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Tanto tiempo sin vernos... por Amok Scarlet

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Notas del fanfic:

Pues... espero les guste.

Gracias

— Tanto tiempo sin vernos, Sasuke— dijo el chico de cabellos rubios.


— Hm. Mucho tiempo, Naruto — fue su única contestación.


¿Dónde estaban?


Cubriéndose de las acidas gotas de lluvia, bajo el techo de alguna tienda que seguía abierta a esas horas.


El primero, un rubio de ojos azules. Típico príncipe de cuento. Lo que no era típico en él era su actitud. Cualquiera diría que un príncipe es guapo, inteligente, musculoso, detallista, atento. Bien, él no era ese tipo de príncipe, él era como el principito. Revoltoso, nada inteligente, cero atento, ¿músculos? Sí, tenía. Detallista, nada. Como un niño pequeño.


El segundo, azabache de ojos negros. El tipo malo de la película, inteligente, guapo, astuto, arrogante, frio, cruel. Mmm… en realidad sí. Él era así.


Más esos días habían acabado. Después de conocer al rubio que estaba a lado de él. Cambió. Tal vez seguía siendo frio, algo arrogante, más ya no era cruel. No después de haber conocido el amor y perderlo para siempre.


Está era probablemente la segunda oportunidad o al menos la oportunidad para pedir perdón. Por como lo saludo el rubio, diría que él lo había perdonado. Ese rubio seguía siendo un niño de alma pura. A pesar de cómo lo trató… parecía no tenerle ningún rencor.


— ¿Y… cómo estás? — el rubio habló primero.


Él no tenía ningún odio hacía el azabache, en realidad aún lo amaba. No se puede odiar a quien amas, ¿verdad? Al menos para él, era así.


— Bien — ¿Por qué no lo golpeaba? Después de tratarlo así durante mucho tiempo — ¿Y tú?


— Bien, bien. Kuro te extraña — Ansiaba ese momento en que pudiera volver a hablarle, aunque solo fuera por un corto tiempo, lo ansiaba con tantas ganas…


Él sabía que el azabache no era de muchas palabras, siempre había sido así. Aun así el creía que si le entregaba y le enseñaba que lo amaba, algún día… algún día él se enamoraría de él. Más eso, nunca pasó.


El azabache se acostaba con quien quisiera. No había chico en la facultad que no conociera su cuerpo, que allá escuchado sus jadeos. Él nunca pronuncio el nombre de nadie durante el sexo. Ni siquiera el suyo.


¿Por qué Sasuke salía con él?


Porque le regalaba noches largas y placenteras de sexo. Como al azabache le gustaban. Lo complacía en todo. Pensando ingenuamente que con eso él se quedaría a su lado. Que él lo amaría.


Que tonto e inocente. Él era, así. Más nunca olvidaba. Nunca.


Sasuke no solo mantenía una relación con él. Todo era una fachada, una hermosa y frágil portada.


Sasuke… se acostaba con otros aparte de él durante toda su relación.


Debía de haberse sentido traicionado, utilizado. Pero no, él no se sintió así. Solo se sintió triste. Tal vez si se sintió enojado, pero no con el azabache, si no con él. Decepcionado consigo mismo por no poder sacar a la persona que ama de aquel oscuro lugar en el que se metió por su propia cuenta.


Su corazón se destrozó y pedazos de su alma, vagaron por el aire.


Sus amigos se lo habían advertido. Más nunca los escuchó, cegado por sus propias palabras. Y ahora, estaba a lado de él.


¿Cómo se veía?


Empapado, sus cabellos negros mojados por el agua cayendo sobre su cara. Su piel seguía igual de blanca. No podía ver sus ojos. Imaginaba que se verían igual que antes, pero anhelaba que tuvieran ese brillo que él no les pudo dar.


Apartó sus cabellos de la cara cuando vio cómo se sorprendía por recordarle al pequeño gato negro que le había regalado y que fue la única vez que lo vio sonreír de verdad.


