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De Nuevo por Masami

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Hyuk se hallaba sobre la terraza de un edificio departamental de la ciudad.

Hyuk estaba totalmente vestido de negro: su camisa moldeaba cada uno de sus músculos que sin ser exagerados, eran marcados. Por encima de ella, llevaba un suéter con la capucha adornando su cabeza y ocultando gran parte de su rostro. Sus jeans eran simples sin ser ajustados a sus piernas pero  le hacían mérito a sus músculos y finalmente unos Converse sencillos.

Cualquiera que lo viera diría que no es más que un chiquillo rebelde sin llegar a comprender la magnitud de aquel personaje.

Al fin Hyuk había encontrado lo que llevaba ya bastante tiempo buscando. Aun no le había visto pero sentía su esencia y por eso se hallaba en ese lugar. En ese edificio vivía el único humano que importaba para él, el único motivo de su existencia. El ser que no importaba si se separaban, siempre lograba hallarlo.

En fin, solo esperaba que él llegara pronto para verle aunque, como siempre, sería comenzar desde cero.

Eran las 8:00 pm cuando vio a la persona que esperaba llegar entrando por la calle. Sin quererlo una sonrisa nostálgica se dibujó en su rostro. Le había extrañado y ahora no lo dejaría hasta que la muerta así lo decidiera.

Hongbin entró al edificio donde vivía. Llevaba puesto una simple camisa polo blanca y unos jeans negro, sus zapatos eran deportivos, el vestía sencillo. Su vida era normal; un estudiante universitario que se ganaba la vida como fotógrafo para una revista. No era un gran sueldo pero era lo suficiente para darse una vida cómoda mientras estudiaba.

A pesar que era un chico muy guapo, no había conocido aun a la persona indicada o tal vez no cumplía con las expectativas que él buscaba lo que era un tanto ilógico porque a sus 23 años aun no había tenido una relación.

Hongbin desde siempre esperaba que esa persona simplemente llegara, pero aún no lo hacía. Todo esto lo pensaba mientras iba en el ascensor.

El ascensor se detuvo de repente y las puertas se abrieron, asustándolo. Justo en frente de Hongbin estaba otro chico, era un dongsaeng.

Parecía un poco rebelde, pero eso no hizo menos la belleza del menor. Aun anonadado por lo que veía, no se percató del accionar del chico hasta que fue demasiado tarde. Sintió que sus labios eran devorados por aquel desconocido.

Por alguna razón esos labios se le hacían conocidos y eso no le impidió corresponderle, pero no podía ser. Era la primera vez que veía a esa persona y le recordaría si fuera lo contrario. Hongbin al fin reaccionó y empujo al menor.

-¿Qué te pasa? ¿Quién eres tú? ¿Porque me besas si ni siquiera me conoces?- Le gritó molesto Hongbin y se enfureció más aún al ver la sonrisa ladina que presentaba el menor.

-No me pasa nada, mi nombre es Hyuk y te besé porque esos labios son míos.

Hongbin se sorprendió ante la declaración del muchacho.

-¿Cómo te atreves? Eres menor así que trátame con más respeto- Lo regañó Hongbin al salir al fin del ascensor ya que Hyuk lo había mantenido retenido mientras se desarrollaba la escena.

-Mi apariencia no muestra mi verdadera edad- Le dijo Hyuk con autosuficiencia mientras siguiendo al mayor hasta su departamento.

Al llegar a la puerta Hongbin lo observa,  esperaba que el chico se quedara atrás, pero no fue así.

-¿Por qué me sigues? No dejaré que entres a mi departamento- Le dice Hongbin con el ceño fruncido.

A Hyuk esto lo está divirtiendo, era la primera vez que Hongbin se portaba tan molesto pero lo comprende porque esa es su personalidad. Hyuk simplemente le sonríe, sabe que eso lo enfurecerá más

-Si sigues con esto te golpearé- Lo amenazó Hongbin y ahora los ojos de Hyuk brillan.

-No será necesaria la violencia- Hyuk hace que sus miradas se conecten y Hongbin se ve perdido en el color de esos ojos de él. Una parte muy profunda en su cerebro le dice (más bien le grita), que no deje ingresar a ese desconocido a su casa; pero otra parte (la que va ganando), le dice que éste chico no le hará daño y que puede confiar en él.

Hongbin se ve a sí mismo, estimulado por no sabe qué exactamente, abriendo la puerta de su casa y dejando entrar al menor. No sabe que ha pasado, solo sintió la necesidad de dejarlo entrar y ahora su conciencia le reclama por qué no le hizo caso. Pero Hongbin no tiene respuesta, siente como si su mente hubiera sido burlada.

