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Fuguémonos por RyuStark

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Notas del fanfic:

Primero que nada, los personajes no me pertenecen, son propiedad del maravilloso Tadatoshi Fujimaki.

¡Hola a todos! El AoKaga es y será siempre una de mis parejas favoritas por lo que decidí tomarme el tiempo para escribir sobre ellos. Y como últimamente he andado trágica en otros trabajos decidí escribir una historia de “amor dulce, tierno y esponjoso” Lo pongo entre comillas porque así como son Aomine y Kagami más que palabras dulces hay groserías y folladas duras.

Pero el punto es que esta historia es Fluff así de simple por lo que si esta clase de temática no te gustan, esto no es para ti. En cuanto a advertencias diré que obviamente los personajes se salen un poco de la personalidad de los orginales. Habrá leves menciones de otras parejas, mpreg y un vocabulario bastante colorido.

También cabe mencionar que no será muy largo a pesar de que los capítulos lo son. Tal vez serán tres o cuatro cuando mucho, aún no lo sé bien. Sin más espero de todo corazón que lo disfrúten tanto como yo.

Notas del capitulo:

Se lo dedico especialmente y con mucho cariño a todos y cada uno de los amantes del Ahomine x Bakagami :3 <3

///Aomine///

Miro mi celular en espera de que el tonto de Bakagami me responda, para saber si nos veremos para jugar un 1 a 1 en un rato más, como solemos hacerlo todos los días desde hace ya varios meses, hasta podría decir que tiene más de dos años.

-¡Dai-chan felicidades! Aún no sé cómo lo lograste ya que nunca vas a clases, pero realmente me da mucho gusto.

Cierra la boca Satsuki. Mi amiga infla las mejillas, para luego sonreír y abrazarme con fuerza a lo cual me limito a darle unas leves palmaditas en el hombro. Bien, bien ahora suéltame.

-¡Moo Dai-chan! Tan grosero como siempre.

Sí, sí…Sonrío al escuchar mi celular sonar, conociendo el tono a la perfección y contestando de inmediato. Que hay Bakagami.

-¿A quién le dices Bakagami? Estúpido Ahomine…¿En serio quieres jugar? Digo no es que no quiera pero hoy es la graduación, aunque realmente no tengo nada que hacer ¿Pero qué hay de ti? ¿No celebrarás con tu familia, amigos o algo así?

¿Celebración? ¿Qué es esa mierda? No hay mejor celebración que ganarte como siempre lo hago.

-Jódete Ahomine, aunque también…hay algo que quiero decirte.

Lo que me tengas que decir será en una hora en la misma cancha de siempre. Le cuelgo sin darle oportunidad de replicarme y suspirando aliviado porque lo veré.

-Dai-chan ¿Te le confesarás a Kagamin?

¿Ahh? ¿Qué estupidez es esa? La miro molesto y un tanto nervioso mientras que Satsuki me sonríe cínicamente. Deja de decir tonterías y largo de aquí.

-Vamos Dai-chan sé que te gusta Kagamin y pensé que tal vez el día de la graduación sería el día en que te le confesarías.

Lo único que confesaré es que eres una fea odiosa, ahora me voy y toma esta basura te la regalo. Le aviento el rollo con el diploma y certificados de graduación para salir corriendo hacía el baño y cambiarme, escuchando a lo lejos los fastidiosos y divertidos reclamos de la llorona de Satsuki. Durante el camino me encuentro a algunas personas que dicen haber sido mis compañeros a lo largo de los cursos, lo cual ni siquiera recuerdo ya que no estuve presente en la mayoría de las clases.

Apenas llego al baño me cambió a prisa. Mentiría si dijera que no quiero ver al estúpido de Kagami. Estar con él ahora me resulta tan natural que la idea de alejarnos es algo inquietante para mí. Jugamos casi todos los días, comemos juntos, hasta he llegado a quedarme con él en su departamento durante los fines de semana y demás. No lo considero realmente mi amigo, digo después de todo somos rivales.

Pero a pesar de todo ese idiota es el único que saca lo mejor y lo peor de mí, así como sabe hacerme berrear y enloquecer en un partido, también me hace reír hasta perder la cordura. Me sorprende que a veces se adelante a lo que estoy pensando y otras simplemente me sigue la corriente para darme gusto. Si realmente tuviera que dar una respuesta para si me gusta Kagami y de qué manera sería “locamente”.

Él no se merece un sí ni un no, simplemente algo a su medida. El idiota odioso tiene mil millones de defectos, pero definitivamente sus cualidades y sonrisa son de otro planeta. No sé si lo que siento sea amor por él, ya que no sé cómo definir ese sentimiento, pero tampoco podría importarme menos, al menos con tenerlo a mi lado es todo lo que necesito.

Llego al lugar acordado y claro que Kagami ya está esperándome. Miro como practica algunos tiros haciéndome sonreír. Las flores caen lentamente adornando la mañana mientras se escucha el rebotar del balón sobre la cancha. Sin duda es la vista perfecta, el idiota de Kagami y básquetbol. De nuevo las palabras de Satsuki resuenan en mi cabeza ‘¿Te le confesarás a Kagamin?’ Joder no ¿Y perderme de algo tan grandioso como lo que ya tenemos? No lo creo. Hey Bakagami. El tigre gira rápidamente con una sonrisa.

-Ahomine llegas tarde como siempre y eso que a ti te queda más cerca.

Sí, sí…

-Bueno ya no importa. Por cierto felicidades por tu graduación o lo que sea… muchos no creyeron que lo lograrías, bueno ya sabes porque no solías ir a clases.

Mira quién habla, a ti ni aunque fueras a clases te iba bien. De inmediato me dedica una mirada salvaje haciéndome reír aún más. Comencemos, pero ¿Qué es lo que me tenías que decir? De inmediato desvía la mirada un tanto decaído. ¿Qué pasa? Kagami levanta el pecho rápidamente lanzándome el balón.

-Te lo diré al finalizar nuestro juego cuando te gane.

Ohh…¿Crees poder hacerlo Bakagami?

-¡Claro que sí Ahomine! Y si gano tú…harás lo que yo te pida.

