Hakyeon era un solitario, nunca se había sentido a gusto con las personas o podría ser que la mayoría no entendía su personalidad. A pesas que era un buen estudiante, no le gustaba ser el favorito, en si no quería ser el centro de atención.
Prefería ser invisible, así no tendría que dar explicaciones a nadie, ni tampoco esperaría cosas o promesa que las personas no cumplirían, se evitaría el sufrimiento que ese tipo de situaciones traían siempre.
Era homosexual, cosa que nadie sabía pero que muchos se imaginaban, tampoco es que le importara lo que los demás podría pensar pero nadie se interesaba en él lo suficiente como para preguntar. Entonces no veía la necesidad de comunicarle al mundo su orientación sexual.
No es necesario decir que no tiene amigos, no cree que alguien sea suficiente como para formar parte de su vida. Ha aprendido a través del tiempo que las personas son egoístas. Que nunca importó realmente lo que él podría dar pues siempre era menospreciado y en ocasiones humillado.
Ahora prefiere aislarse, vivir lejos de todo lo que podría significar dolor y las personas son portadoras permanentes de ese sentimiento.
Hakyeon estudia su último año de secundaria, el próximo estará feliz estudiando la universidad en otro país, junto con su padre. Sus padres se divorciaron cuando el aún era un niño, hasta ahora había vivido con su madre pero ella se cansara pronto y él no quiere empañar esa felicidad con su presencia.
Entra al salón de clases y como siempre nadie nota que ha llegado, pero está acostumbrado, de hecho, así lo prefiere. Se sienta en la última banca de la fila cerca de la ventana, su aula está ubicada en el tercer piso de edificio principal de modo que lo único que tiene para distraerse es el cielo azul y las nubes moviéndose sobre él.
Su atención es captada por el maestro entrando al salón, es un hombre alto, de cabello negro y ojos con una mirada profunda, se pregunta cómo es que logro convencer a su esposa de casarse con el siendo un hombre tan frio, pero eso no viene al caso.
Justo detrás del docente, entro un chico, era alto, con su piel un poco bronceada y evidentemente un cuerpo bien trabajado, sus músculos sobresalían del uniforme. No había chico que le quedara mejor ese pantalón de tela negro y esa camisa blanca en toda la institución. Sus ojos no podían dejar de posarse en cada parte del cuerpo del recién llegado, se sentía casi un acosador por observarlo de esa manera.
Por fin poso sus ojos en el rostro del contrario; tenía la cara angular, su cabello tinturado de color cenizo, sus rasgo eran bastante masculinos pero sin ser toscos, su nariz del tamaño perfecto para su cara y sus labio rosados y carnosos. Al posar su mirada en los ojos del nuevo ser sorprendió al ser el centro de atención de ellos, lo que lo hizo ruborizarse de inmediato, sentía vergüenza al ser captado viéndolo de una manera no muy sana.
Pero el otro solo sonrió, y Hakyeon quedó maravillado con la sonrisa que el contrario le regalaba.
-Buenos días estudiantes, aquí un nuevo alumno que se hace presente en la cuarta semana de clases-dijo el maestro indignado dirigiéndose a la clase, para luego ver al chico que estaba a su lado- Preséntese y ubíquese en algún puesto desocupado.
-Hola, mi nombre es Wonsik, espero poder llevarme bien con todos, cuiden de mi por favor- termina haciendo una reverencia y camina hacia el único asiento libre. Casualmente, es el que esta ubicado al lado de Hakyeon.
Hakyeon no puede evitar sentirse nervioso con cada paso que da Wonsik, no sabe porque se esta portando así, nunca le había importado la presencia de otro ser humano junto a él, ¿Por qué era diferente con Wonsik?
“Seguramente es porque me ha captado observándolo. Sí, eso es” Hakyeon trataba de dar explicación al motivo por el que su corazón latía desbocado.