— Aun lo tienes — murmuró


Tenía que decirle algo, tenía que pedirle perdón. Tenía que decirle… decirle… que lo ama.


Que fue un idiota, qué lo perdonara, que haría lo que fuera por tenerlo una vez más. Pero que egoísta. Se merecía todo el odio y desprecio que Naruto le pudiera dar. Después de todo él mismo provocó todo lo sucedido.


Aun así, tenía la vaga esperanza que Naruto no tuviera a nadie que no fuera él. Qué todavía no estuviera con otra persona, que no lo haya olvidado. Como había prometido en aquellos tiempos.


Sus ojos habían sido descubiertos, dejando ver sus cristalinos ojos negros a la vista de esos vidriosos ojos azules.


¿Naruto lloraba… por él?


— No solo Kuro, también yo te extraño — no se lo espero, Naruto se había acercado tomando su rostro con sus frías manos. Lo miraba tan intensamente, tanto como todas las noches que durmieron juntos.


En las que juraría le imploraban que lo amara. Qué solo se entregara a él. Qué solo fuera suyo.


Lo veía con ese ardor que lo torturaba en aquellos días, en los que dudó muchas veces sobre lo que hacía.


¿Cómo podía verlo todavía así? ¿Cómo podía verlo aún con esos ojos? ¿Por qué… por qué no lo olvido?


— Te amo — atrapó sus labios. Por primera vez vio en esos ojos negros un atisbo de esperanza, de ilusión, de… amor.


Pasó una de sus manos, temblorosas, tal vez por el frío, tal vez por el miedo, tal vez por los nervios, a la nuca del azabache, juntando más sus bocas. Su otra mano fue a parar a la cintura acercando más el cuerpo mojado del azabache a él.


Sasuke respondió a su beso. Esos labios que tanto extrañaba lo estaban correspondiendo. Se separó al sentir las cálidas y saladas lágrimas que entraban en su boca. Sasuke lloraba, se aferraba con sus manos hechas puños a su camisa.


— ¿Por qué no me odias? — sonrío, esa reacción era buena. Era muy buena… dejó que sus lágrimas salieran por sus ojos, alzó la barbilla del azabache para que lo mirara a los ojos


— Porque te amo — trataba de mirarlo más las lágrimas no lo dejaban


— Yo… yo no lo merezco — su boca decía algo y su cabeza pensaba distinto. Se repetía y repetía que le dijera que él también. Qué haría lo que fuera por estar con él. Qué nunca volvería a cometer el mismo error


— No importa si lo mereces o no. Yo aun así te amo. ¿Y tú, Sasuke? —Sus hermosos ojos negros le decían que él también. Pero lo que necesitaba, era oírlo de sus labios, con su propia voz. Eso era lo que necesitaba.


Después de tantos años… por fin lo volvía a ver.


— Yo… — sentía un enorme nudo en la garganta — te amo — logró que sus labios y su garganta produjeran esas palabras. Lo había dicho, por fin. Por fin logró decir lo que sentía


Las manos del rubio acunaron su rostro ahora húmedo por sus lágrimas y las gotas de lluvia que escurrían de sus cabellos. Le sonrió con tanto amor… tanto que sentía que el calor inundaba su cuerpo.


— No sabes cuánto he esperado — besó sus ojos, sus mejillas y sus labios.


La lluvia había cesado. La gente que se resguardaba bajo los techos de negocios y casas retomaron su camino a casa. El dependiente de la tienda en la que aún se cobijaban dudaba de si interrumpirlos o no. Ya llevaba rato viéndolos y ya quería cerrar su tienda. Cuando vio las sonrisas de esos dos


— Jóvenes — ahora sí, ya podía cerrar. Su conciencia estaba limpia, lo mejor fue no interrumpirlos y dejar que arreglaran sus asuntos, si su querida Amy estuviera ahí, le hubiera dado una tunda por habérsele ocurrido molestarlos. De seguro fue ella quien dejó a los chicos encontrarse bajo el techo de su tienda.