¿Ahh? Lo miro sorprendido a la vez que sonrío un poco. Bien y si yo gano tú también harás lo que yo te diga ¿Trato? Asiente mirándome muy determinado. Está decidido, pero no por eso me dejaré vencer. Sin más comenzamos a jugar, primero bastante a la par pero una vez que veo que va realmente en serio más que cualquier otra vez decido que no puedo quedarme atrás.  Y así, lentamente voy pasándolo hasta ganarle majestuosamente con un 103-85.

Me tiro contra las bancas totalmente exhausto ya que nos tomó más de lo planeado. Bebo un poco de agua de una botella, la cual le arrebato viendo como me gruñe molesto a la vez que intenta relajar su respiración. Por un momento miro detenidamente las gotas de sudor que se deslizan lentamente por su cuello hasta su camiseta que se encuentra totalmente húmeda. No puedo evitar pensar que es una vista un tanto erótica y cautivante. Rápidamente me deshago de esos pensamientos desviando la mirada. Maldición muero de hambre Kagami.

-Yo igual ¿Maji Burguer?

¿A dónde más pensarías invitarme sino ahí?

-Idiota.

Le paso la botella de agua después de beber más de la mitad, sintiendo como me da un ligero puñetazo en el brazo.

-Era mía.

¿Tus papás no te enseñaron a compartir Bakagami?

-¿Y a ti a no abusar Ahomine?

Ambos sonreímos mientras volvemos a recargarnos contra las rejas ¿Qué tenías que decirme? Kagami se termina su agua, para luego aplastar la botella y lanzarla al cesto de basura. Habla  ya.

-Aomine esta será la última vez que juguemos.

¿Qué? De inmediato me incorporo mirándolo seriamente y él hace lo mismo ¿De qué hablas?

-Mi padre decidió que tengo que regresar a América.

¿Qué? ¿Pero por qué?

-No lo sé por su trabajo o algo así, además dice que el básquetbol allá es mejor y tiene razón pero yo…yo no me quiero ir.

Entonces no lo hagas, quédate.

-Ya se lo dije, pero dice que soy menor y que no puedo oponerme, siempre me había dado tanta libertad que ahora no comprendo. Ni siquiera quiso oír a Alex ni a Tatsuya que le hablaron a mi favor. Quiero quedarme pero sin su ayuda al menos por el momento realmente no tengo nada ¡Maldición! Me siento tan inútil.

Miro como realmente está enojado, pero sobre todo dolido mientras yo intento analizar todo tan rápido como puedo. Algo dentro de mí tiembla al imaginar el no verlo más. El no estar con él…joder ¿Qué hago? Vamos Kagami no hablas en serio, no tienes que irte si tu realmente no lo quieres ¿Por qué no?....¿Por qué no te quedas conmigo?

-¿Contigo? ¿Cómo en tu casa con tus padres?

Sí no veo porque no, ellos te aceptarían.

-No juegues idiota, con trabajos soportan a un haragán inútil como tú y luego me meto yo no lo iban a permitir, aparte te aseguro que mi padre me va a buscar. El punto es que no puedo quedarme Aomine, no puedo…

Imbécil si puedes… Y de pronto, una idea tan rápida y fugaz como una estrella atraviesa mi mente. Por lo que rápidamente tomo una de sus manos mirándolo con determinación. Kagami  fuguémonos.

-Ehh…¿Ehh? ¡¿EHHHH?! ¡¿Qué cosas dices idiota?! ¡¿Fugarnos?!

Vamos Kagami es la única alternativa para que puedas quedarte en Japón. Mira, nos fugamos y vivimos un tiempo fuera de la ciudad. Tu padre se cansará y terminará cediendo y al final podrás quedarte ¿Comprendes?

-Sí comprendo, pero ¿Cómo? No es como que tenemos los recursos necesarios.

¿Tienes dinero?

-Pues un poco sí de lo que he ahorrado.

Yo también, si lo juntamos nos servirá y a dónde vayamos trabajaremos. Tal vez no nos quedemos en una mansión de lujo pero de alguna manera lo lograremos. Kagami me mira totalmente serio, tan solo para terminar riéndose ¡¿Qué?! ¡No me digas que era una broma idiota!

-No, no es una broma pero no puedo creer todo lo que acabas de decir. Aomine…¿Por qué?

¿Por qué, qué?

-¿Por qué haces esto por mí? ¿Por qué te atreverías a dejar todo por mí?

No…no lo sé idiota pero prefiero irme de casa a no verte más. Además mis padres están muy ocupados con mis demás hermanos y su trabajo como para que realmente les moleste o preocupe mi ausencia. Ya los conoces ¿No? Levanto la mirada viendo que se encuentra letalmente sonrojado. ¡¿Por qué pone ese rostro tan lindo?! Y lo peor es que apenas razono lo que acabo de decirle, siento que me podría morir de la puta vergüenza ¿En serio le dije que prefiero dejar todo a no verlo más? ¡Joder! Ehh…¿Bakagami? Me mira bastante apenado incluso haciéndome sentir más avergonzado.

-Ehh…sí, sí eso quieres está bien, en ese caso fu…fuguémonos.

Entonces no hay más tiempo que perder, empaca tus cosas nos vamos hoy mismo.

-¡¿Hoy?!

¿Cuándo más tonto? No seas idiota entre más tiempo pase, más difícil será irnos. Además justo hoy es el día perfecto, la graduación. Un final y un inicio ¿Comprendes? Una nueva vida.

-Comprendo. En ese caso está bien pero Aomine…

¿Qué?

-No olvides empacar tu balón.

Sonrío asintiendo eufórico. Podría dejar tu cabeza hueca pero nunca el balón.

-¡¿Qué dijiste imbécil?!

Volvemos a reírnos mientras rápidamente nos levantamos. Kagami te veré en la estación de tren que está cerca de tu departamento a las ocho, yo compraré los boletos. Si pasa algo te llamaré. Kagami asiente listo para irse. Hey idiota, si me dejas plantado te asesino.

-No te dejaré imbécil…

Ambos nos miramos fijamente, relajándonos y yéndonos por separado. Conforme avanzo rumbo a mi hogar rápidamente todo viene  a mi mente ¿En qué carajos estoy pensando? ¿Dejarlo todo por él? Digo tampoco es como que tengo mucho que me importe abandonar. Pero todo por él, por tenerlo conmigo ¿Por qué estoy haciendo esto? No lo sé pero la idea de perderlo me produce una angustia indescriptible.

