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Un verano caluroso por 1827Forever1827

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Notas del fanfic:

No se como va a quedar acomodado, espero que bien, si no es así lo lamento muchisimo, solo espero que tengan que consideración la idea y si les gusta.

 

Este es un fic que escribí hace mucho tiempo, tengo varios hechos pero no publicados, por eso voy a subir uno por uno cronológicamente así pueden ver mi progreso.

 

Por favor dejen reviews. Y si no quieren no lo hagan.

Tsuna´s Pov:



Ciudad de Namimori, año 20xx, ahora mismo estámos padeciendo el verano más caluroso en años. Mi
nombre es Sawada Tsunayoshi, y aún con mi Hyper Intuición nunca hubiese pensado que los
acontecimientos que se darían en éstas vacaciones de verano fueran posibles.



Sesión de Chat:



Dame-Tsuna conectándose...


Dame-Tsuna: Haaaa (suspiro) Ese Reborn ¿Llegará el día en que deje de llamarme Dame-Tsuna?... Solo ver
éste nombre de usuario que creó para mi me deprime.


Hurricane Bomb conectándose...


Hurricane Bomb: ¡Gusto en saludarlo Decimo!

Dame-Tsuna: Buenos días Gokudera-kun, hoy te levantaste temprano.

Hurricane Bomb: Bueno, realmente me hubiera gustado dormir hasta tarde, pero éste maldito calor es
demaciado incluso para el aire acondicionado.

Dame-Tsuna: Si, tienes razón. El día de hoy se supone que debía levantarme temprano para mis tutorías,
pero el calor era tan fuerte que se me pegaron las sábanas (literalmente) y desperté más temprano de lo que
debería.

Hurricane Bomb: Es cierto, empezando desde hoy tendrá tutorías por toda una semana ¿Quiere que lo
acompañe?

Dame-Tsuna: No te preocupes Gokudera-kun, estaré bién. Además tu debes tener tus planes.

Hurricane Bomb: Si es por eso no tiene nada de que preocuparse... En realidad tenía planeado visitar una
exposición con Yamamoto, pero ese idiota del beisbol me canceló a último minuto (¬¬)

Dame-Tsuna: ¿Por qué? ¿Que pasó?

Hurricane Bomb: Me envió un mensaje ésta mañana diciendo que se resfrió y que no podía ir.

Dame-Tsuna: ¿Y que le contestaste?

Hurricane Bomb: Nada por supuesto. Me jodió los planes así que no lo perdonaré tan facil.

Dame-Tsuna: Eso no está bién, se que te molestó que cancelara a última hora pero se disculpó y te envió un
mensaje... Seguramente debe estár triste al pensar que no le volverás a hablar.

Hurricane Bomb: ¿Usted... creé?

Dame-Tsuna: Solo es una suposición, pero si quieres saber deberías ir a verlo. Además, podrías cuidarlo y
pasar algo de tiempo con él. Estoy seguro que se pondrá felíz.

Hurricane Bomb: Tiene razón Décimo... Ahora mismo salgo para su casa, buena suerte en sus tutorías.


Hurricane Bomb se ha desconectado.


Dame-Tsuna: Que bueno que se quieran tanto, por otra parte hubiera sido realmente confuso si
Goudera-kun quisiera explicarme a su modo (¬¬)


Dame-Tsuna se ha desconectado.



Fin del chat:



Salir con éste calor realmente es un fastidio, pero si llego a faltar Hibari-san me morderá hasta la muerte o
Reborn me dará el triple de tareas. De todos modos será mejor que termine de una vez con todo ésto,
realmente detesto éste calor infernal que me sofoca, y de solo pensar que debo sufrirlo toda el verano me
dan ganas de refrescarme.



Pov Normal:



Al llegar a la escuela las tutorías pasan tranquilamente, pero cierto Castaño no deja de ver por la ventana
de su salón ¿Y como no hacerlo?... Justo ahí, fuera de la ventana, se puede ver claramente la piscina de la
escuela con su agua fresca y cristalina. A cualquiera le darían ganas de echarse un chapuzón pero desde
que Hibari le prohibió el uso a cualquiera que no sea del club de Natación nadie se atreve a acercarse.



La semana casi terminaba, en éste último día habría un gran festival al que asistiría toda la ciudad. Por
supuesto que el Comité Disciplinario estaría patrullando todo el lugar para mantener el órden, por lo que es
la gran oportunidad de poder usar la piscina sin el riesgo de ser mordido hasta la muerte.



Justo después de acabadas las tutorías todos se retiraron rápidamente de la escuela, por lo que nuestro
Castaño aprovechó la oportunidad para darse un chapuzón. Había traído todo lo que necesitaba (toalla,
un cambio de ropa y su shampoo para bañarse en las duchas de la escuela, después de todo no podía llegar
a casa oliendo al cloro de la piscina), por lo que al caer la noche se dirigió a la piscina, se quitó su uniforme
y se metió completamente desnudo... La sensación era totalmente agradable, no solo el agua estaba fresca,
sino que la sensación de sentirla por toda su piel era más agradable que cuando iba a la piscina pública y
usaba su traje de baño.



Estuvo nadando así un buen rato mientras se relajaba, pero para cuando el calor había abandonado su
cuerpo tomó la decisión de irse. Nadó hasta la orilla y se disponía a subir, pero cuando subió la mirada sus
profundos ojos ámbar se encontraron con otro par de ojos negro-metalizado que los miraban de manera
fría y seria. El Castaño solo pudo alejarse por la sorpresa, después de todo aunque se tratara de su amada
escuela no podía creer que Hibari Kyoya hubiese regresado tan temprano de patrullar, ya que normalmente
termina a eso de las 11 de la noche... Y lo que es peor es que la situación era demasiado vergonzosa, estar
nadando desnudo en la piscina de la escuela y ser atrapado por el Presidente del Comité Disciplinario era
simplemente vergonzoso.



El Castaño no sabía si era por haber estado tanto tiempo en el agua o por ser visto fijamente por esos ojos
afilados que tenía Hibari, pero un escalofrío comenzó a recorrer su cuerpo. No sabía qué hacer en ésta
situación, solo sabía que hiciera lo que hiciera sería mordido hasta la muerte, por lo que resignado decidió
dar el primer paso.



