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Sana mis heridas por Azuraki

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes de Death Note no me pertenecen. Posible OoC.

Notas del capitulo:

Hi, hi~! Azuraki haciéndose presente otra vez y con un nuevo OneShot Meronia. La verdad es que se me ocurrió de la nada y no pude evitar escribirlo.

Aun no estoy segura de cómo salió,  o si tiene algún error, ¡sólo espero que sea de su total agrado! Y de antemano gracias por leer.

Enjoy It♥

Capítulo único: Reponerse

Siempre me sucedieron ciertos sucesos extraños en mi vida, de hecho, nada me es de extrañar; ya nada me sorprende. Mi pasado fue difícil y ahora en la actualidad… más o menos. Trato de poder salir adelante con lo que puedo: mi voluntad y esfuerzo.

¿Por qué estoy contando estas cosas? Simple, porque creí haber estado preparado para cualquier situación, pero en el momento en que sucedieron los hechos menos esperados, simplemente me congelé.

Estaba estudiando, soy de estudiar en mis ratos libres o cuando no tengo nada interesante que hacer. No es por presumir pero tengo buenas notas. En fin, ese no es el caso. Lo que realmente importaba en ese día era que por fin podía descansar.

Me dirigí a los pasillos del sector de recamaras y, antes de visualizar a lo lejos la puerta de mi habitación, noté que un hijo de perra estaba golpeando a una persona, pero también logré ver que esa persona, no lograba identificarlo bien, estaba defendiéndose poniendo una de sus manos en el cuello del otro, pero obviamente era en vano hacerle algún tipo de daño.

Una cualidad mía es que odio, detesto, que hayan personas que se crean superiores a otras. Es lo que más aborrezco. Así que digamos que ver tal situación me hirvió la sangre.

Por eso concentré todas mis fuerzas en mis puños para poder pegar una golpiza a quien se esté aprovechando de esa persona. No me importaba salir lastimado o que los directivos, por casualidad, vean y me castiguen. En la vida no hay lugar para la duda.

—Oi, saco de pulgas — Me atreví a gritar para llamar su atención, y fue todo un éxito. Él maldito volteó de una manera, como si fuese delito llamarlo así.

— ¿Qué has dicho, rubia? — Y si con ver la escena estaba enfurecido, con ese llamado era peor. Me hundí en cólera.

No dudé, sólo me abalancé hacía el enemigo y di unos cuantos golpes y empujones para alejar a los criminales, porque sí, gente así merece ser llamadas como tal.

Para mi suerte, otros  chicos que estaban cerca me ayudaron a apartarlos. Poco después, este se fue, pero se llevó consigo la típica frase de película “Esto no quedará aquí.” Corrió junto a un pequeño grupo de más maleantes.

Los que me ayudaron también partieron, pero en busca de la enfermera y otros del director. Supuse entonces que yo no quedaría con las manos limpias, mucho menos la víctima. Esos malditos buscarían la forma de no cargar con toda la culpa.

Dejando la irá atrás, me enfoqué en ayudar a aquella persona que yacía en el suelo. Fue en ese momento en que me paralicé, pues se trataba de Near, ¡¿Por qué carajos Near era agredido?! Está bien, él no me caía del todo bien, y hasta yo solía agredirlo verbalmente, pero no al grado de golpearlo brutalmente. Mi odio no llegaría a ese extremo.

—Near… ¿Qué diablos sucedió? — Pregunté incomodo, mientras trataba de agacharme para estar a su nivel. En cuanto lo hice, vi que su rostro estaba hecho pedazos en cierto modo. Salía sangre de su boca y nariz. “Malditos hijos de puta.” Pensé y quedé prácticamente estático.

—Personas con pocas neuronas en el cerebro he de decir… — Cubrió parte de su boca y nariz con la mano, no sé para qué, porque ya lo había visto —. L-La libre opinión no existe.

