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La ultima vez por La de cabello cafe

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Notas del fanfic:

Los personajes le pertenecen a Kishimoto-Sama, si me pertenecieran a mi, habrían muchas escenas indecentes en el manga.

Notas del capitulo:

Bueno, a leer, espero & sea de su agrado. :)

La tarde se desvanecía y la noche amenazaba con caer, un joven rubio caminaba preocupado a un paso veloz por la banqueta, aun lado de los grandes edificios de la ciudad. Su nombre era Naruto Uzumaki, dejo su tranquila y pacifica vida en un pequeño y alejado pueblo del estado para probar suerte en la capital. El motivo de su intranquilidad era ni más ni menos que el conseguir un trabajo pronto, era su tercer día en la zona y el dinero se le estaba agotando muy rápido, su madre estaba gravemente enferma en el hospital del pueblo y no pida pasar mucho tiempo en esa situación, conseguiría un empleo cueste lo que le cueste, sin impórtale de que sea, mientras le deje el suficiente efectivo como para mantenerse vivo a él y principalmente a su madre, su única familia, solo así estaría en paz.

El cielo se tornaba más oscuro y el pobre chico ya había recorrido todos los lugares, cada tienda, cada industria, cada comercio, cada lugar que le diera una esperanza de trabajo, sin éxito alguno, como apenas tenía los escasos dieciocho años y carecía de experiencia alguna ninguna empresa o sitio lo quería contratar. Ya casi resignado y decaído, se iba a dar por vencido cuando al dar la vuelta por una calle de la avenida se encontró con un llamativo edificio frente a él, era una especie de antro exótico y en la ventana se encontraba un letrero donde se solicitaba empleados, más bien para ser exactos meseros, la vacante era única, solo contrarían a una persona, la alegría volvió a su cuerpo al ver dicho anuncio y sin pensarlo dos veces salió corriendo hacia el lugar, quitando el letrero de la ventana Y entrando al local.

Al entrar las luces danzantes y coloridas se estrellaron en sus ojos, nunca había estado en un lugar con tanta luz y tan vivido. Tratando de enfocar la vista y adaptarse a la luz, pudo ver los adentros del sitio, era un lugar muy refinado y lujoso a primera vista, había varias mesas contemporáneas hechas de caoba,  sillas con cojines de seda, algunas bellas estatuas de mármol adornando el lugar y unos cuantos jarrones de miles de millones de dólares en varias estanterías, mini acuarios pequeños con exóticos peces de muy cautivantes colores tampoco podían faltar, en fin el antro en si era demasiado extravagante, solo gente de clase alta, como empresarios o hijos de padres millonarios podían entrar a dicho lugar y sentarse a beber una copa del mejor licor, que de seguro tendría un precio desorbitado.

Recorre el lugar despacio, observando hacia todos los lados, inspeccionando cada rincón, desde niño siempre ha sido muy curioso y ese don a un permanece con él. El lugar estaba vacío, al parecer aun no abrían, pero faltaba poco para que lo hicieran. Empezó a buscar a alguien que lo pudiera atender, hasta que se chocó con una puerta, una grande y sólida puerta, con una placa en la parte superior donde se podía leer la palabra ‘’gerente’’, supo que estaba en la parte correcta y no dudo en tocar la puerta, tres golpes y alguien abre.

— ¿Quién es? ¿Qué quiere? No comprare nada de su porquería… si es que vienes a venderme algo. —dijo una voz dura & seria, desde adentro de la oficina. —

— ¡No! No es nada de eso, señor —respondió con una pequeña risita—

— ¿Entonces qué quieres? No tengo todo tu tiempo, mocoso.

—Este… yo…. ¡No soy ningún mocoso, señor! Yo…. Solo vengo por el anuncio de empleo que estaba fuera de este antro, busco al dueño quiero hablar con el… con esa educación dudo mucho que este sujeto lo sea —pensó esto último algo molesto—

—Estás hablando con él, idiota...