Los chicos se alejaron de aquella tienda que les brindo protección de la lluvia.


El azabache se preguntaba porque razón estaba siendo arrastrado por el rubio. Naruto siempre había sido así de impulsivo y esta era la primera vez que se dejaba llevar por él. El rubio siempre había seguido sus órdenes al pie de la letra, ahora había cambiado. Dejaría hacer a Naruto, y empezar con él de nuevo.


Mientras el rubio pensaba si estaba haciendo lo correcto después de encontrar a Sasuke. ¿Por qué lo pensaba ya que estaba enfrente de la puerta de su casa? Dudas, a todos nos vienen en algún momento.


Alejo sus dudas, abrió la puerta y jaló al azabache a dentro ya que lo sostenía de la muñeca, tal vez por el miedo a que se escapara. Si se equivocaba… bueno, ya lo arreglaría en ese momento, por ahora lo único que quería era volver a tener a Sasuke en sus brazos, hundirse de nuevo en él, embriagarse en su aroma y ensordecer por su voz.


Sin decir palabra lo arrastró hasta el baño. Sasuke miraba lo que podía y trataba de no tropezar. Naruto parecía… salvaje, dominante y extremadamente sexy.


Estaban en el baño y Naruto se quitaba la ropa a prisa


— Te vas a resfriar — dijo a espaldas del azabache que no podía quitarle la mirada


— Ah… sí — se quitó la camisa que traía, estaba toda mojada


— Déjala ahí — señaló a un cesto azul donde había tirado su ropa


Camino a la ducha y abrió la llave del agua caliente. Dios, no podía ver a Sasuke, se sentía intensamente caliente. Cuando sintió el agua templada no aguanto más.


Sasuke se bajaba los bóxer cuando sintió que lo jalaban. Sus labios fueron apresados en un beso, desesperado. Apenas y pudo responder, Naruto termino por bajarle los bóxer y subió sus piernas a su cadera. Sasuke se aferró al cuello de Naruto para no caer. Y abrazo con fuerza el cuerpo de Naruto. Solo unos años habían pasado y sentía su cuerpo más fuerte y acentuado.


Naruto estaba duro, y él apenas su cadera choco con la erección del rubio gimió.


— Me vuelves loco — gruñó llevando a Sasuke a la regadera


— Tú a mí — respondió. Su espalda golpeo los azulejos del baño, tan frio y caliente a la vez. Su cuerpo se estremeció


— Sasuke — no necesitaba escuchar más. Su voz y sus ojos decían mucho más


— Naruto, no he estado con nadie más después de que te fuiste — el rubio se sorprendió. La verdad nunca lo hubiera imaginado. Abrazó al azabache


— Ni yo desde que te deje — lo había intentado, más nunca pudo.


— Hazme tuyo — acariciaba sus cabellos rubios y húmedos


— Te amo — besó sus labios y recorrió con sus manos su espalda bajando hasta sus glúteos, presionándolos


— Ahg —jadeó en la boca del rubio


— Vamos a la cama — dijo apenas y soltó la boca del azabache que asintió con la cabeza por la falta de aire.


Cerró las llaves de la regadera y arrastró a Sasuke hasta su habitación. Apenas y llegaron Naruto lo sentó en la cama y salió del cuarto. El azabache miraba la habitación en lo que esperaba al rubio.


¿Hacían bien? No lo sabía, pero necesitaba sentir la piel tostada del rubio, sus labios recorriendo su cuerpo, sus manos abrigándolo, su aliento envolviéndolo y su voz pronunciando sus te amo.


El rubio regreso, dejó algo en la mesa de noche y se sentó junto a él.


