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Mon amour. por Mise_Hanakotoba

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Notas del fanfic:

Yo aquí de nuevo -le tiran tomates- debo mil cosas lo sé, pero por ahora traigo un pequeñito one shot dedicado especialmente para Alex porque es su cumpleaños uwu la idea me surgió también gracias a él así que es doble dedicatoria. ¡Feliz cumpleaños, pequeño Alex!

 

Espero que les guste, es más pequeño de lo que acostumbro subir, lo hice lo más pronto que pude así que me disculpo si se me fueron mil errores. 

A Sak le dedico todos mis fics xD porque me ha leído todo y siempre me apoya, espero que también te gustes

Sin más lean lean LEAN.

Notas del capitulo:

Yo aquí de nuevo -le tiran tomates- debo mil cosas lo sé, pero por ahora traigo un pequeñito one shot dedicado especialmente para Alex porque es su cumpleaños uwu la idea me surgió también gracias a él así que es doble dedicatoria. ¡Feliz cumpleaños, pequeño Alex!

Tatsuya aquí, Tatsuya allá, Tatsuya salgamos juntos, Tatsuya quieres ir por esto o mejor vayamos al cine esta tarde. Tatsuya, Tatsuya, Tatsuya, Tatsuya. Estaba harto, jodidamente harto de escuchar ese nombre por todos lados. A quién pretendía engañar, estaba harto de que Yo-ka mentara el nombre del baterista cada cinco segundos. Desde hace casi un mes esos dos se habían vuelto bastante unidos, al grado de ir juntos hasta al baño.

Generalmente Kei habría pasado por alto que dos de sus compañeros convivieran tanto, Shoya y Yo-ka salían cada que se les antojaba de compras o a de vista a Yuu. El problema en la situación actual era lo meloso que se comportaba el vocalista con el baterista, esas malditas sonrisas de complicidad, el que se tocaran como si fuesen amigos “íntimos”. Eso, era lo que le estaba jodiendo desde hace días. No, de nuevo no valía la pena mentirse, aquello le tenía mal porque Yo-ka antes hacía todas esas cosas con él y ahora no.

Al inicio de todo creyó que había hecho algo que molestaba a Yo-ka y por eso le había dejado de lado, pronto se dio cuenta que no era así. El ahora pelirrojo se comportaba como siempre, no parecía enojado; la única diferencia era como se comportaba con Tatsuya y el hecho de que pasaran juntos el tiempo que antes le era dedicado a él y sólo a él.

Y justo ahora era espectador de todo ello. Habían organizado una pequeña comida en su casa para celebrar la salida de Ruin y para su mala suerte el pelirrojo no se había despegado ni medio centímetro del batero. En lugar de celebrar parecía que estaba en un velorio, su mirada perdida y expresión de molestia era tan evidente que Shoya le había pedido que se relajara. Shoya él único que le comprendía, sabía que Yo-ka no era un amigo más para Kei.

En determinado momento quiso disfrazar su molestia y aceptó tomar un trago con el alto bajista, una copa se transformó en una segunda y así consecutivamente hasta llegar a varias más. A diferencia de Yo-ka él si tenía más resistencia al alcohol, pero esta vez se había excedido en tragos. Dio el último trago a su vaso el cual hizo a un lado de forma brusca.

Yo-ka estaba tan cerca del maldito batero, estaban susurrándose cosas al oído. El pelirrojo sonreía, mientras el otro se deshacía a carcajadas. Esa había sido la gota que derramo el vaso, se levantó de su asiento y sin medir consecuencia alguna fue directo donde estaba el vocalista. Todo sucedió tan rápido, con su izquierda hizo a un lado al baterista y con la diestra tomó al pelirrojo de su muñeca izquierda; para cuando Tatsuya reaccionó Kei iba por el pasillo tirando de Yo-ka sin darle tiempo ni de hablar.

Shoya y su amigo siguieron al otro par un tanto asustados, pero habían ido demasiado tarde. Kei parecía fuera de sí mismo, había encerrado a Yo-ka en su habitación; sólo después de eso llevó su mirada sobre el par de amigos que parecían peor que niños asustados, pues jamás le habían visto reaccionar así.

