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Hokoron Maal: Pequeño Enemigo por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del fanfic:

Buenooo..... ¿que puedo decir de esto???

Cuando comenze a plantearme la idea de hacer un fic con esta tematica, pues no habia tantos >.<... pero da igual. Lo que comenzo con la idea de un fic corto, termino siendo lo mas largo que he escrito...

Notas del capitulo:

Llevo tiempo pensando un nombr para este fic, cuando por fin lo encontre me topo con el resumen...ninguno me convence pero no se me ocurre algo mejor y espero que le hagan justicia al fic XD (Honey, no, no usare el metodo usual para nombrar mis historias)

 

Antes de olvidarlo, todos los nombres y el titulo no son invencion mia, los encontre en una guia del juego The elder scrolls V Skyrim, no no lo he jugado, pero me lo tope mientras buscaba inspiracion...

Y con esto comenzamos una nueva historia!!

Sentía dolor, mucho dolor. Todo le dolía.  A su alrededor el silencio era roto solo por el sonido silbante del viento, o tal vez había más ruido pero él no podía escucharlos. Había dejado atrás a sus perseguidores, aunque no confiaba todavía en bajar su velocidad, ignorando todo dolor se obligó a avanzar mucho más, hacia muchos kilómetros que había perdido el rumbo. No es que estuviera siguiendo alguna ruta, pero había lugares que tenía que evitar si no quería ser cazado. Una rama le golpeo el costado, soltó un gruñido de dolor, mientras descendía, al parecer había llegado a su límite. Cerró los ojos mientras caía. Tenía mucha suerte de haber volado bajo, sus alas dejaron de moverse. Su cuerpo golpeo sordamente en las ramas del árbol que se había cruzado en su vuelo, escucho las ramas romperse bajo su peso antes de caer, dolorosamente, sobre el suelo. Se quedó inmóvil, tratando de respirar. Su cuerpo estaba dejando su poderosa forma, incapaz de mantenerla por más tiempo. Fue entonces que el olor lo alerto. Fuerte, caliente, conocido y desconocido a la vez. Olía a humano. La ira se volvió apoderar de él. Había escapado por horas de ellos para que lo encontraran tan fácil. Lo sintió más cerca de él. Solo era uno. Antes de que su cuerpo se rindiera, al menos podría acabar con él.  Antes de que sus garras desaparecieran ataco, tratando de desgarrar. Sintió el contacto con la caliente sangre del humano y sintió una cruel satisfacción. Agotado abrió los ojos,  encontrándose con unos llorosos ojos platinos, todo lo demás era tragado por una densa oscuridad que pronto se apodero de todo.

 

Abrió los ojos al tiempo que se sentaba con rapidez, tratando de saber que había pasado, lo último que recordaba era estar huyendo con una de sus alas herida. El dolor le trajo el recuerdo de haber caído al golpear un árbol, por lo que el debió hacer despertado en medio del bosque,  solitario,  no en el lugar que veía. Se encontraba sobre una cama, en una pequeña habitación. Era de noche por lo que se encontraba a oscuras, aunque eso no era impedimento para sus ojos. Había pocas cosas a su alrededor. La desconfianza se apodero de él, no estaba seguro si lo habían capturado o no, no sabía dónde estaba pero el hecho de no estar encadenado le desconcertaba. Gruño, molesto al perder el control de la situación. No acostumbraba no saber qué hacer, que en si no era el problema puesto que sabía que tenía que hacer, el problema era el no saber qué había pasado con el después de haber perdido el conocimiento, cosa que lo avergonzaba más de lo que expresaría jamás. En ese momento ocurrieron dos cosas: la primera, el sonido de una suave respiración le hizo darse cuenta que no estaba solo en la habitación, la segunda: el olor metálico característico de la sangre le inundo. Sabía que no era su sangre porque el olor no era igual. Gruño más audiblemente al ver en el extremo de la habitación, sobre el suelo,  un cuerpo cubierto con un grueso cobertor. La respiración suave que había escuchado coincidía con el lento subir y bajar del cobertor. Se levantó sin hacer ruido, dispuesto a liberarse de la presencia indeseada.

Con un brusco movimiento retiro el cobertor al tiempo que cubría con su mano la boca del desconocido. Se hizo un revoltijo cuando comenzó el forcejeo por huir, gruño de nuevo antes de inmovilizar con su cuerpo el contrario.

