Me miras y sonríes malicioso, lo tomas de la mano ¿Por qué lo haces?
Me observas, llevas los perfectos brazos tuyos a su rostro y le susurras algo al oído. Cualquier estupidez que por tercera vez en la noche no logro descifrar, que no daría yo por saber que dices, lo mataría por saber y a ti por ocultármelo ¿volverme loco es lo que quieres? ¿Por qué lo haces? ¿Puedes ser feliz con ello? ¿Puedes hacerme feliz con esto? ¡Dime! ¿Puedes serlo?
Detienes tu acto y me das la espalda ¡cuán endemoniadamente hermosa es tu figura! ¡Benditos los que te engendraron!
Inventaría la manera de eliminar la perfección de ángel que tienes y así arrancarme de la piel este deseo por poseerte que siento, de envolverte en sombras. Me observas sonriente y dejas que de la cintura te tome y mientras le estampas uno de esos característicos besos tuyos. Me observas sarcástico. Esos asquerosos y maliciosos besos que solo das a tus acompañantes de momento. Que por ser el primero a mí nunca me darás.
Un puto, eso es lo que eres. Eso es lo quieres…
Y luego de la exitosa explosión de celos que causas en mi comienzas de nuevo con tu juego. Vamos, dame algo mejor que el deseo.
Intentas llevarme a casa de tus padres ¿Por qué? Para tranquilizarme seguro, pero no soy un títere más de tu maligna silueta y tus hilos de seducción ya no pueden atarme. Es estúpido que lo hagas. Tus padres no me quieren y a ti tampoco ¿desde cuándo ser gay es un pecado? ¡Desde cuando! Desde que tú naciste supongo. Desde que yo lo hice tal vez. Para tus padres todos somos pecado, somos sangre corrompida y mierda que en un descuido de Dios quedo tirada junto a la preciosa creación.
Y quizás si seamos la basura de esta humanidad de mierda ¡Ojala lo fuéramos! Así podríamos amarnos en nuestra porquería, indecentes como tus ojos nos ve o quizás somos animales con falta de razón, que se mueven por instinto. Por las ganas de sexo que causas en mí y en todos los que te observan.
Me llevas a otros lugares esos a los que siempre frecuentas, con tus amigos a los que tanto odio por superficiales y vanidosos. Ninguno vale la pena para ti, aunque siendo realista encajan perfectamente con el ridículo en que te has convertido y al que hace tres años yo no amaba. No eres el mismo Kevin, no somos los mismos. Como odio a tus amigos, los odio por hacerte un estúpido hecho de mierda y desilusión. Por no tenerte entre mis brazos. Como te odio.
Pero descuida a nadie a quien odie más que a ti y no desesperes que siempre serás mi favorito. Mi mierda preferida.
Sigiloso como una víbora les coqueteas a todos a tu alrededor. En mi cara, en mis propios ojos ¿para esto me llevas contigo? ¿Para burlarte de mí? ¿Para verme la cara de estúpido? Conténtate mi amor, que la cara la cara de puto la tengo puesta desde que te conocí.
Y ni te preocupes del qué dirán, todos saben lo que digo ¿de alguna manera tienes que pagarlo cierto? De alguna manera tienes que pagar mi maldición. Nuestra tortuosa, intensa e insignificante maldición.