Era mi compañero de habitación, podría decir que lo conocía mejor que nadie. También era mi rival, pero no podía pasar de largo verlo de tal forma. Supongo que lo siguiente que hice fue actuar por impulso, porque tranquilamente pude haber esperado a una enfermera.

Saqué de mi bolsillo un pequeño pañuelo que solía llevarlo siempre conmigo por mera gana. En ese momento por fin pude darle un uso útil.

Luego, enfoqué mis ojos en las heridas de Near, aparté con una mano las suyas y con la otra, la cual tenía el pañuelo, comencé a pasarla por donde estaba la sangre.

—Agradece que siempre llevo un pañuelo conmigo — Dije en tono sarcástico y arrogante.

La situación fue un tanto incomoda, ya que estaba técnicamente acariciando a Near. Es que en ese mismo instante, pude notar que es una persona totalmente indefensa, que hasta necesitaría de alguien para cuidarlo. Además, su pacifico rostro y mechones níveos le daban imagen angelical.

“Concéntrate, no es momento para fantasear.” ¿Cómo pude haber caído tan bajo?

— ¿Por qué haces esto? — Preguntó y siendo honesto, ni yo sabía la respuesta. Opté por decir algo completamente al azar.

—Uno necesita ayuda de vez en cuando… Sé agradecido, idiota. De no ser por mí, estarías desmayado en el suelo.

—Supongo que tienes razón, pero de seguro iba a ideármelas de alguna forma— Hizo una pausa y una ligera sonrisa se postró en él—. Aun así, gracias, Mello.

¿Cómo reaccionar ante ello? Después de tanto tiempo compartiendo el dormitorio con él, nunca había visto una maldita sonrisa, y ahora tenerlo en frente de esa manera era algo que me dejaba aun más sorprendido. Diablos, estaba perdido en mis pensamientos, o tal vez delirando por los golpes…

No más. Me puse de pie lo más rápido posible y me adentré a la recamara, después de todo, quería descansar. Ignoré por completo el hecho de que acababan de darme una paliza, pero para mí suerte no fue la gran cosa, así que sólo se trataba de caer ante los sueños, o intentarlo, porque la imagen de Near seguía allí, perturbando mi mente.

Pasaron las horas y luego de haber descansado por fin, me encontraba en la biblioteca de siempre leyendo algún libro. No me importaba cuál, sólo era para entretenerme un poco.

La tranquilidad del ambiente no perduró mucho, puesto que escuché de lejos los pasos apresurados de alguien. Se trataba de mi mejor amigo, Matt, quien hasta el día de hoy sigo suplicando que me dejen irme a su recamara. Queda de más aclarar, nuevamente, que con Near no me llevaba.

— ¡Mello, te llama el director! — No me dio tiempo de saludarle como correspondía.

—No me jodas, ¿qué le habrán dicho esos cobardes? — Gruñi —. De seguro inventaron puras tonterías para inculparme a mí.

Dicho eso, me retiré y fui hacía el despacho del director. Cuando entré me llevé otra sorpresa en el día, ya que no sólo estaba ahí el maldito que me golpeó, sino también Near. ¿Qué carajos? Supuestamente Near llevaba el rol de víctima, no debería estar ahí, mucho menos al lado de su agresor.

—Chicos, ¿cómo es eso de andarse peleando en los pasillos? Este establecimiento no es reconocido por sus tonterías infantiles, al contrario, por su desempeño en el estudio. Así que hagan un favor y no hagan esas cosas, por lo menos, no aquí — Y nos miró de reojo, ¡diablos! Odio que las personas me miren así. Luego continuó —. Los llevaré al salón de detención para que hagan las paces, ¡y que no me entere de nada fuera de lugar!

