Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor Tierno por Amok Scarlet

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola!!!

Les traigo este fic, va pa' largo. Les recomiendo tomarse 20 minutos si leen rápido o unos 40 para los que vana mi paso (de tortuga)

Esta canción fue mi inspiración. Yo quisiera de Reik

https://www.youtube.com/watch?v=qQiWpD7QCDQ

Si quieren escucharla.

Eso es todo, espero les guste. Esta... a mí me encanto. Claro lo hice yo, que no me guste algo que yo hice sería algo... entonces para que lo escribí

¿Me entienden?

Bueno, los dejo leer

Desde hace tiempo que eran amigos, se conocieron en la secundaria cuando se había mudado por el trabajo de su padre. Al principio ni se había dado cuenta de él. Hasta que los colocaron en equipo para un trabajo.


— ¿Quién? — preguntó después que el profesor dijera un nombre que no conocía


— Uchiha Sasuke y Uzumaki Naruto — repitió el profesor


— ¿Quién es Uchiha? — alguien le picó el hombro


— Soy yo, dobe — volteó a ver quién sería su compañero


— ¿Te he visto antes? — lo examinaba de pies a cabeza. Usaba lentes, sus cabellos negros llegaban a cubrir un poco sus ojos, su suéter de la escuela cubría sus manos y le llegaba más debajo de lo usual. Diría que cubría sus glúteos. Y había hablado con voz baja — No, ni te había visto


— Lo sé — el chico se veía pequeño en ese uniforme que parecía quedarle dos tallas más grande — nadie me ve — dijo tranquilamente sin ningún sentimiento en la voz


— No te preocupes teme — el otro pasó el insulto, no le daban ganas de pelear con un dobe — tú júntate conmigo y ya verás como nadie te quita el ojo de encima


— No gracias, así estoy bien. Allá me siento — señaló el último lugar cerca de la puerta — ven cuando tengas tiempo


— Ajá — contestó mirándolo con la ceja alzada mientras se iba a su lugar


A la hora de la salida fue con el azabache


— Bien, ¿qué haremos? — le preguntó sentándose enfrente del azabache


— ¿No pensaste en nada dobe? — alzó apenas un poco la mirada para verlo


— Claro que sí teme — notó los ojos que se escondían detrás de aquellos lentes —déjame… — su mano se estiraba hasta los anteojos del azabache — ver…


Le quito los lentes y el azabache se sorprendió. No se había dado cuenta del momento en que le quitó los lentes


— ¿Q… qué haces? — se tapaba la cara, el dobe. Que era rubio, lo miraba fijamente con sus ojos azules


— Pero… ¡teme! — Lo agarró de los hombros para que no volteara — ¡eres hermoso!


El azabache se sonrojó, abrió los ojos como si estuviera a punto de llorar y tembló.


— ¿Por qué pones esa cara? — Lo sacudió — te estoy halagando. ¿Por qué no muestras un poco tu rostro? Atraerías a muchas chicas y no estarías solo, hasta tendrías fans persiguiéndote por todas partes


Decía sin dejar de verle. El azabache lo miraba hacia arriba, era un poco más bajo que el rubio. Y sentía que tenía que escapar de él.


— Bueno, ya que no quieres hablar tendré que hacerlo por ti — el azabache seguía sonrojado hasta las orejas — te doy cinco segundos


El otro no sabía qué hacer, es más la información no llegaba a su cerebro


— Uno… dos… tres… cuatro… cuatro y medio — el rubio seguía mirando la cara perdida del azabache mientras contaba — cuatro y tres cuartos — si no se daba prisa haría lo que había pensado desde un principio — y… y… ¡cinco!


El otro ya tenía las lágrimas a punto de salir. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué aun lo tocaba? ¿Por qué no se alejaba? ¿Por qué no podía hablar?


— Lo siento Sasuke, pero te di tiempo y pues ni modos ¡vamos! — le sonrió, cogió su mochila y la del azabache y lo jaló rumbó a la tienda departamental.


¡Haría al azabache tan apuesto como él!


O eso pensaba en ese momento…


Una vez llegaron al centro comercial lo metió a la primera tienda de ropa que encontró. Vio a una chica que colocaba la ropa y le gritó


— ¡Hola! — se acercó a ella al mismo tiempo y estuvieron enfrente de ella en un instante. El azabache veía sus manos juntas. Estaba siendo sostenido por el rubio. Y estaba nervioso, no sabía que hacer


“¿Q… q… qué hago? ¡Nii-san!”