-Umm, ¿Hibari-san?- llamaba el Castaño al presidente con una voz muy fina y tímida.

-Tienes exactamente 5 segundos para salir antes de que te muerda hasta la muerte, Herbívoro- le contestó
tajante y al instante.

-¡¡Ah, sí, lo siento!!- se disculpó y rápidamente salió del agua, tomó la toalla que había dejado en la orilla y
se cubrió rápidamente envolviendo todo su cuerpo.



Hibari, que lo estaba viendo fijamente, abrió levemente los ojos por la sorpresa, la vista que yacía frente a
él era demasiado sorprendente. A pocos pasos de donde se encontraba estaba ese Castaño envuelto con una
toalla, como si de un rollo se tratara. Pero lo que más le impresionaba del Castaño era ese cuerpo que tenía.



Bastante delgado para su edad, pequeño y con curvas ligeramente definidas, además de esa piel levemente
canela que estaba completamente mojada. Sin duda una imagen que le quitaba el aliento, aunque nunca lo
admitiría en voz alta. Lentamente y sin hacer ruido se acercó al Castaño que recogía su ropa, quedando
solo a centímetros de él.



El Castaño se dio cuenta antes de que Hibari quedara justo detrás suyo, pero por alguna razón se quedó
inmóvil al levantarse. Tsuna no paraba de temblar, la mirada de Hibari era demasiado para él, era como si
estuviera viendo dentro suyo, como si no hubiera ni una sola cosa que le pudiera ocultar. Quiso darse la
vuelta pero, sin darse cuenta y en un rápido movimiento, Hibari lo había tomado por ambas muñecas,
haciéndolo incapaz de escapar.



Tsuna instintivamente bajó la cabeza y cerró fuertemente sus ojos, no sabía que estaba pasando y solo se
quedó completamente inmóvil. Hibari solo se dedicó a observarlo de pies a cabeza, y como pensaba, el
Castaño era magnífico, pero aún faltaba un detalle importante que no dejaría pasar, los ojos...



Aún faltaba descubrir ese par de ojos que de vez en cuando lo miraban en secreto, el ya los conocía, esos
grandes ojos color ámbar que siempre mostraban una alta gama de emociones, aquellos que podían
mostrar amabilidad y dulzura, pero que también mostraban fiereza y determinación...



De pronto una sonrisa maliciosa apareció en el rostro perfecto de Hibari, y sin ninguna vergüenza arrancó
la toalla del cuerpo del Castaño, que soltó un leve grito avergonzado, para inmediatamente arrojarlo de
nueva cuenta al agua.



El Castaño cayó e inmediatamente, y por falta de aire, azomó su cabeza fuera del agua para tomar una
gran bocanada de aire. Aún tenía ambos ojos cerrados y su respiración era entrecortada, por lo que luego
de unos segundos se tranquilizó...



Abrió los ojos y alzó la vista un poco al mismo tiempo que en el cielo se podían divisar las luces de los
fuegos artificiales que marcaban la culminación del festival.



La sorpresa se la llevaron ambos, los únicos que se encontraban ahí en ese momento. Tsuna se sorprendió y
abrió sus ojos como platos al ver que el mismísimo Hibari estaba justo frente a él, dentro del agua y sin
ropa alguna. Hibari por su parte no pudo disimular su expresión de sorpresa y fascinación al ver como esos
grandes ojos ámbar lucían más brillantes y hermosos gracias a las luces de los fuegos artificiales.



-" Perfectos"- pensó el Pelinegro. Y era cierto, cada color diferente que se reflejaba en los ojos del Castaño
los hacían ver aún mejor y más cautivantes. Al darse cuenta de la situación en la que estaba Tsuna intentó
escapar, siendo apresado por dos brazos fuertes que lo atrajeron hacia un cálido cuerpo mucho más
grande que el de él.



Estaba muy sorprendido, aquella sensación cálida era simplemente agradable y reconfortante, sin
mencionar los latidos del corazón ajeno que parecían querer arrullarlo y la fuerza protectora de ese par de
brazos. Los dos compartieron un cálido y tierno abrazo, para que luego de unos minutos éste se separara y
ambos se dirigieran una mirada llena de deseo.



-Hibari-sa...- fue interrumpido por uno de los dedos del Pelinegro como indicando que no hablara. El dedo
fue reemplazado por los labios del Pelinegro, que empezaron a moverse sobre los del menor- Mh... nh... mm
- esos eran los sonidos que provenian del Castaño, quien sentía las caricias no solo de los labios, sino
también de las manos de Hibari.



Al separarse un poco Hibari lamió los labios de Tsuna para que éste le diera el paso a su lengua, cosa que
fué concedida ya que el Castaño abrió ligera y sensualmente su pequeña cavidad mientras que rodeaba el
cuello del Pelinegro con sus pequeños y finos brazos.



Los dos comenzaron de nueva cuenta el beso, pero éste era diferente, era más fuerte, más demandante,
profundo y mucho más agotador. Sin romper el beso el Pelinegro acercó a Tsuna a la orilla y lo sentó luego
de separarse, Hibari aprovechó la oportunidad para salir del agua siendo visto por la mirada atenta de
Tsuna, quien comenzó a excitarse y a respirar con dificultad al ver el cuerpo bien formado de su guardián.



-Hm, me ves como si fueras a derretirte en cualquier momento- dijo Hibari mientras se acercaba a Tsuna.
Lenta y delicadamente recostó al Castaño sobre su chaqueta, y comenzó a besar, morder y succionar su
dulce y húmeda piel.

-¡Ah!... ahh... mh~... Hibari-san... Esto es... vergonzoso... ah- decía entrecortadamente el Castaño mientras
sujetaba fuertemente la chaqueta del Pelinegro.

Hibari solo pudo pensar en lo tentador que se veía el Castaño enredado por completo en su ropa, así que
sonrió burlón y le contestó- Wao, no puedo creer que te avergüence esto cuando nadabas sin nada puesto
- todo al mismo tiempo que al Castaño lo asaltaba un gran rubor, cerraba fuertemente sus ojos de donde
salían pequeñas lágrimas y giraba su rostro.



