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El revoloteo de las mariposas por Zutto_hui

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Notas del fanfic:

(Primera vez que lo pongo, hablando de cuando empezó a hacerse este fic… que es hace mucho) FMA no me pertenece, la historia original es, y será siempre autoría de Hiromu Arakawa. La idea sobre el elixir, asi como el incienso son tomados de la obra literaria “EL VIAJERO” del finado escritor Gary Jennings  (magnifico, espero lo lean algún día), lo del circulo de transmutación, exploración del cuerpo mediante Alkaestria y eso  fue idea mía y un poco pirateada de otros fics

El mundo Fma que manejo es el de Brotherhood (en su mayoría) pero habrá cosas que coincidan mas con la primera versión (como que Ed aun tenga brazo metalico)… son varias cosas asi que sugiero que lo leas a través de ese criterio

Todas las locuras leídas en este fic, son obra de una mente maliciosa (la mia) la que tiene unos problemas horribles en ella jajajaja, pero que sinceramente desea que las disfruten.

AL publicar esta historia no planeo ganar nada con ella, salvo quizá un par de rewiews de parte de la gente que le guste, y también de la que no.

Aviso importante, esta idea surge de un desafío (el cual ya no encontré) sobre un Male-pregnant original y divertido, asi es, un mpreg, (si!!, te he engañado para entrar en esta historia jua jua jua) créeme a mi también se me hizo raro al leer uno la primera vez, pero con un poco de soltura mental e imaginación, puedes encontrarte una hermosa historia (no digo que la mia lo sea pero puede ser un inicio) (si alguien conoce al autor de esta idea, indirectamente autor de este fic, por favor avísele, espero que la idea final le agrade)

OH si se me olvidaba, empieza con lemon XD

Notas del capitulo:

No te puedo prometer una historia buena, nueva y desgarradora, no te puedo prometer que leas en estas líneas la mejor historia de Fma o mpreg que hayas leído, no te puedo prometer siquiera que llegado a este punto, esta historia tenga ya un final y por tanto sea terminada (bueno eso si lo peleare mas que lo anterior) pero lo que si te prometo que mientras esta historia me robe momentos de concentración en clases de grabado, fotografía o estética. Luchare por que aunque Edward Elric sea uke, no se la pase llorando 2 de cada tres capítulos, te prometo que se den trancazos bestiales marca “amor apache” Roy y Ed y que el mundo no haya tenido invasión de hormonas marca “Edward es la única coca del desierto” tampoco de las de Roy.

Así que sabiendo esto espero la historia te guste.

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“ven conmigo”

Oyó como un susurrar en su oído, pudo sentir el rozar de sus manos sobre su cara, con aquella caricia suave de sus dedos deslizándose de arriba abajo, provocando una hermosa sensación en su cuerpo. Sintió su cuerpo sobre el suyo, y este sobre la cama, no más alas, no más aire, solo ellos y las sabanas.

Poso su mirada sobre la de él, se perdió en la profundidad del color ultramar de aquellos ojos fríos, ahora envueltos en una especie de complicidad. Pudo recorrer el nacimiento de sus finas cejas y en un arrebato pasó su dedo pulgar sobre ellas; eran espesas y negras cual ébano.

Una sonrisa entregada iluminó el rostro de su compañero al sentir el contacto de su dedo, y su corazón salto de gusto en el pecho, parecía que se había acomodado, que estaba en el lugar en el que el destino lo había puesto desde el principio, y el no creía en el destino.

- Me gusta lo que veo, más que las jirafas o las mariposas – dijo su compañero acariciando el lóbulo de la oreja con su aliento

- Fue tu idea desde un principio – dijo acariciando la espalda de su pareja, aunque sintió de algún modo su voz mas aguda, pero con lo que había pasado esa noche no le pasaba por la cabeza que fuera raro

- No me dejaste terminar - sintió la mano de él acariciando su redondeado y firme seno izquierdo - aunque me gusta más cuando eres tú mismo

El chico volteó a ver la fuerte mano de su amante sobre lo que era una especie de cojín sobre su pecho, un acojinado y suave músculo encima de sus pulmones suave al tacto, liso y terso, la sensación de las manos de su compañero era hermosamente placentero. Volteó con duda a ver al mayor encima suyo, sonriendo divertido al ver que no había reparado en su transformación.

