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Angelic blue por RiotStar

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Notas del fanfic:

Primer fic no chino :DD (?) tened piedad.

Notas del capitulo:

Es la primera vez que en serio escribo algo que no esté relacionado con los chinos -no, los coreanos cuentan como chinos también(?)-

 

Bueno, ya saben: Los personajes son de Marvel, no me pertenecen, blablabla. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

 

No, esperen, así no era...

Un fuerte dolor de espalda a causa de un golpe fue lo que logró despertarlo, aunque cerró los ojos tan pronto como los abrió cuando la luz de su habitación estaba prendida. Y aunque estuviese un tanto dormido, recordaba haber apagado todo cuando se fue a dormir. ¿Qué había pasado? Se hubiese puesto a investigar pero la repentina ceguera hizo que se llevara un brazo sobre sus ojos y la comodidad de aquella posición le impedía moverse.

 

Clint, Clint… ¿Estabas dormido?— La voz de Pietro fue la segunda gran sorpresa de la noche y el darse cuenta que este también estaba acostado a su lado, hecho un ovillo bajo las mantas fue suficiente para que terminara sentado en el colchón de un solo salto, alarmado. —Tomaré eso como un si… Lo siento.

 

A Clint le tomó algunos segundos en terminar de despertarse, desperezándose, bostezando y aclarando su garganta por último. —Cualquiera está dormido a las…— Hizo una pausa para dirigir la mirada hacia el reloj digital sobre la mesa de noche a su derecha. El sueño regresó a él y hasta con más fuerza al ver la hora. —tres y cuarenta y cinco de la mañana, Pietro— Retomó sus palabras, mirando al menor con los ojos todavía un poco achinados dado que estaba más dormido que despierto. —¿Sucedió algo? ¿Otra pesadilla?— Recibió solo una afirmación con la cabeza como respuesta. Bien, todo iba cobrando sentido. —¿Y Wanda?

 

—Está durmiendo como todos aquí… bueno, como la mayoría— Se corrigió el menor con una risita nerviosa. Quizás hacer eso fue mala idea, pero no lo pudo evitar apenas se despertó. —. Lo siento… lo digo también por haberte golpeado así sin querer. Estaba todo oscuro, vine corriendo y bueno… no medí mi velocidad ni mi fuerza, ¿estás bien?

 

El arquero sonrió de lado mientras negaba con lentitud. Aquel platinado no tenía remedio. —Solo me asusté, pero no importa. Lo que me resulta extraño es que hayas venido a mi habitación si supuestamente Wanda está en tu cuarto también.

 

—¿Y qué si en realidad quería venir contigo?

 

El silencio llegó, dejando a ambos presentes mirándose fijo a los ojos hasta que Clint no lo soportó más y tuvo que bajar la mirada, y  rascarse la nuca; le costaba mucho mantenerse firme ante la intensidad de aquel mar azul que Pietro tenía por ojos.

 

¿Quieres ir afuera?— El castaño sabía muy bien que el otro no iba a conciliar el sueño así que recurriría al plan que mejor funcionaba. Otra vez recibió un corto asentimiento que le hizo sonreír: no importaba cuanto Pietro se esforzara en esconderlo y negarlo, pero seguía siendo un niño en muchas de sus actitudes. Que lo estuviese mirando cubierto hasta la nariz era una prueba. Era todo un niño, y uno muy adorable a los ojos de Barton quién no pudo contenerse y estiró su diestra hacia los platinados cabellos ajenos para desordenarlos más de la cuenta. —Bien, ahora se buen chico y prepárame un café.

 

Afortunadamente, la repentina tensión desapareció entre sus leves risas y la no tan madura burla de Pietro al enseñarle la lengua antes de desaparecer de la habitación en un abrir y cerrar de ojos, dejando como única prueba de su paso por allí aquella suave estela azulada.

 

El arquero aprovechó ese momento de soledad para levantarse de la cama, dando un extenso suspiro que reemplazaba al bostezo que se venía guardando.