Apenas llego a mi hogar miro que no hay nadie, solo una nota en la mesa del recibidor “Daiki hay un poco de verduras y carne en el refrigerador puedes calentártelo. Tus hermanos se quedaran el fin de semana en casa de tus tíos y yo y tu padre llegaremos tarde. Celebraremos tu graduación luego ¿Sí? Te deje un regalo sobre tu cama. Mamá” Yo también te amo madre, bueno no es que realmente me moleste, todos los días siempre es lo mismo.

Subo a mi habitación, donde saco una maleta y empiezo a empacar un par de cosas, a la vez que marco desde mi celular el número un viejo conocido. Para mi suerte me contesta y rápidamente le digo que pienso ir un tiempo al lugar donde vive y que si conoce algún sitio donde podría quedarme con Kagami y demás. Cuando de repente miro de reojo un pequeño sobre amarrillo encima de mi cama. Lo tomo y lo abro, sonriendo al ver que se trata de varios yenes.

Definitivamente es mi día de suerte. Este dinero junto al que tengo ahorrado ahora luce bastante bien, al menos para un par de semanas podría servirnos. Entre guardar cosas y que rápidamente me doy una ducha miro el reloj que ya marca las siete. Maldición debo darme prisa. Tomo mis cosas mirando mi cuarto en el cual a simple vista todo parece intacto ¿Debería dejar alguna nota? No lo creo, después de todo la noticia correrá rápido.

Salgo de mi hogar sin siquiera mirar atrás, sonriendo de saber que es mucho más emocionante lo que me espera que lo que dejo. Corro tan rápido como puedo, sintiendo mi corazón latir desenfrenado por el viaje, por la emoción, por la incertidumbre y sobre todo por ese imbécil de Kagami que estará conmigo. En cuanto llego a la estación no tardo en comprar los boletos para ahora esperarlo.

Los minutos pasan mientras yo veo que ya son las  8:15 y Kagami no llega ¿Qué rayos? Si no viene de verdad lo asesino y lo único que llegará a América será su tonto cadáver. Nuestro tren se va en quince minutos más ¿Debería llamarlo? Sin esperar más saco mi celular listo para marcarle.

-¡Aomine!

Levanto la vista, viéndolo correr a toda prisa hacía mí y llegando exhausto. Idiota ¿Dónde mierda estabas?

-Lo siento carajo pero mira te traje algo.

Me da una bolsa de Maji Burguer bastante llena de hamburguesas.

-Tres para ti y las demás son mías, ya sabes regalo de despedida, porque no sé si a donde vayamos haya un Maji.

Simplemente sonrío escuchando como mencionan nuestro tren por el altavoz. Listo es hora de irnos ¿Estás preparado Bakagami o te da miedo?

-¡Jódete Ahomine, claro que estoy listo!

Sonreímos avanzando por los andenes y metiéndonos en el tren bala. Guardamos las maletas en la parte de arriba y por fin nos sentamos juntos.

-Aomine ¿En serio estás seguro de esto?

Pensé que no te daba miedo.

-No es por mí, sino por ti…No tienes que hacer esto.

Lo sé pero simplemente quiero hacerlo, quiero estar contigo. Así que cierra la boca y deja de joder torpe. Kagami se pone todo rojo, asintiendo y desviando la mirada al igual que yo. Mierda cada vez digo cosas peores ¿Qué me está pasando? ¿De verdad estoy enamorado de él o algo así? Ya no debo siquiera pensar en ello. Y ahora sí, antes de darnos cuenta el tren se pone en marcha y rápidamente salimos de la ciudad.

Yo me dedico a observar todo a través de la ventana mientras Kagami se llena la boca de tantas hamburguesas como puede, cual vil ardilla con los cachetes inflados. Platicamos un poco y como siempre nos reímos de cualquier tontería mientras las horas pasan. A eso de la media noche Kagami se queda totalmente dormido, ya que las luces han descendido dando más comodidad al sueño de los pasajeros.

Volteo un poco al ver como Kagami cabecea dejando caer su cabeza sobre mi hombro. Idiota pelirrojo cejas partidas ¿Qué me haces? Sonrío cerrando un poco los ojos para dormir antes de que tengamos que transbordar. Y de puro milagro logro despertar antes de que el tren siguiera avanzando, pasándonos de nuestra parada en la cual me bajo junto a Kagami casi volando con todas nuestras cosas. Una vez que nos subimos en el otro pequeño tren suspiro totalmente aliviado.

-Oye no te lo he preguntado, pero ¿A dónde vamos?

Ya lo verás Bakagami. El tigre frunce el ceño ignorándome, mientras bosteza cansado de nuevo. Duérmete idiota llegaremos casi al amanecer.

-Si cómo no, me duermo y nos lleva el tren.

No porque es la última parada.

-¿Literalmente?

Sí.

-Aomine, ahora que lo veo a nuestros alrededores no hay nada más que campos tras campos ¿Dónde carajos estamos?

Que llorón eres, solo cierra la boca y duérmete. Tomo su cabeza jalándola para recostarlo en mi hombro. Ni siquiera se queja permaneciendo en silencio. Conforme las paradas avanzan va quedando menos gente en el vagón hasta que únicamente quedamos nosotros. Me entretengo mirando lo viejo que luce el servicio y no es para menos, de hecho me sorprende que realmente haya transporte para el lugar que vamos.

Nos dirigimos a la pequeña villa si es que se le puede decir así de Fudai en la prefectura de Iwate. Hace varios años conocí a un chico que era pésimo en basquetbol pero una persona grandiosa. Me contó que el pueblo donde vivía era realmente pequeño para los que vivían ahí, y que para encontrar gente y lugares abiertos tenías que caminar varios kilómetros entre lugar y lugar. No hay más que playa de un lado y sembradíos y campos del otro.

La población no ha de superar las tres mil personas y todo es sumamente tranquilo. Y aunque pensé que ir a una ciudad grande y sobre poblada sería entretenido creo que algo como esto será más interesante. Casi como una aventura o tal vez un reto. Las horas pasan y por fin el tren se detiene, despierto a Kagami el cual brinca del susto mientras abraza su maleta. Mierda, apenas nos bajamos un horrible calor húmedo nos rodea.

-¡¿Qué carajos?! ¡¿Dónde demonios estamos Ahomine?! ¡¿A dónde me trajiste?!

Fudai.

-¡¿Fudai?! Dios ¿Esto siquiera está en el mapa?

¿Nos regresamos?

