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Revenge por Aquarius No Kari

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Revenge

 

Algo rozó su mejilla, fue un golpe con fragmentos de lo que parecía ser cristal, con una intensidad controlada, tratando de no provocar mucho daño en el atacado; quien reaccionó ladeando la cabeza a tiempo antes de que se estrellara el puño contra su rostro. Su mano envolvió la cerrada de su agresor, frenando otro ataque aún más certero.

 

Varias gotas de sudor mancharon la tierra caliente, evaporándose al ser tocadas por los inclementes rayos del sol.

 

Después de algunos intentos por agredirse mutuamente, sus fuerzas terminaron en el mismo lugar que las cristalinas gotas que pendían de su barbilla.

 

-"Creo que es todo por un día"- Comentó uno de ellos pasándose un brazo por la frente, limpiando su piel de gráciles toxinas. Su compañero dejó escapar un sonido solaz

 

-"¿Ya te cansaste Camus?"- La ceja del mencionado cobró vida, cuestionándole por su comentario

 

-"Claro que no Shura, yo más bien lo decía por ti"- El español comenzó a reír.

 

Sus manos a tientas buscaron las vendas que cubrían su cabeza, posando sus dedos sobre la tela y palpar con cuidado la contusión bajo ella. Un alarido procedió de sus labios al tocarla sin cuidado

 

-"¿Lo ves?"

 

-"Una simple herida no va detenerme"- Hizo un gesto sin importancia con la mano y volvió a tomar pose de batalla. Su contrincante puso los ojos en blanco antes de resoplar

 

-"No creo que sea una buena idea..."- Comenzó a decir, cuando el caballero de capricornio ya le tenía en la mira, listo para golpearle con una de sus técnicas.

 

Tomado por sorpresa, el acuariano recibió el impacto con la mejilla derecha; y al darse cuenta que Shura hablaba enserio respecto a sus planes sobre cobrar una posible afrenta, Camus volvió a prestarse para ser compañero de entrenamiento como ya lo llevaba siendo...

 

Y es que una semana llevaban de practica, sumando a los momentos en que el español permaneció en cama por su combarte contra Saga, el ser causante de su descontrol emocional...

 

-:-:-:- Flash Back -:-:-:-

 

Cuando sus pulmones volvieron a ejercer su eterna función, el caballero de capricornio se presentó ante Aioros pidiendo perdón por todo lo que en el pasado le había hecho, desde su muerte, la desconfianza, las palabras hirientes dichas aquella noche de confusión, todo el tormento que habían representado trece años lejos de su lado.

 

El sagitario le apreciaba. Desde siempre se había establecido ese lazo que unía sus destinos; así que en memoria de todos aquellos buenos tiempos, no sólo le dio una absolución, si no que le abrazó con fuerza, con pasión, con algo que no tenía esencia, pero que si cala en el corazón

 

Las cosas cambiaron de tono una tarde en que Saga y Aioros hablaban a las afueras de sagitario. El problema no había radicado en aquél intercambio de palabras, si no en la forma en la cual el geminiano tomó la mano del castaño. Desde ese momento surgió una fricción entre Shura y el antiguo Arles. Y para cuando las cosas se salieron de control, ambos sostuvieron una batalla épica

 

Como final resultado, Saga ganó el combate, dejando a un mal herido capricorniano tirado entre una mata de arbustos, con Milo, Shaka y Camus a su lado. El geminiano sólo había recibido algunas heridas de menor índole, lo cual terminó de rematar al adolorido español

 

Aquellos días sólo habían sido de capricornio y acuario, encerrados en la habitación del peninsular; bajo los cuidados de uno, entre las risas y comentarios del otro. Sólo de aquella forma se comenzaba a consolidar una amistad que nació desde un punto trivial que en nada le concernía, eso bien se lo había dicho Milo; pero de igual forma estaba el detalle de hacer una buena obra, y que mejor que cuidar de uno de sus compañeros

 

Camus estaba consiente que las heridas de su compañero no habían sanado del todo, tanto las externas como las internas, donde su propio orgullo jugaba el papel más importante; y quien sabe, debido a los rumores, las del corazón tal vez...

 

Porque como bien dijo Afrodita, quizá la rivalidad entre Shura y Saga se había dado por simples celos...

 

Y aunque el escorpión le aconsejara que debía apartarse para beneficio propio, su cuerpo no le obedecía, ya que dentro de esa supuesta capa de hielo acuariano, bajo el más sólido cristal; comenzaban a emerger sentimientos ocultos, pasiones disfrazadas de admiración y amistad...

 

-:-:-:- End Of Flash Back -:-:-:-

 

Nuevamente detuvo el golpe, siendo oportuno en su actuar antes de que recibiera una marca profunda en el brazo. Su agresor arremetió con la misma potencia, olvidando quizá que sólo se trataba de un entrenamiento; provocando que los pies de Camus lo alejaran del piso antes de ser tocado por ese mortal poder. El cerebro le trabajó a una velocidad digna de mercurio, buscando entre toda la información algo que pudiera frenar el comportamiento del pelinegro...