El Pelinegro prosiguió a atender el miembro de Tsuna y éste solo pudo soltar un gran jadeo de sorpresa y
placer. El vaivén era tortuosamente lento y desesperante, a lo que el Castaño solo pudo mover sus caderas
en busca de más placer. El Pelinegro aumentó la velocidad, así como también los espasmos de placer que
enloquecían al Castaño, todo lo que podía hacer era entregarse completamente a sus deseos y los de Hibari.



-Ah, ahh, Hibari... san, me-me vengoooo- gimió lo más silencioso que pudo mientras que soltaba toda su
esencia entre los dedos del Pelinegro- Lo-Lo siento- se disculpaba con voz entrecortada al tiempo que veía
fijamente a Hibari con sus ojos llenos de lágrimas y cubriendo su pequeña boca con su mano derecha.

-Eres descuidado Herbívoro- le contestó con un tono de voz un tanto molesto. Esas palabras contenían
doble sentido, no solo por terminar antes de tiempo, sino por lo inocente, indefenso y tentador. A cualquiera
le tentaría ponerle la mano encima a Tsuna incluso sin estar en ésta situación- "Tendré que marcarlo para
que nadie lo toque"- pensó Hibari que segundos después sonrió malicioso en un abrir y cerrar de ojos.



Sin más demora el Pelinegro acercó 3 de sus dedos a la cara del Castaño que lo miraba un poco confundido.



-Lámelos... y luego relájate, necesito prepararte- exclamó Hibari con tono y mirada seria.



Y tan sumiso y obediente como estaba Tsuna comenzó a lamerlos e introducirlos uno a uno en su boca,
dejándolos completamente empapados. Hibari, que veía la erótica escena, lentamente sacó los dedos de la
cálida cavidad de Tsuna y los dirigió hasta su entrada.



Introdujo el primero, Tsuna sentía un poco de dolor, pero después se acostumbró a esa sensación tan
placentera... Después el segundo, abriendo ámbos como tijeras y simulando embestidas. El Castaño estaba
perdido en los movimientos del Pelinegro, tanto, que ni siquiera notó la entrada del tercer y último dedo.



Los tres dígitos ensanchaban la entrada de Tsuna tanto como podían mientras que la mente de éste
permanecía en negro, tanto que su cuerpo temblaba de placer y soltaba gemidos y jadeos más sonoros que
eran música en los oíos de Hibari.



Ya completamente dilatado Hibari se acomodó y llevó las piérnas de Tsuna hasta sus hombros, mientras
éste aún seguía en su "pequeño mundo". Aprovechando el estado del Castaño el Pelinegro llevó los brazos
de éste alrededor de su cuello y en una rápida y profunda estocada lo penetró.



-¡Aaaaahhhh!- gritó el Castaño encajando sus uñas en la espalda del Pelinegro.

-Mmhh- éste gimió ronco por las "caricias" en su espalda y su miembro que era apretado demasiado fuerte
por las paredes internas de Tsuna al sentirse invadido de esa manera.

-Hibari-san... por favor... No te muevas- rogaba temblando el Castaño mientras miraba a los ojos a su
acompañante. Hibari se dio cuenta del dolor en su mirada, por lo que permaneció inmóvil.

-Respira, no me moveré hasta que te acostumbres- comenzó a besar y dejar ligeras marcas en el cuello y
pequeño pecho del Castaño, que dejaba salir suspiros al tiempo que retiraba sus uñas de la espalda albina.



Así se mantuvieron hasta que Tsuna movió sus caderas, comprobando que ya no hubiera dolor alguno.
Hibari entendió y empezó a moverse lento para dejar que se acostumbrara, tomó sus labios en un húmedo y
pasional beso mientras que cambiaba de posición.



Ahora Tsuna se encontraba sentado en las piernas de Hibari, que no paraba de embestirlo, al mismo tiempo
que seguían con su ininterrumpido beso.



En busqueda de oxígeno tuvieron que separarse y el Pelinegro aumentó la velocidad y profundidad de sus
estocadas, hasta que...



-¡AAAAHHHH!- gritó salvajemente el Castaño al sentir como el miembro del Pelinegro había rozado su
zona más sensible.

-Hm, conque es aquí- sonrió arrogante a Tsuna que todavía sufría los espasmos de placer. Sin dejar de ver
las expresiones de placer de su Castaño Hibari empezó a moverse con mayor velocidad, casi frenética,
golpeando siempre ese punto, mientras ambos compartían un abrazo y un beso por demás dulce y, en un
movimiento, ambos terminaron sobre/dentro del cuerpo del otro.



A diferencia de Hibari, que permanecía imperturbable como siempre, Tsuna respiraba pausadamente y con
mucha dificultad. El Pelinegro volvió a recostarlo sin dejar caer todo su peso sobre su Castaño, salió de su
interior y se separó un poco para observar las condiciones del menor.



-¿Estás bién?- le preguntó Hibari con un tono suave y preocupado que su rostro no demostraba.

El pequeño solo lo miró fijamente y sonrió dulce, sorprendiendo a Hibari- Si, no me duele- respondió, era
raro que Hibari se preocupara por alguien, pero le alegraba.

-Será mejor que nos vayamos- dice empezando a vestirse- Es tarde y empieza a estar frío.



Tsuna no pudo evitar sentirse decepcionado, le hubiera gustado estar más tiempo con Hibari.



Comenzó a vestirse bajo la mirada del Pelinegro, que ya se encontraba vestido, éste tomó su celular y se lo
pasó al Castaño- Llama a tu familia- fueron las palabras que oyó Tsuna de Hibari volteando a verlo
- Llámalos y diles que te quedarás en mi casa lo que resta de las vacaciones.

-¿Eh?- expresó Tsuna con asombro y sus labios ligeramente entreabiertos.

-Tú me perteneces ahora, por lo tanto dispondré de todo tu tiempo si lo deseo- respondió volteando a otro
lado y cruzado de brazos una expresión seria.



El Castaño podía escuchar los latidos de su corazón y un ligero sonrojo adornaba sus mejillas,
estrujó fuertemente el celular del Pelinegro mientras que asentía levemente con una pequeña sonrisa.



Inmediatamente marcó a su casa y avisó lo dicho por el Pelinegro; su madre estuvo de acuerdo desde el
principio, Tsuna pasaría al día siguiente a buscar sus cosas ya que era muy tarde.