Sintió como deslizó la mano hacia abajo hasta llegar a su cadera. Era extraño, como si su cuerpo fuera más ligero y delicado; podía percibir de algún modo como mientras el mayor lo recorría de arriba abajo, ahora uniendo a sus atenciones la boca y la lengua, que había lugares más crecidos en él, y otros más escondidos.

Pero más importante que el descubrir aquellos nuevos lugares, eran las nuevas sensaciones podía sentir, su tersa mano recorriendo su delgada cintura con delicadeza, regalándole una sensación adictiva la cual aumentaba su temperatura corporal, y los labios del coronel le provocaban una especie de dolor exquisito en cada punto que era tocado. Tocando sus pechos cual si con ello moldeara su figura, delineaba los músculos de su abdomen con su húmeda lengua, la que regalaba una sensación fría al dejar su rastro y las sensaciones aumentaban con cada nuevo rose de sus labios o manos. El coronel por otro lado sabía bien como hacerlo reaccionar.

- Aah – gimió al sentir la mano de él sobre su entrepierna, totalmente unida a su pelvis. Esto era nuevo para él, no había nada que el mayor pudiera tomar entre sus dedos, sin embargo, aquello le gustaba realmente, la manera en que deslizaba de arriba abajo sin introducirse, lo enloquecía. Su compañero bien sabia como acariciar aquel lugar tan sensible – aaah ¿Qué haces?

- Haciéndote gemir – oyó con una sonrisa maliciosa, y deslizó con delicadeza sus dedos entre la abertura de sus piernas – descuida, se cómo hacerlo.

- Aaaa –mordió sus labios – no lo dudo, estás más experimentado con este cuerpo. – Pudo sentir como metía mas la mano, jugueteando con sus emociones al no llegar mas al fondo. Obviamente quería torturarlo, ya que mientras hacía eso, se encontraba succionando con delicadeza uno de sus rozados pezones, y regalando algunas mordidas en el trayecto.

- Eso es incorrecto, – sonrió al oír como los gemidos del menor empezaban a hacerse más exigentes, quería que lo hiciera suyo pronto – no uso mi experiencia ahora, uso tu voz y tu rostro – besó su cuello, justo debajo de la barbilla.

- Para. – exclamó con un quejido – Para. – sus manos se deslizaban con fuerza sobre las sabanas, su respiración se agitaba, no sabia si quería que aquello siguiera, al menos no con ese cuerpo. Sabia que quería complacerlo, sabia que quería llegar a las ultimas consecuencias con el, pero se sentía raro en un cuerpo que no podía quitar con su propias fuerzas al pelinegro de encima suyo. Su corazón latía en sus oídos, estaba enloquecido, aquel hombre lo tenía enloquecido. – Aaah Roy, para.

- Claro que no, estoy comenzando apenas. – Sintió la mano de él deslizándose dentro de su cuerpo; un choque eléctrico recorrió cada una de sus células con fuerza, era doloroso y excitante. Deseó más.

- Aaah – escapo de sus labios mientras su amante empezaba con ritmo a mover sus dedos dentro de él – Roy, basta aah detente.

- No pediste que me detuviera antes, Acero. – tomo sus caderas con delicadeza y volteo el hermoso cuerpo de chica, hasta dejarlo boca abajo – Detenme, si no te gusta.

Una nueva descarga eléctrica unida a un cosquilleo por toda la columna vertebral, le recorrió al sentirlo dentro de él, moviéndose con delicadeza, deslizándose de arriba abajo, en el ir y venir que encendía cada sensación de su cuerpo, que le despertaba las mas intrigantes y deliciosas sensaciones.

Lo enloquecía, lo hacía gemir, una y otra vez sobre las sabanas. Cerraba los ojos como evitando que por las pupilas se le escapara solo un poco de aquel maravilloso momento. Su compañero deslizaba las manos sobre su espalda, su columna, besaba su piel con delicadeza y tomaba sus firmes senos, provocados por la gravedad. Cada caricia lo sumía en una danza de sensaciones nuevas y excitantes. Poco a poco los movimientos se hicieron mas frenéticos y alcanzó a oír los fuertes gemidos de su pareja cerca de su oído mientras que este, con salvaje sensualidad, llegaba a mordisquearlos  una que otra vez.