 

Fue entonces que una idea surgió de entre todos los expedientes revisados.

 

Toco suelo, impulsándose antes de saltar en dirección hacia Shura, quien ya le había lanzado el ataque rasgando su hombro; el francés ante el dolor cerró un ojo, sin aminorar la velocidad de su táctica, para luego tirarse de cuclillas y tomar las piernas del español, adhiriéndolas a la tierra con su poder congelado. Mal herido, luego de realizar su proeza, se retiró una distancia considerable en lo que Shura, inútilmente, trataba de moverse.

 

Derrotado, el pelinegro murmuró una seria de maldiciones en su propio lenguaje

 

-"Te dije que tu condición no era apta para continuar"- Señaló el aguador frenando el liquido escarlata que pendía por su hombro. Como respuesta, su interlocutor soltó un bufido, exasperado.

 

El destello azul metálico que le dedicó a Shura, atrajo sin remedio la atención del idolatrado, quien regresó una mirada llena de confusión

 

-"¿Pasa algo?"- Camus meneó la cabeza con desesperación

 

-"Nada"- Y dejó escapar una pequeña risita, la cual se vio casi obligado a interrumpir de golpe, ante la mirada penetrante del español. –"¿Te ayudo a salir de eso?"- Cambio de tema sofocado, teniendo por respuesta una mirada de soslayo de su contrincante y otro resoplido. El décimo guardián extendió las manos hacia el aguador, las cuales este tomó mientras tiraba de él para que se desprendiera de esa capa de hielo que lo tenía sujeto contra la tierra.

 

Gracias a los intentos por parte de ambos y a la ayuda de los áureos rayos del sol, los pies de Shura dejaron de estar prisioneros por el poder de Camus, para quitar todo equilibrio en el pelinegro y que cayera sobre el francés

 

La sangre le golpeó en los pómulos, tiñéndolos con suavidad a carmesí. El corazón comenzó a dilatársele en la profundidad del pecho, acelerando el ritmo respiratorio hasta el grado de querer contener el aire, para que esa emoción pasara desapercibida. Y aquél contacto de las manos que sostenía entre sus dedos, produjo un hormigueo no deseado en cada fibra de su piel, conducido sin remedio, hasta la parte baja de su estomago, donde lo azotaron varias sacudidas

 

Camus deseó correr, huir de aquellas agridulces emociones con unas tontas palabras que justificaran la forma en que sus ojos se perdían entre la contemplación confusa del mayor.

 

Tardó un poco en recordar lo dicho por Afrodita y esa forma en que el español parecía odiar a Saga, antes de comprender que pese a la gran atracción magnética que sus labios experimentaban por los de su compañero, podría tal vez deleitarse con su sabor, pero que jamás obtendría algo que a Aioros le pertenecía por derecho de antigüedad...

 

Se aclaró la garganta llamando la atención del peligro, ofreciéndose a ayudarlo a levantarse para que ambos se fueran al templo de Capricornio y esperar a que las heridas de Shura terminaran de sanar.

 

-"No pienso regresar"- Alegó después de ponerse en pie y sacudirse la tierra recién adherida a sus ropas de entrenamiento; a lo que el francés vio venir un nuevo sermón sobre la pelea contra el gemelo de Kanon

 

-"Shura..."

 

-"No Camus, no intentes disuadirme de lo contrario"- Contrajo el entrecejo y volvió a tomar una pose de pelea, dispuesto a no irse hasta ganar

 

-"Pero..."- El español silenció su reproche con un puñetazo directo al rostro, mismo que el acuariano logró evadir con maestría.

 

Una vez más Shura arremetió en su contra, incitándolo a pelear. Sin embargo, el francés no deseaba hacerlo, ya que temía por las heridas no del todo curadas de su compañero; aún más por ese empeño apócrifo en imponerse sobre el geminiano

 

-"¡Ya basta!"- Exclamó parándose con firmeza ante el décimo guardián, quien a tiempo detuvo su ataque casi rozando la punta de su nariz con el puño –"No puedo creer que estés tan encaprichado en vencer a Saga, tanto que no te importe tu propia vida"- Era la primera vez que las articulaciones provenientes de sus labios, iban en ese tono tan gélido sólo dedicado al capricorniano

 

-"Es que no me comprendes"- Reaccionó en tono ofendido –"Esto es cuestión personal"

 

Camus golpeó ambos costados de sus piernas con las palmas, refunfuñando.

 

Shura se sorprendió ante el actuar del que lo había cuidado todas esas jornadas sin emitir una palabra como protesta.

 

Ambos permanecieron en silencio. El acuariano respirando con profundidad para tratar de sosegarse; el español meditando sobre los papeles estelares que su compañero había representado en la obra solitaria de su vida...