-¡No! Es solo que…no hay nada aquí.

Me quito la chamarra mientras veo que nos encontramos en un viejo y diminuto andén a mitad de la intemperie. Frente a mí, después de las vías un tanto oxidadas no hay nada más que una especia de jungla verde y frondosa. Más el pequeño cubículo de atención que se encuentra cerrado debido a la hora. Tranquilo le dije a mi amigo que vendría.

-¿A tu amigo? ¿Qué amigo?

Un amigo mío vive aquí y dijo que nos ayudaría. Así que ven. Lo tomo de la muñeca jalándolo, para salir del andén después de atravesar unos horribles barrotes que parecen a punto de caerse. Salimos literalmente a la carretera viendo que frente a ella no hay nada más que gigantescos campos y pastizales. Lo único que se escucha es el cantar de los grillos y las cigarras, más algunos mosquitos que vuelan alrededor de los postes viejos de luz que alumbran el pavimento.

-Vaya realmente no creo que aquí nos encuentren.

Ni yo. Joder soy un imbécil, ya no tengo batería y le dije a mi amigo que lo veríamos en la primera tienda de autoservicio que hubiera cerca ¿Pero para dónde está eso?

-Aomine ahí.

Kagami me señala una especia de mapa del lugar que se encuentra en un anuncio pegado al piso. El aluminio se ve color cobre de lo oxidado que está. Pero por lo menos encuentro la estación en el mapa, para luego seguir con mi dedo la primera tienda de autoservicio. Bien, es para la izquierda ahora tendremos que caminar.

-¿Seguro?

¿Qué hacemos? ¿Nos quedamos y que nos traguen vivos los animales salvajes? ¿Qué tal si nos salen los perros asesinos de la selva o algo así? Kagami me mira asustado juntándose más a mí.

-Idio…idiota eso no existe.

De repente se escucha un aullido seguido de un par de ladridos. Saben que estamos aquí Bakagami, si quieres quédate yo me adelanto.

-¡No!

Antes de darme cuenta comienza a caminar a prisa mientras yo me rio siguiéndolo. Ambos caminamos lentamente por la orilla de la carretera respirando tranquilos.

-Lo hicimos…

¿Qué?

-Fugarnos, realmente lo hicimos. Antes de llegar a la estación del tren pensé mil cosas, que tal vez no llegarías, que nos arrepentiríamos, que algo pasaría, algo que nos impediría huir juntos pero realmente lo logramos. Estamos aquí Aomine, de verdad dejaste todo por mí…

Idiota, simplemente no tenía nada que hacer durante el verano, ni el otoño ni el invierno de este año.

-Hablando de eso ¿Cuánto nos quedaremos?

Acabamos de llegar, primero hay que instalarnos y ya veremos qué pasará después. Me sonríe y asiente mientras yo saco de la red que traigo amarrada a mi maleta mi balón, pasándoselo a Kagami que rápidamente lo atrapa. Pesa y tú lo querías así que cárgalo. Kagami sonríe botándolo mientras caminamos por cerca de veinte minutos.

-Aomine no veo ninguna tienda de autoservicio ni siquiera a lo lejos.

Ni yo y ya está por amanecer.

-¿Qué hacemos? ¿Seguimos?

Supongo, en algún punto debemos encontrarnos con alguien. Seguimos por un rato más cuando vemos a lo lejos una pequeña camioneta pickup que viene hacia nosotros. De la nada se detiene y sonrío al ver que se trata de mi amigo. Hey…

-Aomine realmente viniste.

Te dije que lo haría. Él es Bakagami.

-¡¿A quién le dices Bakagami idiota?!

¿Viste? Es Bakagami.

-Bien, bien súbanse en la parte trasera que ya los llevo a su nuevo hogar.

¿Nuevo hogar?

-Me preguntaste si sabía dónde podías quedarte y tengo el lugar perfecto.

Bien, vayamos. Kagami y yo nos subimos a la cajuela de la pequeña camioneta de carga, la cual rápidamente arranca. Recargo mis brazos en los bordes disfrutando realmente del calor y el viento que golpea con fuerza mi rostro mientras sonrío al ver a Kagami totalmente emocionado, mirando por todas partes como un perrito. La parte principal de la camioneta trae una ventanilla que permite la comunicación y por la cual escucho como mi amigo canta una rara canción.

Lentamente los rayos del sol comienzan a salir anunciando que un nuevo día acaba de comenzar. Los segundos se hacen minutos por los cuales rápidamente avanzamos a lo largo de todo el poblado. De verdad pasan varios kilómetros entre tiendas y grandes hogares pero sobre todo campos de cultivo, enorme maizales y arrozales más pequeñas lagunas de un lado mientras nos adentramos más a la costa. El mar se mueve imponente haciéndome sonreír al sentir la brisa llegar hasta mí.

-Aomine esto es increíble.

Te lo dije.

-No me dijiste nada.

Es solo que no lo recuerdas idiota.

-Aja…

Nos reímos viendo que de repente la camioneta se sale de la carretera adentrándose entre enormes pastizales, por los cuales el vehículo brinca debido a las piedras y demás. Kagami y yo nos aferramos a los bordes para no caer, hasta que sale frente a una enorme casa de un piso al estilo japonés. Ligeramente elevada por encima de la tierra, sostenida por pequeños pilotes de madera y amplias ventanas. El techo es de baldosa verde oscuro el cual al parecer necesita algunas reparaciones.

-Es enorme.

Nos bajamos de la camioneta mirando todo el lugar, al parecer estamos en la parte trasera de la casa en la cual hay un gran terreno despejado. Apenas rodeamos me quedo estático al ver que frente a la casa comienza la arena de la playa y el mar se encuentra a apenas unos veinte metros. En cuanto Kagami lo ve, suelta su maleta poniendo un rostro impactado y sobre todo muy emocionado que me hace sonreír.

-¿Qué les parece? ¿Lindo no? Bastante diferente a la ciudad.

Oye es genial, pero no creo que podamos pagar un lugar así, es enorme y por la locación ha de ser carísimo.

-¿Tú crees?  Pues a decir verdad la casa era de mi abuelo, pero debido a lo mayor que es ya no podía vivir aquí solo. Así que me la regaló y como a mí el mar no me deja dormir no la ocupo. No pienso cobrarles pero claro ustedes tienen que pagar los recibos de la luz y el agua.

