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Soul por wearkagain

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Notas del capitulo:

Hola a todos mis amantes de la lectura y del buen gusto; aquí les traigo un minific que continua del One Shot - Eyes On You, que la encontraras en mi profile.

Agradezco a mi dulce Beta Heart a Mess quien me ha ayudado mucho con mis horribles errores xD ¡Gracias guapa! Les aconsejo ir a su profile y leer sus fics, ¡Son geniales!

Sin más, disfruten:

–Más, más, ¡Más! –Un brillo para nada inocente apareció en los ojos azules de su ente, mientras que él boqueaba y lanzaba perjurios en busca de aire. ¿Cómo habían llegado a eso? ¡Lo iba a matar! ¡Maldito cejas rizadas!

Sanji había pasado a penetrarse sobre su falo mientras dormía; fue rudamente, sin previo aviso ni preparación; por lo visto disfrutaba del dolor. El muy maldito sólo se había lanzado encima suyo cuando aún estaba en el mundo de los sueños. Fue consciente de cómo su miembro había recibido aquel calor infernal;  casi le causa un paro cardiaco.

– ¡Bendito sea, Dios! Tienes la mejor polla entre todos los mortales – Gramó  con ganas el rubio. Y ahí estaba de nuevo la causa por la que el no-demonio-ni-ángel estaba allí con él. Estaba allí porque ‘esos dos seres’ le habían creado no-se-para-que-coño… tal vez para follarlo hasta desgastarlo y matarlo, en el peor de los casos. A fin de cuentas, llevaba dos meses conviviendo y aceptando con gusto los placeres, pero… no todo es color rosa, como decía Robin. El muy jodido estaba más cachondo de lo normal y le pedía que se lo tirara por lo menos cuatro veces al día. ¡Al día!

Cualquiera diría “¡Qué suertudo!” Venga, eso lo había pensado incluso él. Hasta que se volvió demasiado, demasiado…Le daban calambres, no le dejaba comer en paz; exigía que, una vez acabara las clases, fuese directo a la habitación si no quería que le ocurriera un accidente; por último, lo asaltaba en sus momentos de inconsciencia. ¡Terminaría matándolo! 

– ¡Mierda! –Gruñó guturalmente cuando esas paredes lo succionaron, hasta el tope, vaciándolo, ordeñándolo y sacándole hasta el alma. Llevó ambas palmas a las posaderas del rubio, quien se reclinaba hacía atrás, levantando su rostro con una sonrisa más que alegre.

–Exquisito –Dijo este ¡Sin una pizca de cansancio! –Oh Zoro, te has venido demasiado –Intentó protestarle pero su voz estaba ronca y reseca. Los ojos azules cayeron sobre su rostro y le dedicó una sonrisa altanera –Perdona, creo que llegaras tarde a clase –Le guiñó.

Lo empujó sin cuidado, maldiciendo al sacar su miembro del ano del otro que comenzaba a reírse y rodar sobre su cama. Con fuerza se levantó, casi tambaleándose y se fijó en la hora – ¡Joder! –Corrió y se puso un bóxer encima y el resto de ropa que había en su cajón. En ese tiempo el rubio se había detenido y miraba con fijeza el techo –Volveré más tarde –Avisó y de inmediato salió echando la puerta con rudeza.

Ojalá no se perdiera.

Z&S

Una vez cerrada la puerta el rubio se quedó en completo silencio. Nuevamente estaba solo. Solo. Apretó la mandíbula y en un acto de furia rasgó las sabanas; era de esperarse, odiaba cuando el peliverde se ausentaba y él debía de quedarse allí a esperarlo. Había sido un acuerdo entre ambas partes.

Sonrió en mofa.

Anteriormente, cuando había puesto sus pies sobre Roma, el aroma lo había atraído como una abeja a la miel. Era embriagante, dulce y repugnante a la vez; una mezcla singular que pertenecía a un alma en particular. Había saboreado sus labios lascivamente y sólo fue seguirlo hasta encontrarlo… cerca de la enorme y santa iglesia.

Aquello lo extrañó. Se suponía que él había sido creado con la intención de ‘Arreglar’ a los humanos no creyentes. Entonces ¿Por qué un hombre que asistía a ese lugar? Quiso preguntarles, pero sabía que ellos nunca le responderían, sólo esperaban a que hiciera su trabajo… por instinto.

Sólo fue espiarlo tras el edificio donde descubrió que pasaba la noche y entonces lo supo, era especial. Y lo asustaba, vaya que lo hacía. Murió y renació de gozo ante las palabras “ángel maldito”, todo un poeta. Y se había decidido: Ese hombre enorme y de cabellera verde sería suyo, aprovecharía para absorber su alma y olvidaría su objetivo principal de purificación.

Porque ese era su trabajo, purificarlos, hacerlos creer y, si no lo hacían, se convertían en una perfecta cena. Pero Zoro, ese hombre seguía siendo especial… no quiso retirar la totalidad de su alma. Tanto por gusto como por temor, su alma era diferente.

Y el colmo fue verlo con la hermosa fémina de cabellera negra. Apartarían a su alma, el alma que tanto ansiaba probar. Era SUYA.

 

 

Entonces lo comenzó a exprimir, poco a poco,

Poco a poco.

Poco a poco.

Deliciosamente, llenándolo de placer y cansancio…

Hasta volverlo suyo. Todo suyo.

 

Con un suave movimiento los destrozos desaparecieron, dejando todo como antes. Se acercó hasta el cajón de su ropa y extrajo unos pantalones de franela a cuadros y una chamarra azul GAP ajenas. Invocó unas pantuflas de conejo y sin prisa se retiró de la habitación.