— Pero joven — la chica le hablaba al rubio mientras examinaba al azabache que no sabía dónde meterse — es un doncel


— ¡¿Q… qué?! — el rubio no se lo creía. Le levantó los flequillos, tocó sus hombros, los brazos, las caderas, la cintura, las piernas y al final dijo — ¡Es verdad!


El azabache estaba temblando, ¿Por qué lo toqueteaba? ¿Por qué lo dejaba? ¿Por qué no hizo nada?


— No importa — le decía el rubio a la señorita — aun así quiero ropa para él


— De acuerdo, por aquí por favor — los guió. Aunque el azabache solo era arrastrado por el rubio


La señorita se llevaba al moreno y lo metía a los probadores con montones de ropa. Dejaba al moreno para que se cambiara pero no se movía de su lugar. Al final terminó por llamar a uno de los empleados donceles para que la ayudaran con ese cliente que estaba en su mundo.


El rubio pensaba que el azabache era muy tímido. Y esperaba que terminaran pronto, ya le estaba entrando el hambre. No recordaba muy bien donde quedaba ese restaurante de ramen al que había ido con uno de sus amigos. Lo llamaría para que se lo recordara.


“¿A Uchiha le gustara el ramen?”


Había pensado mientras esperaba


— ¿Qué le parece joven? — interrumpieron su imaginación cuando le pusieron enfrente al azabache.


Se quedó con la boca abierta


¿E… ese… ese era Sasuke?


— Joven por favor cierre la boca o le entraran las moscas — pidió el otro doncel a lado de Sasuke


— Per… perdón — se disculpó después de cerrar la boca con un sonoro CLAK


— No se preocupe, todos nos quedamos igual — la chica le consoló, pero no mentía ella también había abierto la boca al ver al azabache con esas ropas y los cabellos echados hacía atrás


— Te ves precioso Sasuke — el rubio se había parado de su asiento mirando al azabache de pies a cabeza — hasta podría salir contigo


Sasuke se sentía intimidado por las miradas. Acostumbrado a que nadie lo viera. Estaba rojo y cohibido con las manos unidad enfrente de él. Queriendo esconderse en algún lugar y volver a cambiarse por sus ropas.


— D… dobe — Naruto casi muere al ver el rostro que lo miró. Sus ojos temblorosos, su cuerpo oscilante, las mejillas sonrojadas, los labios fruncidos, las manos inquietas.


El rubio casi decía


“¡Buen provecho!”


Hasta la chica estaba sufriendo de un paro cardiaco y el otro doncel se desangraba y empezaba a querer ser hombre. ¡Bah! ¡Que importaba! Hombre, mujer, doncel, animal, extraterrestre, viejo, adulto, joven, niño, bebé, hasta los árboles y las piedras se lo querían comer.


Fuera objeto animado e inanimado. Todos, todos se lo querían comer. Encerrarlo en una jaula y tenerlo solo para ellos.


Nada de eso paso.


Naruto a pesar de morirse de las ganas, sentía ternura por el doncel enfrente de él.


“¿Por qué tan tímido? Será mejor que lo lleve a su casa”


— Nos llevamos lo que le quedó bien, cárguelo a esta tarjeta y mándemelo a esta dirección — le tendió a la señorita su tarjeta de crédito y otra de presentación. Estaba acostumbrado a salir con ellas por recomendación de su padre.


Ya cuando rindiera cuentas con él le explicaría sus motivos del gasto. ¿Qué sí lo tenían controlado? Claro, sus padres querían a su hijo. Por lo que le dieron responsabilidades y libertades. Junto con las reglas a seguir para que no se desviara.


— ¿Podrías ayudarle a poner su ropa? — pidió al chico


— Cl… claro joven — el doncel guió al azabache a los vestidores


Y Naruto una vez estuvo solo, se desparramó en la silla donde estaba sentado antes.


Solo tomó unos segundos para volverse loco por ese doncel. Solo unos segundos…


Sasuke se sentía aliviado con sus ropas del colegio. Qué lo cubrían de nuevo. Volvió a dejar caer su cabello. Ya se sentía más tranquilo, pero aun recordaba las palabras del rubio.


Nadie más que su familia le habían dicho precioso o hermoso. Qué alguien fuera de su círculo le llamara de esa forma lo ponía nervioso.