Cuando por fin sale de la bruma que envolvió su mente, regresa a la realidad. Observa como el menor está sentado cómodamente en el sofá de su salón, esperando a que él ingrese.

-¿Por qué entras así a mi departamento? ¿Quién eres? No entiendo tu comportamiento.

-Tú me dejaste entrar. ¿Porque me dices eso?- Responde Hyuk tranquilamente sonriendo y fingiendo demencia.

-¡No! Sal de mi casa ahora mismo. Yo no sé quién eres así que sal, sal ahora- gritaba Hongbin. Ahora realmente está molesto. No entendía como lo había dejado ingresar pero ahora lo quería lejos de ahí.

-Hongbin- dijo Hyuk, cambiando su semblante a uno totalmente serio- Tengo que decirte algo, pero primero quiero saber...

-¿Cómo sabes mi nombre? Yo no te he dicho mi nombre. ¡Eres un acosador! Sal de mi casa - gritó Hongbin con desesperación. Se acercó al menor y comenzó a jalarlo del brazo porque en serio necesitaba que se fuera ya.

-No- habló Hyuk.

Su voz había dejado de ser seria, ahora era autoritaria.

Hongbin sintió que era imperativo obedecer esa orden mientras estaba mirándolo extrañado. Hyuk siguió.

-No saques conclusiones así nada más- la voz de Hyuk volvió a la seriedad- Déjame explicarte pero antes, necesito saber si me escucharás. Claro que hay una manera más sencilla de hacer que lo sepas.

Creo que eso te asustaría más así que mejor vamos con el método convencional, hablando.

-¿Si escucho lo que quieres decirme te irás?- le preguntó Hongbin aun asombrado por su propio comportamiento.

-Sí. Me iré. Aunque tú no querrás que me vaya- le dijo Hyuk sonriendo. Hongbin pensó que pronto odiaría esa hermosa sonrisa.

-Te escucharé pero no sé si te creeré. Además ¿por qué tendría que hacerlo? No te conozco y sinceramente ni siquiera sé porque lo considero.

-Está bien, después estarás de acuerdo- le dijo Hyuk pero Hongbin lo dudó.

Por más que el chico estuviera guapo y que le haya encantado el beso que le dio. Él seguía siendo un total desconocido y además, un posible acosador así que debería tener más cuidado con respecto a él.

Hongbin sin embargo, no tenía miedo. Por eso quería escucharlo y tal vez comprendería lo que sucedía.

Hongbin hizo su camino  hasta el sofá individual ante la atenta mirada de Hyuk y le pareció ver admiración en esos ojos café claros del menor. Tenían un brillo de orgullo en ellos que Hongbin no entendía pero podría deberse tal vez a su naturaleza rebelde.

Hongbin se sentó finalmente y espero que Hyuk comenzara con su explicación.

-Pues bien… comenzaré con cosas que podrías saber- Hyuk colocó sus codos sobre sus rodillas y sus manos sobre su mentón, dándole aún más el aspecto de niño.  -Los humanos reencarnan, es decir tienen varias vidas. Muchas vidas y en cada una de ellas tienen un cuerpo diferente pero siguen conservando la misma alma. Por ello es reencarnación; tu cuerpo cambia pero tu esencia no.

-Entiendo- concordó Hongbin quien lo escuchaba con atención. Esa información se la había dado su madre y su abuela hace muchos años atrás.

-Pero hay seres que no pasan por el proceso de muerte y reencarnación.- Hyuk pudo ver incertidumbre en los ojos de Hongbin. El otro chico no le estaba creyendo pero eso era cada vez era más frecuente cuando lo encontraba en el pasado, así que continuo. -Estos seres mantienen sus cuerpos y tienen una vida más prolongada que los humanos.

-No te creo nada y ahora estoy más seguro de que estás loco- le dijo Hongbin realmente molesto.

-Déjame continuar- lo calló Hyuk con severidad y  Hongbin volvió a sentir esa necesidad de obedecerle. -Yo te conocí dos años antes de que diera inicio la guerra de los 7 años y durante ese tiempo logré ser para ti más que un amigo o hermano. Pero nuestra relación estaba oculta ya que éramos considerados escorias y podíamos ser ejecutados. Por ello nadie sabía de nuestro romance.