 

Tú ya tiene dos hijos esperando por ti, Barton. No es necesario que sumes dos más a la familia”. Las palabras de Laura resonaron en su cabeza y hasta amenazaron con regresarle el terrible dolor de cabeza que sufrió horas atrás cuando aquella charla —discusión— se llevó a cabo. Quizás su mujer tenía razón, él estaba tomando un rol que no debería asumir entre esos niños, pero les había prometido que los ayudaría y cuidaría. No había nada malo en eso.

 

Mientras que se iba desvistiendo para reemplazar su pijama por unas ropas un poco más presentables, recordó la conversación —discusión, Barton, discusión— con su esposa… bueno, la más reciente. No importara cuantas veces acordaran estar en son de paz ni cuanto dijeran que no iban a pelear, siempre, pero siempre Laura iba a encontrar algo nuevo con lo que crear un nuevo conflicto o recordar alguna cosa que Clint hubiera hecho mal. El tema del día fueron los gemelos Maximoff. La decisión de seguir al lado de Los Vengadores y, especialmente, hacerse cargo del entrenamiento —y recuperación en el caso de Pietro— de los dos jóvenes había desatado nuevamente la furia de Laura, echándoles la culpa de que gracias a ellos, Clint estaba dejando de vuelta a su familia. Al arquero le costaba creer que su mujer no entendería que si seguía vivo luego de lo de Sokovia, era gracias a Pietro. Le debía mucho a él y a su hermana. Sin contar que les tenía un cariño especial. O no: lo que más le costaba creer a Hawkeye era que debía escuchar todos los reclamos sobre sus promesas rotas cuando su mujer olvidó, al parecer, aquella promesa que le hizo de esperarlo cuanto fuera necesario. Bufó. Hacía un más de un mes que venía lidiando con aquella situación y no creía soportarlo por mucho más.

 

Estaba a punto de colocarse las zapatillas cuando frente a él aparecieron una taza de café y una cálida sonrisa que le incentivó a sonreír también. Esa sonrisa le hacía olvidar todos sus problemas. —Gracias—  Se apuró a calzarse para tomar la taza entre sus manos y así emprender camino hacia la terraza, seguido del rubio, en completo silencio mientras él iba degustando la oscura infusión en pequeños sorbos.

 

Cada vez que Pietro tenía una pesadilla y Clint era el encargado de darle consuelo, hacían la misma rutina; iban a la misma esquina de la terraza, tomaban asiento y se ponían a hablar de cualquier cosa hasta que la luz del Sol pegara en sus ojos mientras el arquero bebía café para no quedar dormido. Aunque en ocasiones eso no bastaba y se quedaba dormido cuando algún silencio accidental aparecía.

 

Llegaron a destino cuando el líquido rozaba la mitad de la pieza de porcelana.

 

Todo marchaba tal cual como siempre hasta que Clint se dirigió hacia el borde de la terraza para tomar asiento, no usando las manos ya que sostenía la taza aún; no llegó siquiera a flexionar las piernas para tomar impulso que Pietro lo agarró por los costados para encargarse él mismo de ayudar al mayor para que no hubiese peligro de que cayera o se lastimara, quedando de espaldas a la nada. Aquella reacción dejó un poco desconcertado al arquero, mirándole con una ceja enarcada. —¿Gracias?

 

—¿Gracias?— El mejorado repitió, pero en un tono que sonaba a reproche, sentándose al lado del mayor y mirándole con visible molestia. —No deberías hacer esas cosas con las manos ocupadas. Que yo sepa no eres a pruebas de caídas.

 

—Hey, hey, hey— Al notar la sorpresiva exaltación del platinado, el otro decidió intervenir, con un tono de voz mucho más calmo. —No lo haría si supiera que no podría—  Comenzó a retroceder un poco para poder alzar las piernas y así dejarlas colgando al vacío pero una vez más Pietro le sostuvo. Clint bebió su café antes de volver a hablar, estirando sus labios en una sonrisa pícara. —. El que en el entrenamiento de hoy haya cometido un error bastante tonto no te da el derecho a seguir con eso de “anciano descuidado”.