—… —se sorprendió, para luego avergonzarse por lo mal que le había contestado a única persona que le podía tal vez proporcionar un empleo—

 

Sale del pequeño cuarto, un hombre de larga y negra cabellera, vestido con un elegante pero casual traje negro, a pesar de traer puestas unas gafas oscuras, su cara detonaba ser de muy pocos amigos.

 

—Muy bien… —suspiro—  ya me hiciste salir de mi pacífica y tranquila oficina, ahora… ¡¿Por qué NO MEJOR TE VAS A LA…?! —se quita los lentes para poder apreciar mejor a la persona a la cual le estaba gritando—

—…. —se queda helado y trago saliva al ver la actitud del dueño, nunca debió de entrar a ese lugar, no sabía el tipo de gente que albergaba en ellos, podían ser mafiosos, gente sin escrúpulos dispuesta a todo, era lo que pensaba en esos momentos— yo… lo siento mucho, señor… no quería… —dijo asustado—

—Oh… —se queda viendo al rubio con detenimiento, nunca había visto a un joven tan bien parecido, con esos finos rasgos bien definidos, con un cuerpo tan escultura digno de un doncel, con esa mirada tan cautivadora y llena de luz, aunque en esos momentos fuera invadida por el miedo, en fin era sorprendente— discúlpame tu a mí, chaval, no te había visto bien, pensé que eras uno de esos imbéciles que... ¡Bueno en fin! Entonces vienes por él puesto de mesero ¿no es así? — Su expresión facial cambia radicalmente por la de una pequeña sonrisa y se vuelve a poner los lentes—

—Sí, señor. —Contesta firme, pero a la vez un poco anonadado por el asunto del cambio de humor repentino—

—No me hables de señor… tampoco estoy muy viejo ¿o sí? —Se quita las gafas otra vez, acercando su cara a la del ojiazul, mientras lo miraba fijamente a los ojos—

— ¡No, como cree! Usted se ve muy bien conservado señ…

— Madara, mi nombre es Madara Uchiha y no me hables de usted no creo que sea necesario, chaval.

—Oh está bien… —lo miro fijamente— ¡Ah! mi nombre es Naruto Uzumaki —le dio la mano, como le habían enseñado sus humildes padres—

—Mucho gusto… Naruto —respondió al saludo—

— ¡El gusto es mío!

—Ya veo, eres un chico muy entusiasta —le dedico una sonrisa— eso es lo que necesitamos en este lugar, ya sabes para que el antro crezca, para que más gente venga por el buen ambiente a este nuevo lugar, no hay duda, Naruto estas contratado, puedes empezar ahora mismo.

—¡¿Qué?! —Respondió sorprendido— ¿ahora? ¿Ya?

—Sí, ahora, ya, ¿o hay algún problema?

—No, ninguno, me parece bien —soltó una risita nerviosa—

—Me alegra escuchar eso, ¡Gaara! —Grito, volteando en otra dirección—

—¿Qué desea señor?

 

Un joven de la misma edad que el rubio se presentó en el lugar en donde estaban el dueño y el nuevo personal, era de unos cabellos rojos muy brillantes y sedosos, tenía unos grandes ojos verdes muy cautivantes, el uniforme que traía este muchacho dejo boquiabierto al ojiazul, conformaba de un solo chaleco negro, un poco más arriba del ombligo acompañado de una llamativa corbata roja, y los pantalones eran igual de un color negro fuerte pero eso sí muy ajustado al cuerpo.

—Tráele un uniforme enseguida. —ordeno el pelinegro—

—Claro señor, no me tardo.

—Oh, entonces así será mi uniforme… —dijo confundido—

—Así es, ¿o prefieres usar algo más osado? —señalo con la cabeza a otro mesero del lugar, el cual, sin pudor alguno, estaba casi desnudo, solo un diminuto delantal color rojo le cubría su zona noble—

— ¡¿Eh…?! —Retrocedió sorprendido— no, no —negaba con las manos—  así estoy muy bien, no se preocupe.