Cuando los japoneses invadieron Corea, tomamos parte en la guerra pero ambos caímos en 1897. Tú falleciste y yo hubiera muerto también si no fuera por la persona que me convirtió en lo que ahora soy. No pensé encontrarte de nuevo y maldecí mil veces seguir con mi existencia hasta que un día, encontré tu esencia en un niño pero él no era nada parecido a ti o eso fue lo que pensé. Hasta que vi tu sonrisa y esos hoyuelos que me encantan en ese mismo niño. Al parecer es tu sello y siempre los tienes.

Dejé que crecieras lo suficiente y fue divertido hacerlo hasta que cumpliste 18 y me acerque a ti. Tú no me reconociste. Era el año 1945 y te lo expliqué todo para volver a iniciar desde cero. Tomó su tiempo pero logré convencerte porque nunca utilizo el método fácil,  a pesar que eso sería mucho más rápido. He repetido el mismo proceso por varias ocasiones y ésta es la cuarta vez y lo haré en futuro, todas  las veces que tú reencarnes.

-De verdad que tú estás enfermo. ¿Cómo inventas algo así?- Hongbin se levantó del sofá y se puso detrás del Hyuk.

Hyuk solo dio un suspiro. Tendría que demostrarle con hechos que decía la verdad así que se levantó también y se puso de frente a Hongbin. Mirando a Hongbin a los ojos, Hyuk abrió su boca y le deja expuesta su cavidad.

Hongbin no da crédito a lo que ve. Abre sus ojos tanto que hasta duele porque lo que ve, es que Hyuk ha liberado sus colmillos haciéndolos descender poco a poco hasta casi llegar a su labio inferior.

Hyuk percibe el miedo que ahora expele Hongbin y como todas las veces que esto ha sucedido antes,  cada vez odia hacerle sentirse así pero es necesario.

Hongbin tapa su boca por la impresión y se aleja de Hyuk a toda prisa.

Apenas dio media vuelta hacia la puerta tenía a Hyuk delante de él otra vez. Miró hacia atrás al lugar en dónde estaban parados antes y después de nuevo al frente encontrando a Hyuk sonriéndole fríamente.

Hongbin ahora sentía pánico porque éste ser podría matarlo y nadie se enteraría. Al ver esto la expresión de Hyuk cambió radicalmente y ahora en sus ojos había tristeza; su sonrisa había sido borrada de su rostro. Esto confundió a Hongbin.

-No te haré daño, por favor confía en mí- le pidió Hyuk. Dolor evidente en su voz lo que hizo que el corazón de  Hongbin doliera. Tal vez no era tan peligroso como él pensaba.

-¿Que criatura eres?- preguntó Hongbin con curiosidad, intentando que el miedo no se escuchara en su voz pero fallando miserablemente.

Hyuk sonrió de nuevo esta vez con calidez.

-Soy un vampiro pero asumí que eso ya lo habías adivinado-

Y así era. Hongbin solo quería confirmarlo aunque ahora tenía muchas más dudas.

-¿Cómo te alimentas?- preguntó Hongbin algo dudoso y aunque su voz ya no temblaba aun sentía algo de miedo

-De sangre humana… aunque ahora ya no es necesario beber directamente de ellos. Puedo comprar sangre; hay cientos de donantes voluntarios a nivel mundial.

-¿Has bebido de mí antes?- preguntó Hongbin de nuevo. Su curiosidad no cesaba.

-Por supuesto. Tu sangre es mi droga- Le respondió con una voz más grave. Hyuk ya no podía con su sonrisa, esta vez le fue más fácil que le creyera.

-Entonces ¿Por qué no me he convertido?

-Porque para que te pueda convertir tengo que hacer el intercambio de sangre, es decir debes beber de la mía.

-Pero si tienes que esperarme todo el tiempo. ¿Por qué no me has convertido para estar contigo?

-Porque no quiero que sufras. Estar a mi lado significaría dejar tu vida como la conoces y sumergirte en un mundo lleno de peligros. Hongbin, yo no soy el único, al contrario,  hay muchos como yo y ellos no valoran la vida humana. Y eso y que además no solo hay de los de mi tipo, también hay otros tipos de criaturas oscuras.

-Pero… tal vez yo quiero entrar a ese mundo.

-Hemos tenido esta plática desde hace mucho y muchas veces y mi respuesta siempre será un no. Yo puedo esperarte y buscarte como siempre lo he hecho. Si te convierto en uno como yo, tendrás que ver morir a las personas que amas y no quiero que eso pese en tu conciencia. Y además, tus cercanos notaran que no envejeces y tendrás que alejarte de ellos cuando eso pase para no levantar sospechas.

-¿Porque me buscas tanto? ¿Por qué no sólo buscas a otro vampiro para que esté contigo?- preguntó Hongbin.

