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Encantos y Misterios del Destino por Arizt Knith

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Notas del fanfic:

Arizt: Bien, bien no se porque ando con ganas de publicar todos los fics que he escrito hasta el momento pero... Todo es culpa de mi amado clon… el Gran y Poderoso… ¡Khian-sama! Con quien siempre tengo los mejores roles y es ahi donde salen tantos fics!

En fin, esta idea ya ni recuerdo como surgió… pero si se cómo terminamos emparejando a cada quien xD la cosa es que, aqui les vengo a dejar un pequeno One-shot de esta pareja un tanto amm... extra;amente sensual? y Porque sensual? Porque ambos personajes lo son~ sin mas que decir, disfruten!

P.D.: Y si esto resulta un éxito pues aquí publicare de ves en cuando One-shots de parejas crack o cosas así y sino, pues se quedara tal y como esta XD

P.D.: Este One-shot me pertenece tanto a mi como a Khian-sama, así que ya saben que la otra persona que debe llevarse parte del creído es él.

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Desde que las guerras entre los dioses habían acabado por orden y mandato del gran y poderosísimo Zeus, todo era paz y tranquilidad y esta no era una excepción. Hoy era una mañana tranquila, el sol que iba naciendo por el este, los pajaritos y todo animalito viviente iba saliendo ya de su escondite en busca de comida o algún nuevo refugio. Y el, como cada día se encontraba "tranquilo" y "disfrutando" de aquel bello trinar de las aves que volaban por el basto cielo despejado, la brisa primaveral soplaba amena, acariciando su rostro y moviendo al son sus largos cabellos platinados, oh si, la vida era hermosa y en si todo lo que le rodeaba, pero claro él lo apreciaría más si no odiara a los humanos.

"Malditos humanos... Los odio a todos..." -Murmuraba entre dientes el espectro de Griffon mientras caminaba por las pocas transitadas calles de Athena, ya ni sabía porque estaba ahí... Ah sí, porque su señor le había mandado a buscar algo, era una suerte que no había tanta gente a esas horas del día, porque si no...-

Pero él era un buen soldado además de ser uno de los principales Kyotos al servicio de su señor y pues, le debía respeto y obediencia al señor de las tinieblas. Por eso y más es que nunca se detenía a debatirle a su señor, además de que solo un completo estúpido haría semejante sandez. Aunque ahora que lo recordaba, solo existía una persona en este mundo que era capaz de debatirle a su señor y este terminaba obedeciendo sin objetar nada, y esa era nada más y nada menos que la señora Perséfone. Ella y con su dulce sonrisa, era capaz de iluminar aquel horrible lugar y de, suavizar el corazón del regente de las tinieblas. Y con esos pensamientos siguió su rumbo, aun debía de buscar "aquello" que su señor le había encargado (en pocas palabras= regalos para el aniversario que tenía con su señora) Hades sin duda era muy quisquilloso cuando se trataba de su amada, y por ello siempre le encomendaba aquellos encargos a Minos.

Uno, porque era su Juez principal y dos, porque confiaba en su buen gusto. Además, mientras que Minos se encontraba haciendo su deber, los demás jueces junto con Pandora se disponían a armar algo en grande y bello para la diosa de la primavera, que ni idea tenia de lo que estaba pasando. Pero en fin, sigamos con la historia.

(***)

(**)

(*)

Mientras tanto las horas fueron pasando para aquel Kyoto, y el día empezó a hacerse más caluroso sin duda, las aves trinaban, el aroma del pan recién horneado se extendía de forma gustosa por las calles de Athena, las mujeres reían en sutil tono coqueto y qué mejor que aquello para dar una ligera vuelta y despejar la mente o al menos eso era lo que consideraba apropiado el caballero de Escorpio-

—"Ahh~ sin duda este es mi día..." -A su paso un galeno de larga melena azul y ondulada, además de bellos y coquetos ojos turquesa y un escultural cuerpo de adonis que era bien marcado por sus ropas, se robaba los suspiros y la atención de las hermosas doncellas y señoritas de tan ameno pueblo, su piel morena resaltaba aún más la perfecta tonalidad de aquel par de orbes azules intenso; todo iba de maravilla hasta que hombro a hombro en un fuerte empujón, se chocaron dos antiguos enemigos... Minos y Milo de Escorpio intercambiaron miradas ante el impacto-

