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La vie en rose por fatfancyunhappycat

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Notas del fanfic:

One piece no me pertenece. Los personajes son del maestro Eiichiro Oda. 

Notas del capitulo:

¡Hola! Este es el primer capítulo y dicho sea de paso, mi primer fanfic aquí. 

 

Espero les guste~ Todos los comentarios son bienvenidos.

( p v p )9

Era domingo en la noche.

 

—Quiero dormir aquí, ¿puedo? —Luffy preguntó desde el marco de la puerta del dormitorio.

Sabo lo pensó. Normalmente hubiera aceptado de inmediato, pero estaba supuestamente molesto con él. Podría apostar… no, aseguraba que iba a buscarlo a él porque Ace probablemente lo había enviado ya al demonio por la clase de niñerías que había hecho el menor durante la semana. De todos modos, como sea, no se negaría nunca. Mañana en la mañana podrían hablar del tema quizás.

—Está bien, solo procura no roncar muy fuerte. —respondió.

Luffy asintió con la cabeza.

Entonces su este se coló a la cama rápidamente; es más, como si siempre hubiera conocido la respuesta, para cuando su hermano se encontraba en plena reflexión, el pelinegro estaba ya a unos pocos pasos suyos. Se acomodó como pudo, aunque al final se le ocurrió la magnífica idea de acurrucarse contra la espalda del otro, cosa que se podía malinterpretar en la mañana según este último, pero… ¿En serio importaba? Bah, Sabo volteó y lo abrazó, acomodándose también. Si la vida te ofrece algo, aprovéchalo. La nariz, manos y pies del pequeño estaban helados, pobre niño, ¿lo había hecho esperar de más? Qué cruel.

—Buenas noches. —se dijeron ambos al unísono y rieron por la coincidencia.


*

Soñó con ese extraño hombre, con la sensación de dormir sobre algodón de azúcar perpetua. El cosquilleo, el sonreír y ruborizarse sin siquiera darse cuenta. Todo era perfecto y mágico.

Por verlo faltaría a clases, desaparecería semanas, oh, y por escucharlo… ¿qué no haría por escuchar aquella maravillosa melodía que plasmaba en el piano del café? Algo era oficial, lo había enamorado.

 

Mas no, su sueño no era ni sería eterno, nada lo era; y lo que terminó con lo que era uno de sus mejores momentos fue aquel irritante sonido, la alarma más efectiva de todas: los gritos de Ace en la mañana.

—Luffy, ¡levántate! —dijo la madre de la casa.

Oh, Dios. A veces era tan molesto. Si se levantaba era porque el desayuno era necesario, no porque quisiera ir a clases y menos por querer obedecerlo a él.

Bufó, ni siquiera le dirigió la mirada cuando se levantó a regañadientes.

“Ojalá le duela y que le dure” pensó junto con algunos insultos que no valen la pena mencionar. Él quería a su hermano, pero habían ocasiones en donde simple y llanamente no lo soportaba. Algo era fijo, estaba en la obligación de no hablarle hasta que se le pasara el enojo.

 

A su hermano mayor no le pareció nada gracioso el poco respeto que le mostraba, a él nadie lo trataba así, menos Luffy. Pensó en algo que decirle, sin embargo, no deseaba arriesgarse a provocar más tensión de la que ya había.

—Cámbiate y toma desayuno, Sabo está esperándonos. —dijo Ace, optando por ni siquiera comentar de ese tema.

Ni se inmutó en responderle. No asintió, no soltó ni un solo sonido para afirmarlo, sus ojos aburridos más que fastidiados se encontraron por unos pocos segundos con los del pecoso. Caminó hasta el baño con su estúpido uniforme para alistarse.

Se observó al espejo, todo normal. Los mismos ojos, la misma cicatriz, los mismos labios y moretón en el brazo que le dejaron en su última pelea.

 

Hold me close and hold me fast

The magic spell you cast

This is la vie en rose

 

When you kiss me, heaven sighs

And though I close my eyes

I see la vie en rose

 

 

No se podía sacar aquella canción de la cabeza, o bueno, mejor dicho, la voz de ese chico y ¿por qué no? El chico en sí.

When you press me to your heart

I'm in a world apart

A world where roses bloom

Se limpió la cara, no obstante, el tacto del agua fría contra su cara fue inútil. Sentía más sueño, posiblemente. El uniforme mal colocado, corbata floja  camisa acomodada por afuera. Salió y buscó galletas en los cajones, ignorando el desayuno en la mesa y buscando a Sabo con la mirada, quien permanecía de pie al lado de la puerta junto con Ace.  

—¿Nos vamos, Sabo-nii? —preguntó con un tono dulzón para causar celos en su otro hermano.

Obviamente, la expresión que hizo Ace fue más que satisfactoria para el menor de los hermanos.  Se veía, no, estaba molesto, enojadísimo y nada mejor que eso.

Sabo se sintió incómodo. No quería quedar mal con ninguno de sus hermanos, y obviamente debía responder y que esta respuesta no beneficiara a ninguno de los dos.

—Ace, Luffy, ¿listos? ¿No se olvidarán de nada, no? —dijo mientras abría la puerta.

En respuesta, los dos negaron. Todo listo. Él rió porque uno no llevaba su maletín; y el otro, la corbata.

—¿Seguros?

Asintieron. Okay, tenía que ser más comprensivo.

—¿Y tus cuadernos, Luffy? ¿Y tu corbata, Ace?