Al llegar a la casa (departamento) de Hibari tomaron una ducha caliente juntos y lo volvieron a hacer en
ese mismo lugar. Al entrar a la habitación del Pelinegro no pudieron contenerse y volvieron a hacerlo
durante toda la noche.



OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO



El resto de las vacaciones pasaron sin problemas, ambos pudieron interactuar normalmente, aprendieron
varias cosas de su pareja, hacían los deberes y pasaban la mayor parte del tiempo juntos.



Sin darse cuenta ya faltaba un día para comenzar las clases...



Tsuna estaba en la habitación de Hibari con su computadora hasta que notó que Yamamoto estaba
conectado, por lo que decidió conectarse también para saludarlo...



Sesión de Chat:



Dame-Tsuna conectándose...


Dame-Tsuna: Hola Yamamoto ¿Cómo estás?... Por cierto, ¿Fue Gokudera-kun quién cambió tu nombre de
usuario?

Idiota del beisbol: Yo Tsuna, Hayato y yo estamos bien... Y sí, fue él quién lo cambió jajaja.

Dame-Tsuna: Jeje, ya veo... Oye Yamamoto, lamento no haber quedado con ustedes en todo el verano :(

Idiota del beisbol: No te preocupes Tsuna, Hayato y yo hemos estado ocupados también, aunque varias
veces se preguntaba en donde estarías.

Dame-Tsuna: Bueno... Se supone iba a ser un secreto pero... creo que puedo decirte. Solo no le cuentes a
nadie ¿Si?

Idiota del beisbol: No te preocupes, no se lo diré a nadie.

Dame-Tsuna: Bién, resulta que... Me he estado quedando con Hibari-san.

Idiota del beisbol: ¿¿¿¿¿¿¿CON HIBARI???????

Dame-Tsuna: Haaa (suspiro) Ya me esperaba esa reacción.

Idiota del beisbol: Disculpa Tsuna, es que me tomaste por sorpresa... Entonces ¿Hibari y tu están saliendo?

Dame-Tsuna: Bueno, algo así, no hemos hablado de eso, hemos estado juntos todo el verano pero no se qué
pasará mañana en la escuela... Tal vez volvamos a ser como antes, pero creo que así estaría bién.

Idiota del beisbol: Tsuna... ¿Amas a Hibari?

Dame-Tsuna: Si, lo amo, es por eso que estaré de acuerdo con lo que Hibari-san decida hacer... Si él es feliz
entonces yo también lo seré.

Idiota del beisbol: Tsuna...

Dame-Tsuna: Bueno, cambiando de tema... ¿Como te va a ti con Gokudera-kun?

Idiota del beisbol: Ah cierto, gracias por lo de la otra vez.

Dame-Tsuna: No fué nada, como Gokudera-kun no es muy honesto consigo mismo pensé en darles un
empujón jejeje.

Idiota del beisbol: Thank you.

Dame-Tsuna: Bueno, ahora tengo que irme, nos vemos mañana en la escuela.


Dame-Tsuna se ha desconectado.


Idiota del beisbol se ha desconectado.



Fin del Chat:



Que ingénuos fueron al creer nadie se enteraría de lo que hablaron vía chat. Después de todo ésta clase de
cosas siempre se saben de una u otra forma. Al día siguiente todo fue lo esperado, Hibari no se acercó a
hablarle nunca, ni siquiera lo miró, y tampoco lo amenazó con morderlo hasta la muerte... Le dolió, pero no
podía hacer nada, no iba a dejar que le afecte, tenía que sobreponerse si no quería que sus amigos se
preocuparan.



Tsuna decidió seguir con su vida tal y como estaba, no es como si la ausencia de Hibari fuera a acabar con
su vida, ahora tiene muchísimos recuerdos con su amado que espera le duren toda la vida.



OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO



Días después, en el salón del Comité Disciplinario de Nami-chuu, se hallaba un Pelinegro molesto y poco
tolerante (más de lo usual). …ste golpeaba a quién sea, incluso a sus subordinados aunque no tuviera razón
para ello. Al quedarse solo escuchó a alguien entrar por la ventana.



-Ciaossu Hibari- saludó el Hitman.

-Bebé ¿A que has venido?- preguntó aún molesto el Pelinegro.

-Tengo un asunto pendiente que tratar contigo.

-¿Y cuál es ese asunto?- le habló con un tono completamente desinteresado y aburrido.

-Toma esto- dijo para meter su mano en su traje y sacar unos papeles, los cuales aventó en el escritorio.

-¿Que se supone que es esto?- dijo tomando los papeles en sus manos.

-Tu...- llamó la atención del Pelinegro- Sientes algo por Tsuna ¿Verdad?



El Pelinegro abrió sus ojos levemente al haber sido descubierto, no creyó que alguien lo descubriría, y menos
tan pronto.



-No te sorprendas, después de todo soy el mejor Hitman del mundo, me es fácil el conseguir la información
que quiero. Además eres muy descuidado, se nota como sigues siempre a Tsuna con la mirada, y el que
Tsuna pasara el resto de las vacaciones fuera de casa era un motivo de más para investigar.

-No se de que me hablas bebé.

-Bueno, ya estás enamorado de Dame-Tsuna, y no puedes evitar querer separarlo de sus amigos y familia
para encerrarlo y poseerlo todas las veces que quieras- dijo para sonreír con burla.



Hibari fulminaba con la mirada a Reborn, pero lentamente comenzó a tranquilizarse.



-Es cierto... Amo a Tsunayoshi, pero no creo que nuestra relación...- fue interrumpido.

-Aún te falta por madurar Hibari ¿Acaso conoces los sentimiéntos de Tsuna?

-¿A qué te refieres bebé?

-Nuestra conversación termina aquí- exclamó dandose la vuelta- Si quieres saber más solo mira lo que te
acabo de entregar- saltó por la ventana.



Hibari suspiró y se dispuso a leer esos papeles, parecía que eran de una conversación de Chat que había
tenido su Castaño con el Herbívoro del Beisbol y al cabo de unos minutos varias expresiones tomaron
forma en su rostro...



Primero sorpresa (al descubrir que Tsuna sentía lo mismo que él), después felicidad (esbozó una pequeña
media sonrisa), después tristeza seguida de enojo (al entender que sus acciones lastimaron a su Castaño y
por la decisión que había tomado éste) y por último determinación (repararía su error haciendo que el
Castaño sepa sus sentimientos).