—Está bien, como quieras.

—He… tengo una duda…

— ¿Cuál? —volteo a verlo—

— Em… ¿por qué usan los demás meseros esos atuendos tan… reveladores?

— ¿He? ¿Es enserio? Estas en un Boy bar, chico, ¿Qué esperabas?

—Oh claro… —respondió algo confundido, no tenía ni de lo que hablaba el pelinegro, como no salía mucho de su pequeño pueblo— que cosas más raras hay en la ciudad…— pensó.

—Eso sí, es uno de los bares con más buena reputación de toda la ciudad, no cualquiera puede entrar aquí y como te habrás dado cuenta solo elegimos al mejor personal para atender a nuestros importantes clientes, por eso es que estas contratado… —le toca el hombro provocativamente—

—… —voltea nervioso, repentinamente al ver la acción del ojinegro—

—Señor —se acerca el pelirrojo, con el uniforme doblado en las manos— aquí esta lo que me solicito—

—Muy bien, dáselo a tu nuevo compañero, Naruto.

—Aquí esta —le entrego las cosas— es un placer tenerte aquí, Naruto—

—Oh, gracias, Gaara, ese es tu nombre ¿no?

—Así es. —asintió sonriendo—

— ¡Ya basta de charlas! Gaara, ve a limpiar la barra, que ya casi vamos abrir —dijo con total serio el dueño—

—Como usted diga —hace una pequeña reverencia y se retira con rapidez—

—¿No te vas a probar el uniforme, chaval? —volteo a ver al rubio—

—Claro, claro… em me podría decir ¿Dónde está el baño, señor… Madara? —Al decir esto último recordó lo que le habían dicho anteriormente el pelinegro— perdón, no puedo evitarlo.

—… —dio un suspiro— no importa, el baño de empleados está aún lado de la barra, a la izquierda, te espero—

—Gracias, no tardare. —sonrió—

 

Camino en dirección al baño, entro a este, colocando el cerrojo después de él.

 

— ¡Wow! no puedo creerlo… —dijo para sí mismo, muy entusiasmado— por fin lo he logrado… —bajo a un susurro— ya tengo un empleo —dio un pequeño grito y prosiguió a cambiarse—…esto donde rayos va?

 

Con un poco de dificultad logro ponerse el uniforme reglamentario. Salió del baño algo incómodo ya que la ropa era sumamente pegada a su delgado cuerpo, no estaba acostumbrado a eso.

 

—Pídele al encargado de las bebidas que compre 4 cajas de… —el pelinegro se encontraba conversando con un empleado cuando vio que se acercaba él rubio— licor, ¡anda vamos! —dijo apurándolo—

—Claro —respondió retirándose—

—Oh… te vez muy bien, Naruto —lo miro de arriba hacia abajo, lentamente, cada centímetro de su cuerpo era desnudado en la cabeza de este— yo diría que demasiado bien.

—… —se sonrojo un poco incómodo—Gracias.

 

Del otro lado de la calle del bar, se encontraban en un lujoso auto de color negro, último modelo, evaluado en más de 4 millones de dólares, los dos únicos hijos del prestigioso matrimonio Uchiha, Itachi, siendo este el mayor y Sasuke, junto a ellos se encontraba un primo cercano de la familia, Sai. Conducían hacia el nuevo antro de la ciudad, hoy era la gran re-apertura y ellos querían ser los primeros en estar ahí, en probar el ambiente y divertirse un rato.

 

—Estaciónate a la derecha, hermano—

—No me digas que hacer, Itachi.

— ¡Ha! Por fin llegamos —dijo sonriente, mientras se bajaba del coche, Sai—

 

En la entrada del extravagante bar, estaba el cadenero, un hombre alto y musculoso, con un traje negro y unas gafas oscuras,  de cabellera plateada & una máscara que cubría la mitad de su rostro, era el cadenero.

