CAPÍTULO 001:
¿Te envío Voldemort?
Harry estaba molesto; las vacaciones ya iban a culminar y aun no sabía nada sobre el paradero de Voldemort, y las cartas que le enviaban sus amigos decían prácticamente nada. ¿Acaso él no fue el que vio el regreso de Voldemort? Pues pareciera que no.
—Baja a hacer la cena —gritó Petunia desde la cocina. Harry suspiro.
Cuando entro a la cocina vio al tío Vernon sentando en la mesa mientras leía el periódico, al frente de el estaba Dudley. Se veía nervioso, aunque Harry sabía el por qué; hacia meses que había comenzado a beber y fumar. Petunia estaba espiando a los vecinos desde la ventana, se le hacía fácil con su largo cuello.
Comenzó a cocinar; primero puso el tocino en el sarten, después los huevos y por último puso pan en la tostadora. No se esforzó para que saliera la comida como en un restaurant de cinco de estrellas, ya que sabía que lo que el iba a comer solo serían las sobras.
Puso la comida en la mesa; tanto Vernon y Dudley comenzaron a comer de manera grotesca, en cambio Petunia comía de manera lenta, ya que había comenzado una nueva dieta. Subió a su cuarto, hay esperaría hasta que sus familiares se durmieron y el pudiera comer algo decente.
Tardo entre una hora o dos que los Dursley subieran a sus respectivos cuartos a dormir. Suspiro aliviado, ya había comenzado a pensar que se quedarían hablando hasta bien entrada la noche. Fue a la cocina.
Cocinó unos cuantos panqueques, los cuales acompañó con queso y un poco de jugo de naranja. Comió con tranquilidad, ya que después de que sus tíos apagaban las luces, no bajaban hasta que fuera un nuevo día. Un poco de descanso para él.
Escucho unos cuantos golpes, los cuales provenían de la puerta principal de la casa, cada vez se hacían más constantes y fuertes; le extraño que ni Petunia o Vernon lo hayan escuchado. Decidió salir a investigar él.
Abrió la puerta con cuidado y varita en mano (la cual siempre llevaba consigo); no había nadie. Miro a los lados, hasta que vio abajo. Había una caja mediana, la cual estaba forrada con papel color gris metálico. Lo miro extrañado, ya que el letra cursiva tenía escrito “Harry James Potter Evans.”
Aún sabiendo que podía ser una trampa la agarró... No paso nada; decidió llevarla consigo a su cuarto. Ya dentro de si cuarto abrió la caja con un poco de miedo. Dentro había un hermoso collar de color rojo, tenía una forma circular y tenía grabado con una cuidada letra “Annette Dauphine.” Supuso que era el nombre de la dueña, entonces, ¿por qué se lo habían enviado a él?
De manera lenta, el collar comenzó a brillar. Harry miro asombrado como ese brillo se alejaba del collar, para así convertirse en una persona. No era muy alta, era solo unos centímetros más baja que él, tenía un cabello largo de color negro con reflejos blancos, su piel era pálida y vestía un conjunto completamente negro. Sus ojos eran completamente azules, eran un azul tan profundo que asombrada y asustaba al mismo tiempo.
Harry salió de su asombro.
—¿Quien eres? —pregunto mientras tartamudeaba un poco. Estaba nervioso, pero aún así se colocó en posición defensiva.
—Soy Annette Dauphine. Me puedes llamar Anne Phine.
Harry miro Extrañado a la chica, o “Anne Phine”, como dijo que le llamara, ¿por qué le trataba como si lo conociera? Quizás...
—¿Te envío Voldemort? —pregunto de forma violenta.
Annette lo miro confundida, para después soltar una risotada. Preguntó: ¿Quién es Voldemort? —No culminó la pregunta, ya que comenzó a reír de nuevo.
Harry supo que era imposible que fuera seguidora de Voldemort. Primero; no lo conocía, y segundo; ninguno de sus súbditos se riera al escuchar su nombre.
—Perdón, perdón. Ahora si me presento: Mi nombre es Annette Dauphine, y yo te guiare a tu felicidad. Eres Harry James Riddle Potter, ¿cierto?
Si antes Harry Potter estaba confundido, ahora no entendía nada, ¿cómo que era Riddle?
—Te equivocas, es Potter Evans.
Dauphine se vio confundida, pero al final se encogió de hombros.
—Tal vez fue una equivocación. Mejor conozcamos nos.
<…>
Harry abrió un poco los ojos, había escuchado un ruido. Vio como Anne estaba parada frente a él con una extraña varita en la mano derecha. Era de color negro, pero tenía reflejos blancos y tenía un diseño bien echo. Al ver que estaba despierto le dijo:
—Alguien viene. Prepárate para todo.
Harry estaba asombrado, nadie nunca le diría eso (a excepción de Sirius y Remus); los de la Orden le dirían que se pusiera atrás, ya que era joven; y Hermione y Ron tomarían el control, diciendo que lo siguiera.
La puerta fue abierta.