— Gr… gracias — le dijo al doncel que lo ayudó


— No te preocupes, precioso. Para eso estamos — aunque el azabache había vuelto a su forma sosa, el chico aún tenía la imagen del chico debajo de esas ropas. Una que nunca se iría


— A… ajá — salió del vestuario viendo al dobe rubio que lo llevó a esa situación incómoda para él. Estaba recibiendo la nota de compra de mano de la chica que lo estaba mirando con su rostro sonrojado.


— Joven, ya está listo el señorito — el doncel interrumpió a la chica que intentaba sacarle más información al rubio. Aparte de lo que la tarjeta ya contenía


— Muchas gracias — se acercó a Sasuke y volvió a tomarlo de su mano — te llevo a casa


— N… no hace falta — apenas pudo formular al sentir esa mano grande en la suya


— Claro que hace falta, ya ha anochecido. Si no te llevó tu familia se preocupara, vamos.


Lo jaló llevándoselo a la salida. Recogieron sus cosas y caminaron a la salida del centro comercial


— ¿Dónde vives? — preguntó el rubio cerca la salida


— En… ¿conoces el parque Konoha? — no lo podía mirar


— Sí — contestó, mirando al frente y desviando en momentos la mirada al azabache


— Entre la calle Suna y Kaze, sobre la avenida Hi, en el número 177 — dijo de filo y de memoria


— Ah… ¿me lo repites de nuevo?


Sasuke no tuvo más que volvérselo a repetir al dobe. Por fin llegaron a su casa. El rubio reacio a dejarlo solo en la puerta. Espero a que se adentrara en la casona que era hogar del azabache.


Ya que lo vio hundirse en ella, se fue tranquilo a su casa. Que no quedaba lejos. Estaba a unas cuantas calles, en la calle Mizu, una que atravesaba la calle Hi.


Se metió en su casa. Saludando a sus padres que estaban preocupados por él.


— Madre, padre — sus padres se extrañaron por la forma en que los llamó. Sólo lo hacía cuando se trataba de algo serio — sobre la tarjeta…


— Ven, vamos a la sala — sugirió su madre. Y los tres se trasladaron a la estancia.


— Ahora, dinos ¿qué paso con la tarjeta? — sus padres estaban sentados juntos en el sillón grande mientras él en uno de dos piezas


— Tenía que hacer un trabajo con un chico — sus padres asintieron — y se me hizo triste que no vistiera ropas bonitas, es que… es que… — parecía desesperado al no saber cómo expresarse — es que se veía tan ñoño con las ropas holgadas, como si fueran las de un jugador de futbol americano y no me pude resistir al ver sus ojos y me dije “no puedo dejar que se vea así cuando tiene tanto potencial”


Sus padres trataban de seguir el hilo de sus palabras. Se había levantado y caminaba haciendo expresiones con las manos. Todo agitado representando como se sentía


— Y luego lo llevé al centro comercial y nos metimos en una tienda de ropa, pero como no soy muy bueno para escoger encontré a una chica y le pedí que me ayudara. Y luego ella me dijo que Sasuke era un doncel. Y yo no le creía entonces tuve que comprobarlo y lo sí, era un doncel, bueno es un doncel. De todos modos le dije a la chica que me ayudara y ella accedió y entonces yo estaba pensando en ramen, tenía hambre y me pregunte si a Sasuke le gustaría, porque como es un doncel y si no le gustaba


Hizo como que tocaba algo, se tocó la panza, se le escurrieron las babas.


— Y cuando salió y lo vi me quedé así — y abrió la boca — y la chica me dijo que me entraban moscas y luego cuando recapacite me fije en cómo se veía Sasuke y ¡por dios! — alzó las manos al cielo — hasta la chica y el otro doncel se lo querían comer, ¡se los juro! — su vos era la única que se escuchaba en toda la gran casa. Hasta los empleados curiosos de escuchar la voz nerviosa del joven fueron a ver — Y Sasuke me llamó me dijo “D… dobe” — trato de imitar su cara y su voz, cosa que no pudo.