¿Si quiera hay luz y agua en este lugar?

-Vamos, tampoco vivimos en la era de piedra, tenemos de todo. Aunque en este momento no hay luz porque la cortaron, pero si mañana temprano vas a la estación de servicio te la vuelven a colocar ese mismo día. Y en cuanto al agua lo mismo, lo bueno es que hay una pileta de reserva así que no hay de qué preocuparse ¿Qué dicen? ¿Se quedan?

-¡Joder sí! ¡Esto es genial! Es como un hotel cinco estrellas a mitad de la nada. Desde la carretera ni siquiera se alcanza a ver la casa, es como mágica y se camuflajea o algo así.

Mi amigo se ríe mientras Kagami camina por todos lados admirando el lugar demasiado emocionado para su propio bien. ¿Qué hay de ti? No me digas que nos dejaras utilizar la casa así como así.

-Me descubriste Aomine, a decir verdad la mujer con la que estoy saliendo ya tiene un hijo y a ese niño le gusta el basquetbol y como recuerdas…

Eres un asco y quieres que le enseñemos nosotros.

-¿Qué dices? ¿Una mansión en la playa a cambio de unas horas de juego? No suena mal ¿Cierto?

Lo miro pensativo, fingiendo que suspiro derrotado. Ya que.

-¿Eso es un trato?

-¡Trato!

Bakagami tu cierra la boca.

-No, tú ciérrala Ahomine. Imbécil este lugar es genial y claro que nos quedaremos, le enseñaremos al niño o lo que sea.

Chasqueo la boca molesto tan solo asintiendo. Bien nos quedamos con la casa.

-Genial, en ese caso es hora de irme, ya que mi trabajo está por empezar. Si necesitan comprar cosas la tienda está para allá.

Mi amigo simplemente me señala hacía la izquierda. No me jodas ¿Y cómo nos iremos? Se ríe comenzando a meterse a su camioneta.

-Hay una bicicleta en el desván que pueden utilizar.

¡¿Una puta bicicleta?!

-Sirve para dos aunque con su tamaño será divertido. Además les sirve para su condición atlética y más les vale irse acostumbrando, porque al menos por el tiempo que vivan aquí las cosas serán diferentes chicos de la ciudad.

El chico arranca, yéndose y dejándome un tanto molesto ¿En serio espera que nos transportemos con una puta bicicleta?

-Dame la bicicleta y tú puedes irte caminando.

Miro a Kagami que me sonríe emocionado. ¿Te sientes soñado verdad?

-Jódete tonto, venga ya hay que entrar.

Me jala de la muñeca apenas si dándome tiempo de tomar mis cosas para entrar. De verdad es una casa tradicional, hay uno que otro mueble y los pisos son de madera y tatami, con puertas corredizas hechas de marcos de papel que pueden quitarse, un salón enorme que apunta directamente hacia la playa y una gran cocina. Sí que está bastante ordenado.

-Es muy grande para dos personas, pero con lo escandaloso que eres apenas si nos queda bien.

Ja , ja que gracioso. Descansaré un rato mientras tú limpias y ordenas o lo que quieras. También ve que no sirve y eso para comprarlo. Y ahora sí, abro todas las puertas, me quito la camiseta y los pantalones quedando en ropa interior listo para tirarme al suelo.

-¡¿Qué diablos haces Ahomine?! ¡No te pongas muy cómodo y ayúdame idiota!

Que te jodan, yo conseguí la casa y tú la conservas ahora déjame dormir.

-¡Imbécil inútil! ¡Bueno para nada!

Sí, sí… Entre cierro los ojos y recargo mi cabeza en mis brazos cruzados tras mi nuca. Lo miro irse, comenzar a sacudir y a checar que todo funcione haciéndome sonreír. Parecemos una pareja de recién casados y Kagami ahora construye nuestro nuevo hogar a su antojo. Me rio un poco sintiendo como se me borra la sonrisa a los pocos minutos. Mierda realmente estoy jodido, ahora pienso que es mi esposa.

Tranquilo Daiki, solo son tonterías, deja de pensar en eso. Lentamente siento como el calor hace que me vaya quedando dormido. Bastante somnoliento siento algo suave sobre mis labios, entre abro los ojos adormilado viendo a Kagami inclinado sobre mí. Su rostro está totalmente pegado al mío ¿Qué hace? Me está besando… Sonrío disfrutando del maravilloso sueño. Espera, esto no es un sueño. Rápidamente lo sujeto por la cabeza impidiéndole despegarse.

-Ao…Ao…Aomine ¡Suéltame!

¡Me estabas besando! Miro como se pone todo rojo hasta las orejas sin poder negarlo mientras me empuja alejándome.

-No…no, yo… ¡Idiota es un malentendido! ¡Suéltame!

¡No me estés jodiendo! Me levanto bruscamente, tirándolo y dejándolo bajo mío colocando mis manos a sus costados. Habla ya Kagami ¿Por qué me besaste?

-No…no te bese.

Vamos imbécil no le mientas a un mentiroso.

-¡Ya, lo siento, perdón!

No quiero que te disculpes idiota.

-¡¿Entonces qué quieres que haga?! ¡Lo sé, es asqueroso, ambos somos hombres y te he besado! Lo lamento…Aomine realmente lo siento. Sé que no sirve de mucho pero olvídalo ¿Sí? Nunca más volveré a hacerlo, fue una tontería porque…porque….

Miro como me observa con los ojos un tanto llorosos haciéndome enojar. Eres un idiota Bakagami. Sin esperar más lo beso. Ambos nos quedamos estáticos, mirándonos fijamente mientras nuestros labios permanecen unidos. Creo que en este preciso momento mi corazón podría salirse por mi pecho de lo rápido que late. No sé si sea amor, pero definitivamente Kagami me encanta y no puedo seguir negándolo y menos ahora que sé que él siente lo mismo. Hey Kagami Taiga, me gustas.

-¿Qué?

Miro ese rostro feroz, ahora rojo y avergonzado ante apenas unas cuantas palabras. Dije que me gustas y por lo visto yo también te gusto.

-No mientas Aomine, si lo dices por el beso para no hacerme sentir mal yo…

Cierra la puta boca y escúchame bien idiota Kagami. Me gustas, me gustas muchísimo.

-¿Cómo…cómo puedes estar tan seguro?