 

—Eres un anciano descuidado. Un jodido anciano descuidado. Deberías ser más prudente y…

 

—¿Me lo dices tú? ¿Tú me hablas de prudencia cuando corriste entre una lluvia de balas?— Le causó bastante gracias la falta de lógica en el regaño del mayor de los gemelos pero contuvo la risa, aunque no la sonrisa. —Ofendes a mis años de entrenamiento que me llevaron a esto, niño— Su gesto divertido se esfumó cuando notó que el aludido no reía, sino todo lo contrario. —. Pietro…

 

—Corrí entre una lluvia de balas para salvarte. Creo que te olvidaste de esa parte, viejo…— Que aquel apodo sonara con amargura en lugar de un tono altanero y jovial como siempre alarmó al agente, mirándolo con preocupación y un tanto perdido.

 

Pietro, cálmate— Interrumpió el mayor en un suspiro. Luego terminó su café en un sorbo, dejando la taza a un lado para regresar su mirada al nombrado, viéndole bufar con fastidio. —Era solo una broma, no hacía falta que…

 

—¡Nada que signifique que tú corras riesgo me hace gracia!

 

Ambos abrieron los ojos.

 

Clint no podía creer lo que acababa de escuchar.

 

Y Pietro no podía creer lo que acababa de decir.

 

El silencio se extendió por unos instantes más en los que la incomodidad pasó a ser un presente más entre ellos hasta que el menor se decidió a hablar.

 

Soñé que no lo lograba…— Su mirada azul se perdió un momento en el perfil de Clint. Su expresión demostraba desconcierto; su ceño fruncido hacía que se le marcaran líneas en su frente al quedar arrugada, sus labios estaban apretados y ladeados ligeramente hacia la derecha, parecía pensativo. Y se mantuvo con ese mismo tierno —a opinión de Pietro— gesto por unos momentos antes de que coincidieran miradas de vuelta. Entonces Pietro continuó. —Ya sabes… Sokovia... Estaba con Wanda, la estaba ayudando. Ya no quedaba mucho para que al fin todos nos fuéramos de ahí pero entonces Ultrón comenzó a disparar hacia ti. Quise ir a ayudarte, en serio quise hacerlo pero uno de esos malditos robots se me vino encima. No pude contra él, era demasiado fuerte. Me dejó tirado en el suelo y se fue hacia donde mi hermana pero no pude levantarme, estaba herido, me dolía todo el cuerpo pero volví a intentarlo porque tú estabas en peligro pero cuando te busqué… el niño… y tú… — El movimiento que hizo la nuez de Adán del menor al tragar saliva tan pesadamente distrajo al arquero y luego vio como inflaba el pecho al respirar hondo. —Tú…

 

—Pero eso no pasó. Pietro… Pietro, mírame— Con delicadeza, Clint tomó entre sus manos el rostro del nombrado para que volvieran a mirarse, no dándole oportunidad al menor a esconder sus ojos cristalinos, cosa que casi derrumbó a Hawkeye. Por dios, cualquier cosa menos eso. El mundo no podía seguir su curso normal si esos ojos reflejaban tristeza y desesperación. Podía soportar que ese mar azul que siempre lo miraba se tornara un mar agresivo, intimidante, poniendo a prueba a cualquiera que se atreviera a navegar por ahí; que de repente fuera un mar negro y turbio que no dejaba ver nada a través y hasta que aquel mar le amenazara con ahogarlo si seguía mirándolo tan fijamente pero definitivamente no podría soportar que las aguas de aquel bonito mar reflejaran todo el dolor y la desesperación que el mejorado guardaba muy dentro de él. No podía soportar ver a Pietro así de vulnerable. El mayor tragó saliva, conteniendo su conmoción y esas intensas ganas de abrazarlo hasta que sonriera y le dijera que estaba mejor. —: Lograste ayudar a tu hermana, vencimos a Ultrón, me salvaste y lo más importante de todo es que te salvaste. No hay otra realidad. Eso pasó y no va a cambiar. Lo lograste, Pietro. Todo acabó— Con notorio temor, una de las manos de Clint se movió en sentido ascendente con la idea de acariciar sus cabellos pero aprovechó a rozar un poco su mejilla también mientras que la otra mano seguía quieta en su rostro. El mejorado se le quedó mirando sin saber qué decir o qué hacer. Bueno, quedarse en silencio disfrutando de ese contacto contaba como “algo que hacer”. —. Todo está bien.