Sonrisas de todos se asomaban en los rostros. Ver al chiquillo de secundaria representando su aventura se les hacía divertido, más por los gestos graciosos que hacía


— ¡Y dios! Casi me desangró y no era el único, con su carita sonrojada, sus ojos a punto de llorar, su cuerpo temblando, todo él era una ternura. Y me dio pena — hizo una carita triste — con lo bonito que es ¡Pero es tan tímido! Si no fuera por eso tendría a miles haciendo filas detrás de él — sacudió su mano hacía atrás de una forma exagerada — ¡Tenía que sacarlo de ahí! Así que le pedí a la chica me cargara la ropa que le quedaba a la tarjeta y que me la mandara y le pedí al doncel de la tienda que lo ayudara a cambiarse y luego le dije que lo llevaría a su casa


» Pero él no quería que lo llevara. Ya estaba oscureciendo y temía que algún loco se lo llevara al creer que era bueno para vender sus órganos al mercado y que cuando lo desnudara se diera cuenta que era una belleza. Me lo imaginaba todo tembloroso y llorando, sin poder ni siquiera decir una sola palabra para defenderse. ¡No podía dejar que lo prostituyeran! Así que le insistí hasta que me dijo su dirección. Y lo dejé en la puerta de su casa y espere hasta que estuviera dentro y al fin tranquilo con mi conciencia pude regresar a casa. — Se dejó caer en el sillón como si hubiera hecho un gran esfuerzo


Todos en la casa trataban de contener la risa. Había sido de lo más gracioso.


— ¡No se rían! — Tan solo había descansado cinco segundos cuando escuchó las pequeñas risas contenidas de sus padres — ¡Hubieran hecho lo mismo si lo hubieran visto! ¡Parece un hámster!


— Ya, ya — su mamá se levantó y le acarició la cabeza — te creo, te creo


— ¿De verdad? — se veía tan ilusionado que no le pudo negar que le creía


— Si, de verdad. Entonces le compraste ropa — asintió con la cabeza — ¿Cuánto gastaste?


— Eh… no me fije — sacó un papelito de su pantalón — pero aquí está la nota


Se la dio a la mujer pelirroja quien era su madre. La mujer miró la nota leyendo cada artículo y su precio. La lista era algo larga y suspiro cansada al llegar al final y ver los cinco números sin contar los centavos.


— ¿Al menos le queda bien? — preguntó entregándole la nota a su esposo rubio igual que su hijo.


— ¡Te estoy diciendo que se lo querían comer! — La mujer volvió a soltar una risita


— De acuerdo. No hay problema. Pero tendrás que sacar buenas notas por esto — le dijo su padre una vez que termino de revisar el ticket.


— ¿No me la quitaran? — preguntó sorprendido


— No, nunca se sabe. Es mejor que la lleves contigo. Pero ya sabes las reglas


— Sí, sí. Gracias — los abrazo. Puesto que había roto una de las reglas creía que se la quitarían


— ¿Nos vas a presentar a tu amigo? — preguntó su madre


— Mañana lo traeré a casa, tenemos que hacer un trabajo juntos.


— Mañana llegare temprano entonces — dijo su padre


— Ahora a cenar que de seguro tienes hambre — y su estómago al escuchar la palabra comida rugió.


— Jejé — se rascó la nuca y se fueron al comedor. Los sirvientes regresaron a su trabajo.



Al día siguiente arrastró a Sasuke a su casa. Lo llevaba de la mano y Sasuke estaba nervioso y sonrojado. Su mano empezaba a sudar y quería que el dobe se la soltara para que no lo notara pero el rubio ya se había dado cuenta. Así que lo tomó de su muñeca para no incomodarlo.


— ¡Es aquí! ¿Ah que está bien cerca de tu casa? — preguntó el rubio a su acompañante


— S… sí — ¿No estarían solos, verdad?


— Vamos, mi mamá dijo que cocinaría para ti


Entraron en la casa y la madre de Naruto ya los esperaba en la sala.


— B…. buenas tardes — saludó el azabache — disculpe las molestias


No estaba nervioso por la señora, sino porque el rubio aún mantenía su mano en su muñeca. Si lo soltara tal vez… tal vez no se sentiría así.


— No te preocupes — la mujer le sonrió — pasa, pasa


— Gracias — iba dar un paso pero se dio acordó de la mano del rubio en su muñeca — dobe… mi mano


— Ah… lo siento Sasuke — lo soltó y dejó que pasara a la sala


— Se ve tan tierno — le dijo su madre al oído mientras sonreía mirando al azabache que estaba dejando su mochila en el suelo y tenía las manos sobre las rodillas


— ¡Mamá! — Susurró — y eso que no lo has visto con lo que le compre. Por cierto ¿ya llegó?


— Oh sí, está en tu habitación. ¿Por qué no lo llevas a que se cambie de ropa?