Lo miraron confundidos, luego se dirigieron la mirada entre sí. Ace enrojeció de la vergüenza,  Luffy  se burló con una sonrisa y luego fue en busca de sus cosas. Lo dejó ahora más herido que nunca.


*

 

Luego de poner la casa de cabeza por una corbata, salieron. Tomaron el mismo bus de siempre que los llevaba a la estación de tren, y luego de tomar el tren debían tomar otro bus para llegar temprano. Aquellas eran las desventajas de querer vivir solos, porque apenas lograron pagar por una humilde casa en la zona rural lejos de la ciudad.

Y claro, ¿por qué no iban a una escuela cercana? Su abuelo era el director de la escuela a la que asistían y era una obligación para ellos estudiar ahí, les daban grandes mesadas por asistir a clases y gracias a eso podían mantenerse.

En pocas palabras, si fueran a otra escuela, morirían de hambre o deberían volver a la casa de la familia... cosa que a nadie le parecía.

 

Salían de casa a las 6 a.m, tomaban el bus y llegaban a la estación de tren veinte minutos después. Media hora en tren y quince minutos para llegar a una calle paralela a la de la escuela. Las clases inician a las 7:40, ellos llegan media hora antes aproximadamente, pero debían presentarse ante el anciano para asegurar que iban a permanecer hasta que terminase la jornada.

Luffy llevaba un mes sin asistir a la escuela, se presentaba, pero siempre había una manera de escapar.  Lo hacía porque se daba por vencido en todo lo que implicaba estudios. El problema se da cuando se reportan avistamientos de él en el café de una plaza aledaña a la institución o, bueno, en cualquier lugar.

Volvamos a nuestro trío de colegialas- ah, muchachitos. Los dos hermanos mayores caminaban rápido, en cambio él, deseaba arrastrarse si fuera posible. La parada de bus estaba cerca y aún así sentía como si la caminata hasta ella fuera un maratón.

Nadie hablaba, era aburrido y muy extraño. Ellos solían conversar de idioteces, como qué profesor tenía pinta de idiota, a qué profesora le deberían jugar una broma o qué hacer con la ‘carne fresca’ es decir, alumnos nuevos. Todo eso había quedado en el olvido para aquel día.

En el tren, Luffy recostó la cabeza en el hombro de alguno de los dos —ni siquiera se fijó en quien— y se quedó dormido.

*

—¿Qué hago? —Ace susurró para Sabo mientras señalaba al menor recostado en él.

—Agradecer, pero dudo que vuelva a pasar esto. Quizá deberías besarlo para que despierte. —bromeó el otro. Estaba conteniendo la risa, no podía con el rostro del pecoso mezclando la sorpresa, bochorno e incomodidad.

—Ja, ja, ja. Muy gracioso.

—Yo sé que en el fondo estás saltando de felicidad mentalmente… si es que eso es posible.

—¿Yo? —negó con la cabeza. — Por favor.

—Ace, todo el mundo sabe que mueres cada que Luffy se enoja contigo.

—Y a ti ni siquiera te importa, sí, sí.

—¿Acaso he dicho que yo no? El problema es que tú la jodes siempre.

Ouch. Eso dio en el orgullo del pelinegro.

—Al menos no lo malcrío. —intentó contraatacar, pero fue en vano.

—Acá nadie hace eso, solo no lo trato como si tuviera 7 años y yo unos 50, bueno, como tú comprenderás.

—Pues… uh. No podemos dejar que falte a la escuela, tiene, bueno, tenemos todo un futuro por delante. —Ace desvió la mirada hacia el menor, se veía tan tranquilo… Si tan solo pudiera estar en paz con él así siempre, todo sería mejor.

—No. A ti te molesta que ande paseando por ahí, porque eres so-bre-pro-tec-tor. —suspiró él— Ya tiene 15 años, nosotros 18 y la preparatoria termina ya. ¿Qué crees que hará mientras nosotros estemos en la universidad? Porque un ángel no es. — “Aunque lo parezca” faltó agregar.

—Yo solo quiero su seguridad.

—Todos queremos eso, pero no podemos limitarlo. Si quiere faltar a la escuela, que falte. Si quiere alejarse de nosotros un poco para poder sentirse más libre, pues que sea libre. Si quiere ir con sus amigos al cine y no con nosotros, que vaya. Si quiere salir con alguien, que salga con alguien. Si quiere embarazar a una chica, que lo haga. —las dos últimas ideas eran aterradoras tanto como para su hermano y como para él, mas debía ser realista. — y si sale con un hombre, bien, que lo haga. Tú preocúpate por ti y si vas a preocuparte por él, que sea por cosas realmente importantes como el consumo de drogas porque eso es lo único que le podría hacer daño realmente y que tú podrías solucionar junto con él.

—¿Y salir con alguien no le hará daño también? Es decir-

—Sí, pero eso lo debe resolver él, no su hermano. Luffy no es un bebé.

—Pero parece.

—Pero no lo es, lo parece porque no dejamos que madure.

En ese punto, supo que ya no había necesidad de seguir con la conversación, porque todo lo que Sabo decía era cierto, tan cierto que dolía.

 

 

Pasada la media hora, era momento de bajar.

“Bésalo para que despierte”

Pff, ya quisiera.

Lo sacudió suavemente, despierta, despierta.

 

Cuando Luffy despertó lo observó somnoliento, no confundido, ni molesto. Solo se frotó los ojos, bostezó y se levantó para salir del tren.

El corazón de Ace se fue despedazando de a pocos. Sabo tenía razón, él moría si Luffy dejaba de hablarle.


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