- No, espera. – oyó decir mientras se alejaba de él con un quejido malhumorado. Pudo sentir como había estado a punto de terminar en su interior, así que volteó a verle interrogante. – Te quiero a ti. – Oyó su respiración entrecortada y parte de su frustración mientras salía de el, a pesar de los deseos del rubio – Quiero tu cuerpo, tu brazo metálico, tu bien marcado tórax. Te quiero a ti. – Había dicho esto mientras acariciaba con sensualidad los lugares que describía. Sintió como con violencia lo volteo de nuevo haciendo que ambos quedaran frente a frente y con la misma violencia fue besado en los labios.

También la frustración inundó su cuerpo, tomando su frente con el brazo derecho. Se estremeció al sentir el frío metal de su brazo sobre él, como si fuera una orden, ahora su cuerpo masculino le recibió al abrir sus ojos.

- Vaya brebaje el que usaste – dijo sonriendo, pero apenas y pudo disfrutar de su ironía, pues Roy de nuevo posaba con rapidez y vertiginosidad sus labios sobre su pecho y cuello.

No pudo pensar en nada mas, pues en ese momento la mano del mayor empezaba a acariciar con vertiginosidad  su despierto miembro, llenado al menor de nuevas y más exquisitas sensaciones, las cuales lo sacaban de su propio razonamiento. Sus dedos, sus labios y el delicioso néctar del mayor humedeciéndolo de forma tierna, entregada y embriagante, era una sensación cual caricia recorriéndolo de arriba abajo a aquella parte de su cuerpo que crecía y se hinchaba hasta un punto incontrolable, al sentir la caricia que el Coronel de regalaba en ese beso entregado a su hombría.

- Y-yo – exclamó el chico con su rostro enrojecido por completo, con una mueca que combinaba algo parecido a dolor e invadido de placer – no a-guanto aaaah!

Derramó su esencia en la boca del mayor, el cual casi consumió toda de un solo trago.

- Eso fue rápido. – dijo con sorna.

- Imbécil – exclamó el chico con la misma sonrisa.

- Lo lamento. – Se separo de él y levanto sus piernas para posicionar su cadera sobre su regazo – Al principio no será agradable, pero te recompensaré.

Apenas entendía sus palabras cuando sintió con un poco de violencia como el mayor  introdujo en su cavidad un dedo empapado con un poco del líquido que hace solo un poco él había expulsado de su cuerpo. Tuvo razón el mayor al asegurar que el principio no seria agradable, pero tal y como él lo había prometido, compenso eso con tiernos besos en su vientre y pecho, los cuales de nuevo empezaba succionar de forma cariñosa además de urgente. Un segundo dedo y después un tercero lo invadieron, moviéndose con suavidad el rato preciso para conseguir su cometido. Poco después, el mayor retiro sus manos y los reemplazo por su propio miembro hinchado.

De nuevo dentro del él, el dolor lo había incomodado más de lo que pensaba, y la molestia creció un poco al sentir como Roy se alejaba de nuevo, empezando el suave vaivén en su interior, pero poco a poco empezó a sentir el mismo placer de antes, quizá más acentuado al sentir la mano del mayor abrazando con delicadeza su miembro y masajeándolo con la misma cadencia con la que entraba y salía de su cuerpo, logrando así que este de nuevo despertara, el ritmo fue más rápido, mientras sentía los labios de Roy recorriendo su cuello y pecho, y succionando sus pezones, cada uno con la misma entrega, cada uno haciendo que sus sentidos se enloquecieran y vibraran con cada embestida y movimiento del pelinegro.

- Edward, Edward – Oyó a Roy, hundido en su cuello, sintiendo sus movimientos de arriba abajo mientras le embestía frenéticamente – aaaaah.

- Aaah – soltó incontenible.

