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No te rindas~ por Dark_Gaara

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Notas del fanfic:

Holaaa~ Es mi primer fic de FMA, síque espero que no me hayan quedado muy mal sus personalidades. Amo a esta pareja <3

Notas del capitulo:

Espero que les guste nwn

-Bien, dicho todo, ya pueden marcharse.- dijo Roy mientras terminaba de acomodar unos papeles.

 Edward y Al asintieron y se dieron media vuelta, dispuestos a retirarse de la oficina del Coronel luego de que les hubiese hecho un pequeño encargo. Pero su voz los detuvo.

-Excepto tú, Acero. Quiero hablar contigo.

El mencionado tragó saliva, nervioso. No le gustaba nada la idea de quedarse a solas con el moreno.

-Lo que me tenga que decir-dijo aparentando tranquilidad- se lo puede decir a Al también.

-Quiero hablar a solas contigo.-dicho esto miró fijamente a la mujer rubia que estaba parada a su lado.- También va para usted, Teniente.

-Sí.- dijo sin chistar pero sorprendida. Le dedicó una mirada inquisitiva que Roy ignoró, y luego se marchó de la habitación.

Al miró al Coronel. Sus ojos flameaban. Un sudor frío le recorrió la espalda, asíque se marchó rápidamente.

-¡Al!-gritó Ed al ver que su hermano lo abandonaba. Luego se giró para enfrentar a su superior.- Chst, ¿qué quiere?

- ¿Cómo estás, Acero?-dijo sin dejar de clavarle la mirada.

-Bi-bien….supongo.-agregó por lo bajo. Luego alzó la mirada.- ¿Eso es todo?

- ¿Seguro que estás bien?-dijo Roy mientras se levantaba y le daba la vuelta a su escritorio, quedando frente a Ed.

- ¿Qué más quiere que le diga?- alzó la voz mientras comenzaba a impacientarse.

- No hay necesidad de alterarse, Acero. Es sólo que…-dijo titubeando.- Bueno, no es fácil herir a alguien que quieres.

- ¿De qué está hablando?

- Esa chica… ¿Winry? Es importante para ti, ¿verdad? No debe haber sido fácil rechazarla.

Edward abrió los ojos como platos, mientras un furioso rubor se apoderaba de su rostro.

-¡¿Me estaba espiando?! ¡Arrrrg, Coronel entrometido! ¡¿Cómo pud…!

- Escuché de casualidad.- dijo restándole importancia.-Al menos te estoy preguntando si estás bien.

***Flash Back***

-¿Winry?- preguntó extrañado.- ¿Qué haces aquí?

-He venido a verte, Ed. Necesito hablar contigo.

La muchacha casi nunca iba a verlo al edificio de la milicia en Central. Por ello no se veían hace bastante tiempo. Aunque a Ed le dio mala espina verla allí parada, sonrió.

-Molestas en Reesembool y ahora me molestas aquí, eres tenaz.

-¡Ed!-dijo la rubia enojada, aunque sabía que era una broma.

-Ya, ya, no te enojes. ¿Qué ocurre?-preguntó tratando de parecer relajado, aunque no lo estaba. Algo en los ojos azules de su amiga le decía por qué había ido allí. Y no quería saberlo en realidad.

- Bueno, tu sabes Ed….Ahora que vives en Central pasa mucho tiempo en que no nos vemos…

-Sí, es horrible ser un perro de la milicia ocupado.

-Así que pensé en mudarme aquí, a Central.

-Pero al menos podemos vernos cuando---espera, ¡¿Qué?!

La rubia parecía decidida.

-Quiero estar más cerca de ti.

- Pero, ¿y la abuela? ¿y tu trabajo? Yo siempre estoy metido en cosas peligrosas y…

- Quiero estar más cerca de ti.-repitió con énfasis, dejando claras sus intenciones.

Ed suspiró. Su rostro se entristeció de sobremanera, y casi parecía que iba a llorar.

-No, Winry. Eso es un error.

-¿Mudarme a Central?

-Que quieras estar cerca de mí.

Un silencio sepulcral los cubrió. Edward sospechaba que quizás su amiga de la infancia se había enamorado de él, pero había preferido no decir nada. Ahora debía romper ese silencio, porque si bien no le gustaba de esa manera, ella era una persona muy importante para él.

-Winry….yo no…

-Entiendo.-dijo rápidamente y sin mirarlo.

-Winry…

-Tienes que estar muy concentrado y yo seré sólo una molestia, como siempre, ¿no?

-¡Pero qué dices!-gritó ante la mirada atónita de su amiga. Luego se calmó.-Arrg, no es eso. No eres una molestia. Yo soy una molestia.

-¿Tú?

El rubio desvió la mirada, incómodo.

-Me gusta alguien.-confesó.- No sé por qué. Y me encantaría saberlo, porque es la cosa más idiota que he hecho en toda mi vida.

- ¿Por qué…?