—Largo.

Les ordenó con seriedad aunque ya no parecía tan molesto. Pero Tatsuya no quería irse así nada más, a pesar de extrañarse ante el hecho de que Yo-ka no estuviera golpeando la puerta para que le abrieran.

—Kei, porqué no te calmas, dejas salir a Yo-ka y habla…

—He dicho ¡Largo!

No planeaba hacerles nada malo, pero los quería fuera lo más pronto posible así que camino hacia ellos de forma amenazante. Shoya que podía comprender un tanto más que su otro amigo, tiró de él diciéndole:

—Vamos, Tatsu, Yo-ka estará bien.

Con inseguridad aceptó la propuesta del bajista, pero fue el miedo a las reacciones de Kei lo que le hicieron decidirse a marcharse. Después llamaría a Yo-ka para asegurarse que todo estaba bien.

¡Finalmente solos!

El alcohol aún tenía un poco aturdido al rubio tanto que ni siquiera había pensado en abrir la puerta, es más se sentó frente a ésta y comenzó a gritarle a su prisionero.

—¡¿Quién carajo te crees?! ¿Tatsuya y tú? No me hagas reír Yo-ka, él no tiene nada de interesante. No lo conoces lo suficiente, como puedes ser tan irresponsable.

Dio un momento para escuchar respuesta de su compañero, pero lo único que pudo escuchar fue el ruido clásico de cuando alguien camina. Eso no fue suficiente para hacerlo callar y abrir la puerta.

»Eres mío ¿Sabías? Me importa un demonio lo demás, tú eres para mí. ¡Eres mío y nadie más!

De nuevo el silencio invadió el lugar, esta vez aquello le causó preocupación. Por primera vez en todo ese rato sintió venir algo de lucidez, se levantó del suelo pensando en el sin fin de cosas que estaría planeando Yo-ka para cobrarle tal arrebato. Seguramente le daría un golpe, o lo mandaría al otro lado del mundo. Lo único seguro es que al abrir la puerta le vería enojado sobre la superficie de la cama, quizá a punto de golpearlo con su propia guitarra.

Había arruinado todo y en grande, después de varios minutos de no oír nada incluso la ligera borrachera se le había bajado. No quedaba más que abrir la puerta y enfrentar las consecuencias de sus actos. De primera no pudo observar nada, fue hasta que ingreso a la habitación que se llevó una gran sorpresa.

Un hermoso cuerpo desnudo yacía sobre la superficie de su cama, Yo-ka estaba en una posición tan excitante con su ropa esparcida por toda la habitación. Sus muslos estaban separados, dejando expuesto su pequeño, erecto y rebosante miembro. Pero fue esa mirada cargada de pasión de deseo la que le hizo caminar con torpeza, se rascó  los ojos en un intento de asegurarse de si era verdad lo que veía. ¿Seguía ebrio?

La respuesta a su pregunta llegó cuando el pelirrojo se levantó y caminó hasta él, de forma seductora pasó sus brazos tras su cuello y sin descaro alguno restregó su caliente falo contra el suyo que aún dormía bajo su ropa. Sin ser del todo consciente posó sus manos sobre el firme y casi nulo trasero del vocalista, la tentación era demasiada como para simplemente ignorar el hecho de que tenía al chico de sus sueños desnudo entre sus brazos.

—Dijiste que soy tuyo, ¿qué esperas para hacerme realmente tuyo. —Fue un débil susurró, pero Kei lo había escuchado tan claro como el palpitar de su corazón, ¿o era su miembro el que palpitaba?—. Kei…

El tono de voz de Yo-ka sonaba necesitado, tanto que no parecía una situación real. Ante su distracción el pelirrojo había aprovechado para capturar su labio inferior entre los suyos, fue cuestión de segundos para que aquello se transformara en un beso en toda regla, suave, pero caliente y húmedo.

Alcohol, el más bajo sabía a alcohol, ambos lo hacían ciertamente, pero el pelirrojo lo hacía aún más. Dejó que el beso continuara hasta su final, más luego de éste le separó un poco –casi nada- para poder hablar con libertad.