Sintió sus labios de nuevo en su cuello. Sentía los pequeños espasmos de Roy sobre su cuerpo mientras llegaba al éxtasis, mientras lo llenaba por completo. El tampoco había demorado mucho, había mojado con su esencia las manos del Coronel y su vientre bien formado por segunda vez. Sintió la respiración sobre su cuello mientras caía rendido sobre su pecho.

- Ed. – le besó en su cuello que también le regaló un nuevo escalofrió, pero esta vez en el pecho. Aquello había sido maravilloso, más que toda la noche, más que todas las noches de su vida. Se abrazó al mayor y quedo dormido con él encima.

 

 

 

El frío de la nieve se coló por la ventana e importuno su sueño. Sin mucho deseo, abrió los ojos revelando la pequeña habitación donde se encontraba. Aún no estaba listo para desperezarse, así que talló contra las sabanas su cara tratando de quitarse el sueño de encima. Levantó la cabeza de nuevo, revelando para si, que en aquella habitación estaba completamente solo.

Hundió de nuevo su rostro en el colchón, regalándose un pequeño regaño mental.

Se levantó de la cama con un mal humor marcado en su semblante y caminó sin ánimos hasta quedar frente la silla donde su ropa descansaba pulcramente doblada. Exhaló un suspiro y tomo sus boxers, después sus pantalones y metió la cabeza por el cuello de su camiseta negra. Se acomodó la chaqueta negra, metió la mano derecha por su gabardina invernal y después la izquierda alisando un poco la tela, término sacándose en cabello por debajo de la ropa y con una pequeña cintilla amarro su mata de cabello rubia en una trenza.

Estaba dispuesto a atravesar la cortina que separaba aquella habitación del resto de edificio antes de  percatarse de los objetos que no pertenecían a aquel lugar. Un pequeño incensario, una botella prácticamente vacía, salvo por el residió de liquido rojo que había quedado hasta debajo del frasco y una hoja con un circulo de transmutación dibujado en el.

Tomó el frasco, lo único que había tomado con sus manos esa noche y se hundió en el reflejo que le regalaba la botella.

 

- ¿Qué son estas chácharas, Coronel? - dijo viendo los mismos objetos en el mismo lugar la tarde anterior – ¿Alguna charlatanería de estas provincianas para atraparlo?

- No viniste a preguntar sobre mis souvenir ¿o si, Acero? – Dijo mientras sacaba sus guantes de inmaculado blanco y rojo – ¿Qué fue lo que oíste en tu reconocimiento?

-Todo parece indicar que los rehenes que tienen en Drachma estaban ahí en el momento equivocado a la hora equivocada. – dijo con fastidio recargándose en el marco de la puerta, pero seguía viendo aquellos objetos. – Es un circulo de transmutación. – dijo refiriéndose al papel debajo de la botella.

- Entonces no son los alquimistas que buscábamos. Deja de curiosear, pequeño.

- A QUIEN LE DICES NIÑO PEQUEÑO, MAL EDUCADO QUE TOCA LAS COSAS QUE NO DEBE!!!! – gritó dándole un golpe.

- Yo no dije eso. – dijo, mientras sobaba el lugar en el que Acero lo había golpeado.

- Es alkahestria ¿no?

- Sal de mi cuarto, o sentiré que me estas acosando. – dijo él – Además, saber más de lo que debes no siempre es bueno, Acero.

- Yo jamás trataría de acosarte, viejo pervertido. - dijo sacando los dientes - Estudie un poco de Alkahestria cuando estudiaba con mi hermano, pero no se mucho.

- Bueno, si tanto interés tienes. – dijo sentándose en la cama cruzando los brazos con prepotencia y dándole una sonrisa maliciosa – Bien, lo que tienes frente a ti supone ser el intento de recrear un método para hacer realidad una vieja leyenda de unos alquimistas que vivieron hace mucho en  estas tierras.

- ¿Alquimia ancestral? – preguntó desconcertado.

- Alkahestria ancestral como tú dijiste, parece ser que el brebaje o droga ayuda a que el circulo de transmutación  forme una especie de conexión entre la psiquis y los nervios, de manera que lo que imagines, o alucines durante el trance que provoca el incienso, lo puedas sentir como si lo estuvieras viviendo realmente. Es uno de los prototipos, el Alkaheistra que lo está desarrollando aun no lo ha logrado, pero me ha asegurado que prácticamente este es el resultado final del experimento.

