarse,  pero volvió a escuchar la voz de aquel chico.

 

-Es… ¿es por mí?

 

-Sí

 

Sentencio aun de espaldas a él.

 

-¿Porque? Yo no te he hecho nada.

 

-Simplemente porque sí.

 

-Pero…

 

-Déjalo así, de todos modos, no debería de importarte si vuelvo o no.

 

-Yo, yo me iré… quiero decir ya no volveré, solo estoy de paso por la ciudad, no te molestará mi presencia.

 

-¿Porque me dices eso?

 

-Bueno, la primera vez que te vi, estabas muy feliz jugando con aquella ardilla, pensé que te gustaba este lugar, solo eso.

 

¿Cuánto tiempo lo había visto aquel chico aquella vez? Se cuestionó mientras se volteaba a verlo, aún seguía con la mirada gacha.

 

-Si te dijo que volveré te quedaras feliz y ¿me dejarás ir tranquilo?

 

 Lo vio asentir, y no sabiendo porque respondió.

 

-Entonces volveré.

 

-¿Lo prometes?

 

-Sí, lo prometo, ya me voy.

 

Y salió de aquel parque, con alivio al tener su anillo de regreso en su mano. Volvió a su hogar  y se metió a su cuarto a descansar, los recuerdos de aquella tarde lo atormentaban, ¿Por qué pensaba tanto en aquel chico? Claro, no todos los días se topaba con alguien que podía anular así su habilidad.

 

La cena llego en el hogar de la familia Choi y estaba comiendo con su abuelo, aquel viejo sabia varias cosas sobre aquella habilidad ya que un día él también la tuvo. Recordó las cosas que le había dicho su abuelo cuando su padre se marchó.

 

-Bien Changjo, ahora que eres consciente de tu habilidad debes de saber algunas cosas, las necesarias para prepararte a la llegada de tu padre y tomar su lugar como líder Tempo.

 

Aquel joven aun dolido por la marcha de su padre escuchaba de mala gana a su abuelo, sintiendo sus ojos algo acuosos.

 

-Como en todo hay reglas, una de las esenciales es que no debes abusar de tu habilidad, ya que antes personas la han usado con fines malignos, solo se quedó en la familia Choi, por lo tanto, si cometes algún error usando estas, nuestra familia dejara de ser la que mantenga esta habilidad y será pasada a otra que los ancianos consideren sea la mejor, por eso Changjo te lo advierto, no mal utilices tu habilidad, no la utilices por largos periodos de tiempo, no se lo enseñes a nadie, no interfieras con la muerte, retroceder o adelantar el tiempo es tabú si no es consentido por los ancianos. Ya que somos la familia heredera de esta habilidad varias personas que la han descubierto han querido poseerla o exterminarla, acusándonos de querer ser más que Dios, pero este es un don que el mismo nos dio, ellos solo son personas envidiosas de nosotros. Por ese motivo debes de cuidar tus espaldas. Hay una pequeña asociación que está en busca de nuestra familia para hacerse con esta habilidad, aunque no se sabe bien cuál es su objetivo específico.

 

Así su abuelo le dijo un millar de cosas más, historias de sus antecesores, de lo que le depararía, y de que ya no podría vivir como una persona normal, lo último que vivió como tal fue su graduación.

 

Pero no recordaba nada que tuviera relación con lo que le había pasado en aquel parque. Decidió resolver sus dudas.

 

-Abuelo, ¿puedo hacerte una pregunta?

 

-Dime Changjo.

 

-Mi habilidad… bueno, ¿puedes ser anulada por algo o alguien?

 

Su abuelo lo miro con sorpresa por aquella pregunta.

 

-Sí.

 

-¿Son especiales?

 

-Algo así, pero existen muy pocas personas capaces de hacer aquello, la mayoría ni siquiera tiene conciencia de poseer aquella inmunidad, algunas pueden ser un tanto peligrosas, si encuentras una no debes de acércatele, pueden ser cazadores.

 

-¿Cazadores?

 

-Son personas de aquella asociación,  aunque pocas otras pueden hacerlo. Debes de tener cuidado, si te atrapan nuestro linaje estará en peligro, además de que no te deparará un buen destino con ellos.

 

Changjo trago duro ante aquello, su abuelo siempre era así de directo, no se guardaba nada.

 

-Está bien.

 

Pensó en aquello mientras estaba recostado en su cama, pero le era imposible creer que aquel chico fuera un cazador, si así fuera ya lo hubiera capturado ¿o no? De todos modos no lo volvería a ver.

 

Paso un día en el que estuvo leyendo el libro de la familia, donde se supone hay notas de todas las cosas que han pasado, secretos, cuentos, y varias cosas, entre ellas también un árbol biológico, pudo notar que solo estaba la línea de los padres y sus hijos, no mostraba huella de las madres, él sabía que su madre murió cuando él nació, pero ¿y las demás? ¿Y su abuela? ¿Dónde están las demás madres?, siguió buscando cosas en el libro, y encontró la respuesta a sus dudas.

 

“Las mujeres no puede vivir con los herederos del Tempo, de lo contrario morirán mientras su energía es absorbida por su hijo.”

 

Entonces puede que su madre siga viva ¿Por qué su padre nunca se lo dijo? Sintió una opresión en el pecho al plantearse aquello, después de que su padre se fue, estuvo solo, su abuelo no era de aquellas personas que demostraban cariño, y se la pasaba regañando a Changjo. Le hizo tanta falta la presencia de alguien que lo cuidará o le hablará.

 

Volvió a la lectura y descubrió algo interesante, sobre aquello que le había pasado, acerca de aquellas personas que pueden anular sus habilidades, al parecer aquellas personas han sido compañeras de algunos de sus antepasados, y también han sido de ayuda con algún que otro usuario inestable. Al parecer si se conectan, este podría ser inmune a la habilidad, lo que era otro motivo del porque las madres no pudieran quedarse en la familia. Se sorprendió ante aquello, había varias cosas que no sabía de todo eso, sobre todo cual sería el lugar a donde iría.

 

Volvió a dormir después de estar viendo el libro casi todo el día.

 

Al día siguiente camino por donde siempre lo hacía, con el tiempo detenido claramente y paso por el parque de aquella vez, decidió entrar, pero se cercioro de que nadie estuviera allí, sobre todo aquel chico, aunque el ya no volvería.

 

-Se fue.

 

Recordó el pelinegro y se sentó en aquella banquilla, volviendo a correr el tiempo, le gustaba el aire de ese lugar, cerró los ojos, sintiendo el aire por su piel, sintiendo el canto de las aves, sintiendo aquel aroma a lavanda inundarle el olfato, ¿lavanda?

 

Abrió los ojos de golpe, buscando de dónde provenía tal olor, y se encontró de frente con el chico del otro día, sus rostros había  quedado muy juntos, tanto que pudo sentir el leve respiro que soltó el chico al verlo.

 

-Me mentiste.


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