 

-"Camus... ¿Qué te...?"

 

-"No puedo creer que hagas esto por Aioros"

 

Hablaron al mismo tiempo, volviendo a silenciar al otro. El francés comprendió que era inútil tratar de disimular algo que era más que obvio:

 

Sus celos...

 

-"Deberias resignarte a perderlo... No creo que valga la pena pelear por alguien que no va a amarte"- Shura escuchó con cuidado las palabras de su compañero, aunque poco de eso entendió –"No quiero que arriesgues tu vida inútilmente en un combate que jamás ganarás"- El peninsular se mostró ofendido y le riñó con un gesto

 

-"Puedo llegar a tener el mismo nivel que él si me ayudas a entrenar"

 

-"¿Para que desperdiciar mi tiempo en ello si y a la primera oportunidad vas a ir detrás de Aioros?"- El semblante del pelinegro adquirió un deje de perplejidad al revolotearle una nueva duda en la cabeza

 

-"Camus... eh... ¿Estás celoso?"- Sonaba una pregunta tan estúpida, algo que su acompañante simplemente podría responder con una risa divertida; pero no lo hizo, el francés le observó con detenimiento, con seriedad...

 

No hubo una respuesta contundente, sólo aquella soledad en medio de la brisa vespertina, con el cielo y la tierra como espectadores

 

-"Lo que menos importa es lo que yo sienta, aquí el único que interesa eres tú..."- Sentía que todo estaba acabado una vez descubiertos los ojos del español ante lo que él verdaderamente le profesaba. Cerró el puño y atacó al décimo guardián luego de tomar su decisión; si Shura quería ayuda, él debía proporcionársela.

 

Frente al ataque de acuario, el pelinegro ladeó la cabeza, haciendo algunos esfuerzos por esquivar las agresiones de su compañero, al mismo ritmo con el que su cabeza trazaba los planos de una final decisión

 

La carta para ganar aquél combate de entrenamiento la tenía delante de sí, percibiéndola como un cosmo sumamente perturbado; sólo dejándose manipular por sus emociones.

 

En el instante en que Camus arremetió en su contra, Shura cubrió su mano con la propia mientras lo jalaba hacia si, aferrándolo contra su cuerpo, paralizando el sistema nervioso francés.

 

El rostro acuariano parecía derretírsele con vergüenza; sus músculos comenzaron a tensarse entre las extremidades cándidas del español, mientras sus ojos se abrían lo más que las membranas protectoras les permitían, con asombro.

 

Un abrazo, tan simple como ese tenue roce entre epidermis, para que las testosteronas manipularan otras células en su cuerpo y operaran en una forma que él no deseaba hacerlo.

 

-"Dilo"- Parecía una suplica por parte del capricorniano. De pronto el conducto traqueal parecería estar obstruido, dificultando el paso de secreciones salivales. Los labios parecían quererse cuartear ante una inevitable sequía, y el cerebro le ordenó al resto del cuerpo, que por bien común, evitara cualquier tipo de reacción –"Dilo..."- Volvió a pedir, con un tono más pausado y bajo, en un peligroso linde con su oído.

 

Camus sintió ese impulso involuntario en su estomago por tragar aire y luego despedirlo en un suspiro enamorado...

 

-"Te quiero... Estoy celoso de Aioros..."- Sabía que el español le había encantado sin proponérselo, como un hechizo imperial sobre sus propios sentidos a pensar, decir o hacer, cualquier cosa que su nuevo amo le mandara

 

La comisura labial de Shura tiró en dirección a sus orejas, con un gesto de regocijo que expresaba lo que el corazón hacia tiempo, no se cansaba de estimar. Deshizo el abrazo con calma, apreciando a cada momento las etapas de transformación en el semblante del francés; desde los matices abochornados, hasta esas pequeñas muecas de miedo.

 

Una de sus manos se apropió del mentón de Camus, en lo que sus ojos averiguaban si en verdad podría reflejarse dentro de esas pupilas azul metálico.

 

Para mayor probabilidad de infarto, los labios de capricornio se posaron sobre los inertes del francés, saboreándolos con la punta de la papila, con la carnosidad interna, y con algunos dientes que gustaron de morderla

 

Respiró con los ojos cerrados entre la cavidad abierta que lo apresaba, anhelando una mayor fricción con el español; una prueba inminente que corroborara los datos recién adquiridos...

 

Y cuando Shura comprendió que al escribir el inicio de su destino, tendría que hacer lo mismo con su apogeo, al lado de Camus descubrió que llegaría ese momento

 

Apresó la cintura del menor con un brazo, reclamando la mano francesa sobre su tórax hasta unirla con una caricia por parte de su dedo pulgar, seguido de sus demás hermanos; relacionando cuatro labios con tibios roces, y húmedos te quiero

 

Para explicar que el motivo de su riña no se concentraba en el término celos, tendría todo el resto de su vida...

 

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