— Kuro está en el otro cuarto — acarició su pierna — ¿quieres hacer esto?


Para que preguntaba si ya estaban los dos desnudos en su cuarto y encima lo estaba acariciando. Seguía siendo un dobe.


— Dobe… mmm… — la mano del rubio subió hasta su pene y lo apresó


— Ya estas goteando Sasuke — se fue poniendo encima del azabache mientras lo recostaba


— Ah… no aprietes… tan duro… — apenas y podía hablar. Tan rápido se le había ido el aire, tan rápido su corazón latía, tan rápido quería que entrara en él y que dijera su nombre


— Pero así te gusta — besó su cuello y saboreó su piel. Aún lo recordaba, ese sabor adictivo del azabache, el que lo hacía perder los sentidos


— Naruto — se paró de golpe y miró a los ojos al chico debajo de él — ¿qué?


— Lo dijiste — apenas fue un susurro. El azabache entendió su reacción. Extendió sus brazos al cuello tostado y besó sus labios lentamente, delineándolos con su lengua. Ese hombre era suyo y ya nunca lo perdería


— Lo diré de ahora en adelanta, Na-ru-to — susurro contra sus labios — soy tuyo


¿Qué más podía pedir? Sasuke por fin decía su nombre. Aceptaba ser suyo.


— Te amo — besó sus labios una vez más de las tantas veces que lo haría esa noche


— Y yo te amo a ti — sonrió. Acarició las mejillas de Naruto delineando esas extrañas marquitas que tenía en el rostro


Naruto acogió una de las manos que estaban en sus mejillas se la llevó a los labios


— Te haré mío, una y otra vez hasta que nadie pueda borrar de ti las huellas que te dejaré. Para que no olvides que eres mío y recuerdes que yo soy tuyo


— Sí — fue su contestación. De ahí ya no hubo más palabras elaboradas ni oraciones compuestas.


Naruto exploró su cuerpo con sus manos, labios y ojos. Cada parte de él fue tocada de una forma tan lenta y candente que su cuerpo ardía. Sasuke trataba de pensar más no podía, lo único que estaba presente era sentir, sentir cada sensación que le regalaba Naruto.


El rubio tocaba sus pezones, los lamía, mientras escuchaba cada exhalación de la boca del azabache que agarraba sus cabellos rubios con una de sus manos y la otra sostenía la sábana. Dejó sus pezones y bajo por su vientre, repartiendo besos.


Una de sus manos viajo a los muslos, donde desenterró esos lugares sensibles del azabache y que él no olvidaba. La otra buscó uno de sus brazos acariciándolo de arriba abajo.


Volvió a subir y besó los labios, jugó con la lengua del azabache, la compañera que había extrañado. Sin dejar sus labios buscó con su mano lo que había traído y untó sus dedos con el líquido.


Sasuke solo sintió una punzada cuando el rubio había hurgado en su interior. Lo tenía tan entretenido con sus labios y su mano en su entrepierna que no se daba cuenta de todo el dolor que sentía en ese momento. Inundado por el placer de las maravillosas emociones que lo aturdían.


Era algo nuevo, algo enteramente pasional. El amor era tan vehemente que no lo creía. Las noches en las que iba de cama en cama y creía que era más fogoso, no se comparaban en nada con lo que sentía en este momento. Su cuerpo ardía y exigía que lo calmaran.


Sus caderas se movían contra los dedos de Naruto, pero necesitaba más, mucho más


— Naruto — su voz jadeante, suplicante. Él tampoco resistiría más, un Sasuke tan apasionado lo estaba volviendo loco.


Sacó sus dedos, abrió más las piernas del azabache, se colocó en una posición más cómoda y entró en él, lentamente para no lastimarlo


— Abrázate a mí — Sasuke hizo caso y entrelazo sus manos por la espalda del rubio que entraba en él


— Ngh


— Muérdeme — así hizo — ya casi


— ¡Ahhh!