—Estás ebrio, Yo-ka

—Tú también y no me estoy quejando.

En realidad no estaba tan ebrio como lo suponía el rubio, al igual que él había estado bebiendo un poco, pero a diferencia de lo que se decía tenía un poco más de resistencia. No tuvo la suficiente como para detener al guitarrista cuando le arrastró hasta aquella habitación, pero si la tuvo para entender lo que había ocurrido. Tontear con Tatsuya había rendido frutos, con bastante tiempo desperdiciado, pero valió la pena.

»Deja ya de hacerte el idiota. Te quiero entre mis piernas, tú quieres estar ahí. Me gustas, te gusto. ¿Es necesario complicarlo todo?

Sin agregar más se separó del aún aturdido de Kei, subió entonces sobre la cama a retomar su posición anterior y a continuar con las caricias sobre su pene, las cuales detuvo al ver cruzar a su compañero por la puerta. Si en todo ese tiempo no había hecho ruido alguno había sido porque no quiso ser escandaloso, además escuchar a Kei gritarle que era suyo le ayudó bastante conseguir ponerse duro en tan poco tiempo.

El guitarrista era lento, pero no estúpido con torpeza se deshizo de cada una de sus prendas, mismas que terminaron perdidas en la habitación. Listo para entrar en acción fue donde el otro, se le montó encima y entre sus piernas. ¿Qué hacer primero? La pregunta le vino tan de pronto, años queriendo así que ahora no sabía por dónde comenzar.

De nuevo Yo-ka le tomó por sorpresa, en un abrir  y cerrar de ojos las posiciones se habían invertido. El pelirrojo se subió sobre Kei, dejando la entrada a su cavidad anal justo sobre el cada vez más endurecido miembro de su amigo y próximo amante. Entonces inicio una serie de cautivadores  y provocativos movimientos, mientras se seguía masturbando. El rubio no quiso quedarse atrás, no ante la escena de Yo-ka bailando sobre su cuerpo, luego esos labios que dejaban escapar suaves gemidos.

Las palmas de sus manos se posaron sobre la cadera del pelirrojo, para ser más exactos en cada uno de los glúteos contrarios, de esta forma le hizo ver el ritmo con que quería que se moviera. Las uñas de sus dedos se fueron enterrando más y más en la blanca piel del trasero ajeno, aún más cuando intencionalmente apretujaba las firmes nalgas que poseía.

Todo el cuerpo de Yo-ka se movía rítmicamente como nunca antes lo hizo sobre el escenario, al mover su cadera cada parte superior lo hizo también, su abdomen se contraía levemente, mientras su pecho subía y bajaba con descontrol ante su agitada respiración.  Las manos de Kei no pudieron quedarse más tiempo en el mismo lugar, se deslizaron por los costados del pelirrojo enterrando sus dedos en la suave y delicada piel.

El miembro entre sus nalgas estaba cada vez más firme, tan duro que le hacía casi imposible no gemir. Se sentía húmedo no sólo por sí mismo, sino por lo que supuso era el líquido preseminal del rubio. A penas si podía mantener sus ojos semi-abiertos, queriendo al menos acallarse un poco llevó su mano libre a su boca de esa forma mordió la punta de sus dedos. No tenía la intención de provocar más, pero esa simple acción terminó por mandar la única neurona viva de Kei al infierno.

Una vez más las posiciones en la cama dieron un giro, cuando la espalda de Yo-ka tocó la superficie plana éste no pudo evitar soltar una risita, miró de nuevo a su compañero en tanto le hacía el suficiente espacio entre sus piernas. No necesitaba preparación alguna, le quería dentro lo más pronto posible y así lo decían los bien definidos movimientos de su cadera que buscaban de nuevo el roce entre sus cuerpos.

Sí bien Kei tenía la misma urgencia por penetrarlo, no lo hizo de inmediato. Se dio el tiempo para dejar un recorrido de pequeños besos y lamidas desde el ombligo del pelirrojo hasta llegar a su pezón derecho, mismo que torturo brevemente con sus dientes y la punta de su húmedo musculo sin hueso. Todo era bien recompensado por los movimientos ejecutados por Yo-ka bajó su cuerpo, se retorcía de manera tan deliciosa y esos gemidos, quizá un “Ah, Kei…” le haría delirar, pero no creía contar con tanta suerte.