Un gruñido gutural se escapó de su boca al sentir como alguien había chocado contra él, por un momento sintió el deseo de usar sus hilos contra aquella pobre y miserable criatura pero, sus orbes violáceos se llenaron de asombro al ver que, con la persona que había chocado era nada más y nada menos que Milo de Escorpio, uno de los tantos Caballeros de aquella odiosa niña mimada de Athena- "Vaya, vaya, vaya... Pero que bella casualidad"-Dijo el albino, mostrando una amplia y bella sonrisa mientras que su mirada se paseaba por el cuerpo de aquel griego que lo miraba con fiereza- "No creí que los santos de Athena tuviera el privilegio de salir de aquel viejo y sucio Santuario"

Sus orbes del griego se clavaron de forma brusca en la mirada ajena, vaya que aquello había sido un encuentro desagradable sin duda, sin embargo no valía la pena echar a perder todo un día por causa de aquel hombre- "De bella no tiene nada, en efecto y si,... Si nos dejan salir, después de todo no somos cucarachas que viven bajo la tierra." Una sonrisa socarrona se dibujó en su rostro moreno, causando que el juez solo sonriera aún más mientras negaba con la cabeza.

Si el espectro hubiera estado enfrente de algún espejo, se hubiera dando cuenta de que por breves egundos su mirada adquirió un brillo inusual, agregándole aquella leve sonrisa que se formó en sus labios, no supo porque pero, ver aquella mirada azulina llena de ferocidad le hacía sentir algo extraño- "Por más que odie admitirlo, te doy la razón" -Sus hebras platinadas danzaban por causa de la brisa; aquella situación bien parecía salida de algún drama, cosa que le causaba gracia- "Jeh, vale mejor vivir bajo tierra que estar al cuidado de mocosa malcriada que no se puede valer por sí misma."

"!No te atrevas a irrespetar a mi diosa Athena!" Respondió de forma rápida e instantánea ante el parloteo del juez, vaya que el galeno tenía una presencia sumamente fuerte, sus orbes sin duda eran el reflejo de aquel corazón enorme y ardiente que bombeaba veneno por todo su bien formado cuerpo- "No se diga más, sin duda usted no tiene nada que me pueda llamar la atención" -La mirada del escorpión recorrió de cabeza a pies el cuerpo ajeno -

"Eh~ Hahaha~ Vaya que eres alguien... Peculiar..." -Relamió sus labios de forma inconsciente, aquella reacción había sido más que sublime para él. ¿Hacia cuanto no veía a alguien con una mirada así? Oh si, desde que se enfrentó con Albafica en aquel entonces pero desde ahí no había sido capaz de encontrar a alguien más- "Pero tú si tienes algo que ha llamado mi atención..." -Pronunció con una voz aterciopelada, acortando la distancia y tomando al otro por el mentón. "Pfft!...valiente espectro el que me encontré aquí." -Como si el tacto del otro sobre su cuerpo fuese algo repugnante, el caballero de Escorpio apartó de forma brusca su mano- "Disculpe, no me gusta la necrofilia, mis gustos siguen siendo más exigentes" -Esa sonrisa traviesa que se trazó en el rostro del alacrán fue la clave para dejar flechado casi que de inmediato al espectro-

"¿Es así?" -Sonrío de igual manera y rodeando al otro. Mientras lo hacía, tuvo la enorme curiosidad de tomar un mechón de cabello. Sus pálidos y largos dedos se deleitaron con la suavidad y por pura curiosidad o por molestar, se acercó a oler el cuello del otro, de gustándose con aquel delicioso olor a manzanas que el griego tenia impreso en su piel- "Sin duda eres alguien que ha captado mi total atención..." -Murmuro muy cerca del oído del dorado, provocándole leves escalofríos- "Niño de las Manzanas~" -Chisto animado y alejándose antes de recibir algún golpe por parte del otro. "Nhg...~" —La mirada azulada del galeno desapareció tras los párpados lo cuales se cerraron con fuerza ante las acciones ajenas, sin duda la tonalidad de voz empleada por el otro resulto ser inefable- "Solo... Mantenga su distancia, no hay modo de que un asqueroso ser del inframundo se acerque ¡a un caballero dorado de Athena!" -Lucía severo ante sus palabras pero hasta su corazón comenzaba a latir de forma rápida y todo por culpa de aquel hombre de cabello platinado -

"Está bien" -Acepto el Kyoto de manera rápida y concisa, soltando una risilla como si hubiera hecho alguna travesura- "Pero que yo sepa, no existe algo que le de validez a tus palabras... Es decir, ¿tan repugnante seria para ti el tener contacto con un espectro? Y más aún, ¿con uno de los tres jueces?" -Su voz era melodiosa pero a la vez firme, era como si el famoso titiritero hiciera uso de sus hilos para atraparte con ellos- "A pesar de que mi mañana empezó mal al venir a este lugar, debo admitir que este encuentro, si es que así se le puede llamar... ha sido algo bueno" -El caballero de Escorpio retomo su postura, sin más tomo el mentón del espectro fijándole aquella potente y poderosa mirada azulada -

