Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Shi por YamiSofia

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es mi primer fic y espero piedad y que les guste claro esta.

Notas del capitulo:

Hola este es mi primer fic y espero que les gust.

YU GI OH y sus personajes no me pertenecen, todos los derechos van para su creador y respectivos dueños.

las citas y frases citadas en este fic tampoco son mias, todas son de sus respectivos autores.

La primera vez que vi a Yugi no llamo mi atención, aun con aquel peinado llamativo y de gran volumen, no pensé en el más que cuando cruzo la puerta.

—Parece que Yugi ya ha devorado otro libro ¿verdad?—intervino Maximillion Pegasus el dueño de la librería.

—Asi es…—dije poco interesado.

—¿Qué libro fue esta vez?—pregunto él.

Asi que tuve que fijarme en la computadora el libro que se había ido hace poco y dije:— Por trece razones.

Al final todo importa

¿Qué cosa? —pregunte.

—Es solo una frase del libro, es un juego propio—al mirar que yo no respondía siguió—. Trato de adivinar qué libro se llevara Yugi la próxima vez, y si él se lo lleva cito una frase.

—¿No es algo aburrido?—pregunte—, digo estás jugando tu solo.

—Siempre puedes unirte al club mí querido Yami.

Y se fue, y yo seguí haciendo lo que se suponía que hacía.

Trabajar.

 

La segunda vez que vi a Yugi, estaba barriendo un poco. Pegasus estaba el mostrador, y el pequeño enano multicolor entro sonriente.

—Buenos días Yugi —hablo Pegasus—. ¿Ya acabas el libro?

—Buenos días —y se inclinó en modo de saludo—. Si, así es.

Pegasus se quedó cómodo en su silla mientras Yugi divagaba por todo el lugar, husmeando en los libros.

«¿Por qué no tomo uno y ya?»

Entonces vino a mí, y me sonrió de una forma tan dulce que me congele, casi estático y él ni siquiera me había hablado.

Yugi intento tomar un libro de la estantería de arriba, aun de puntitas era demasiado bajito como para llegar. Aun en mi estado de no-hablar-no-hacer-nada tome el libro y se lo entregue.

— Arigato gozaimasu. —Dijo Yugi, y volvió a sonreir.

Y yo apreté fuerte el palo de la escoba, tenía miedo de caerme.

Yugi fue donde Pegasus y desapareció del lugar. Este se cruzó de brazos molesto y luego hablo:— Puedo fallar.—Dando a entender que el pequeño no se llevó el libro que había dicho.

Esa noche busque en internet algo que me hiciera olvidar a Yugi, su sonrisa seguía en mi cabeza aun después de la hora de cerrar.

No encontré nada de eso, pero si una frase que se ajustaba muy bien a la perfección.

"Esa sonrisa podía terminar guerras y curar el cáncer".

 

La tercera vez que vi a Yugi yo lo estaba esperando, había recorrido las estanterías pensando en cuál de todos seria el elegido, si lee sobre algún tema específico o cual le gusto más.

La puerta se abrió y yo me quede expectante a su llegada, pero no apareció.

Yugi no vino.

Pero apareció más tarde, y ahora no llevaba su uniforme escolar, sino una remera negra sin mangas, la cual le queda aún mejor.

Así que me acerque sonriente, esta vez hablaríamos. El pequeño multicolor tenía los ojos color amatista, y eso me gusta.

¿Por qué no lo note antes?

—Pensé que no vendrías.—le dije.

—Estuve a punto, pero no podía perderme de venir aquí. —respondió el.

—Tenemos libros nuevos.

«¿Qué estoy diciendo?»

—No es necesario, ya sé que libro voy a llevar hoy. —respondió el.

Aunque eso fue decepcionante, no insistí con otros libros. Yugi había escogido “El idiota” de Feodor Dostoievski.

Casi cuando lo tuvo en sus manos, me moría por saberlo pero no sabía si era correcto preguntar.

Al final cedi.