 

—Por suerte sí. No me hubiera perdonado nunca el que por mi culpa te hubiese pasado algo— Malditas pesadillas que lo ponían así de sensible. Siempre supo cómo manejar esos momentos de sentimentalismo o al menos solo se descargaba con Wanda que era la única persona que le quedaba en el mundo pero en ese preciso instante le era muy difícil callarse. Más cuando tenía a Clint así de cerca, acariciándolo. —. Clint…— Susurró, llevando su mano hacia la ajena que todavía seguía en su mejilla, no para apartarla, solo para sentir un poco de su calor contra él. Lo necesitaba más que nunca. Y quería expresarlo de alguna forma pero no podía; sus labios solo se abrían para volver a cerrarse, dejando salir unos balbuceos que no llegaban a nada.

 

El aludido se reprendió mentalmente por dejar que la charla llegara a esos límites. O más bien estaba enojado consigo mismo por sentir que su pulso se aceleraba ante las palabras que le fueron dedicadas.  —No hace falta que digas algo más. Solo fue una pesadilla— Decir eso le hizo caer en cuenta sobre otra cosa también: el comportamiento tan raro del contrario minutos atrás. Oh, mierda, ¿cómo podía ser tan imbécil? Suspiró, soportando las ganas de querer golpearse la cabeza contra la pared una y otra vez, y nuevamente actuando antes de pensar, se acercó al menor para depositar un beso en su frente. —. Lo siento…— Murmuró muy bajito contra su piel, dejando sus labios apoyados allí. Quizás era momento de separarse pero unos brazos enredándose por sus costados no le dejarían hacer aquello por más que quisiera.

 

Si lo sintieras de verdad, dejarías de hacer esto.

 

—¿Esto qué?

 

—¡Lo estás haciendo de vuelta!— El momento de paz y confort que ese abrazo brindaba se vio interrumpido por la molestia del platinado. Le hubiera encantado aguantarse más para disfrutar de la cercanía del arquero pero estaba cansado de quedar como un idiota. —¿Cuándo dejarás de mentirte? Te sigues forzando a verme como un niño para no… para no…

 

—Pietro, tú eres un niño. Al menos para mí lo eres.

 

El nombrado frunció el ceño en completo desacuerdo —y disgusto— ante esa última afirmación y afiló su mirada la cual estaba bien fija en la ajena. Tenía el “vete a la mierda” en la punta de la lengua pero se lo tragó y en vez de eso, terminó por tomarle del cuello. Clint tragó saliva.

 

¿Acaso un niño puede hacer esto?

 

Y antes de poder decir algo, los labios del arquero fueron atrapados por los del otro.

 

Pietro lo estaba besando.

 

Pietro… estaba dando su primer beso… con él.

 

Ambos quedaron estáticos, solo dejando sus labios pegados a los contrarios como si estuvieran esperando a que el otro diera el primer paso solo por miedo a hacer algo estúpido. Estaban comportándose como dos adolescentes inexpertos. En el caso de Pietro era entendible, ¿pero y Clint? Él… bueno, estaba demasiado shockeado intentando procesar toda la información que cayó como un rayo sobre él.

El menor tenía casi asumido que el otro se lo quitaría de encima en medio de un escándalo cargado de drama como los que Barton solía hacer cuando se “horrorizaba” de algo e inicialmente fue por eso que se quedó quieto —sin contar que seguía impresionado de sí mismo por haberlo besado AL FIN— pero el tiempo pasaba… y Clint no se movió ni un ápice; seguía ahí, con una mano en sus cabellos y la otra en su cuello. ¿Entonces debía hacer algo él? ¿Qué tenía que hacer exactamente? Con cuidado llevó sus manos a las mejillas impropias y ejerció un poco de presión en un, supuestamente claro, indicio de que quería avanzar con eso pero al parecer el arquero tampoco captó esa indirecta.