-Nada muy importante. Sólo….-suspiró.- Sólo no se puede. Y ya.

-¿Pero has intentado…?

- ¿Por qué te preocupas? Deberías estar odiándome ahora mismo.

-¿Odiarte? Ed, me gustas. Tanto como para querer que seas feliz, aunque fuera con otra persona.

Ed la miró sorprendido. Su amiga era más fuerte que él emocionalmente. Apretó su puño metálico, contrariado.

-Jamás seré feliz con esa persona. Jamás me corresponderá, lo sé. Tengo que volver al trabajo. Cuídate, Winry.- dijo y se reiteró rápidamente, mientras su amiga lo llamaba, en vano.

*****End Flashback****

-Bueno, si escuchó todo, sabe que ella no me guarda rencor. Y en cuanto a lo otro….se le pasará. Estoy seguro. ¿Puedo irme?

- ¿Tienes algún apuro?-preguntó seriamente.

-Estar lejos de ti.-murmuró.

- De cualquier forma, me interesa más cómo estás tú que tu amiga.

-Ya le dije.

-No me refiero a eso-dijo cruzando los brazos y clavándole la mirada.- Asíque tienes un amor no correspondido….

-¿Y a usted que le importa?-lo desafió.

-Me importa el bienestar de mis subordinados.-explicó tranquilamente.-

-Entonces déjeme ir y estaré bien.

- ¿Tanto quieres esquivar el tema? Eso no es natural en ti, Acero.

Edward bufó infantilmente. Era adorable.

-No lo entiendo, además.-continuó Roy.- Está bien que no tienes una gran estatura…-edward lo miró asesinamente pero lo dejó continuar.- pero eres lindo, fuerte y tiernamente adorable cuando pones esa cara que estás poniendo ahora mismo. No debería serte tan difícil conquistar a alguien.

El rubio lo miró atónito. Espera que el Coronel le dijera cualquier cosa, menos un halago. O varios. Seguidos. ¿se traería algo entre manos? ¿O quizás realmente querría ayudarlo? Ja, cómo si fuera posible. Sonrió tristemente.

-Me halaga, Coronel. Y aunque no sepa por qué lo hace, le responderé. No puedo conquistar a una persona fuera de mi alcance.

-¿Fuera de tu alcance?

- son…muchas, las cosas que nos separan. Es imposible franquearlas todas.

El Coronel lo miró sin creer lo que escuchaba. Edward evitaba mirarlo a los ojos, pero él o hacía descaradamente.

-No puedo creer lo que escucho. ¿El alquimista de acero venciéndose antes de pelear?

- No me gusta gastar mis energías en batallas perdidas, Coronel.

- ¿No será que tienes miedo?

Un sudor frío recorrió la espalda del menor. Se cruzó de brazos como si quisiera protegerse. Ese maldito Coronel era demasiado astuto. ¿Miedo? Já. Sí. Sentía terror ante lo que sentía. Se quedó callado, ante la sorpresa de Roy, que pensó que iba a enojarse e insultarlo. Había dado en el clavo.

-¿Tan difícil es esa persona?

Eso pareció al menos relajar al rubio, quien lanzó una risotada.

-Si supiera….Es la persona más difícil de tratar en Central.

-¿En Central?-dijo sorprendido Roy.

Edward se llevó una mano a la boca rápidamente, maldiciéndose. No podía ser tan idiota, ¿¡c´mo se le iba a escapar información tan valiosa asi como asi?! ¡Estúpido Coronel con sus jueguitos de preguntas!

-Es probable que conozca a esa persona…

-¿Y qué me dice de usted, Coronel?-atacó Edward.

-¿Yo?

- Bueno, yo respondí a sus preguntas, así que podría hacer lo mismo.

-Lamento desilusionarte, pero…

- Tsk, lo sé, lo sé.-lo corto aburrido.- El gran Coronel Mustang no debe tener conflictos amorosos…

-No iba a decir eso.-suspiró. El más chico lo miró intrigado.- De hecho, iba a decir que estoy atravesando algo parecido a lo tuyo.

Edward lo miró sorprendidísimo. Había muchos rumores acerca de los constantes amoríos que tenía el Coronel. Y bueno, su buena posición y su belleza eran dos buenos motivos para esto.

-Claro que hay diferencias entre nosotros. No sé qué problemas tengas tú Acero, pero en mi caso, mi posición no ayuda. Cuestiones de ética.

-¿Eh?

-No está bien visto estar con un subordinado.

Edward se detuvo en seco. ¿Subordinado? ¿Sería el término en masculino o sólo neutral?

-Pero la mayor diferencia entre nosotros-dijo acercándose lentamente. Edward comenzó a caminar hacia atrás, nervioso. Roy, en cambio, estaba muy tranquila. Casi…¿divertido?-Es que yo no voy a dejar que eso me detenga. Si deseo algo, lo consigo. Y si es alguien, más aún.