— ¿Tú crees? ¿No estará incomodo? — preguntó con cierto recelo


— Tú llévalo en lo que yo le sirvo — lo empujó hacía la estancia


— D… de acuerdo — menciono rendido


La mujer los miraba mientras el rubio pensaba como decírselo al azabache


— Mmm… — se rascó la mejilla — Sasuke, ven conmigo por favor — el azabache lo miro entre sus flequillos


— ¿Por…? — no pudo terminar de hablar el rubio otra vez lo estaba jalando escaleras arriba


— Ha llegado la ropa, así que mi mamá me pidió que te cambiaras para que estuvieras más cómodo


— Pe… pe… pero así estoy bien — decía el azabache tratando de no llegar donde fuera que lo llevara el rubio


— Por favor — pidió el rubio casi en ruego — mi mamá quiere verte con ropa de calle, si es mi culpa lo admito. Pero por favor, solo por esta vez. ¿Síiiiiii?


— Es… está bien — suspiro resignado. Sólo era por su mamá, no por el rubio


— Este es mi cuarto, úsalo como quieras. ¿Te espero o te veo abajo? — preguntó al inocente azabache


— Abajo, gracias — había volteado a ver el cuarto del rubio y se encontró con un montón de bolsas — es… espera — apenas lo alcanzó antes de que bajara por las escaleras


— ¿Qué pasa? — preguntó preocupado


— No… no sé qué ponerme, ayúdame — miraba sus pies, siempre había usado ropas holgadas, grises, negras, cafés. Tristes


— Ah… bueno


El rubio se metió con él en su cuarto y sacaron la ropa de las bolsas, playeras, camisas, pantalones, shorts, suéteres, mascadas, pañoletas, calcetas… él no recordaba haber pedido calcetas, ni zapatos ni tenis. ¿Cómo?


— Puedes ponerte este pantalón con esta camisa o con esta playera. O este short con esto o esto. Y te puedes poner este suéter junto con esto y los zapatos según el color de la camisa o el suéter.


Ya habían armado los conjuntos y el azabache solo veía un montón de ropa. Qué le parecían decir


“Elígeme a mí”


— ¿Cu… cuál te gusta más a ti? — parecía que para ese tipo de cosas podía preguntar al rubio


— Mmm… — y el rubio parecía dispuesto — esto se vería perfecto en ti — unos shorts rojos, apolo blanca con un pequeño dibujo de un tigre en el lado derecho, calcetas blancas y tenis rojos. Aparte un suéter vino en V.


— Ok


— Vale, te veo abajo — y salió de la habitación.


Una vez fuera sintió que podía dejar salir el aire que estaba conteniendo. Al parecer el azabache no se daba cuenta de lo que provocaba en él.


Ese… ese fue su principio. Sasuke tomo más confianza con el rubio y hasta parecían hermanos.


Se preguntaran: “¿Por qué era así Sasuke?”


La respuesta la obtuvo Naruto cuando llegó uno de esos días a casa del azabache, en su cumpleaños para ser exactos.


— ¿Vas a venir verdad dobe? — el insulto se había quedado como su nombre. Pero ya no importaba


— Sí, claro. No puedo perderme el cumpleaños del teme — le sacudió los cabellos


— Dobe deja de hacer eso — le dijo molesto


— Antes ni te molestaba — decía triste el rubio


— ¿Quién tiene la culpa? — no podía negar eso.


Era cierto Sasuke había cambiado desde que ellos se juntaban. Sasuke parecía otra persona, hasta tenía que quitarle de encima los chicos que se querían aprovechar de él. Pero Sasuke no sabía que lo hacía más por celos que por proteger a su “hermanito”


Y Naruto nunca lo negó. Al contrario cuando encontraba un buen prospecto para el doncel, y a este le gustaba el chico entonces lo aceptaba. Poco podía hacer, no eran nada. Más que “hermanos”.


Y temía perder su amistad. Y que solo el recuerdo viviera en su mente se le hacía demasiado triste. Prefería mil veces estar junto al azabache aunque solo fueran amigos a no tener que verlo nunca más.


Ese día en la fiesta fue el primero en entrar en casa del moreno. Lo recibieron su padre y hermano.


— Por tu culpa mi hermanito ha cambiado tanto — lo habían arrastrado a la sala, lo sentaron en el sillón de una pieza y empezaron a acusarlo. No pudo objetar nada, todo era cierto


— ¿Has visto como se lo comen con los ojos? — después de aquello los tres, (Fugaku) padre, (Itachi) hermano y (Naruto) amigo del azabache estaban sentados en la sala platicando con vasos de refresco contando todo lo que había cambiado y pasaba alrededor de Sasuke.