 

Bien, hora de ser un poco más directo.

 

Los labios de Pietro comenzaron a hacer lo suyo y se movieron contra los ajenos con extrema lentitud y duda, permitiéndose explorar cada sector de la boca del mayor y degustando no solo el sabor propio de Clint sino que también el gusto del café que este estuvo bebiendo. En ese momento el café nunca le supo tan delicioso como entonces.

 

Cada respuesta positiva que recibían por sus acciones funcionaban como un incentivo a mantener el beso con un ritmo relativamente lento pero los segundos fueron pasando, el deseo de más iba aumentando y la libertad de saber que todo era correspondido logró que sus cuerpos se movieran casi de forma involuntaria.

 

Lo que un principio parecía ser un beso de dos niños de jardín de infantes, terminó convirtiéndose en un fogoso beso de novela en donde el aire pasaba a un segundo plano, los cabellos quedaban revueltos y dejaban una alta temperatura interna. Un beso por el que parecían haber estado esperando por mucho tiempo.

Así fue como, decididos a más, el beso pasó a ser a boca abierta y fue Clint quién tomó la iniciativa en usar la lengua, primero rozando el labio inferior ajeno como advertencia ya que luego se adentró en su cavidad sin permiso alguno pero el primer choque entre sus lenguas provocó que se estremecieran al unísono y esa fue la gota que rebalsó el vaso.

Tuvieron que separarse.

 

El profundo silencio de la noche estaba siendo interrumpido por sus respiraciones agitadas.

 

¿Y entonces?— Cuestionó Pietro segundos después, no recuperado del todo. Barton al enfocar su mirada en él, se dio cuenta que esa altanería con la que intentaba hablar no valía nada. En su mirada se reflejaba los nervios y la inseguridad de su respuesta. —¿Seguirás haciéndote el idiota?

 

No hubo una respuesta rápida.

 

Siguieron mirándose a los ojos desde una muy corta distancia dado que juntaron sus frentes. La intensidad con las que se observaban era tan fuerte que daba la sensación que solo estaban ellos dos en el mundo.

Las manos de Pietro quedaron detrás de la cabeza del otro, una en su nuca y la otra un poco más arriba, atrapando con fuerza sus cabellos mientras que el arquero volvió a tomar el rostro del platinado entre las suyas con suma delicadeza, como si estuviese sosteniendo el objeto más frágil del mundo.

 

—Sabes que esto está mal, ¿verdad?— Odiaba tener que destruir ese brillo de esperanza de su mar favorito pero dejar que dicho brillo cobrara intensidad tendría peores consecuencias. Ingenuamente Clint volvió a acariciar el rostro en sus manos como si aquello pudiera sanar las heridas ya abiertas y sangrantes del menor.

 

Se escuchó un suspiro por parte de Pietro, quién cerró los ojos, sintiendo sus músculos relajarse uno por uno pero lejos de ser una muestra de calma, era una señal de derrota. Hasta se podía ver a sí mismo plantando bandera blanca. —Lo sé. Pero también sé que las cosas podrían ser diferentes— Volvió a levantar los párpados, mostrando su mirada un poco más dura para demostrar la seguridad en sus siguientes palabras aunque su voz sonara sutilmente quebrada. —. Me gustaría que las cosas fueran diferentes…

 

«¿Por qué me hace esto?». Clint disimuladamente se mordió el labio inferior, sintiendo una opresión en el pecho.

¿Dolor? Quizás.

¿Lástima? Para nada.

¿Culpa? Si. Y mucha.


Se tomó su turno para suspirar y quedar en silencio, recomponiéndose del sacudón de emociones que acababa de experimentar.

 

—A mí también me gustaría que todo fuera distinto.

 

La sorpresa en el más joven no pudo ser disimulada por más que intentó hacerla pasar desapercibida pero al menos se mantuvo un poco más firme al hablar aunque por dentro estaba al borde de ponerse a suplicar.

 

¿Esto cambiará algún día?