—¿Listo? —Le susurró al oído al mismo tiempo que hacía chocar su miembro contra su dilatada entrada.

—Sólo métela, llevó meses esperando por esto… ¿planeas hacerme esperar más?

La única respuesta a esa pregunta fue una divertida sonrisa del rubio, hasta para esto Yo-ka resultaba ser impaciente. No le hizo esperar más y no por temor a una nueva reprimenda, sino porque él mismo no podía seguir sin hacerlo. Tomó son su diestra a su miembro, pero antes de dirigirlo a la cavidad anal que gentilmente se le ofrecía se dedicó a estimularlo para tenerlo duro por completo. Una vez consiguió lo primero le llevó directo al siguiente objetivo, contrario a lo que se pudo imaginar el pelirrojo estaba deliciosamente estrecho.

El penetrarlo no fue tarea fácil, por un lado tenía a Yo-ka insistiéndole con sus candentes movimientos, pero por otro la entrada era demasiado estrecha y no porque fuera grande, era de tamaño ¿promedio? Al final tuvo que tomar al pelirrojo de la cadera, sosteniéndolo firmemente para que no pudiera moverse más de lo necesario en ese momento. Sacó entonces la punta y de un solo intento volvió a enterrarse en el cuerpo ajeno por completo. Ambos dejaron claro que aquello les había provocado, Kei soltó un ronco gemido, mientras Yo-ka un quejido entremezclado con el placer.

Esperaron un momento para moverse, tiempo que aprovecharon para mirarse con coquetería y besarse suave y lento. Las manos de los dos se buscaron para que al encontrarse entrelazaran sus dedos, de ser un encuentro meramente pasional pasó a ser uno más cariñoso, no había marcha a atrás para qué apresurar lo que de ante mano sucedería.

—No estoy ebrio… —susurró el pelirrojo, en tanto daba los primeros indicios de que continuaran—. Me gustas… —Esta vez sus movimientos fueron más evidentes.

Kei no tardó en seguirle el ritmo, embestidas lentas, bien marcadas pero tan suaves que apenas si lo sentían como un roce.

—También me gustas…

Añadió para luego besar su mejilla, beso se desvió lentamente a la curva derecha del cuello del pelirrojo. Junto a ello los movimientos tomaron mejor forma, las embestidas más fuerza y cada uno acomodaba su ritmo al ajeno. Aún después de el tiempo que aguardaron seguía doliéndole un poco a Yo-ka, dolor que comenzó amortiguar al aferrarse de los hombros del rubio en los cuales incluso clavó repetidas y fuertemente sus uñas.

El tiempo transcurrió lento al inicio, pudieron mirarse en varias ocasiones y regalarse juguetones beso, más luego de intensificar la fuerza y ritmo mirarse resultaba complicado pues sus ojos permanecieron cerrados casi por completo. Los besos dejaron de ser traviesos, eran una constante lucha de dominación, pues Yo-ka no se complacía con dejarse a la entera disposición de alguien. Le gustaba llevar la situación y en el beso él era el ganador, mordía y rasgaba el inferior cada le era posible, su lengua no paró hasta explorar el rincón más oculto dentro de la cavidad bucal ajena.

Dentro del encuentro cambiaron un par de veces más de posición, en la primera Yo-ka literalmente mordió una almohada, mientras Kei se degustó mordiendo sus hombros y azotando en varias ocasiones su glúteo derecho. Definitivamente habían dejado de lado lo tierno, suave y romántico, había llegado el momento de desahogar toda la pasión que se habían guardado, aprovechar todo el tiempo que se masturbaron pensando el uno en el otro. No había más, ni excusas o pretextos, bendito había sido Tatsuya al sugerir que le metiera celos, después de todo no era tan despistado.