— ¡Ey! ¿Qué tal? Desde hace tiempo que no te veía por estos lugares, Itachi.

—Ya vez, Kakashi viejo amigo —se acerca y lo saluda, cálidamente— no sabía que ahora trabajabas aquí.

—En realidad nunca he trabajado, bien lo sabes, pero tuve una riña muy fuerte con mis padres y ahora si acabaron por echarme de la casa, además de que les negué rotundamente ser el abogado estrella como es costumbre en la familia, tuve que dejar esa vida loca que llevaba de fiesta en fiesta y empezar a ser responsable, fue difícil para mí encontrar un empleo decente y… bueno eso paso ya hace tiempo… ¡pero mírate tú, te vez muy bien, amigo!

—Me hubieras avisado, yo te hubiera acomodado en un puesto en la empresa de mi padre y no tuvieras que estar de… simple cadenero.

—No están malo como piensas, Itachi. Quería por fin hacer algo por mí mismo y demostrarles a mis padres que están equivocados. Ahora estoy en prácticas, muy pronto me darán mi cedula y podre dejar este lugar para poder enseñar en la prestigiosa universidad de la capital.

—Oh, eso me parece muy bien, Kakashi, me alegro que nunca abandonaras tu sueño de enseñar. Ahora vengo con mi hermano y un primo cercano —volteo a verlos— espero y pronto nos pongamos en contacto para platicar con más calma—

— ¡Claro! ¡Claro! Pasen chicos —abrió el pase al lugar—

 

 

 

—Entonces anotas lo que se te pide en esta pequeña libreta y…

Del otro lado del bar, dueño le estaba explicando al rubio como actuar con los clientes y servirles cómo se debe.

—Oh, hay vienen tus primeros clientes —ve a tres jóvenes azabaches sentándose en unos cómodos sillones y pequeños sillones, con las manos sobre la mesa— creo que ya sabes todo lo que tienes que saber, ¡andando!

—Sí, señor —dijo con voz firme y entusiasmada—

—… —soltó una pequeña risa—

—Tranquilo, Naruto… —pensó algo nervioso— solo tómales la orden y traesle lo que te pidan, así de fácil… ugh —gruño, mirando hacia arriba— este pantalón sí que es apretado…

—Hay viene el camarero —dijo Sai—

—Muy buenas noches, caballeros….

Los dos pelinegros, giraron a verlo, no le quitaban la vista, realmente era un joven de muy buen ver y eso lo hacía sentir más incómodo de lo que estaba, en especial el chico del medio, el de pelo de pato—

—… —suspiro— ¿Qué van a pedir? —Dijo con una sonrisa—

—Um, yo quiero el mejor whisky de la casa, si no es mucha molestia —dijo el ojinegro mayor—

—Bien… —lo anoto en su pequeña libreta— y no es ninguna molestia, es mi trabajo —sonrió —

—Yo quiero…. Lo mismo que Itachi  —dijo el primo de este —

— ¡Claro! —hizo una pequeña nota —

—Y tú hermano ¿Qué vas a pedir?

Este solo miraba al camarero, atento, muy atento, con unas ganas enormes de follarselo contra la mesa, sin importarle que lo vieran en pleno acto. Desde hace mucho tiempo que no se ponía así, nadie era lo suficientemente bueno como para provocarlo o al menos eso el creía. Siguió viéndolo con una insistencia feroz, mientras en su mente pasaban miles de ideas de lo que le podría hacer justo ahora al joven rubio.

 

—Vamos, Sasuke, no tenemos toda la noche… pide algo.

—Sasuke…  —pensó— así se llama el tipo ese que me está viendo tan raro… ¡¿Por qué rayos este imbécil no me quita la vista de encima?!