Reborn, que todavía estaba por los alrededores, sonrió y puso en marcha uno de sus tan eficaces planes.



OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO



Al día siguiente, en la escuela, Tsuna encontró una nota en su escritorio de su tutor que decía...



"Dame-Tsuna: Hoy tienes que ir a la piscina de la escuela después de clases. Espera por 5 horas a que llegue
un paquete para mí, y más te vale que asistas porque sino te haré beber todos los días el jugo preparado por
Bianchi."

Atte: El mejor del mundo, Reborn.



Mentiría si dijera que no tenía miedo, porque su tutor siempre cumplía su palabra cuando se trataba de
vengarse, así que solo haría lo que decía la nota y avisó a su casa que llegaría tarde. Al terminar las clases
se dirigió a la piscina de la escuela, esperó las 5 horas y recibió el paquete de su tutor- entregado por un
¿Pelicano? Decidió no darle importancia a eso.



Antes de irse con dicho paquete se quedó mirando el agua de la piscina y a su cabeza vino la imagen de su
primera vez con su Guardián de la Nube. Se deprimió un poco, pero decidió retomar su camino y se
sorprendió al ver frente a él a Hibari.



-Hi-Hibari-san ¿P-Por qué está aquí?- preguntó volteando su mirada.

-El Bebé me dejó una nota, dijo que viniera aquí antes de que perdiera mi oportunidad.

-¿Eh?, ¿Oportunidad?, ¿De qué estás hablando?- dijo volviendo a ver a la cara a su Guardián.



Hibari solo observaba fijamente, pero con ternura, a su Castaño, lo que provocó que éste se incomodara.



-U-Um, yo solo vine a recibir un paquete para Reborn- mostrando el paquete en sus manos- Lamento estar
aquí fuera del horario de clases, ya mismo me marcho- empezó a caminar y pasar al lado del Pelinegro,
pero en ese momento sintió como Hibari lo tomaba del brazo suavemente y empezaba a hablar.

-¿Volverás a escapar de mi Tsunayoshi?- preguntó serenamente.

-N-No se de qué habla- respondió con la voz entrecortada por la repentina pregunta del Pelinegro.

-No te hagas el desentendido, ¿Crees que no me doy cuenta?... Todos los días, desde que empezó la escuela,
evitas el contacto visual conmigo, cada vez que me ves te alejas, igual que ahora- dijo manteniendo la
tranquilidad, pero llenando de reproche las palabras que le lanzaba al Castaño- Pensé que realmente
sentías algo por mí, ahora veo que me equivoqué.

-¡¡No es así!!- gritó soltándose del agarre y quedando frente al Pelinegro con lágrimas surcando sus mejillas
sonrojadas. Una vista que impresionó a Hibari- En todo caso eres tú, tú te alejaste de mi. Pasamos tanto
tiempo juntos, como nunca antes, y así de simple te alejas de mí... Me usaste, pero no me importa. Aunque
no sientas nada por mí yo sí, te amo, y quiero que seas feliz... Aún cuando no sea conmigo.



…l nunca quiso ver esa expresión en el rostro de su amado, así que rápidamente lo abrazó, dejando caer
aquel paquete al suelo, y le susurró...



-Lo siento- el Castaño quedó pasmado, nunca creyó posible que Hibari Kyoya lo abrazara y se disculpara.

-¿Hibari... san?

-No quería hacerte llorar- dijo separándose un poco, Tsuna lo veía con esos hermosos ojos- No soy digno
de ti, lo único que hago es lastimarte, a la persona que amo más que a mi vida... No me merezco tus
lágrimas- le decía con la mirada enojada.

-... ¿Tu si me amas?- preguntó esperanzado.

-Desde ese día en la piscina... No, desde que te ví por primera vez. Siempre me llamaste la atención, no sabía
por qué siempre te seguía con la mirada, por qué me molestaba ver a todos esos Herbívoros rodeándote,
tampoco sabía por qué te encontré tan hermoso y tentador cuando aquella noche que lo hicimos en la
piscina- dijo sonriéndo y con un tono de lujuria que avergonzó a Tsuna.



Tsuna no lo podía creer, Hibari si lo amaba y lo escuchó de sus propios labios. Sonrió, la más hermosa
sonrisa que había mostrado en toda su vida e iba dirigida solamente para su Nube. …ste, al notarla, se
sorprendió, esa sonrisa tan característica de su Cielo que mostraba lo feliz que era.



-Kyoya- llamó sacando de su asombro al mayor- Kyoya lo lamento... Yo creía que no me amabas, así que
decidí seguir adelante- sollozando- Lo siento... ¡Te quiero!

Aquella declaración llenó su corazón de verdadera y pura felicidad, claro que como siempre ésta no se
mostró en su rostro, lo único que pudo hacer fue sonreír como siempre y acortar la distancia entre los dos
- Yo también te amo- susurró antes de fundirse con su Castaño en un dulce beso que liberaba todos los
sentimientos que habían contenido desde hace mucho.



Se separaron y abrazaron para sentir la calidez del otro.



-Tsunayoshi- el menor se estremeció ante el susurro en su oído- Nada conmigo.

-¿Eh?

-Vamos, no puedo esperar más para hecerte el amor, todavía queda tiémpo y quiero que sea como la
primera vez- arrastró al Castaño a la piscina, éste se avengonzó y enrojeció al pensar en desvestirse frente
a él después de tanto (la verguenza había vuelto).



Frente a la piscina Tsuna estaba que no cabía de la vergüenza, se empezó a quitar la ropa ante la atenta
mirada de Hibari, la cual sentía como fuego por todo su cuerpo. El Pelinegro lo notó y comenzó a quitarse
sus propias ropas, dejando aún más avergonzado al Castaño que se excitaba de ver el cuerpo de su
Pelinegro, deseoso de que lo toque y devore por completo.



Se adentraron al agua fresca que brillaba intensamente por la luz de la luna, se acercaron para comenzar
un nuevo beso, que terminó bajo el agua, cortesía del Pelinegro... Al emerger a la superficie, en busca de aire,
Hibari observó embelesado al menor, porque la escena era exactamente la misma que la primera vez que
tomó al Castaño.