- ¿Y eso para que serviría?  – dijo interesado.

- Es un elixir afrodisíaco, Acero. – se divirtió con la mirada desconcertada que le ofreció el joven al decir aquello – Los antiguos Alkaheistras que lo inventaron, una pareja de hecho, la usaban para hacer sus encuentros íntimos más interesantes. Al parecer el incienso te ayuda a imaginar que tu forma cambia a la de, bueno cualquier criatura con vida en la tierra, un pájaro, un gato, insecto, o incluso un cambio de sexo, de manera que puedas experimentar el sexo en nuevas formas. – regaló una sonrisa sarcástica al chico el cual ya estaba más que rojo al oír esto - ¿no te parece interesante?

- ¡Claro que no! Suena como una perversión que tú usarías…

 

 

Dejo la botella sobre el buró de donde lo había tomado. Volteó hacia el espejo que descansaba en la pared y alcanzó a ver su semblante algo decaído. Pensó por un segundo que algo había cambiado en él. Alisó su gabardina, aferrando mas el agarre, pues el frío era horrible en aquel lugar; desecho aquel pensamiento y salio con premura de la habitación.

- Vaya enano, hasta que saliste. – dijo uno de los soldados que iban con ellos a aquel lugar recóndito a las fronteras de Briggs

- A QUIEN LE DICES CHIQUILLO DIMINUTO QUE SE LEVANTA HASTA ALTAS HORA COMO UN MOCOSO HIJO DE MAMI!!! – Golpeó con fuerza, siendo recibido aquello con las carcajadas de sus compañeros de viaje - ¿Dónde esta el Coronel Mustang?

Era un grupo de seis personas que se podía decir eran escolta de Roy y Ed en aquel viaje, todos vestidos con ropa invernal y bebiendo café hirviente, el cual no duraba mucho así, pues el frío era mortal.

- Ha salido a la frontera en la mañana, regresa en unas horas.

- ¿Salio solo? – preguntó.

- Creo que si.

 

 

 

Entro en el extraño despacho, sumergido en el espeso ambiente de los inciensos que aquel sujeto usaba. Aunque lejos de parecer que aquel era un viejo brujo o algo así, resultaba que detrás de las cortinas se podía apreciar un laboratorio alquímico en toda su forma, lleno de probetas, matraces y tubos de ensayo.

- Así que, ¿cómo estuvo tu noche? – preguntó el sujeto dueño de aquel establecimiento entrando por una puerta continua. Lo que siempre le causo extrañeza a Roy  era que era una mujer madura, pero hermosa.

- Bastante interesante. – dijo él con una sonrisa complacida.

- ¿Ha funcionado entonces?  - su sonrisa se amplió ante la idea.

- Una de las mejores noches de mi vida – confesó.

- Ella debe estar más que satisfecha ¿no? Apuesto que no podrás dejarla Tianhuaban desde hoy, se ira siguiéndote.

- Bu-bueno, mas bien es EL – confesó con un sonrojo en la cara y un semblante algo incomodo.

Una burbuja se rompió en el fondo de la habitación, mostrando el intenso silencio que se había formado después de que Roy confesara aquello, vio como la mujer de cabellos castaños y mirada color miel se acercaba a el con una mirada furiosa; Roy retrocedió.

- ¡Hombre! ¡Usaste mi magnifica investigación en un chico! – lo enfrentó acercándose peligrosamente.

- Bueno, tu dijiste que la usara con alguien de confianza – dijo él.

- Dije que alguien especial, en todo caso. – Exclamó extrañada – Me presente ante ti por que en el pueblo todos alardean de tus dotes de don Juan, creí que irías con una hermosa chica, no un… - se quedó con la mano estirada haciendo un ademán circular en la mano.

- Bueno, el experimento funcionó, ¿qué importa si fue un hombre? – preguntó indignado por primera vez.  

- La Alkahestria que puse en el circulo de transmutación crea una conexión bilateral, entre dos individuos, un femenino y un masculino. Como en un imán, los opuestos se atraen mejor, si tu hiciste el contacto obviamente tomaste la conexión masculina, así que ¿cual conexión crees que tomó tu compañero?