.- basta.- demando en su idioma. Bajo el ceso todo movimiento.  Un desordenado cabello castaño era todo lo que había visto de su enemigo. Respiro dificultosamente debido al forcejeo, aun se sentía débil, pero al menos… 

Unos llorosos ojos de nuevo lo miraban. Tardo unos segundos en recordarlos. Sabía que era la misma persona del bosque, aunque sus ojos no eran plata, eran azules. El tembloroso cuerpo bajo él era de un chico, castaño, y que lo miraba con miedo. Suspiro, relajándose. El olor a sangre de nuevo llego a él, siguiendo un poco el olor, le fue fácil detectar que el olor provenía del chico, de su antebrazoizquierdo para ser más precisos. Una venda manchada de rojo lo cubría. El chico castaño gimoteaba, lo que ocasionaba sus temblores.

Se levantó, considerando que lo más peligroso que había allí era ese chico, por lo que no había peligro alguno en ese momento,  a pesar del sonido de sus forcejeos el lugar permaneció en silencio nadie acudió a la habitación. Con pesadez camino de regreso a la cama, cerrando los ojos y sentándose con un suspiro, frotándose el puente de la nariz. Se preguntó si el chico era parte de algún grupo o solo era otro prisionero.  Escucho movimiento en la habitación, pero no presto atención. Debió matar al chico, sin importar quién era pero matar a alguien que no podía defenderse y lloraba de miedo no era algo que su orgullo tolerara, si tan solo hubiera tratado de defenderse. El fuerte olor a alcohol le hizo abrir los ojos.

El chico había quitado la venda de su antebrazo y tenía una botella de desinfectante a su lado. Su mirada se enfocó en la herida que atendía.  Cuatro profundos y simétricos cortes atravesaban diagonalmente la piel enrojecida. No le fue difícil saber que esas eran marcas de sus garras. El chico volvió a vendarse, se levantó y salió de la habitación. No escucho seguro ni llave. Más confundió aun, después de unos momentos salió también de la habitación.  Un corto pasillo lo llevo a una pequeña sala que compartía espacio con el comedor. A su derecha el olor a comida le indico el lugar de la cocina que se separaba de la sala con una barra. Más luz entraba por una puerta, al parecer estaba amaneciendo. Se dirigió a la cocina, donde había ubicado a su desconcertante compañero.  Se quedó de pie, silencioso en la entrada a la cocina, observando como los utensilios eran controlados con torpeza. Lo vio tomar un vaso con agua y girarse a la barra, y entonces lo vio; sus ojos se abrieron con pánico, jadeo al tiempo que soltaba el vaso, rompiéndose con estruendo.

Resoplo, divertido. El chico media menos de 1.70, y se veía joven, lo que ocasionaba gracia era la expresión de pánico de su rostro. Nunca había visto algo así, y eso que él solía causar miedo en muchos.

.- ¿dónde estamos?- pregunto, de nuevo en su idioma.

.- S-s-s-Sarátov.- contesto en ruso. Su diversión se esfumo, miro duramente al chico, quien retrocedió un paso.  Él no le hablo en ruso, ni en ningún idioma conocido por humanos. Que el conociera la lengua de su especie le devolvió a la realidad. Avanzo con rapidez, a lo que el chico retrocedió hasta dar con la mesa, cubriéndose con los brazos. Lo zarandeo con fuerza.

.- ¿Quién eres?- pregunto, esta vez en ruso. El chico gimoteo.- te pregunte quien eres.-

.- Micah, soy Micah.- chillo al sentir la presión que hizo en su brazo.

.- no pregunte tu nombre…-

.- no entiendo.- suplico. Vaya, en verdad era divertido.

.- ¿Para quién trabajas? ¿Eres de algún clan o eres un asqueroso cazador?-

.- no lo soy, no lo soy.-

.- mientes…- susurro, mas por diversión que por saber. Era obvio que no era verdad pero aún tenía dudas. El olor del chico, Micah, era extraño. No era humano, pero tampoco era algo que hubiera olido antes.-  ¿cómo sabes mi idioma? ¿Cómo me entendiste?- pregunto en su lengua natal. No tuvo respuesta. Lo soltó, retrocediendo unos pasos, no tenía caso atemorizarlo si quería que le contestara.- ¿Cuál es tu nombre completo?-

.- Micah Rein.- sollozo.  Esta vez se sorprendió. Rein era una palabra de su idioma, soltó una risa.