Esa noche habría un festival y por supuesto fuegos artificiales también, ahora mismo la dulce visión frente
a sus ojos era inigualable. Tsuna completamente empapado con esa mirada que solo le dedica a él, mientras
que las distintas luces en el cielo hacían lucir aún más hermosos sus grandes ojos ámbar.



Lentamente empezaron a fundirse de la manera más dulce, demostrándose la profundidad de sus
sentimientos. Aún cuando Hibari quería que fuera como la primera vez fué todo lo contrario, fué aún mejor.



-Relájate Tsunayoshi. Ahora te marcaré completamente como mio- dijo acomodado en la entrada de su
pequeño novio.

-Mh... Hai, Kyoya- respondió de espaldas dentro del agua, apoyando su peso en la orilla de la piscina.



Tsuna pudo sentir inmediatamente la repentína intrusión del miémbro de Hibari, soltando un pequeño
gemido de sorpresa y temblando de emoción de ser, nuevamente, uno con su persona amada.



Las embestidas fueron lentas, llenas de placer y acompañadas de caricias y besos suaves, pero luego
aumentó el placer, la lujuria y la velocidad en ellas. Todo era perfecto en ese momento, sentir como juntos
llegaban al clímax, la respiración difícil que no se hizo esperar, los besos y caricias que siguieron al acto
previo y los dulces "Te amo" susurrados al oído del otro.



Y esa tan solo fue la primera, luego del clímax el Pelinegro salió con cuidado de su novio y lo sacó fuera del
agua, llevándolo a las duchas de la escuela. Ahí lo acomodó con cuidado, abrió la llave del agua y debajo
de ésta se fundieron durante un largo tiempo.



Al terminar se cambiaron y dirigieron diréctamente al departamento de Hibari donde pasaron la noche.



OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO



Ya un par de meses habían pasado desde que Hibari y Tsuna se habían convertido, oficialmente, en una
pareja. A los dos les iba muy bién, incluso se notaba que cada día que pasaba se amaban todavía más.
Sorpresívamente todos aceptaron la noticia con felicidad, deseándoles lo mejor y apoyándolos en lo que
necesitaran.



Todo iba perfectamente...



Hasta que Tsuna se enteró de algo impactante que cambiaría no solamente su vida y la de Hibari, sino la de
todos a su alrededor. En ésta época no era raro, ni nuevo, oír hablar sobre los Donceles, afortunadamente
la gente no discriminaba a ninguno de ellos y por varios lugares se podían apreciar a parejas del mismo
género con sus propios hijos.



Así es, Sawada Tsunayoshi era un Doncel, y mucho más, estaba esperando un hijo de Hibari. La noticia lo
sorprendió, pero se alegró, solo pudo sonreír por el hecho de llevar dentro de sí una prueba del amor que se
tenían él y su Nube, un pequeño tesoro en el que se mezclaban tanto el Cielo como la Nube.



Su madre y todos los demás se sorprendieron y alegraron por la noticia, lo felicitaron y comenzaron a
consentirle en todo (más que nada antojos). Lo único que le quedaba hacer al Castaño era informarle a su
pareja de su estado, no temía por la respuesta del Pelinegro, estaba más que seguro que él siempre estaría
amándolo y protegiéndolo como nadie, pero no sería una noticia fácil de procesar.



Finalmente se decidió a contarle la noticia a Hibari, lo esperó en su departamento mientras que preparaba
la cena (había aprendido a cocinar) hasta que llegó a su hora acostumbrada luego de patrullar Namimori.



-¡Okaeri Kyoya!- le recibió sonriente.

-Hm- fue lo único que dijo, estaba más frio de lo normal, cosa que preocupó a Tsunayoshi.

-¿Te encuentras bien?

-No me pasa nada.



Tomando todo su valor le encaró y le exigió que le contara que sucedía, argumentaba que no se comportaba
como de costumbre y que a él no había nada que pudiera ocultarle. Hibari, ya un poco más relajado y
aburrido del sermón de Tsunayoshi, resolvió contarle con calma lo que había sucedido.



-En la mañana mientras caminaba por los pasillos de la escuela vi que en un salón vacío había dos chicos
hablando. Iba a morderlos hasta la muerte por saltarse las clases hasta que escuché lo que hablaban- hizo
una pausa.

-¿Y qué decían?- preguntó animándolo a continuar, mientras se sentaba en la mesa junto al mayor.

-El más joven le confesaba que era un Doncel y que esperaba un hijo suyo, el otro se alegró, pero fue algo
impactante para mi, y eso que no estoy en la misma situación que él- esto último fué un balde de agua fría
para el Castaño.

-"Si se puso así por una noticia ajena no quiero saber que puede pasar si le cuento de nuestro futuro bebé"
- pensó temblando y preocupado- ¿Ah sí?- preguntó tratando de disimular un poco su temblor.

-No estoy en contra de los Dónceles, pero me sorprende que siendo tan jóvenes no midan las consecuencias
que pueden traerles sus actos.

-Ya veo- susurró bajo pero con la voz quebrada. Hibari se dió cuenta que algo pasaba con su pequeño
Castaño, por lo que empezó a sacarle información.

-Ahora soy yo el que te pregunta que sucede, desde hace unos momentos que no actúas como de costumbre.

-¿De qué hablas? Si me encuentro perfectamente bien- aunque por dentro se esté rompiendo- En serio que no
me pasa nada- dijo todo esto con su mirada baja.

-No me convences del todo, pero si insistes en que todo está bien entonces solo te pediré algo- dijo poniendo
una pose genial (imagínensela) y mostrando una expresión calmada que dice "Ya veremos si no miéntes"
- claro que Tsuna no podía verla por mirar sus manos, aunque de alguna manera podía sentir lo que le
quería decir.

-¿Q-Qué cosa?- empezó a temblar más fuerte.

-Quiero que me veas a los ojos y así me repitas lo que acabas de decir ¿Lo harás verdad?



Estaba arrinconado, odiaba esa sensación y era porque si Hibari se la provocaba no le quedaba más
remedio que sucumbir. Simplemente le era imposible negarse a las peticiones de su amado Pelinegro.



Con el más grande esfuerzo levantó su mirada y esbozó una dulce sonrisa.



-En verdad no me pasa nada malo- al decir esto traicioneras lágrimas bajaron por sus mejillas, cosa que
sorprendió a los dos.