-Pues me alegra su determinación-dijo sarcásticamente.

-Me sorprende que tú no la tengas.

-A mi me sorprende que usted no lo entienda.-dijo seriamente.

-¿Entender qué?-dijo deteniéndose. Estaban a pocos centímetros, y tenía que mirar hacia abajo para seguir desafiando a esos ojos dorados.

-No es igual. Yo…no quiero que nadie me hiera. Cargo muchas penas sobre mi espalda. Puedo arriesgar mi vida por los que quiero. Daré todo de mí por ello. Pero no puedo luchar contra sentimientos no correspondidos.-no aguanto más y bajó la mirada al piso. Estúpido Coronel, lo hacía sentir débil. Odiaba mostrar ese lado suyo. Pero por alguna razón, encontraba en el moreno una suerte de protector que lo hacía sentirse más seguro. Odiaba eso también.

-No tiene por qué no ser correspondido...

-No soportaría el rechazo.

-Yo creo que has soportado cosas peores que algo como eso.

- ¡Usted no sabe nada!-le espetó, enojado.- ¡No sabe nada de cómo me siento! ¡No sabe nada de mí! ¡Bastardo! ¡Deje de burlar—

 Se vio interrumpido por el brazo fuerte del Coronel que había detenido sus movimientos desenfrenados. Y el más grande aprovechó la distracción para rodearlo con sus brazos.

-Sé muchas cosas sobre ti, Acero. –le murmuró al oído.-Conozco tus penas. Pero también tu determinación. No voy a dejar que nada te detenga. No voy a dejar que nadie más te hiera. Es cierto que no conozco todo sobre ti. Pero quiero conocerlo todo.

 Edward se quedó seco. ¿Acaso el Coronel….? Un fuerte rubor cubrió sus mejillas y su cuerpo comenzó a temblar. Las palabras no salían de su boca. No podía moverse. Sentía que se iba a desmayar…

-Te dije que era complicado.- susurró el Coronel, sonriendo tristemente.-Eso no quita que no lucharé por lo que anhelo. Espero que hagas lo mismo.-con estas palabras se separó del menor y se dio la vuelta sin siquiera mirarlo.-Puedes marcharte ahora.-concluyó.

 Edward miró su espalda, tan marcada, tan entrenado. ¿cuánto le habría costado? Cuántas batallas habría atravesado aquel perro militar que ahora mismo hablaba de protegerlo a él? Era la primer persona que había querido protegerlo de esa manera. Odiaba eso, pero también lo amaba. Y hacía que él también quisiera protegerlo con esa devoción. Sin importar nada más…

 Dio un gran paso hasta llegar al Coronel y lo abrazó por atrás. Apoyó su cabeza en su espalda, disfrutando de aquel aroma.

-Yo…-comenzó a balbucear, como un niño pequeño.

-No digas nada, Acero.- espetó. Edward no entendí si lo decía bien, o enojado, o dolido…

-¡Pero quiero decirlo!- su mente era una enredadera. Pero Mustang merecía que tratase de desenredarla. El coronel, intrigado, dio media vuelta, quedando frente a frente. Bueno, mirando para abajo, en realidad. Apreciando la hermosa expresión del rubio, que era una mezcla de ternura, enojo y sonrojo. No pudo evitar sonreír.

- Yo…yo también quiero conocer todo sobre usted.-balbuceó, aunque sin perder el brillo desafiante característico de sus ojos dorados.- Aunque sea un bastardo. Y un perro militar. Y un Coronel idiota que…

-Me quedaré solo con la primer parte.-lo interrumpió el moreno sonriendo.- Y con esto también.- dijo tomando  el mentón del rubio y estampando un pequeño beso en sus labios. Edward se sonrojó visiblemente, aunque correspondió la pequeña caricia.

-Tsk, así que ya comenzó con eso…-murmuró con sus labios aún cerca.

-Y esto es sólo el principio, Acero.

-Usted no pierde el tiempo, eh, Coronel.

- ¿Con un enano impredecible como tú? Sé lo que me conviene.

 Antes de que el rubio pudiese matarlo, volvió a darle otro beso. Y otro. Pequeñas caricias que demostraban cuánto lo había deseado y querido. Y el más pequeño no pudo evitar colgarse de su cuello, para luego reposar su cabeza sobre su pecho. Sus corazones latían con furia. Roy enrolló sus brazos en aquel cuerpo pequeño pero fuerte.

-Gra-gracias.-murmuró el más pequeño, casi inaudible.

-¿Por qué?-preguntó dulcemente el moreno, acariciando los cabellos de oro entre sus guantes.

-Por mostrarme que no debo rendirme sin haber luchado. Y que lo imposible…es posible.

Ambos sonrieron, sintiendo el aroma del otro, y su calidez.

Notas finales:

Espero que les haya gustado n0n agradecería que me dejaran un review con críticas, consejos, lo que fuera nwn

 

Nos leemos~!


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