Cinco minutos después, estábamos todos sentados en un salón vacio creí que por lo menos estaría alguien para vigilar uno al lado del otro. ¿A quién demonios se le ocurrió esa forma de castigo? Y mi principal cuestión era: ¿qué hacía Near aquí? ¿Qué habrán dicho para hacer que también caiga en el castigo? Menudo lío se arman los descarados…

En un momento, mi vista se dirigió hacía Near, lo miré de reojo inconscientemente y en ese mismo instante, la cólera me invadió. En su rostro aun se veían las marcas de los golpes.

— ¿Quieren un cigarro? — Preguntó el mismísimo hijo de perra con suma tranquilidad.

Ni me digné a darle la cara.

— No, gracias— ¿Qué? ¿Había escuchado bien?

“No, gracias”  No supe reconocer si fue sarcasmo, indiferencia o un tono de burla, pero me molestó que le haya respondido a quien le golpeó anteriormente. No, más que enojo fue una inmensa cólera. Mis puños comenzaban a temblar de la rabia, quería golpear a ese maldito. Además, tener a Near al lado no me ayudaba a contenerme, verlo así me… destrozaba...

Y de la nada escuché como reía por lo bajo, como si se estuviera burlando de nosotros o algo por el estilo. Obviamente no pude contenerme, estaba seguro que disfrutaba de vernos en el castigo y que no hayamos podido salirnos limpios en esto.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso para mí. Odiaba que alguien se crea mejor o victorioso, así que actué por impulso y me abalancé hacía él. ¡Es que no podía estar tan tranquilo! Luego me encargaría de llevar mis críticas al director, pero por ahora, quería hacerlo pagar.

No supe qué ocurrió en ese momento. Tal vez fui muy predecible, porque en el momento en que, prácticamente, salté hacía él, este rápidamente imitó mi acción. No le permití que tomara la delantera o alguna ventaja, fui rápido con mis movimientos y en menos de un segundo terminamos en el suelo.

En medio de la pelea, siento como mis labios comenzaron a arder, como si del mismísimo fuego se tratase. No estaba equivocado, mis labios en verdad estaban siendo hundidos por el calor del fuego; tenía el maldito cigarrillo encima.

El dolor era inmenso, más aun tratándose de una zona algo sensible. ¿Por qué justamente allí? Tal vez entró en desesperación y no pudo atinarlo a mis ojos, lo cual lo agradezco, porque no me extrañaría terminar ciego a causa de una bestia así. No estoy diciendo que haya sido mejor en labios que en mis ojos. Debí haber sido más ágil y haber predicho aquel ataque.

El sabor de la sangre siempre me pareció repugnante, y el hecho de estar probando la mía me era sumamente terrible, la furia se apoderaba de mí. Era capaz de encajarle mis dedos en los ojos y estrujarlos, pero en el momento en que quise retomar las cosas, escuchó un fuerte golpe.

Near estaba detrás con un brazo al aire; lo había noqueado. Creo que intervino en el momento oportuno, pues no quería convertirme en una bestia que se deja llevar por impulso y los instintos.

—Pensé que te quedarías viendo la pelea. Idiota, tardaste en reaccionar… — Le dije, aun estando en el suelo.

—Estaba tratando de calcular el golpe, no quería fallar y caer también en el suelo. Con un cuerpo tan robusto, me fue difícil.

— ¡Oh, él calcula…! — No pude finalizar.El dolor que sentía era terrible. No me había quemado justamente en el labio, pero parte del inferior salió afectado.

Limpié la sangre con la manga de mi chaqueta, luego la lavaría.

—No sé, pero de algún modo mataré a este tío — Dije entre susurros y muchas dificultades. Parecía exagerado, pero el dolor era mucho más intenso de lo que podría llegar a pensar.

—Déjame ver — Y entre medio de una persona desmayada, Near se acercó a gatas. Cuando lo miré volví a caer. Simplemente no podía verlo tan dañado. Era oficial, mataría a ese tipo.