No lo sé, es mero impulso, una corazonada. Como instinto tal vez…

-¿Ahh? ¿Qué clase de estupidez es esa?

Yo tampoco entiendo pero así lo siento, siempre me muevo por impulsos y me lleven a dónde me lleven, me encanta y tú me gustas. Kagami se cubre el rostro muy avergonzado.

-No puedo.

¿De qué hablas imbécil? ¿No te gusto?

-Si…si pero, joder ¿Cómo llegamos a este punto?

No lo sé, pregúntale al tonto que le gusta besar gente con la guardia baja.

-Idiota se suponía que estabas dormido.

¿Entonces qué? ¿Fingimos que estaba dormido y no sentí que me besaste, ni que nos gustamos? Me separo un poco, sentándome y suspirando cansado.

-Aomine…me gustas no sé desde hace cuánto, ya tiene más de lo que recuerdo. Y ahora estoy…estoy sorprendido por tu reacción. Para mí es la primera vez que me siento así por alguien ¿Tú…tú qué sabes del amor?

Yo te sé a ti de memoria. Nos miramos fijamente hasta que sonrío. Creo que ya comprendo porque no quería dejarte ir. Me gustas así de simple, a pesar de que somos rivales conoces más de mí que yo mismo, así como yo de ti.

-¿No te molesta que ambos seamos hombres? Creí que te gustaban las chicas con…con pechos enormes.

Me acerco tocando su pecho y palpándolo. No está mal, creo que podré sobrevivir con tu pecho plano. Miro como se le bota una vena de la frente. seguida del manotazo que me da en el rostro. ¡Ahh…joder Bakagami!

-Eres un idiota ¡No me toques como si fuera una chica!

¿Tú una chica? ¡Ni el peor de los travestis se vería como tú!

-¡¿Qué dijiste?!

Nos miramos enojados hasta que lentamente comenzamos a reírnos.

-Ahomine estoy a nada de darte un maldito puñetazo de meteoro en tu estúpida cara.

¿Eso existe?

-Estoy a nada de crearlo para ti.

Volvemos a reírnos mientras él me mira detenidamente. Acabo de tener otro impulso.

-¿Otro impulso? ¿Ahora qué?

Kagami me pones caliente, quiero follar contigo. Se le borra la sonrisa quedándose estático, mientras yo me acerco lentamente, apenas si dándole un pequeño beso ¿No quieres?

-Idiota no me preguntes esas cosas.

¿Eso es un sí? Me sorprendo al sentir como ahora es él quien me besa despacio, hasta que el beso comienza a volverse más y más demandante. Nuestras lenguas se tallan y rozan entre sí de una manera candente y obscena, dejando que pequeños hilos de saliva tibia cuelguen entre nuestras bocas. Lamo, succiono y muerdo sus labios, sintiendo que ardo en llamas al escuchar pequeños y eróticos gemidos escaparse de los labios de Kagami. Maldición, realmente quiero follarte.

Me mira un tanto sonrojado, respirando entrecortadamente y abrazándose a mi cuello, comenzando a atraerme más hacía él conforme nos vamos recostando hasta dejarme arriba. Apenas siento su lengua deslizarse desde mis labios hasta mi barbilla mi erección palpita excitada. Gruño un poco al sentir sus manos recorrer mi espalda mientras sus uñas se clavan levemente en mí piel, a la vez que me mira deseoso y suplicante ¿Qué tan sexy puede ser este tipo?

-Aomine…

Apenas escucho como susurra mi nombre con esa voz ronca, la poca cordura que me quedaba se esfuma por completo. Es tu culpa por seducirme Bakagami, atente a las consecuencias. Le comienzo a quitar la camiseta, casi arrancándosela al igual que los pantalones y la ropa interior viendo que no opone resistencia alguna.

Al contrario, es él quien ahora me baja con prisa los bóxers mientras nuestros labios continúan uniéndose en un beso húmedo y ruidoso. Meto mi nariz entre su cuello y clavículas, embriagándome por completo con su aroma intenso y penetrante, totalmente cálido y cautivante mientras que mi lengua se deleita con el sabor dulce y salado de su piel que se encuentra empapada en una ligera capa de sudor.

-No…ahhh. Aomine espera…no, me siento extraño.

Me pierdo en sus ojos encendidos y destellantes como rubíes que ahora me miran perdidos entre ráfagas de lujuria y calor. Me acomodo entre sus piernas, tomando su erección y escuchándolo gemir apenas siente el contacto de mis dedos deslizándose por todo su largo. Uno nuestras erecciones, comenzando a tallarlas y frotarlas juntas brindándonos un placer único e indescriptible.

El líquido tibio y viscoso escurre por mis dedos mientras que Kagami pareciera perder la voz entre jadeos y morbosos gemidos de placer. Joder estoy a punto de follarme a un hombre y me encanta la idea, no, más bien la idea de que sea Kagami es lo que me fascina y me enloquece. Realmente sabes cómo sacarme de mis cabales ¿No es así Taiga? Se cubre la boca avergonzado para no gemir haciéndome sonreír.

-No…no me llames por mi nombre.

¿Por qué? Me inclino aún más, llevando mis labios hasta su oído y susurrándole despacio. Taiga… Vuelve a gemir a la vez que me rasguña los brazos encendiéndome por completo ¿Tanto lo quieres Taiga? Tomo mi erección deslizando mi punta por todo su largo hasta sus testículos y un poco más abajo.

-Ahh…no…Aomine no, aún no.

Vamos seré lindo.

-¿Lindo? ¿Con esa cosa monstruosa que tienes? ¿Estás loco?

Tan solo sonrío sin dejar de mirar lo jodidamente sexy que se ve. Muero por estar dentro de ti sabes, aunque a decir verdad no sé muy bien qué se supone que tengo que hacer. Es solo que no resisto la idea de follar contigo, me enloqueces Kagami. Me mira entre sorprendido y enternecido, intentando aclararse la mente y la garganta.

-Bien…pero primero uh, debo prepararme. Si…si entras así me matarás.

Lo miro sin comprender mientras el abre sus piernas, a la vez que comienza a lamer sus dedos hasta dejarlos escurriendo en líquido. Trago saliva sintiendo como se me pone aún más dura al ver como desliza sus dedos hasta su pequeña entrada, intentando introducir uno hasta que lo logra gimiendo un poco.

-No…no me mires imbécil.