"Te seré claro a ver si entiendes, un espectro jamás podrá igualar la grandeza de un santo dorado... Sin embargo…" -Una sonrisa cargada de deseo se plasmó en el perfecto rostro del escorpión- "Aquello no implica que no pueda tener todo tu cuerpo bajo el efecto de mi veneno" -Acercando más el rostro al ajeno, delineó los labios del espectro sin dejar de mirarlo fijamente, el galeno sin duda tenía un aura de grandeza. Era de reconocer que el griego tenía un aura peligrosa pero a la vez, era eso mismo que atraía a las personas además de aquella sensualidad y picardía que su mirada azulina destilaba, o quizás era aquel olor de colonia que usaba, mezclado con el olor a manzanas rojas; quien sabe pero era algo que atraía tanto a hombres como a mujeres.

"Ah~ Así que el gran escorpión por fin deja ver sus tenazas y aguijón" -Sus labios formaron una amplia sonrisa cargada de deseo, vaya que aquel hombre tenía algo que parecía manipularlo pero, ¿acaso el titiritero era quien había caído en las redes de la marioneta? ¿En qué momento fue que los papeles se invirtieron?- "Y dime, Milo de Escorpio o mejor dicho..." -Sonrío muy curioso tomando al otro por la cintura y acercándolo a su cuerpo- "Niño de las Manzanas, ¿cómo podrías hacer eso?" -Sonrío aún más complacido al ver que el escorpión se había sonrojado cuando le llamo por aquel apodo con el que lo había bautizado. Las mejillas del peli azul empezaron a arder, ni la misma Athena sabia cuanto detestaba sonrojarse, en fin... No podía disimular aquello por lo que tuvo o mejor dicho, se vio obligado a aceptarlo -

"¿Acaso todo debe ser revelado? Porque yo prefiero las sorpresas y en este caso sin duda" –Milo no pudo evitar sonreír con coquetería nata en él. Ambas respiraciones se chocaban entre sí, ninguno de los dos bajaba la mirada y mucho menos se dispersaba en otros asuntos, después de todo algo misterioso casi místico los estaba envolviendo en una especie de hechizo de atracción. "Así que las sorpresas..." -Murmuro complacido el albino y acortando la distancia, sus brazos fueron rodeando la estrecha cintura del galeno para juntarlo aún más a su cuerpo mientras sus labios buscaban el cuello moreno de este, para depositar un suave beso seguido de una mordida, provocando que el peli azul soltara un suave gemido- "Vaya que eres alguien lleno de sorpresas... Pequeño de las manzanas" Su cuerpo sufrió un leve espasmo justo en el momento en el que su punto sensible era atacado por los labios del espectro- "Ah…~"

El peli azul fue entre abriendo los ojos y busco la mirada ajena, le frustraba verse preso de aquel titiritero, y más aún cuando comenzaba a sentir como su cuerpo ansiaba más de aquellas húmedas caricias- "Bien, usted lleva dos y yo una, eso de por sí ya me muestra un resultado evidente" Sin más se apartó del otro sin verle a los ojos, no deseaba que aquel espectro viera el sonrojo que aun cubría sus mejillas "Nos vemos, Minos de Griffon..."Sin decir nada más y casi que huyendo del sitio, el caballero de Escorpio emprendió su regreso al santuario, sabía que si se quedaba unos instantes más allí, las cosas tomarían un rumbo que aunque deseado , era necesario eludir-

"Adiós... Milo de Escorpio" -Sonrío complacido al ver que el griego se alejaba lo más rápido que le fuera posible; el sabor del galeno y la calidez de su cuerpo aún seguía impregnado en el noruego. Por Hades que aquello había sido algo inesperado pero a la vez gratificante, o mejor dicho, eso fue ¡sublime! Su cuerpo temblaba presa de la emoción y la adrenalina, ansiaba volver a tener el cuerpo del griego entre sus brazos y escuchar más de aquellos sonidos tan eróticos que se escaparon de la boca griega. Sin más que decir volvió a retomar su camino en busca de lo que su señor le había pedido hacer, ya tendría otra oportunidad de encontrarse con el Dorado y quien sabe, tal vez algo más podría surgir entre ellos dos.

 


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