— Lo sé, extraño cuando no podía ni decir una palabra  cuando estaba nervioso — comentaba el rubio mientras tomaba un sorbo de su bebida


— Y cuando no sabía que ponerse — comentaba Itachi


— Y tanto que lo estábamos cuidando — suspiraba Fugaku — estaba tan chiquito cuando su madre murió. Estábamos preocupados porque no tuviera una figura materna.


— Tuve que hacer los quehaceres de la casa, papá, tú estabas muy ocupado con el trabajo y tenía que atender a Sasuke todo el día desde que salía de la escuela.


— Y le compraba todo lo que me creía lo haría feliz — comentaba bebiendo de su refresco


— Y yo que lo protegía de todo, ni lo dejaba salir a la calle solo para que no sucediera esto — Itachi se limpiaba la nariz


— Tanto que creí que era mejor meterlo a un internado de donceles donde estuviera a salvo de todo hombre que quisiera corromper a mi angelito


— Y yo que lo visitaba sin falta cada domingo, lo veía ir a misa con su uniforme de monjita


— ¿Quieres ver las fotos? — y sin que contestara el rubio el hombre se levantó y cogió de una repisa un álbum — Aquí esta con su oso de peluche a los tres años. Le habíamos puesto un vestido de niña. Su madre Mikoto que había fallecido meses antes


— Descanse en paz — se persignaron los tres


— Había querido una niña, había comprado tantos vestiditos y tomamos varias fotos mientras crecía, hasta los cinco años — las fotos pasaban y se veía a Sasuke con vestidos rosas, amarillos, rojos, verdes, con muchos encajes, vuelos, decorados y listones.


— Era tan tierno — Itachi se sorbía los mocos


— Aquí estaba con su uniforme de monjita — la foto de veía a un chico con un jumper gris hasta debajo de las rodillas y las calcetas blancas perdiéndose dentro de este. Zapatos negros, camisa blanca de manga larga. Amarrado alrededor del cuello de la camisa un moñito negro.


— Se ve tan pulcro. ¡Era un santo! — Itachi se secaba las lágrimas que se le escapaban


— Aquí estábamos nadando en la piscina — ahora Sasuke se encontraba con un short como traje de baño y una playera de tirantes. Una pelota gigante que cubría la parte izquierda de su cuerpo y sus pies juntos. Mirando y sonriendo tímidamente a la cámara.


— Mi pequeño ángel — Itachi ya no aguantaba las lágrimas


— Pobre — Fugaku estaba en el mismo estado — te lo dejó por si quieres terminar de verlo. Me llevo a Itachi a su habitación. Esta peor que yo, todavía no lo supera.


— Sí, gracias — Naruto también se hubiera puesto a llorar pero lo soporto porque sabía que los cambios eran buenos.


— ¿Qué le pasa a Itachi? — el rey de roma se posaba a sus espaldas, mirando cómo se llevaba su padre al idiota de su hermano


— Se sentía un poco mal — le sonrió


— Ah, últimamente esta así — comentaba el azabache


— Ya lo creo — suspiró escondiendo el álbum a un costado suyo


— Vamos, ya están a punto de llegar


— Ve, voy detrás de ti — le sonrió


— No tardes — y se fue


El rubio echó una miradita más al álbum. Sasuke había cambiado tanto en tan corto tiempo. ¿Cuánto había pasado desde la primera vez que lo vio? Tan sólo medio año, en medio año. El azabache era una persona distinta.


Y el tiempo seguía corriendo, universidad segundo año.


Sasuke lloraba en su hombro, contándole lo que había sucedido con su actual novio.


— Gaara solo piensa en hacerlo, ya le dije que no me siento listo — el rubio no sabía que decirle más que consolarlo. Le acarició la espalda, hasta que dejó de oír el llanto


— ¿Crees que deba de hacerlo?


— ¡Por dios no! — Había respondido alterado — No debes, que se joda. Tú no debes hacer lo que ese idiota te pida. Cuando estés listo y te sientas seguro con tu pareja entonces podrás hacerlo. No deben obligarte y cuando te des cuenta ya lo estarás haciendo de una forma natural y sana.


— ¿Tú crees? — le preguntaba con la carita empapada en sus lágrimas


— Por supuesto — le contestó firme


— Me hubiera gustado enamorarme de alguien como tú — no sabía si el azabache lo decía en serio o no. Sin embargo sus palabras le dolieron.


Sasuke por mucho que cambiara seguiría siendo un alma inocente. Seguiría siendo el chico tímido que conoció. De eso estaba seguro durante todo este tiempo que compartían juntos.


