Fue el vivo ejemplo de “Cuando el amor ataca, no hay quien lo contenga.” Porque en ese momento, desde que se dio cuenta que estaba enamorado, nada, absolutamente nada, podía detener ese sentimiento que cada vez fluía más y mucho más.
Podría estar equivocado o simplemente confundido, pero sabía que desde ese día, nada era igual. Su relación con Mello cambió radicalmente de un momento a otro, porque era así, estaba enamorado de él.
¿Cómo fue que eso le pasó? Ni él lo sabía explicar con exactitud, sólo sabía que ya no lo veía como un simple compañero o amigo, sino como alguien más a quien querer y brindar su total apoyo.
Sonaba extremadamente cursi, sacado de las novelas que las madres miraban, pero estaba siendo honesto y era eso lo que le estaba ocurriendo.
Nunca se dejó llevar por cosas tan empalagosas, de hecho, el estar enamorado era casi un tabú para Matt. No obstante, ahí estaba, perdidamente confundido por una persona que, casualmente, era de su mismo sexo. Buen gusto, Mail Jeevas.
Tranquilamente podía ir corriendo tras Mello y decirle de sus sentimientos, pero tenía dos inconvenientes que le estaban impidiendo hacer lo que tanto anhelaba. El primero: no estaba del todo seguro de que si eso era “Amor”. Y segundo: Near.
¡Así es, Near era un inconveniente! Sabía que no era de dejarse llevar por sensaciones así pero, ¡cielos, qué estaba celoso! Odiaba demasiado tener que estar así, porque no lo era en realidad. Lo reconocían por ser amigable con los demás, pero, ¿ser celoso? Empezó a creer que el amor era una porquería. Cambia completamente el pensar de una persona.
Volviendo al asunto principal… Near. ¿Por qué celos de él? Era simple. Mello tenía ese complejo de sentirse inferior siempre que veía o sentía que algo era mejor que él mismo. Entonces, cuando se topaba con Near, pues se transformaba hundido en cólera.
Recordaba cuando la principal meta del rubio era estudiar e irse del orfanato lo más rápido posible, pero desde que conoció a Near no dejó de pensar en él y que tenía que hacer todo para superarlo. La competencia era realmente mala, no llevaba a ninguna parte, pero Mello no quería creerle y sólo buscaba vencer a su rival.
Lo gracioso de todo eso era que Near se diviertía. Era como si estuviera manipulando a Mello de la forma que se le pegaba la gana. Bueno, el chico no le caía mal a Matt. Hubo una época en la que solía hablarle seguidamente, pero eso era antes. Ahora simplemente le molestaba ver a un Mello completamente metido en el juego del menor.
Y es por eso que estaba celoso… Mello dedicaba su tiempo por y para Near. Ya no le prestaba atención, no jugaba con él. Eran escasas las veces que entablaban una conversación civilizada.
Siempre que charlaba con él tenía que tener cuidado con sus palabras, porque hay algunas que eran clave y que hacían trabajar la mente de Mello para recordar al albino. Un ejemplo tonto sería: “Estuve leyendo un libro en la biblioteca”. Y automáticamente Mello pensaba en Near y que era más inteligente y… Ah, Mello.
No pensaba que era un idiota. Sólo lo veía como una persona impulsiva y competitiva. Claramente Mello no quería verse opacado por Near. No había que culparlo, ese chico era muy sabio y hasta a Matt le sorprendía. Pero el saber que no era una rivalidad sana le era difícil. Mello estaba descuidando muchas cosas, Matt entre esas. Y a pesar de todo, él seguía estando a su lado.
Había veces en las que se alegraba de ser Mail. A pesar de que lo ignoró o no lo tomó en cuenta, sabía que él nunca se enojará así como lo hacía con Near. A diferencia de él, Matt era su fiel amigo.
“¡Ah, Mail! ¿Qué cosas piensas? ¿Tú, comparándote con alguien más? Cielos, he caído bajo.”
–Eh, Matt –Lo llamó Mello desde afuera de la recamara. Luego entró y se sentó en el sofá, su preciado sofá.
– ¿Qué pasó? – Le preguntó el aludido. Aunque estaba metido en los videojuegos, siempre tenía oídos para él.
–Hoy no podré jugar a la consola contigo… – ¿Qué? ¿Escuchó bien? Decidió calmarse un poco y seguir la conversación.
– ¿Ah, no? ¿Y por qué? – Volvió a cuestionarle al rubio. Pero ya sabía cuál es la respuesta a eso, vamos, era obvio.
–Tengo que estudiar.
– ¡Wao, qué novedad, Mello! – Lo dijo de la forma más sarcástica posible. Al carajo si se molestaba con él.
–Vete al diablo Matt – Se paró del sofá, recogió una barra de chocolate y se marchó a la famosa biblioteca. Seguro que Near lo esperaba para estudiar.
Cuando escuchó que cerró la puerta, se encogió y se abrazó a sí mismo, dejando atrás la importante partida que estaba jugando. “Mello… Mello, joder, ¿por qué eres así conmigo? ¿No sabes que esas palabras ahora me lastiman?” Pensó, mientras se aferraba a sus propios brazos…