.- bien, Rein, no te hare daño si me dices porque estoy aquí.- trato de decir con amabilidad, algo que no existía en él.

.- e-estabas herido… en el bosque… y  te traje. Te vi caer.-

.- entonces sabes lo que soy.- Rein solo asintió.

.- y aun así me trajiste aquí… te meterás en problemas.-

.- nadie viene aquí.- murmuro. Suspiro.- solo quería ayudar…-

.-  ¿a un dragón?

.-  yo no...-

.- no iras a decir que no lo sabías, es evidente que lo sabes.- le miro intencionadamente el brazo, a lo cual Rein trato de ocultarlo. Esta vez le miro curioso. Un humano usualmente huiría de ellos o llamaría a algún grupo de caza-recompensas.

.- no me interesa lo que seas.- murmuro, sin mirarlo.- puedes irte, no le diré a nadie.- lo vio salir rápidamente de la pequeña cocina.  No se molestó en seguirlo, en su lugar se sentó, pensando, usualmente no confiaba en nadie y esa no era la excepción. El que no hubiera nadie más en los alrededores le inquietaba.  Termino sus divagaciones cuando escucho una puerta cerrarse, a lo que se levantó con rapidez para llegar a la puerta de salida y abrirla. Rein estaba junto a un auto. Fuera ya había amanecido. A los alrededores solo había árboles y una carretera vacía. Rein no lo había visto, trababa de abrir la puerta del auto torpemente, por lo que se le acerco sin que lo notara hasta que lo sujeto.

.- ¿pensabas salir?- de nuevo un respingo y una mirada asustada. Le recordaba un animal a punto der comido.

.-sí, yo tengo que…-

.- olvidarte de moverte de este lugar hasta que decida que hacer.- termino, arrastrándolo de regreso a la casa, donde cerró la puerta.

.- te dije que no le diré a nadie, necesito ir a trabajar.- aunque la frase salió completa, su voz seguía siendo temblorosa.

. No me importa, no sé si me mientes o no, acabo de conocerte y yo no confío en ti… así que tendremos un largo día.-

.- ¿n-no… no te i-i…?-

.- ¿en verdad piensas que puedo irme? Mis heridas sanaran en unos días, seguramente muchos están buscándome y no pienso arriesgarme, si tengo que mantenerme aquí para vivir, no me importa tampoco que tenga que obligarte a no salir, así que mejor quédate por la buenas, o no te gustara averiguar las malas.- termino, complacido al ver el miedo de nuevo en el rostro de Rein.

.- unos… días.- repitió.-

.-tal vez quince.-  Rein se sentó en el sofá, mirando a la nada. Sin más, se dirigió a la cocina, tenía hambre y no pensaba preparar algo el, siendo que ya había comida preparada que Rein no había comido.

 

Permanecieron el resto del día en silencio, él se dedicó a escuchar la radio. Rein no salió en el día. Por la noche valoro y lavo sus heridas antes de volver a la habitación donde había despertado. Se recostó, suspirando. Unos momentos después Rein entro, con el cabello húmedo y se sentó en el revoltijo de sabanas que había en el piso, en el rincón de la habitación.

.- ¿has estado durmiendo ahí?- Rein respingo antes de responder.

.- no tengo otra habitación, y los sofás son pequeños.-

.-umm.- no añadió más. Definitivamente Rein le era cada vez más extraño. Un rato después Rein se había dormido, aunque el tenia serios problemas para hacerlo; ya se había hecho a la idea de que no estaba prisionero en ese lugar, pero no podía ir a ningún otro lado, ya no tenía un lugar al cual volver y vivir fuera de un clan era casi una sentencia a muerte, si estaba vivo era gracias al humano torpe que tenía frente a él. Suspiro. Su mejor opción era quedarse por más que le desagradara la idea de vivir con un humano. 

 

Notas finales:

Y ¿que tal? 

Errorcillos por ahi son sin intencion. Dudas, supongo que se resolveran en unos capitulos mas :P. Comentarios son bien recibidos ^.^

 

Si alguien lee T.I.D. mañana subo el capitulo final, no desesperen.


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