-Porque te amo- Respondió Hyuk y Hongbin olvidó respirar.

Seguían de pie, Hongbin y Hyuk, frente a frente.

Hyuk lo besó nuevamente. Calzando sus labios como antes, como siempre ha sido. Besándole con ansias como si fuera el último que haría en la vida. Había extrañado tanto esos delicados y rosados labios que tanto amaba besar.

Hongbin estaba encantado con la forma de besar de Hyuk porque  parecía que Hyuk conocía todos los lugares exactos para hacerlo delirar, tal vez si los conocía con certeza. Su corazón reconocía a este ser y era por eso que no huyó ni tuvo miedo la primera vez que lo besó en el ascensor.

Esta persona era su alma gemela.

Rodeó la cintura de Hyuk con sus brazos pegando más sus cuerpos y sintió como éste posaba sus manos alrededor de su cuello. Delineó  con su lengua los labios de Hyuk pidiendo permiso para entrar y éste no le hizo esperar más; abrió su boca para darle acceso a Hongbin.

Cuando el aire se hizo imperativo se separaron, ambos respiraban con dificultad pero Hyuk no perdió tiempo. Comenzó a besar el cuello de Hongbin provocando pequeños jadeos a este último.

Hyuk descendió sus colmillos y sin miramientos los hundió en la vena yugular derecha de Hongbin; extrayendo ese líquido tan vital para él.

 Hongbin esperó sentir dolor, pero al contrario, lo que sintió fue placer.

Hongbin deseó reclamar a Hyuk como suyo y embestirlo con fuerza hasta escucharlo gritar su nombre. No pudo evitar gritar llevado por la lujuria del momento.

Hyuk no le hacía daño al morderlo y lo sabía porque lo que sentía era verdadero. Ambos eran almas gemelas y la mordida no causaba dolor.

 Además con su mordida podía trasmitirle a Hongbin sus recuerdos y sentimientos; era la manera más sencilla de decirle lo que habían pasado juntos.

Cuando Hyuk terminó de beber de Hongbin sus miradas conectaron, Hongbin notó como los ojos de Hyuk pasaban de café claro a rojo brillante. Ese era el signo de que en sus venas trascurría nuevamente la sangre de Hongbin.

Hongbin ya estaba a punto de decirle que también lo amaba cuando escucho un sonido insistente que no se callaba.

Despertó en su cama por la alarma de su celular. Se sentó y sintió una molestia en su entrepierna: tenía una erección.

Golpeó su cabeza con su mano derecha. -¡¿Cómo tengo una erección con un sueño como ese?! ¡Hongbin por dios!

Lamentándose, Hongbin se levantó  de su cama y fue al baño. Estaba pensando en aquel muchacho del sueño y con ese recuerdo se masturbó. Debía de ir a trabajar y no tenía tiempo para esperar a que bajara sola, además quería ahorrarse la incomodidad.

Finalmente salió del baño ya aseado. Después de desayunar y hacer el sueño a un lado salió de su casa. Ese día tenía tiempo extra, así que decidió caminar hasta su trabajo.

Caminaba sin prisa y podría decirse que iba un tanto distraído. No puso la suficiente atención al dar vuelta en una esquina ya que chocó con alguien, un chico que venía corriendo. Hongbin cayó al suelo.

-Lo siento mucho, yo no iba atento en el camino- se disculpó el otro chico dándole la mano para ayudarlo a ponerse de pie.

-No pasa nada. Yo tampoco ponía aten...- Hongbin se interrumpió porque al fin vio el rostro de la persona con quien chocó. Era el chico de su sueño.

-¿Estás bien?- preguntó el muchacho al ver que Hongbin no reaccionaba.

.Mmm sí. Sí, estoy bien. Disculpe… ¿Nos hemos visto antes?- preguntó Hongbin más que nada, para seguir hablando con él.

-No lo creo. No se me hace conocido su rostro. Lo siento - Respondió inocentemente el chico.

-Y ¿cuál es tu nombre?- preguntó nuevamente Hongbin, necesitaba saberlo.

-Me llamo Han SangHyuk. Gusto en conocerlo- respondió Hyuk ofreciéndole su mano en señal de saludo.

-Lee Hongbin- tomó su mano.

- Ok, entonces… yo ya me voy- y Hyuk salió corriendo siguiendo el camino que tenía.

¿Realmente lo había visto?

Sí. Lo había visto, estaba seguro.

Hongbin sonrió, se dio la vuelta y siguió al chico.

Esta vez él se encargaría de buscarlo.

 

Notas finales:

Si llegaste hasta aqui, gracias por leer.


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