Imposible. Me relamo los labios y me masturbo con fuerza al ver que introduce en su interior un dedo más a la vez que jadea un poco, poniendo una expresión verdaderamente erótica ¿Habías…habías hecho esto antes?

-¿Qué?

Ya…ya sabes meterte los dedos. Kagami me dedica una mirada fulminante para luego desviarla.

-No lo sé.

¿No lo sabes? Eso me suena a que lo haces seguido y seguramente pensando en mí.

-Que te jodan idiota.

Él que va a joderte aquí soy yo, vamos Taiga mira que dura la tengo. Necesito entrar en ti ahora mismo o realmente me volveré loco. Saco sus dedos de su interior, comenzando a lamerlos obscenamente y mirando cómo me ve con la boca abierta. Pero sin esperar más me acomodo llevando mi punta hasta su entrada, rozándola levemente y empapando su piel con mi líquido que no para de gotear de lo excitado que me encuentro.

-Hazlo ya.

Me muerdo los labios comenzando a penetrarlo despacio, sintiéndome perdido y abrumado hasta el exceso conforme entro en su calor asfixiante y delicioso debido a las dulces y adictivas contracciones a mí alrededor que no paran de envolverme. Hahh… maldición, se siente demasiado bien pero aun no llevo ni la mitad.

-No…no…espera, espera Aomine…haahhh.

Kagami se retuerce, aferrándose al piso y respirando muy agitado. ¿Te duele mucho?

-No…es…solo que, haahh….joder la tienes enorme maldito Ahomine. Espera…¿Por qué te estás poniendo más duro imbécil? No…Aomine…Aomine…ahhh.

Lo siento no puedo esperar más. Me inclino colocando mis manos a los costados de su rostro, dándole una honda estocada y terminando de introducirme en su interior, viéndolo vibrar excitado. Lo penetro lenta pero muy profundamente, escuchando como grita entre cada embestida. Jamás en toda mi vida me había sentido así de increíble, tan solo puedo sonreír a la vez que lo beso sin dejar de fundirme en el delicioso placer de follar con Kagami.

Me deshago entre su enigmático cuerpo, palpando y acariciando cada músculo que se tensa ante el placer mientras constantes jadeos y gemidos abruman el aire. El aroma del sudor de su piel caliente más el calor del lugar y la ligera brisa de la playa que llega hasta mí me enloquecen, hasta hacerme sentir que realmente me derrito.

-Aomine…ahhh. Ahí…ahí, Aomine…ahí…haahh, carajo sí.

Continuo embistiendo con fuerza un punto que al parecer lo eleva por lo alto, mostrándome una sonrisa coqueta mientras cierra los ojos y se masturba lentamente.

-Maldición…ahh, joder me corro…haahh.

Aprieto los dientes al sentir como me estruja deliciosamente mientras termina sobre su abdomen entre suspiros escandalosos y jadeos. Intento soportar un poco más, penetrándolo con fuerza mientras miro las gotas de mi propio sudor caliente caer sobre su rostro y las cuales apenas resbalan por sus labios lame para complacerme.

-Aomine…haahh, no…no tan duro…ahh.

Sin hacerle caso alguno le doy bruscas estocadas, que lo hacen gritar hasta que no puedo más y termino en su interior, gruñendo satisfecho y cayendo rendido sobre él, disfrutando uno de los orgasmos, sino es que el más intenso de toda mi vida. Ambos respiramos agitadamente intentando recuperar un poco de aliento, hasta que siento como me rasguña bruscamente.

-Quítate ya, pesas carajo.

Apenas si me levanto un poco mirándolo divertido. Que poco romántico eres Bakagami. Me mira sorprendido, tan solo para abrazar mi rostro con demasiada fuerza casi asfixiándome. Basta…basta carajo, es broma suéltame ya. Me avienta, tirándome a un lado y riéndose.

-Que poco romántico eres Ahomine.

Nos reímos para luego quedarnos en silencio mirando hacía el techo. Sonrío al sentir como comienza a rozar levemente sus dedos contra mi mano hasta apenas si cruzar su dedo meñique con el mío. Miro hacia otro lado sintiendo mi estúpido y patético corazón latir abruptamente, Kagami realmente sabe cómo joderme.

-¿Escuchas eso?

¿Mis latidos?

-¿Qué? No…el mar, se escucha el mar. Las olas…inclusive la brisa llega hasta aquí, huele tan bien.

Será porque estamos apenas a unos metros. Ahora que lo pienso ¿Qué haremos si nos llega un tsunami?

-Nada, quedarnos así como estamos ahora mismo.

No es mala idea.

-Aomine…

¿Qué pasa?

-Yo…tengo hambre.

Me quedo estático intentando no morirme de la risa. De verdad que sabes matar el ambiente. Se gira mirándome y revolviéndome el cabello.

-Idiota no hemos comido y realmente muero de hambre ¿Tú no?

Sí, sí…¿Nos damos un baño y vamos a la tienda o lo que sea que se encuentre a mil millones de kilómetros de aquí? Me sonríe y asiente incorporándose, para luego intentar levantarse gruñendo un poco, haciéndome sonreír y pararme de un brinco. El último que llegue al baño pedaleará la bicicleta.

-¡¿Ahh?!

Me jala agarrándose de mí para ayudar a levantarse y luego empujarme adelantándose al baño ¡Eso es trampa idiota! Me ignora siguiendo mientras yo me estiro un poco admirando la vista, por la parte trasera los gigantescos pastizales y por el frente la arena y el mar. Definitivamente es un buen inicio para una nueva vida junto a Kagami.

Sin más me voy al baño donde tomo una ducha, no sin desaprovechar la oportunidad de robarle uno que otro beso al tigre, recibiendo algunos golpes en el intento. Una vez listos salimos de la casa en busca de la dichosa bicicleta hasta que la encontramos. Apenas la vemos Kagami comienza a atacarse de la risa ¿Qué es esa mierda? ¿Se supone que nos subiremos en esa basura los dos? ¿En serio?

-¿Sabes qué? Mejor si pedaleo.

Jódete yo lo haré, a mí no me va ser la colegiala abrazada. De inmediato nos empujamos intentando subirnos hasta que yo lo consigo. Te toca en el asientito de princesa, así que por favor Bakagami adelante, es todo tuyo…

-Ugh, sino fuera porque me muero de hambre me iría caminando.