Rápidamente se levantó y corrió a encerrarse en el baño, Hibari lo siguió preocupado y tratando de
convencerlo de abrir la puerta para contarle que le pasaba.



-Tsunayoshi abre la puerta, ¿Qué demonios es lo que pasa?- exigía realmente preocupado por el bienestar
de su Castaño.

-¡Lo siento!... ¡Lo siento!- era todo lo que repetía.

-No entiendo por qué te disculpas, solo ábreme.

-No puedo... Si lo hago... Me odiarás- sollozaba lentamente.

-Yo jamás podría odiarte... Ahora abre la puerta ¿Si?- le habló de la manera más dulce, casa que tranquilizó
a Tsuna, así que accedió a abrír la puerta.



Abrió la puerta y se encontró recibiendo un tierno abrazo y un dulce beso de parte de Hibari.



Ya más calmados fueron a la habitación donde hablarían más tranquilos, Tsuna le explicó a Hibari su
situación, a lo que el Pelinegro mostró mucha sorpresa por la noticia... Al terminar solo hubo un silencio
incómodo en la habitación, silencio que Hibari se encargó de romper.



-Entonces esto es mejor de lo que pensaba, ahora entiendo lo que sintió ese chico- con una sonrisa de
superioridad (ocultando, o mejor demostrando a su manera lo feliz que estaba por dentro).

-¿Eh?

-¿Realmente creíste que me molestaría ésta noticia?

-No... Yo realmente pensé que no nos rechazarías... Pero, después de haber reunido valor para decírtelo me
sales con ésta historia y todos mis miedos volvieron de un solo golpe- decía un poco triste.

-Escúchame- se arrodilló frente a Tsuna- Ahora mismo soy feliz contigo... A decir verdad, luego de escuchar
la conversación de esos dos me puse a pensar como sería si pudiese formar una familia a tu lado. Nosotros
dos con nuestros hijos, en nuestra propia casa, pensarlo me hacía sentir raro, pero me gustaba.



Las palabras de Hibari eran justo lo que Tsuna necesitaba en esos momentos.



-Entonces... ¿Si nos aceptas?

-Eso está de más el preguntarlo- dijo acostando con suavidad a Tsunayoshi en la cama y dejando al
descubierto su aún plano vientre- ¿Ya fuiste a que te revisaran?- viendo con adoración la pancita.

-Sí, aparentemente todo está bien- dijo sonriendo levemente.

-¿De cuánto estás?- acarició donde apenas se está formando su bebé.

-Tengo 2 meses aproximadamente, la doctora estimó que el parto será en Mayo.

-Ya veo, ¿Entonces estás bien de salud?- se inclinó a escasos centímetros del viéntre de su pequeño
- Recuerda que estamos a mediados de Otoño y cada vez hace más frío.

-Si muy bien, los dos lo estamos- respondió ensanchando más esa hermosa sonrisa y posando sus dos
manos en el cabello de Hibari.

-Eso es bueno- empezó a besar delicadamente el viéntre de su pequeño Castaño provocando leves suspiros
y aumentando la felicidad de la "madre".



OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO



Los siguientes 7 meses fueron de lo más pacíficos, con tanto amor era que esperaban a su pequeño retoño
que no se dieron cuenta cuando había comenzado la tan ansiada primavera... El día del parto llegó y todos
(TODOS) quienes apreciaban de una u otra manera a Tsuna se encontraban en la sala de espera del
hospital bastante preocupados, pues habían pasado varias horas desde que el Castaño había entrado a la
sala de partos.



El más preocupado de todos era, por supuesto, Hibari. …ste era quién se encontraba más cerca de la puerta
para saber inmediatamente si algo malo sucedía... Al cabo de otra media hora la doctora que había
atendido la cesárea se acercó a informarles como había salido todo.



-Todo salió bien, Tsunayoshi-kun se encuentra algo cansado, pero estable. Después de una buena noche de
descanso podremos darlo de alta mañana por la tarde.



Todos suspiraron aliviados y empezaron a festejar, claro hasta que alguien con fama de alborotador hizo
la pregunta del millón.



-¡VOOOOIIIII, ¿Entonces qué fue, niño o niña?!- todos miraron mal a Squalo, quién sufría por los
constantes jalones a su pelo y reproches por parte de su jefe bastardo.

-Bueno, a decir verdad nos encontramos con una sorpresa a la hora de hacer la cesárea, todos los presentes
nos sorprendimos bastante.

-¿Qué quiere decir?- preguntó Hibari con un aura asesina.

-¿Es usted el padre?

-Así es- orgulloso.

-Bueno, entonces solo me queda felicitarlo. Ahora usted es padre de dos fuertes y sanos mellizos- dijo lo
último con una gran sonrisa, dejándo a todos sorprendidos.

-¿EEEEEEHHHHHH?- gritaron todos al unísono.



Moméntos después trasladaron a Tsuna a una habitación junto con sus dos pequeños. Solo unos pocos
podían entrar a ver como se encontraba, y como era de esperarse Hibari fue quién entró primero.



Al abrir la puerta se encontró con lo más hermoso que jamás vio, Tsuna con sus dos pequeños en brazos,
con la más dulce sonrisa y susurrando hermosas palabras de amor a sus dos pequeños ángeles.



-Kyoya- llamó el nombre de su pareja al verlo en la puerta para después indicarle con una sonrisa que se
acercara.

-Tsunayoshi- hizo lo mismo que el Castaño para acercarse lentamente a su familia.

-Míralos Kyoya, ¿No se parecen a nosotros?

-Si, son idénticos... Es como verse en una fotografía de nuestra infancia- dijo con un tono algo sorprendido,
claro que ésta sorpresa no se manifestaba en su rostro.



Efectivamente era así, los dos bebés eran un mini-Hibari y un mini-Tsuna recién nacidos, al seguir con las
visitas todos quedaron sorprendidos por el parecido que tenían con sus padres... Cuando todos, excepto
Hibari, se marcharon eran casi las 12 de la noche, y Tsuna debía descansar. Pero claro, eso no estaba dentro
de los planes del Pelinegro.



-Tsunayoshi, ¿Sabes acaso que día es hoy?

-No, no lo sé, ¿Que día es hoy?

