El panorama era completamente desalentador, en todas direcciones había sangre, armas rotas, escudos doblados y cuerpos inertes, el humo cerraba completamente el cielo, provocando un extraño color rojizo quemado sobre el campo de batalla. El silencio era pesado y aterrador…
Tres figuras observaban atentas desde uno de los extremos, el resultado de la batalla, era su victoria igual que muchas otras. Ver a sus enemigos alejarse de esa manera empezaba a volverse algo común. Sin embargo Midorima Shintaro general del reino del norte, detuvo su caminar para enfrentar a los otros tres generales, no los veía pero sabía que estaba ahí, en brazos llevaba el cuerpo inconsciente de la única persona que le importaba en su vida. Su mirada estaba cargada de rabia, odio pero sobretodo miedo a la pérdida, aun a la distancia los otros tres podían notarlo con claridad, la voz sonó clara y fuerte en medio de la devastación.
-¡esta me la pagan malditos bastardos! ¡De mi cuenta corre que sufrirás el doble por cada momento de agonía que Takao pase… eso te lo juro!.
Ninguno de los tres parecía afectado. Solo en sus miradas se podía notar el efecto que aquellas palabras había ocasionado; aburrimiento, indiferencia y… diversión.
El mundo estaba en guerra…
Había pasado tanto tiempo desde que el reino del norte como el del sur se enemistaron que las personas ya estaban acostumbras y habían olvidado el motivo por el que todo aquello había dado comienzo. Los primeros testigos de aquel conflicto yacían bajo tierra en sus respectivos mausoleos, heredándoles el problema a sus jóvenes príncipes.
Demasiado jóvenes para el gusto de quienes los rodeaban, sobretodo en el caso de Seijuro Akashi, heredero al trono del reino del Sur. En efecto era muy joven pero no por eso menos inteligente al contrario, era considerado por mucho un genio capaz de dirigir el reino sin la ayuda de nadie, había dado estabilidad a su reino y a su favor contaban con las mejores piezas de ajedrez, de las cuales explotaba su máximo potencial.
El reino del norte no se quedaba atrás, tan solo dos años mayor que Akashi, Nijimura Shuuzo también contaban con todo un arsenal que explotar y su talento innato de liderazgo le permitían mantener un enfrentamiento al tú por tú con el que fuera llamado genio, en apariencia mucho mas explosivo y belicoso, pero sabia tomar decisiones con la cabeza fría, siempre viendo por el bien de su reino.
Y el asunto era ese, toda una generación plagada de talento se veía enfrentada entre si, en una guerra sin motivo ni justificación. Donde sin importar su situación social fueron arrastrados por “el papel que tienen que representar”. Siendo guiados por sus no menos virtuosos y aterradores reyes.
Una generación demasiado joven que cargaba con los errores y las omisiones de sus antepasados. Tanto Akashi como Nijimura lo saben y están decididos a dar fin a todo este absurdo, sin embargo su propio orgullo y su necesidad de obtener la victoria los sigue manteniendo atados a los enfrentamientos y a permanecer sentados frente al tablero haciendo sus mejores jugadas.
Por el momento parece que Akashi tiene la ventaja… gracias a tres figuras rodeadas de su propia leyenda.