Sí, sí, menos plática y súbete ya. Se sube al pequeño asiento metálico totalmente liso que se encuentra tras el principal sentándose de lado. Una vez listos comienzo a pedalear, al principio es un poco difícil por las piedras y los pastizales, por lo que Kagami termina abrazándose a mi cintura haciéndome sonreír. Una vez en la carretera el camino se vuelve más fácil, así que avanzamos a gran velocidad sintiendo el aire cálido golpearnos con fuerza.

Un rico y delicioso calor húmedo comienza a hacer estragos, pero sin duda la vista es más allá de lo indescriptible. El océano azul se muestra majestuoso reflejando los rayos del sol increíblemente, mientras que se escucha una que otra gaviota y los pequeños insectos entre los pastizales. Conforme avanzamos nos encontramos una que otra persona que nos saludan amablemente.

Pedaleo con fuerza secándome el sudor de la frente de vez en cuando, sintiendo como Kagami lejos de relajar el agarre me abraza con mucha más intensidad. Por fin después de un largo rato me decido a romper el silencio ¿Te arrepientes de haber venido?

-¿Qué? No…¿Tú sí?

No, me encanta este lugar.

-A mí también.

El silencio vuelve a abrumarnos, tan solo permitiéndonos escuchar el sonido que crean las ruedas sobre el asfalto conforme vemos que comienza a atardecer.

-Aomine…

¿Qué pasa?

-Si jodemos esto nada volverá a ser igual y no quiero eso. Me gusta estar contigo y jugar básquetbol, eres como mi mejor amigo. Alguien en quién sé que puedo confiar, por lo que me da miedo que algo salga mal y eso se pierda.

¿De cuándo acá eres un llorón inseguro?

-Jódete idiota déjame terminar. A pesar de que todo se puede echar a perder quiero intentarlo. No quiero otra persona, te quiero a ti con tus errores y tu carácter de la mierda, como sea pero te quiero a ti. Pero eso sí, engáñame con alguna tipa con tetas enormes y te la corto ¿Me oíste?

Oye, oye….¿Cómo pasamos del te quiero a ti, al te la corto? Ya entendí, no lo joderé pero en ese caso tú tampoco vayas y le menees el culo a nadie más que a mí.

-¡¿Qué mierda significa eso idiota?!

Simplemente eso, tú y tu lindo trasero desde ahora son míos Bakagami. Veo que alguien te mira de una forma que no me gusta y te jodo, fin de la discusión.

-Eres un estúpido, solo estás buscando pretextos para joderme.

Eso Kagami, hazte el difícil ya me están dando ganas de tirar esta bicicleta a la mierda y joderte en pleno campo. Siento como me jala el cabello a la vez que ambos nos reímos siguiendo nuestro camino. Una vez que logramos llegar al centro del pueblo nos detenemos en un pequeño restaurante local para comer.

Apenas entramos las seis personas que se encuentran en el lugar nos saludan por nuestros nombres, ya que al parecer el rumor ya se corrió por todas partes de que hay nuevos habitantes. A Kagami parece no importarle, tan solo ordenando una pila gigantesca de comida. Platico animado con el cocinero mientras Kagami continua llenándose la boca de alimento hasta que por fin se llena. Después de pagar la cuenta y salir miramos que ya ha anochecido a pesar de que no es tan tarde.

-Nos perdimos el atardecer Ahomine.

¿De quién carajos crees que fue la culpa? Cierto idiota no paraba de rellenarse como pozo sin fondo.

-Cierra la boca fue tu culpa por matarme de hambre.

Sí…sobre todo ¿Qué tal si vamos a ese lugar oscuro de allá y te mato del placer? Apenas si logro esquivar un puñetazo que por lo visto iba directo hacía mi cara.

-Sigue de idiota y lo próximo que verás serán tus dientes en el piso Aomine.

Uy que miedo. Comenzamos a caminar, comprando de paso cosas que necesitamos a lo largo de las tiendas y puestos que hay sobre la pequeña costera, para luego ir hasta la playa ya que Kagami quiere meter los pies en el mar. Tenemos una maldita playa privada, vámonos a casa de una vez.

-No, porque una vez en casa tendré que encerrarme para que cierto degenerado no me brinque encima.

Sí claro mira quién habla, el degenerado que se mete los dedos como si fuera lo más normal del mundo. Tan solo grito al sentir como me jala del cabello mientras yo me rio divertido. Está bien no…simplemente finjamos que todo el mundo lo hace.

-Date por muerto.

Me empuja con fuerza intentando tirarme a la arena, a lo que rápidamente reacciono jalándolo y haciéndolo caer encima de mí. Nos miramos algunos segundos, terminando de unir nuestros labios en un pequeño beso, hasta que Kagami se separa sentándose y abrazando un poco sus rodillas mientras observa las olas y como ahora la luna se refleja sobre la superficie azul oscuro del océano que parece no tener fin. Me siento a su lado sintiendo como recarga su cabeza sobre mi hombro.

-¿Qué haremos mañana?

Quién sabe, ya se nos ocurrirá algo.

-¿Y pasado?

También… Kagami sonríe sin dejar de mirar el mar a la vez que toma mí mano.

-No sé cómo carajos terminamos en este lugar, ni que nos espera pero definitivamente habernos fugado fue la mejor decisión del mundo.

Lo miro fijamente pensando que esto es una locura. Kagami Taiga no es muy normal que digamos. Sus besos saben a locura adictiva mientras que sus ojos son los de un soñador. Es poco romántico, de pocas palabras pero muy preciso y directo. Es algo así como lo que he estado buscando toda mi vida y por fin lo encontré…

Notas finales:

Espero que les vaya gustando la historia. Como se dan cuenta Aomine se llevó a Kagami literalmente al lugar más recóndito sobre el Universo. Creo yo que la playa, el campo y la tranquilidad son buenos lugares para hacer crecer el amor tan “peculiar” que se tienen estos dos. También ambos ya “concluyeron” que se gustan y al menos por ahora quieren intentarlo. ¿Qué podría estropearse y echarse todo a perder? ¿Qué no saben qué pasará al día siguiente? Pues sí, pero realmente ¿Qué importa?

Solo les diré que el capítulo que viene ya comienzan las “sorpresas” aparte de que la cronología comenzará a avanzar un poco más rápido. Ansío fervientemente sus comentarios, muchas gracias por leer ¡Nos vemos! <3


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