 

La respuesta a eso fue un extenso silencio.

 

 

~~~~~~~~~~~~~~

 

 

UN MES DESPUÉS

 

 

 

Algo me dice que esto está hecho adrede…

 

Mñeh… quizás— En un segundo, Pietro fue y volvió de la cocina, tirándose cómodamente en el sillón al lado del arquero mientras le tendía una bolsa de Doritos, sosteniendo otra para él. —, pero no me molesta— Dijo como si nada mientras ponía quizás demasiada atención en abrir la bolsa sin hacer mucho ruido. Cosa que no resultó, claramente.

 

El mayor se encogió de hombros, haciendo lo mismo que su acompañante. —A mi tampoco…

 

El mejorado fue quién se encargó de tomar el mando de la televisión y encenderla, buscando cualquier cosa para ver que no fueran los noticieros. Bastante con tener que ver esa porquería durante todo el día para estar al tanto de las cosas que sucedían y por si debían ir a alguna misión extra.

 

El chico super veloz decidió dejar una película de acción. Qué ironía.

 

—Realmente no sé si se están planeando algo en nuestra contra pero qué bien se siente poder ver la televisión en paz— Masculló Pietro con total calma mientras estiraba un brazo para pasarlo por los hombros bien trabajados del hombre sentado a su lado en busca de más cercanía y cruzaba las piernas, estiradas sobre la mesa ratona, depositando la bolsa sobre su regazo y agarrando los Doritos con la mano libre.

 

Sin lugar a dudas, el otro le correspondió el gesto, moviéndose un poco más hacia su lado y recostando la cabeza en su hombro. —Ni que lo digas. No escuchar a Tony y a Steve discutir por todo es lo más parecido al cielo que conozco.

 

—Ni tener que soportar a Visión y Wanda andar de melosos en frente de to… ¡Auh!— La repentina pero cotidiana escena de celos del mayor de los gemelos quedó en nada cuando recibió un golpe en su estómago. Miró al "agresor" con molestia. —¿Qué?

 

—No seas así con tu hermana. Ella es grande y sabe cuidarse sola. Aparte Visión es un buen partido— El chasquido de lengua que tuvo como respuesta le hizo reír y desviar la mirada hacia su interlocutor, observando divertido como seguía molesto. —. Admite que tengo razón y que no tienes derecho a decirle algo~

 

Su mirada fue correspondida y el arquero no pudo hacer más que ampliar su sonrisa cuando notó esa chispa de burla en los ojos del menor. —¿No? ¿No tengo derecho?— Enarcó una ceja desafiante, recibiendo una negación con la cabeza. —A ver, ¿y por qué no, señor amigo del marciano de tres ojos?

 

A Hawkeye le costó bastante no reír a carcajadas por el apodo designado al noble Visión. —Y… mírame… mírate…— Negó con la risa a medio salir.

 

Yo solo veo a Robin Hood y a Sonic comiendo Doritos…

 

—¡Por Dios, Pietro no!— Exclamó el mayor entre las carcajadas que ya no pudo reprimir, tomando algo de distancia. —No repitas los comentarios de Stark.

 

Ambos rieron de nueva cuenta al mismo tiempo y el aludido ejerció presión con el brazo que estaba abrazando al castaño para volviera a recostarse sobre su hombro. Cuando así fue, pasaron algunos momentos mirándose en completo silencio y con una sonrisa boba en la cara.

 

Oye...— Exclamó el mejorado de la nada, observando un punto en especial en el rostro del otro. —Tienes un…— Y ni llegó a completar la frase cuando acortó distancias para atrapar en su boca el trocito de snack que Barton tenía en la mejilla.

 

—¡Eso era mío!— Como venganza, el mayor tomó un Dorito del paquete de Pietro. —Estamos a mano…—

 

Pietro solo exhaló un suspiro indignado y negando, regresó su atención a la película.

 

Quince minutos después, un ronquido distrajo al originario de Sokovia y se dio cuenta que Clint estaba completamente dormido sobre su hombro. Sus labios se estiraron en una suave sonrisa mientras observaba cada facción del arquero que transmitía tanta paz que lo invitaban a unirse al descanso. Aunque de momento, pasaba de eso.