Y también sabía que se había enamorado de él al ver sus ojos. Y que nunca se lo diría por el mismo miedo de perderlo.


— ¿Te sucede algo? — preguntó el azabache al notar la mirada triste del rubio


— No — trato de mostrar una sonrisa sincera — nada


— Te creeré — y volvió a abrazarlo — mañana le diré a Gaara que esto termino


— Ya veo — se sentía tan triste por sí mismo. No se podía quejar, así lo había querido.


— Naruto — sintió los dedos del azabache hacer círculos en su vientre, siempre lo hacía cuando le quería preguntar algo que le avergonzaba — ¿Vi… vienes a mí casa?


Alzó una ceja. ¿Por qué se avergonzaba por eso? Muchas veces había ido a su casa, no tenía por qué sentirse así.


— Esta bien — muchas ideas del porqué venían a su mente



Al día siguiente. Estaba en el campus, por casualidad pasaba por las canchas y vio a Sasuke hablando con Gaara.


Se quedó por precaución, se conocía a Gaara por su temperamento agresivo.


— ¿Pero quién te crees que soy para dejarme cuando se te da la gana? ¡Aquí soy yo el que decide cuando romper contigo! Y ni te creas que te escapas, no me has satisfecho para nada — lo tomó por la muñeca y el azabache dio un grito al sentir su mano ser apresada con fuerza por el pelirrojo


— ¡Me haces daño! — le gritó, y como respuesta obtuvo un golpe en la espalda. El pelirrojo lo tenía contra la pared


— ¡Te tomare en este momento! — el rubio al escuchar el golpe salió de su escondite. Sasuke estaba siendo sometido por el desgraciado de Gaara.


Sin que lo viera venir el pelirrojo cayó al suelo por el puñetazo que le propino el rubio en la cara.


— ¡No te atrevas a tocarlo! — le gritó mientras tomaba a Sasuke de la mano y se lo llevaba con él


— ¿Quién te crees tú…? — no pudo terminar su frase al ver los ojos llenos de ira del rubio que lo asesinaban


— Atrévete a tocarlo y no veras otro amanecer — su voz era gruesa, llena de odio. El pelirrojo sabía que cumpliría su palabra. Frunció el ceño en disgusto, pero no se movió de su lugar.


Naruto llevó a Sasuke hasta la enfermería sin dirigirle la palabra. El moreno se preguntaba si podía decir algo, Naruto se veía furioso y le daba miedo que fuera con él. Se deprimió por ello.


Al llegar a la enfermería el moreno se sorprendió al ser abrazado por el otro. No había nadie y dejó paso a sus lágrimas.


— Ya, ya paso — le acariciaba los cabellos.


Quería matarlo por tocar a su más preciada persona en el mundo. Ese pelirrojo se las pagaría, pero por ahora, lo importante era Sasuke. Tenía que consolarlo, hacer que vuelva a reír como las tantas otras veces en las que había roto con su pareja.


Esta vez era diferente, era la primera vez que lo agredían de esa forma. Y no se lo perdonaría por haberlo dejado pasar.


— ¿Por qué me pasa esto a mí? — el moreno presionaba la camisa del rubio


— No es tu culpa — trataba de consolarlo


— ¿Por qué siempre…? — el llanto era fuerte


— Ya, ya. No es tu culpa es de ellos. No saben lo que pierden — estaban de pie en la puerta.


Una vez se calmó reviso su muñeca, tenía roja la zona donde ese maldito lo había agarrado.


— Perdóname yo fui el que te dejó avanzar en esa relación — le decía mientras untaba pomada


— Yo te lo pedí, tú solo respetaste mi decisión — le decía entre gimoteos


— No, no, eso fue mi culpa — se sentía miserable, culpable


— Naruto — lo llamaba, ni se había dado cuenta que el moreno acariciaba sus cabellos — yo… — el rubio levantó el rostro para verle la cara — ¿vendrás a mí casa?


— Sí, como quedamos — regresó la mirada a su muñeca.


Definitivamente mataría a ese malnacido



Viernes esperando a Sasuke en la puerta de su salón de clases, tomaban materias distintas por sus carreras y estaban en distintas facultades. Se había apresurado para que se fueran juntos como los últimos días. Además así prevenía que cierto pelirrojo se le acercara al azabache.