A pesar que las clases pasaron sin contratiempos, Hakyeon no pudo concentrarse en nada de lo que el docente mencionaba, estar cerca de Wonsik solo lo perturbaba. A la hora de receso, con simpleza dejo sus pertenencias ordenada y fue a la cafetería, no sin antes ver como Wonsik era rodeado por sus compañeros de clases sin duda curiosos por saber quién era el nuevo.
Hakyeon se sintió extraño, por alguna extraña razón le molestaba que Wonsik no fuera tras de él y le hablara, sino que se quedaba siendo el centro de atención de sus compañeros y tal vez de todo el colegio, no era como si pudiera pasar desapercibido.
Después de comprar lo que iba a comer; papas y fritas y una soda; se sentó en la mesa que siempre ocupaba, una bastante alejada del bullicio de los alumnos de ese plantel. Con un codo sobre la mesa apoyaba su cabeza, mirando totalmente absorto la comida, pensando, sin poder negar, en Wonsik, ya no cree que sea solo porque ese incidente de la mirada.
Sumergido en sus pensamientos, no nota como una bandeja de comida es puesta sobre la mesa en la que él está comiendo, y pega un pequeño brinco al escuchar esa voz que ya conoce.
-Hola- le saluda Wonsik alegremente, parado mirando a un Hakyeon sorprendido, con sus ojos desorbitados.
-Ho-la- es lo que puede decir Hakyeon.
-¿Por qué estás solo?- pregunta intrigado Wonsik mientras se sienta en la silla de frente a Hakyeon
-No me gusta estar cerca de la gente- lo dice lo más agrio y enojado que puede, porque teme que este chico cambie la rutina que lleva en su vida.
-¡Oh! Entonces yo te enseñaré que aún hay personas agradables- dijo Wonsik convencido, porque quiere ser parte de la vida de ese chico en frente de él. Sabe que es solo un chico que ha sufrido mucho y no sabe cómo enfrentar todo lo que por su vida a pasado.
Wonsik no ha tenido una vida tranquila, es huérfano, pero aprendió que a pesar que sus padres ya no están él puede seguir con su vida. Vive con un tío, hermano de su padre, que le enseñó a ver la vida lo más optimista posible. Y eso es lo que le enseñara a Hakyeon.
Aunque Hakyeon no lo reconoció, ellos se conocieron hace muchos años, cuando ambos tenían apenas 4 años. Wonsik recordaba al pequeño Hakyeon muy alegre y juguetón, que reía de todo y jamás lloraba aunque estuviera triste. Tenía muchos sueños, obviamente llevados por la imaginación de la infancia pero aun así, en ellos siempre estaban juntos.
De los dos Hakyeon era el más valiente y fue el quien le robo su primer beso. Wonsik sonríe ante el recuerdo, fue una época muy especial para él, lástima que tuve que irse después que sus padres murieron. Seguramente su amistad hubiera llegado a otros lares si no hubieran sido separados.
A pesar que Hakyeon está reacio a aceptar que su vida sea abruptamente interrumpida por este personaje, le agrada saber que por lo menos esta persona se interesa en él. A pesar de ello no se confía demasiado, sabe que Wonsik, también puede hacerle daño.
Ya ha pasado un mes desde que Wonsik se integró al salón de clases y se ha convertido en uno de los estudiantes más populares, dado que es nuevo pero también porque es muy guapo, y más de una chica ha declarado sus sentimientos pero Wonsik las ha rechazado a todas alegando que tiene a alguien.
Hakyeon al escuchar esto siente celos, cosa que no tiene derecho a sentir pues él y Wonsik no son nada, ni siquiera amigos.
-Buenos días Hakyeon hyung- le dice Wonsik al llegar. Todos observan la situación, Hakyeon se siente observado y odia esa sensación, se ha acostumbrado a ser invisible. Solo devuelve la mirada a Wonsik y sonríe.