—¿He? —Volteo a ver a los ojinegros con indiferencia— ha si…. Tráeme… lo mejor que se te ocurra —lo miro a los ojos con una sonrisa provocativa— espero y puedas complacer los exquisitos gustos de este cliente—

—Creo que a alguien se le subieron los humos… —pensó molesto— está bien, regresare pronto con su orden —le dedico una cálida sonrisa a los otros dos ojinegros—

 

Camino hacia la barra, pidiéndole al barman lo que los tres caballeros habían solicitado, rápidamente coloco los dos vasos con la bebida pedida hasta que recordó lo que el hermano menor Uchiha le dijo.

 

—‘’Tráeme lo mejor que se te ocurra’’ —la frase resonó en su cabeza, no sabía cómo que le podía gustar al engreído pelinegro, después de pensarla un rato decidió llevarle una mezcla de varias botellas de alcohol para crear un trago al que él llamaba ‘’Kuruma’’ era una bebida muy popular en su pequeña ciudad, pero nadie como el rubio para mejorarla con su toque especial.

 

 Tranquilo, se dirigió de nuevo hacia los tres ojinegros, dándole a cada uno lo que se le pidió.

 

—El mejor whisky que he probado… —dijo el pelinegro mayor, dándole un pequeño trago a su bebida— sin duda alguna, muchas gracias, joven camarero.

—De… nada, es un placer servirle.

—Muy excelente elección… —comento, con el fino vaso de vidrio en alto— y tu Sasuke ¿no piensas probar tu bebida? —pregunto, Sai, curioso—

—Um claro —dio un sorbo, saboreándolo—…pasable pero no es la gran cosa —respondió indiferente— parece algo sacado de un mugroso campesino —bufo—

—¡¿Qué le pasa?! —pensó molesto el rubio— ¡¿mugrosos campesinos?! —Lo confronto— tal vez seas un niño creído hijo de papi pero lo que te hace falta sin duda alguna es respeto por la gente.

—… —Itachi toma la bebida de su escandaloso hermano y procede a darle un trago— ¿de qué hablas? Está muy bueno, es una mezcla de mis rones preferidos con un toque distinto.

—Eso lo dices para quedar bien, Itachi… de seguro te quieres tirar al camarero, por eso lo tratas tan bien ¿eh? ¿No es así sucio? –Rio burlesco- tu pobre esposo debería estar muy decepcionado de ti, saber que frecuentas este tipo de lugares solo para poder follar sin resentimiento alguno.

–¡Cierra la jodida boca, Sasuke! –Golpeo la mesa con el vaso, estaba totalmente enfurecido–  ¡¿Cuál es tu puto problema?!

–No, ninguno, solo estoy diciendo la verdad… la cruel & dura realidad.

–Creo que será mejor que yo me vaya… –dijo nervioso en voz baja, el ojiazul, al ver que la situación se ponía fea–

–Lo siento, Itachi, pero este yo me lo voy a quedar yo…

–Creo que si me iré... –les dio la espalda & comenzó a retirarse lentamente cuando sintió algo apretando su trasero–

–Um… que bueno estas rubio, ¿Cuánto me cobrarías por usar tu lindo cuerpecito una noche? ¿Eh? Puedo pagar lo que sea. –sonrió de lado como todo un patán–

–… –giro la cabeza para comprobar que en efecto, el pelinegro pervertido que lo estaba tocando era Sasuke Uchiha– ¿Seguro que puedes pagar lo que sea?

–Sí, lo que sea, tu solo dime… –lo miro provocativamente a los ojos aun con su mano en el glúteo de este–

–Está bien… espero & ¡puedas pagar un buen hospital después de esto, maldito pervertido! –levanto su puño con fuerza & lo dejo caer sobre la mejilla izquierda del ojinegro–

– ¡Ah! –Soltó un pequeño grito de dolor, su cara estaba girada–

Los dos ojinegros quedaron atónitos al ver lo sucedido. Al igual que la gente que iba llegando, solo se limitaban a murmurar lo sucedido.

– ¿Qué estaba pasando aquí, Naruto? –Llego el dueño totalmente molesto al ver la escena– ¿Golpeaste a este cliente?