Si hubiese sido corporal y visible ante cualquier ojo humano, el chico de cabellera negra y ojeras lo hubiera  estrellado y llevado por delante. La sensación de un alma llena de odio y rencor le hizo estremecer. Lo siguió con la mirada hasta que lo vio desaparecer escalera abajo.

–Nada mal –Se dijo y contuvo una risilla ante un gruñido demoniaco.

Miró a la ventana y justo ahí se encontró con un ser enorme, de cabellos rojos como llamas, ojos inyectados con  sangre de bruja, mitad humano y mitad cabra, echando humo por sus fosas nasales.

–Un demonio…

–Aléjate de mí presa, asquerosa rata putrefacta –La voz, o voces en ese caso, fueron estridentes y de cantos entremezcladas.

–Qué lengua, Eustass –Comentó burlón –Tiene sentido que busques ese tipo de almas.

–Si ya lo sabes, vete de aquí.

–Para tú información, enorme vaca –Lo vio fruncir el ceño y rechinar los dientes –También estoy de servicio.

–Ja, insensato ¿Cuándo planeas digerir todo su ser y largarte de una buena vez? –Eso fue un golpe bajo.

–Mi trabajo no posee tiempo límite. Puedo tomarla cuando me plazca.

–No te encapriches, mestizo, o tus padres se enojarán –Y con una carcajada se esfumó de sus narices, inundando el lugar con un olor cítrico y empalagoso. Se había quedado con las ganas de avisarle que su ángel aún acompañaba a Trafalgar, no lo había abandonado como a otros. Como a su Zoro, su ángel protector había desaparecido para luego ser reemplazado por otro.

Paseó por el edificio encontrándose con todas las almas pecadoras, porque ¿Para qué mentir? Todos pecaban. Pero ese no era problema suyo, para nada. Regresó a la habitación y no fue sorpresa encontrarse con esa pequeña, esa dulce niña quien cuidaba de Zoro. SU ALMA.

–Te estabas tardando –Le saludó de esa manera.

Hizo una suave reverencia –Perdóneme señorita, no había sentido su presencia.

–Mentiroso –Refunfuñó.

– ¿A qué se debe su visita?

–Zoro.

–Está en el pabellón.

–Lo sé.

–En ese caso, volverá hasta pasadas las cinco de la tarde. Nunca almuerza aquí.

–Lo sé –Sonó deprimida.

–Disculpe mi atrevimiento, pero creo que debería de dejar de intentar –La niña lo miro furiosa.

– ¡Nunca!

–No es necesario gritar. No luce en una dama como usted.

La menor agachó su rostro y luego levantó la mirada dejándolo ver esos pozos oscuros pero encantadores –Por favor.

–Ya hemos discutido esto.

–Pero… No quiero que se quede vació como un maniquí.

–Estará bien. Estará conmigo.

– ¡Estará en el limbo! Ni el cielo o…

–El infierno –Dijo en un susurro bajo. La pequeña se estremeció.

–Por favor, te lo ruego.

–No es apropiado que un ángel me ruegue…

–No eres un demonio –Apretó los labios y asintió –Sanji… soló… inténtalo, por favor. Y si no lo consigues…

–Es mío. Y ya es hora de partir, debes de estar en otro lugar y no aquí –La niña le miro lastimada y sin más, asintió –Hasta pronto, Kuina.

Y alma se distorsionó.

Z&S

Cuando Zoro regresó Sanji lo asaltó con otras dos rondas de sexo. El hombre lucía cansado pero aún con energía para mantenerse despierto.

–Zoro –Le llamó.

– ¿Um? –Lo vio parpadear.

–Tú… ¿Crees en el Satanás? –Lo vio levantar una ceja inquisitiva –Sólo responde.

–No.

– ¿Y Dios?

–Pffff ya sabes mis respuestas ¿Acaso has perdido la memoria? –Sonrió divertido y mordió su tetilla en venganza por su insolencia – ¡Au!

–Eres un bastardo –Beso la zona dañada.

–Mira quién ¡Aún! –Volvió a morderlo – Habla –Lo vio bostezar y con un suave toque las luces se apagaron a su alrededor.

–Zoro.

–… ¿Um?

– ¿Qué hay de tú familia? ¿Dónde crees que estén? –Sólo esta vez, lo intentaría.

–Ummm… donde ellos creen que irán. No me importa, nunca se molestaron con mis decisiones… Y eso tiene que ver cuando me mandaron aquí por trabajo.

–Quiere decir que si alguno creía en la Valhala, ¿iría hasta ahí a comer con todos los dioses nórdicos?

–Estoy cansado, cállate de una buena vez.

Se río, mas esta vez no lo magulló.

–Zoro.

– ¡Joder! ¡¿Qué sucede?! Hoy estás muy hablador.

Volvió a reír. Lo miró a los ojos, los cuales comenzaban a cerrarse de a poco – ¿Eres mío?

El silencio se hizo presente, más una mueca irritable y una sonrisa aparecieron frente a su visión –Tuyo… Ahora, duérmete de una buena vez.

Sanji dejó de insistir, estaba más que feliz ante su respuesta y sólo tal vez, soló un poco, sintió pena por la niña. Pero era suyo, su alma.

Los ronquidos no se hicieron esperar y con una mueca de triunfo sintió cómo al lado de su habitación, cálida y con olor a sexo y sudor, se libraba una batalla entre dos seres fieros que luchaban por un alma que, o podía padecer o salvarse.

El alma de Trafalgar Law estaba siendo peleada entre Eustass, su demonio, y Rocinante su ángel. 

 

 

Apostaba por el rubio. Siempre le había caído mal el pelirrojo.

 

THE END. (¿?)

 


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