Al final Yo-ka estaba cabalgando al rubio, el último le tenía abrazado por la espalda con su diestra, mientras la zurda se enredaba en los rojos cabellos de su nuca. Sus cuerpos se rozaban exquisitamente el uno contra el otro. Era una mezcla de un sinfín de sensaciones, el miembro apresado por las paredes anales de Yo-ka, el miembro del mismo chocando contra el abdomen del rubio al igual que sus pechos, en tanto que sus gemidos morían uno a uno entre las bocas de ambos. Sus parpados cubrían sus ojos, y lo único que importaba era lo rico y excitante e incluso dulce que resultaba eso.

Yo-ka fue el primero en derramar su semen manchando su cuerpo y el ajeno, su espalda se arqueó ligeramente, mientras apretaba sus ojos y puños en un grito orgásmico contra los belfos del rubio. Kei iba a seguirle en ese instante, pero el pelirrojo decidió hacerlo a su manera. Sin previo aviso se le desmontó ante la atónita mirada del otro, ya a una distancia considerable bajó la cabeza hasta alcanzar el aún erecto miembro con sus labios, en su recorrido no pasó por alto lo sensual que se veía su compañero así de sudado y agitado.

Miró a los ojos al rubio para dedicarle una sonrisa cómplice, entonces se lamió los labios y besó la punta de su glande como un aviso, mientras tomaba al resto del falo con su diestra. Sin meditarlo un segundo más metió gran parte de la extensión del miembro ajeno, sacándolo y metiéndolo a un ritmo similar al que llevaban hace rato. A pesar de haber querido durar en ello mucho más, Kei estaba desde antes lo suficientemente estimulado para resistir tal ataque sobre su hombría.

Bastaron varias lamidas y mordidas sobre sí para estar a punto de disparar toda su esencia, pero de nuevo Yo-ka no se lo permitió del todo, le sacó de su boca y sin parar de estimularlo con su mano le incitó a venirse sobre sus labios y cara. Estando al borde del placer no tuvo mayor elección y luego de ver como los chorritos blancos caían en los belfos y mejillas de Yo-ka no se arrepentía de haberlo hecho. El rostro del pelirrojo era una obra de arte, sus labios rosas luego de mamársela, esa respiración entrecortada y todo el semen esparcido por su cara.

Con una sonrisa en sus labios se reincorporó, mientras Kei se recuperaba de su reciente orgasmo. Utilizó su dedo índice y medio para limpiar todo el rastro de la esencia del otro, cada que limpiaba un poco lamia sus dedos como si del pene del otro se tratara así hasta limpiarse del todo.

—Necesito descansar… —Se tumbó sobre la cama y el rubio no tardó en hacer lo mismo.

—Lo necesitamos, por cierto Yo-ka… —habló al abrazarse al pelirrojo antes de buscar las mantas para cubrir a ambos, su mentón se posó sobre el hombro izquierdo de su compañero—. Recuerda que eres mío.

La risita de Yo-ka no se hizo esperar, en lugar de responder de inmediato le besó la mejilla—. Claro, soy todo tuyo y tú mío desde hace mucho, pero ahora déjame dormir. —Un beso más sobre los labios ajenos y el sueño comenzó a vencerlos.

¿Necesitaban decir más? No de momento, bastaba con dormir abrazados el uno del otro luego de haber pasado un gran encuentro. La calidez que ambos se transmitían era algo maravilloso, algo que no había sentido antes. ¿Quién se acordaba de la frustración de Kei?

                                       ~~

Era decima vez que Tatsuya le marcaba al vocalista sin respuesta alguna, Shoya ya se había burlado lo suficiente de él ante su inocencia con respecto a la situación. Se acercó a arrebatarle el teléfono seguido de un golpe en la cabeza.

—Tonto deja de molestar a la nueva pareja.

Notas finales:

Yo sé que no fue un fic de tu OTP ;A; pero me surgió la idea con lo del semen en la cara de Yo-ka así que de ahí surgió todo. Espero que haya gustado Alex

 

A los demás es mi segundo fic de DIAURA que no es AU y en cual Yo-ka es uke, pero quería aclarar que no verán muchos de estos de mi parte xD Me encanta desarrollar historias en mundos alternos y que Yo-ka sea versatil, es lo que mejor me acomoda, pero si de nuevo surge la idea para uno que no sea AU lo escribiré con todo gusto en fin. Dejen review ingratos


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