—¿Por qué ese libro?—pregunte— quiero decir, cada libro…si te gusta o solo no sé.

Yugi se rio y se abrazó al libro, no podía explicarle que tan hermoso se veía, pero si sabía una cosa, no era común.

—Te lo diría, pero va a sonar tonto. —dijo él.

—No me voy a reír si es lo que piensas. —dije.

—No es eso —tardo unos segundos en volver hablar—, veras, cada libro que llevo, es porque soy yo.

—¿Tu?

—Bueno, no soy yo precisamente, soy los personajes y lo que hacen. —callo y luego volvió a hablar— ¿Me entiendes?

—Sí, creo que sí.

«Y era verdad»

 

Después de semanas y muchos libros después, esperar a Yugi se volvió mi pasatiempo, casi una obsesión. Me levantaba pensando en lo que pasaría hoy, y en qué era lo que hablaríamos.

Hablamos de muchas cosas, pero siempre eran mías, por alguna razón el jamás hablaba de su familia o de su vida. Creo que no me tiene la suficiente confianza aun para ello.

Así que un día me anime.

—¿Te gustaba leer de pequeño?—le pregunte, y Yugi me miro triste, muy triste.

—No, en verdad es solo hace algunos años —contesto el—. ¿Y a ti Yami? ¿Te gusta leer?

—No leo mucho, solo lo necesario—y me encogí de hombros—. Prefiero esperar a la película.

—Pero que horrible —exclamo Yugi—. Tendré que enseñarte un par de cosas.

Yugi y yo pasamos mucho tiempo juntos después de eso, ahora venía con más frecuencia, y hasta algunas veces salíamos a pasear. Siempre hablábamos de libros, y aunque yo fingía no entenderlo él no se molestaba.

Y yo comenzaba a interesarme más en los libros, no podía creer que una persona pudiera pensar todas esas cosas.

—Jamás me cuentas de ti. —le dije un día.

—No hay nada que contar, me gusta leer y estar contigo. ¿Qué más necesito?

—¿Y tu familia?—pregunte— ellos deben hacer algo, debes hacer cosas en la vida real.

—No hago nada interesante. —dijo Yugi.

—¿Es que no quieres contarme?

—No, es que no quiero asustarte.

—No lo haras.

«Nada podría alejarme de ti Aibou»

—Me voy a morir Yami.

Crack, ese fue el ruido de mi corazón rompiéndose.

Después de aquel día, Yugi no apareció durante dos semanas y yo no podía conciliar el sueño, terribles pesadillas donde la muerte rondaba me atormentaban una y otra vez.

No podía dormir pensando en que quizás Yugi estuviera necesitándome, o tal vez  no me necesitaba tanto como quería que lo hiciera.

Necesitaba saber que todo estaba bien, y que nada podía separarnos.

Volví a ver a Yugi en una tarde de lluvia y estaba todo mojado, recuerdo que lo abrase tan fuerte que Pegasus intervino diciendo:— Suéltalo, vas a romperlo.

—No puedo respirar. — agrego Yugi. Ambos rieron.

—Necesitamos hablar.

—¿Sobre qué?—pregunto él.

Y lo bese, no como si fuera un acto de furia descontrolada, sino como si lo amara, porque me había enamorado del chico de las frases y citas, y tenía la ligera sospecha de que él también me quería.

Lo más increíble no fue el beso, si no que Yugi me había correspondido, y luego sonrió, y ahí vamos de nuevo. La sonrisa más hermosa de todas se presentaba ante mí de una forma ahora más íntima y con mucha timidez.

—Cielos…con que así se siente. —exclamo Yugi.

—¿Nunca te han besado?—pregunte.

—No, solo eh leído sobre eso en libros—dijo sonriente—. ¿Podemos hacerlo otra vez?

Y yo me reí.

—Todas las que quieras.

Y si alguien viniera y me dijera que era la persona más feliz sobre el mundo, yo me reiría en su cara, porque no hay nadie más feliz que yo. Yami Atemu, novio de Yugi Motou.