Se acercó lentamente hasta Tsuna y le plantó un casto beso que, sin dudarlo, correspondió de inmediato. Al
intensificar el beso nuestro Castaño se dio cuenta de algo- "Sabe dulce"- pensó sin querer zafarse del beso...
Cuando se separaron se quedaron viendo fijamente, Tsuna tenía un lindo sonrojo en sus mejillas y Hibari
sonreía de medio lado satisfecho. Antes de que el Castaño pudiera decir algo Hibari se le adelantó...

-Hoy es 5 de mayo, mi cumpleaños.

-Ah, entónces...

-Quién diría que en éste día tu y nuéstros dos pequeños me traerían tanta felicidad.

-Si- dijo con una sonrisa al tiempo que temblaba de felicidad.



Pensar que todo comenzó hace casi un año, en el verano más caluroso por el que había pasado toda
Namimori, sin duda nuestra feliz pareja nunca se hubiera imaginado que las cosas llegarían a ser lo que son
ahora.



A partir de ahora podrán ser felices con toda su familia, crearán toda clase de momentos llenos de felicidad
y tranquilidad y verán crecer a sus dos pequeños, rodeados de tanto amor y calidez.



FIN.
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OMAKE (El nombre de los minis)



Los nuevos padres estaban en la habitación del hospital, ya era de día y por la tarde Tsuna sería dado de
alta, pero éste aún tenía un gran dilema:



-Entónces Tsunayoshi, ¿Como los llamaremos?

-Aún no lo decido... Hasta ahora no he podido pensar en algún buen nombre para ellos.

-No debe ser tan complicado, solo elige un nombre que te guste y listo- dijo cerrando un libro y dirigiendo
su mirada a su futura "esposa".

-No, cada bebé debe tener un nombre especial, yo creo que el nombre que elija debe ajustarse a ellos- decía
con un leve puchero y la mirada decidida.



Hibari no entendía el por qué era un asunto tan importante, solo se trataba de un par de nombres para sus
bebés, no era la gran cosa. Pero viendo lo complicado que estaba su Castaño decidió ayudarlo un poco.



-Entonces hagamos esto- llamó la atención del menor- Tu elige el nombre del bebé que se parece a mí y yo
elegiré el nombre del que se parece a ti- sentenció y propuso al mismo tiémpo.

-Me parece bién- con delicadeza le pasó a Hibari al Mini-Tsuna y él se quedó con el Mini-Hibari.



Ambos se le quedaron viendo a sus bebés pensando en un buen nombre (al final Hibari se lo tomó enserio
¬¬), mientras más lo miraban más pensaban en lo lindos que se eran y como de lindó fue el otro de pequeño.
Para sorpresa de ambos los dos bebés empezaron a despertar, y al mismo tiempo abrieron lentamente sus
pequeños ojitos, acostumbrándose a la luz de la habitación.



Hibari vio con asombro como su Mini-Tsuna poseía los mismos hermosos ojos ámbar que su Castaño. Por
su parte Tsuna vio que su pequeño, a pesar de ser recién nacido, poseía la misma mirada afilada de su
padre y el mismo seño fruncido, cosa que lo hizo reír algo bajito.



El Mini-Hibari no dejaba de ver a su "madre" fijamente, Tsuna pensó- "Es como si me estuviera diciendo,
[¿Qué estás mirando Herbívoro?, Te morderé hasta la muerte], igual que Kyoya"- en ese momento se le
ocurrió el nombre perfecto al ver que su bebé tenía los mismos ojos negro-metalizado que su padre.

-Ya sé- dijéron al unísono con sus tonos característicos, cosa que los sorprendió.

-¿Entónces como se llamará el pequeño yo Kyoya?

-Aka- respondió inmediatamente.

-¿Por qué Aka?

-Porque cuando vi sus ojos no pude evitar sentirme cálido, como cuando estoy contigo- sonrió al recordar
los momentos junto a Tsuna- Inmediatamente me vino la imagen de un rojo atardecer, por eso Aka... ¿No
te gusta?

-Por supuesto que me gusta, le queda perfecto... Hibari Aka, se oye bien- sonrió.

-¿Y cómo se llamará el que se parece a mí?- dijo tomándo asiento junto a la cama pués se había levantado
para observar mejor a su pequeño conejito.

-Ah, para el pequeño Hibari...- volteó encontrándose con la mirada de su lindo lobito, quién no había
dejado de mirarlo en todo el tiempo, y le sonrió cálidamente- Se me ocurrió llamarlo Aoi, Hibari Aoi.

-¿Por qué Aoi?- preguntó sorprendido, después de todo los nombres significan "Rojo y Azul", dos opuestos.

-Tiene tus ojos- acercó al bebé para que Hibari los viera- Recordé las veces que me veías fijamente- se
sonrojó- Siempre sentía escalofríos, como una corriente eléctrica. Recordé una vez que te había visto
mirando el cielo, era un día frío y nuboso, pero me daba la impresión que deseabas poder ver el cielo azul.
Minutos después se despejó y cuando pudiste ver ese cielo azul sonreíste, creo que fue en ese momento
cuando me enamoré de ti, aunque como Dame que era no lo noté.



Tsuna volteó a ver a Hibari y se encontró con que éste lo miraba fijamente y con una sonrisa entre sádica y
burlona. Se ruborizó al entender que le había hecho una confesión muy vergonzosa.



-Wao, realmente sigues siendo un Dame después de todo- empezó a acercarse con cuidado ya que aún
sostenía a su pequeño conejito.

-Ah no, yo...- no terminó al sentirse preso de un apasionado beso de Hibari.

-Espero que te prepares, porque te recuerdo que no te he tocado en éstos siete meses... En cuanto podamos
dejar a Aoi y Aka con Nana me encargaré de ti como debe ser, no creo que me baste con 3 veces en un día
- dijo dando por terminado el beso.



Tsunayoshi le ganó, como siempre, a cualquier tomate en cuanto a color, aún no sabía lo que le esperaba
dentro de esas cuatro paredes donde había comenzado a vivir con Hibari desde hace tiempo. Si creyó
conocer los límites de la lujuria que poseía su futuro "esposo"...



Estába demasiado equivocado.



FIN.
Notas finales:

Espero les haya gustado, sino espero que sus criticas sean constructivas porque en este punto me sirven de mucho.

 

Nos vemos la proxima.

 

CIAO CIAO~


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