Roy trago saliva recordando de nuevo el cuerpo femenino de Edward, estando él encima, se le dibujo un sonrojo en la cara de inmediato.

- Femenino – contestó.

- ¡BRAVO! – Aplaudió la mujer sarcástica – Al menos le atinaste al género.

- Bu-bueno, ¿qué problema puede haber al hacerlo dos hombres? – Aspectó alarmado.

- No lo se, – contestó vencida la mujer, sentándose en una silla de su laboratorio acariciando su cien – parte del circulo que use nace de una antigua teoría de transmutación humana, incompleta claro, no me metería con tabúes y eso. ¡Has cambiado veinte años de investigación en una burla gracias a esto! – Gritó indignada -  Tal vez no ocurra nada, después de todo la diferencia de nuestros géneros parte de un licuado de Hormonas o Feromonas que recibimos en el embarazo, así que nuestros cuerpos no son tan diferentes.

- ¿Qué sugieres que haga? – preguntó él algo contrariado.

- Me has asegurado que todo salio bien ¿no? – El joven asintió – Entonces no creo que debas preocuparte, creo que deberías de estar atento a cualquier cambio en tu pareja.

- ¡No es mi pareja! – Dijo alarmado – Yo no---

- Ok, entonces te sugeriría que aunque estés atento a él, te alejes, porque nadie le dará una noche como tu le has dado, en la vida. Aléjate, de otro modo no te desharás de él – sonrió.

 

 

Estaba mas que satisfecho, feliz podría decirse. Llevaba empujando con las manos atadas a los Alquimistas prófugos que había estado buscando y con ello evitado un nuevo enfrentamiento entre Drachma y Amestris, además había recuperado a los rehenes que tenían en Dracma desde hace varias semanas, unos turistas de central al parecer, los cuales se habían perdido en su expedición y por poco habían muerto congelados. Y todo lo había logrado sin que Roy estuviera, eso le había subido el ego más que nada, seguramente Roy estaría satisfecho con su desempeño. 

Subiendo la ladera, pudo ver el inicio del pequeño pueblo de nombre extraño en el que se alojaban. Edward solo lo conocía por el nombre traducido “El techo del mundo” llamado así pues realmente estaba en la parte mas alta del mundo; el pueblo mas lejos del nivel del mar que se tenía en cuenta. La gente de ahí solía decir que se podía tocar el cielo con las manos al llegar a la cima de las montañas, las cuales se erguían unos cinco kilómetros mas arriba de su cabeza.

 - ¿Quién demonios dio la orden de que salieran del pueblo? – gritó Mustang desde la entrada del pueblo, Ed pudo oír su enojo.

- Nos avisaron de que habían visto a los alquimistas y tu no estabas remedo de Coronel ¿Se puede saber a donde fuiste sin escolta?

- No es algo que deba contestarte a ti, enano – dijo enojado agarrando al prisionero que el traía.

- ¡A QUIEN LE DICES MICROBIO MAS PEQUEÑO QUE UN COPO DE NIEVE! Sólo digo que debiste  llevar escolta, este lugar no es nada seguro ahora que Mrs. Amstrong no esta aquí. – dijo con semblante adusto siguiendo al coronel casi pisándole los talones.

- Deja de comportarte como novia preocupada, Acero. – dijo con una sonrisa sarcástica -  Tu y yo no tenemos nada que ver. 

Ed se detuvo en medio de la nieve, observando como Roy seguía su camino hacia la cárcel de aquel pequeño pueblo. Contempló el agitar de la chamarra del Coronel.

¿Así que así había sido? Con sólo ocho palabras había confirmado lo que el rubio había sospechado desde que despertó solo aquella mañana. La noche pasada no había sido nada mas que una noche de sexo para Roy, ¿Y qué si lo tomaba así ese imbécil Coronel? El también lo haría, solo una noche de lujuria, su primera noche de lujuria.

 

CONTINUARA…

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Notas finales:

Tratare de no usar Nda, cualquier cosa lo dire en los rewies.

GRACIAS POR LEER


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