–Yo… –miro al pelinegro al cual había agredido, aún estaba volteado & sangrando un poco. Se puso demasiado nervioso. Se estaba jugando el primer & tal vez el único empleo que tendría– yo no quería… el me..

–No pasó nada, Madara.

–… –volteo sorprendido al ver a Itachi hablar por él en modo defensa aunque haya golpeado a su propio hermano–

–Mi hermano está un poco pasado de copas, no le tomes importancia, igual ya nos vamos… –levanto a su Sasuke y lo apoyo en su hombro– Sai, paga la cuenta, es ahora de irnos.

–Aquí esta –le entrego unos billetes a Naruto– quédate con el cambio

–Señor yo… –no podía ni siquiera voltear al ver al dueño, se le caía la cara de pura vergüenza por lo sucedido, se sentía como un completo idiota pero también sabía que Sasuke lo había provocado–

–Que no se vuelva a repetir ¿entendido? –dijo con una voz fría–

–¡Sí! tenga por seguro que no volverá a suceder.

–Está bien, sigue trabajando. –Se retiró–

–… –suspiro, intranquilo– casi pierdo mi empleo… ¡Naruto eres un tonto! Si no fuera por aquel chico… –pensó en Itachi– debí de darle las gracias por lo menos… ¡Ya se veré si lo alcanzo! –Corrió hacia el estacionamiento trasero–

–Eres un imbécil, Sasuke… ¿no puedes durar un día sin meterte en problemas? –lo regaño molesto, mientras lo seguía cargando de camino al auto–

– ¡Señor! –Grito el inocente rubio al poder localizar con la mirada entre las sombras al pelinegro– ¡espere!

–¿Uh? –Giro a ver quién lo llama–

–¡Señor…! –dijo algo exaltado ya que había corrido hasta el–

–Oh, eres tú, niño. –le respondió con una amable sonrisa – ¿Cómo te va?

–Este… solo le quería dar las gracias por haberme defendido frente a mi jefe, sé que estuve mal en actuar con tanta agresividad… pero…

–No tienes nada que agradecer –interrumpió– Sasuke se lo busco, no es la primera vez que le pasa & no podía a permitir que… un muchacho tan simpático cómo tu perdiera su empleo por culpa de mi prepotente hermano.

–… –se quedó en total silencio, no sabía que decir, nadie se había preocupado por el de esa manera, aunque estaba seguro que lo que decía este era por mera educación. Itachi era muy distinto a su hermano, era muy agradable y respetuoso, un total caballero aunque como todas las personas también se molestaba cuando su hermano lo sacaba de quicio. Pero eso que dijo Sasuke… ¿en realidad estaba casado? Tenía esa curiosidad.

–¿Te ocurre algo?

–No, no es nada.

–A todo esto, no me has dicho tu nombre. –sonreía de una manera que derrochaba un carisma impresionante–

–Em, soy Naruto, Uzumaki, Naruto Uzumaki.

–Oh que bonito nombre, yo me llamo Itachi, aunque creo que ya lo sabias.

–¡Si! –rio–

–Entonces Naruto, lo lamento mucho pero ya es ahora de que me vaya, no quiero que mi madre se moleste, espero algún día de estos volver a verte, ya que te encuentro una persona muy agradable.

–… –un leve sonrojo se presentó en su cara– ¡rayos! Es jodidamente encantador –pensó, aparte de atractivo– yo… ¡igual espero volverlo a ver! –Sonrió– puede volver cuando quiera, aquí  lo recibiré con gusto… que le vaya muy bien. –sacudió la mano a modo de despedida mientras lo veía dar la vuelta & caminar–

–¡Claro! Gracias. –Acercándose al auto–

 

 

Las dudas sobre la moralidad del pelinegro se habían desvanecido, total, al joven rubio solo le importaba entablar una amistad con él o eso es lo que él creía. 

Notas finales:

El yaoi es vida, el yaoi es amor. 7u7


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