Solo me preocupaba el hecho de que todo fuera demasiado bueno, que todo fuera un sueño y ahora llegaba la hora de despertar.

Dos meses y bastantes libros más, Yugi y yo nos encontrábamos en el árbol de cerezo, uno que se encontraba afuera de su colegio. Él dijo que siempre podía ir a buscarlo, y cuando estaba con el todo era perfecto.

Solo nosotros dos, pero no conocía a Yugi, sabía que le gustaba leer y estar conmigo, pero no sé nada de su vida.

—¿A tus amigos no les molesta?—pregunte.

—No se dé qué hablas.

—Ya sabes, siempre paso a  buscarte y nunca me los has presentado.

—Eso es porque no tengo amigos Yami.

«Aibou»

—Bueno, podría saberlo si me contaras.

—Y aquí vamos de nuevo.—exclamo cansado Yugi.

—Salimos, estamos juntos y la pasamos bien. Pero siento que no te conozco.

—Sabes más que la mayoría.

—No es suficiente. Necesito más de todo esto, quiero saber quién eres, quiero saber todo de ti Aibou.

Por favor no trates de averiguar quién soy. No quiero que lo hagas. —Yugi cito una frase de un libro.

—No me vengas con eso. —Ahora si comenzaba a enojarme.

—Estas completamente fuera de ti.

—Diría lo mismo, pero la verdad es que no sé quién eres. —respondí.

—¿Es eso? ¿O el hecho de que no sabes quién eres tú?

—¿Qué? —Casi solté la pregunte con cinismo— eso no tiene ningún sentido.

—No te escondo nada, pero si puedes amarme con solo esto bastara. Eso es lo único que puedo ofrecerte.

Y casi como si fuera poco Yugi se iba, dejo que hablara solo en la calle, y no me importaba correr para seguirlo.

No podía huir para siempre.

—¡Yugi, ven aquí ahora mismo! —Grite furioso. Ahora si estaba en problemas.

Logre alcanzarlo y el aun intentaba resistirse a mi, no podía saber si solo quería alejarme o lastimarme.

Quizás Yugi no me amaba como yo pensaba y solo eh sido yo todo este tiempo, imaginando, creando escribiendo nuestro propio libro.

Yugi me empujaba con todas sus fuerzas mientras gritaba «Yami aléjate» pero no tiene sentido, yo necesitaba tanto de él, no podía pensar en alejarme de Yugi ni por un solo segundo.

Entonces Yugi me golpeo, dirigió un golpe tan fuerte a mi cara que me tiro al suelo, me había puesto a llorar antes de levantarme.

Casi cuando mi cabeza volvió a su lugar el dolor del golpe desapareció. Y frente a mí la figura de Yugi siendo brutalmente golpeada por aquel vehículo se repetía e mi mente.

Y si cuando el cuerpo de mi pequeño rodo hasta chocar con el suelo la sangre broto empapándolo, sin fuerzas ni una pizca de esperanza.

Me arrastre hasta su cuerpo aún con vida y me recosté sobre él, sin importarme la sangre ni nada menos que Yugi.

El me miro con los ojos en grande casi llorosos, y yo sabía lo que quiso decir. Aun después de todo él me amaba, pero fue mi falta de confianza lo que lo llevo a la muerte.

Entonces la gente comenzó a amontonarse a nuestro alrededor, y mi pequeño Aibou miro mi rostro por última vez.

Esa fue la última vez que vi a Yugi con vida, y durante todo este tiempo busque una forma de consolarme a mí mismo entre los libros. No sé si pueda hacer que le lleguen mis palabras, solo sé que a él le gusta leer y pasar tiempo conmigo.

El consuelo es lo único que aún me acerca a Yugi, aún más que los libros, pero no tanto como las frases y citas.

Lo importante no es morir, ni a qué edad se muere, sino lo que se está haciendo justo en ese momento.

Y Yugi me amaba, y yo lo amaba a él.

Notas finales:

Espero les gustara, nos vemos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).