Eso es todo lo que ha avanzado con él, comen juntos y se vuelven a casa juntos, aun así es muy poco lo que hablan y si lo hacen Wonsik es el único que intenta mantener la conversación viva. Está comenzando a pensar que necesita medidas más drásticas para sacar a Hakyeon de su soledad y sabe perfectamente que es lo que debe hacer.
Al final de la jornada de clases, Hakyeon apenas tiene tiempo de recoger sus pertenencias cuando es arrastrado por Wonsik fuera de la institución. Se siente avergonzado porque todos posan sus miradas sobre ellos y su corazón late a mil por hora al sentir la manos de Wonsik sobre la suya, porque ahora sabe que está enamorado de Wonsik.
No sabe a dónde se dirigen, ese no es el camino hacia su casa. Caminan varias cuadras antes de entrar a una casa de dos pisos y Wonsik lo lleva directamente hacia la que Hakyeon supone es su habitación.
-¿Qué hacemos aquí?- pregunta por fin, emitiendo las primeras palabras desde que salieron del colegio.
-Quiero demostrarte que puedes ser feliz a pesar de todo lo que pasa a tu alrededor, quiero demostrarte que puedes confiar en mí, porque me importas- le responde Wonsik soltando la mano de Hakyeon y acariciando el rostro de este.
Hakyeon cierra sus ojos, se permite disfrutar de esa caricia. Hace ya varios años que no permitía que nadie lo acaricie, que nadie le demostre afecto. Pero con Wonsik era diferente, bajo su toque sentía que podía vivir con un propósito. Ser acariciado por Wonsik
-¿Porque haces esto? Yo soy invisible- Abre sus ojos y le dice con su voz frágil, dejando notar lo desolado que esta.
-Porque sé que esto que muestras es solo un disfraz, sé que aún está ahí-toco con su índice el pecho, donde estaría el corazón de Hakyeon- Ese Hakyeon feliz y valiente que enfrentaba al mundo sin importar lo que se le presentara.
-Y tú ¿qué sabes de cómo era yo ante?- pregunta Hakyeon frunciendo el ceño. Esto no se lo esperaba.
-Porque yo conocí ese Hakyeon, ese que me robo mi primer beso, ese que tenía muchos sueños, ese que reía por todo- le dijo Wonsik, sonriendo. Aun con sus manos sobre el rostro de Hakyeon.
No es necesario decir que Hakyeon estaba más que sorprendido, estaba anonadado. Sintió sus mejillas mojarse, los recuerdos venían uno tras otros en su mente, todas las aventuras que pasaron juntos y si, también ese primer; y hasta ahora único, beso que se dieron justo el día que se separaron. Después se dijeron adiós no sin antes prometer que se reencontrarían y que unirían sus vidas la próxima vez que se vieran.
Hakyeon rodeo con sus brazos a Wonsik, lo había extrañado y solo ahora se daba cuenta de eso. Ante él estaba el único amigo que había tenido en toda su vida y no lo dejaría marcharse jamás. Wonsik se separó del Hakyeon y conecto sus miradas.
-Te quiero, a pesar del tiempo, jamás olvide nuestra promesa y estoy dispuesto a cumplirla, si es que aun quieres que se cumpla- dijo esperando que esto último no se cumpliera
-Por supuesto que no quiero que te alejes, te quiero, eres el único que me ha demostrado que le importo, el único que me ha visto a pesar que soy invisible.
Y entonces el beso fue inevitable, tranquilo y suave, reconociendo los labios de ambos; totalmente diferente a cuando eran niños; pero aun así inocente. Hakyeon sentía que por fin su vida tenía sentido porque ahora tenía alguien con quien compartirla.
El beso paso de delicado a ferviente y apasionado, poco a poco sus manos recorrieron el cuerpo del contrario, arrancado la ropa para tener más acceso a las caricias que ambos compartían. Llenaron sus cuerpos de besos y mordidas, fundiéndose en el acto más íntimo para ambos. Convirtiendo en algo físico el amor que cada uno sentía por el contrario, demostrando los sentimientos que por años estuvieron escondidos, esperando ser liberados.