— ¡Oye! ¿Qué…haces?— Me exalté un poco y el dolor que sentí fue parte de ello. Near estaba rozando con su pulgar parte de mis labios, ¡¿qué carajos?!

Me encontraba algo débil después de dos peleas en el día, y más aun con lo exhausto que estaba mentalmente por toda la mierda que había pasado. Así que digamos que no me molesté en apartarme. Se sentía extraño…

— ¿Te duele? — Enfocó sus grises orbes en los míos. ¿Pero qué clase de pregunta era esa? Obviamente me dolía —. ¿Por qué lo hiciste?

— ¿Huh? ¿Hacer qué?

—Pelear contra él por segunda vez. Creo que esta segunda pelea pudo haberse evitado, ¿no crees? — Su tono sarcástico me fastidiaba. ¡O no sé qué diablos! No sabía cuando era sarcástico o cuando no.

—Es tu culpa — No titubeé —. Por dejarte golpear de forma brutal… ¿crees que iba a permitir que algo así pasara? Y esto que acaba de ocurrir… fue por puro odio.

—Ah… — Sonrió por lo bajo —. Bueno, tú me ayudaste antes, déjame hacerlo ahora, como agradecimiento. Permíteme sanar tus labios…

Supongo que después de eso me perdí en el universo, porque juro que había quedado impactado. No. Mucho más que eso.

Se trataba de Near. Había depositado sus labios junto a los míos en un acto tan veloz que no lo pude ver venir. Se sentía realmente extraño, tanto que quedé inmovilizado. Pude sentir como mi corazón empezaba a latir con fuerzas, parecía un infarto. También sentí una extraña sensación en mi espina dorsal…

Algo realmente estúpido que logré pensar en ese momento fue lo siguiente: ¿Near sabía besar? No sé porqué pensé en ello. Creo que eso me hacía delirar completamente, estaba como un tonto, pero se sentía… ¿bien? Sus labios eran algo fríos, pero suaves.  El dolor que sentía desapareció en un instante.

No pasó mucho tiempo. Él ya se había apartado de mí y yo sólo me le quedé viendo, como si estuviera esperando algo. Luego de unos segundos reaccioné y mis mejillas ardieron. Me cubrí la boca y me alejé tanto como pude. Parecía una maldita chica, joder.

— ¿Aun te duele, Mello?

— ¿Hah? Si serás idiota…— Un ligero rubor se hizo presente en las blancas mejillas de Near… ¿Qué era esto? ¿Por qué no golpeaba a ese chico? No, se pone aun peor, ¿por qué no me alejé cuando pude?

—Ya puedes expresarte normalmente, supongo que si resultó este método — Lucía tan amable, hablando de una forma tan sutil y tranquila.

—Tu método es una porquería… — Me puse de pie —. Pero gracias por… haber detenido a tiempo a este salvaje.

¿Qué? Era imposible agradecerle por besarme. Está bien, el dolor cesó, pero no había necesidad de llegar a tanto. Pero sigo sin comprender porque me encontraba tan tranquilo.

—Todos necesitamos ayuda de vez en cuando — Me respondió.

No le dije nada, mi mente estaba concentrada en cómo nos íbamos a librar de otro castigo por lo ocurrido. Así que ideamos una coartada bastante creíble para, esta vez, salir con las manos limpias. Al carajo si después nos daban otra paliza —aunque lo dudo—.

Supongo que tratar una herida no es tan malo después de todo.

Notas finales:

Y bueno, este es el cuarto fic que hago de ellos, la verdad no pensé que me llegaría a gustar tanto esta pareja, pero así son las cosas. Eso no se llevaría a cabo de no ser por cuatro autoras que me hacen enamorar cada vez más.

¿Qué les pareció este pequeño OS? Espero que les haya gustado y cualquier comentario es bien recibido en la cajita de comentarios. Responderé cada uno~

¡Muchas gracias por leer! Nos leemos pronto en mis demás actualizaciones. Sayonara♥


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