Se limpió la mano en su pantalón deportivo y la llevó al rostro del mayor tan solo para delinearle la mejilla con las yemas de los dedos, dirigiéndolas de manera lenta a sus labios y sorpresivamente no hubo reacción alguna. Si, Clint estaba bien dormido.

 

Eso le hizo pensar en los sucesos de las últimas semanas, más bien en los cambios de las últimas semanas. Quizás estos no cubrían las expectativas de Pietro pero no podía negar el gran avance que hubo en su relación desde aquella noche que se besaron por primera vez. Incluso habían llegado al punto que hasta sus compañeros notaron que algo ocurría allí, por lo que las últimas tres noches, luego de cenar, todos abandonaban rápidamente la sala, dejando algún comentario medio ambiguo que hacía referencia a la intimidad que necesitaban. No le sorprendería encontrarlos escondidos detrás de algún vidrio blindado intentando descubrir por su cuenta que cosas hacían. Cuando no estaban salvando al mundo eran un montón de niños viviendo juntos.

 

Eso como la parte más divertida del asunto.

 

La parte no tan entretenida tenía como eje las charlas de Natasha con ambos, juntos y por separado sobre su relación “formal” cuando todavía… y ahí aparece la peor parte, Barton era un hombre casado. Pero nadie podía juzgar a la rusa; era mujer y amiga de Laura al fin y al cabo.

 

La nueva curvatura de las comisuras de los labios de Pietro contenía cierta tristeza e incertidumbre. A veces solían discutir por aquel tema cuando pensaba demasiado y llegaba a la conclusión de que siempre sería el segundo plato de Clint pero todas esas charlas, sin importar su duración o intensidad, terminaban en el mismo acuerdo: “Solo necesito algo de tiempo, Pietro”.

 

De no haber sido por su hermana que le aseguró que Clint no mentía y de ser prácticamente un testigo directo de cómo ese matrimonio iba cayéndose a pedazos con el correr de los días, ya lo hubiese mandado a la mierda hace rato.

 

O quizás no. Quería demasiado a aquella versión más sexy de Robin Hood aunque no lo admitiera… muy seguido.

 

Un gran bostezo que salió de su propia boca lo sacó de sus pensamientos y se dio cuenta de dos cosas: la película había terminado —y hacía bastante aparentemente— y que ya era muy tarde.

 

Una vez más miró al dormido Hawkeye y medio se quejó para sí. No quería despertarle y la verdad era que tenía demasiada pereza de moverse; era capaz de dormir con Clint en el sillón como si nada pero la idea de despertar con unos cuantos pares de ojos curiosos y encima ser extorsionado por Tony con fotos de los dos durmiendo acurrucados en su poder no le hacía mucha gracia. Así que entre un suspiro se armó de voluntad y luego de dejar las dos bolsas de Doritos vacías sobre la mesa, se levantó y alzó el cuerpo del bello durmiente para desaparecer de la sala en un parpadeo, dejando su característica estela azul a su paso.

Notas finales:

En serio no sé que le pasa a AY que cierra sesión solo. Había hecho un largo comentario sobre varias cosas y ;; en fin, les voy a hacer un resumen porque tampoco a nadie le importa (?)

*Este fic tuvo tres versiones y originalmente fue un songfic y como siempre, terminé sacando eso porque quedó algo que nada que ver. La canción es Nirvana de Adam Lambert por si tienen curiosidad (?). Y al final le puse de título una canción de D porque pensé en la mirada de Pietro (?)

*Al principio no me gustaba esta pareja, pero Tumblr hizo su magia (?)

*Casi un mes de haber visto AOU y sigo con poder con mis feels.

*Necesito que AY tenga la opción de escribir vos mismo las etiquetas del fic como Archive of our own porque mi one shot no encajaba con la lista que hay acá xD

*ODIO MIS FINALES. No sé escribir finales...o escribir.

Y eso :B

Espero reviews :33

Ruu, cambio y fuera.~


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