— Grrr — tan estrecho y sofocante. De verdad no se había acostado con nadie en tanto tiempo — Sasuke, relájate


— Esp… — la falta de oxígeno sumado a que Naruto no dejaba de masajear su miembro no ayudaba — me voy… a venir… si no…


— Oh, jajá. Lo siento — seguía siendo un dobe


— Ya puedes — al escuchar esas palabras, comenzó a moverse despacio, saliendo un poco y entrando después


— Más rápido — movía las caderas y con sus manos recorría la espalda del rubio, sus pies apresaron la cadera del rubio, enterrando sus pies en sus glúteos haciéndolo gemir


— ¡Dios Sasuke! — Con eso Sasuke se estremeció


— ¡Ahí! — Sus manos terminaron en los hombros del rubio que lo sentó de golpe sobre él — ¡Ahh!


— Así te puedo ver mejor — pasó su lengua por sus labios — y saborearte mejor


— Espe… ra dob… be… ¡ah! — Naruto lo movía arriba y abajo y besaba su cuello. Sus manos viajaban por su cuerpo y su boca bajaba hasta su pecho


— Muévete — susurró a su oído


— Mng… dobe… — se sostuvo de sus hombros y subió su cuerpo. Era fácil decirlo, pero hacerlo… aun así lo hizo — ahh… Naru…


Naruto lo sostenía de las caderas ayudándolo en su sube y baja. Atrapó sus labios cuando sintió como se contraían las paredes que lo apresaban. El azabache estaba cerca y él también. Los movimientos se hicieron más rápidos y cogió entre su mano el miembro que palpitaba y goteaba.


— Naru… to…


— Di mi nombre… cuando te vengas… — volvió a besarlo


Lo mejor del sexo era cuando había amor de por medio. La forma más primitiva, instintiva y natural de entregarse a otra persona. Y cuando llegaban juntos a la cúspide era como tocar el paraíso.


Justo en ese momento ambos experimentaron ese placer ancestral que era transmitido en los genes. Sus cuerpos estallando, entrando juntos a ese cielo. El cenit, la cumbre, simple y extraordinario. Sus almas encontraron el lugar a donde pertenecían. Con quien soñaban.


— ¡Naruto!


— ¡Sasuke!


Sus nombres en voz del otro. No necesitaban más… solo ese momento.


Al menos por ahora…


Cayeron rendidos en la cama. Juntos, se quedaron dormidos. Naruto aun dentro de Sasuke. Sasuke abrazado a Naruto. Su sueño fue vigilado por la luna a través de la ventana, hasta que despertaron.


— ¿Qué me miras tanto? —pregunto Sasuke al darse cuenta que Naruto lo miraba fijamente con una sonrisita mientras movía sus cabellos


— Te ves hermoso — el azabache se sonrojo


— Dobe — Naruto ensanchó su sonrisa. Su mano dejó los cabellos negros y viajó por el vientre pálido hasta la entrepierna, donde entretuvo su mano — mmm… ah…


— Todavía nos falta mucho Sasuke — besó sus labios


— Ahh… Naru… mmm… — sentía como el miembro de Naruto que permanecía dentro de él crecía.


Tenían mucho tiempo para disfrutar, comenzar una vida nueva, con cambios en sus rutinas y volver a andar una vez más en esa senda, pero esta vez, juntos.


El tiempo sin verse, nunca lo recuperarían. Más había otro montón de tiempo que los esperaba.


Y en esa noche larga un gatito negro se rascaba la puerta cerrada que lo mantenía atrapado entre cuatro paredes. El olor de su dueño y otro lo habían despertado de su sueño. Quería verlo y por más que maullaba, lo ignoraban.


— Mauuuu — la noche era larga. Tendría que esperar hasta la mañana…

Notas finales:

¿Qué les pareció?

Espero les haya gustado. Gracias por leer

No sé que más decir.

Nos vemos


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