—…y este Kakashi-sensei volvió a sacar el libro en…


— Sasuke — lo llamó al verlo salir del salón


— Dobe — volteó a ver al rubio y regresó la mirada a sus amigos — nos vemos mañana, me voy con Naruto


— Nos vemos — los chicos con los que se iban se fueron


— ¿Nos vamos? — preguntó el rubio


— S…sí — el rubio se preguntaba porque el azabache estaba sonrojado.


En el camino a casa no se dijeron algo. Siempre que Naruto intentaba entablar una conversación se quedaba hablando solo. Sasuke miraba a todas partes pero sobre todo al suelo.


Naruto lo miraba fijamente, sintiendo que el azabache se comportaba extraño. Sentía las miradas que le dirigía y se volteaba rápidamente sonrojado.


Le recordó cuando Sasuke era tan tímido. Era su pequeño hámster.


Llegaron a la casona y entraron como cualquier otro día


— Es… espérame aquí — el azabache dejo solo al rubio en la sala.


Naruto miro a todas partes. Recordaba la última vez que había ido y la conversación que tuvo con el hermano de Sasuke.


— ¿Por qué no se lo dices? — le había dicho Itachi


— Tú sabes porque — contestó mientras sonreía


— Estoy seguro que aunque se lo dijeras no se separaría de ti — le comentaba mientras tomaba su taza de café


— Yo sé que sí, pero… yo no podría, sabes que es doloroso — la taza de humeante café dulce se salaba por las lágrimas que escapaban de sus ojos


— ¿No es más doloroso permanecer cerca de él? — el rubio alzó su mirada


— Pero así puedo protegerlo — contestó


Era mejor ver su felicidad a separarse de él. Era mejor cuidarlo a abandonarlo. Era mejor, sí, era lo mejor.


— Naruto — la voz de Sasuke lo sacó de sus pensamientos. Lo estaba abrazando por la espalda y tenía recargada su cabeza en la suya — ¿Por qué estás tan triste?


— No es nada, solo recordaba cosas.


— ¿Cosas tristes? — pegó más su cuerpo al otro mirándolo de lado


— Algo así — no había volteado a verlo por lo que no sabía que sus rostros estaban muy juntos


— Mírame — tomó su rostro y lo giró hacía él — has estado triste estos días y… yo quiero consolarte


— No es nada, de verdad — el azabache frunció el ceño y se dio la vuelta sentándose en las piernas del rubio


— Sasuke. ¿Qué haces? — el rubio se lo quería quitar de encima. Pero el azabache paso sus brazos por su cuello


— No me gusta verte triste — le susurró — tú siempre me consuelas. Nunca te he visto tan triste y no me dices lo que te pasa, no soy adivino. Así que… así que por favor dímelo. Me duele


— ¿Te duele? — el rubio había dejado de pelear y acariciaba los cabellos negros que reposaban en su hombro


— Sí, me duele. No me había dado cuenta pero… — el rubio se preguntaba como Sasuke podía ser tan atrevido y a la vez tan tierno e inocente.


— ¿Qué, Sasuke? — pero no se haría ilusiones. No otra vez


Salió de su escondite para mirarlo con esa mirada, esa mirada acuosa, las mejillas sonrojadas, el cuerpo tembloroso. Cómo la primera vez. Tan tierno, tan inocente, tan comestible.


— Yo me di cuenta de que… cuando me protegiste de Gaara — frunció el ceño al escuchar el nombre. Todavía le debía una paliza — yo creí que es… que estabas enojado conmigo y me s… me sentí triste y lloré… lloré cuando me abrazaste. Pero me sentía feliz de que no… que no estuvieras enojado conmigo.


Sus lágrimas se acumulaban


— Y… y luego me di cuenta… yo… yo te quiero — se volvió a esconder entre el hombro y el cuello del rubio — pero… pero tú solo me vez… me vez como tu hermanito… y no… no quería decírtelo si tú… si tú me dejabas… pero… pero no puedo… porque… porque te quiero… te quiero y no quiero que te vayas… quiero que te quedes conmigo… aunque no me quieras como yo te quiero y… y no importa lo que digas… me quedare contigo hasta que… hasta que te cases y… y pueda verte feliz a lado de alguien más… aunque… aunque…


Ya estaba llorando y Naruto estaba sorprendido


— Espera Sasuke — lo separo de él abruptamente era demasiada información para su cabeza — ¿Qué acabas de decir?


Necesitaba oírlo una vez más, solo una vez más.


— Dobe… — sus ojos y su carita en lágrimas, su rostro sonrojado y el cuerpo vibrante, su respiración agitada — te… te quiero


— Oh Sasuke — lo abrazo contra su pecho


— ¿No… no me odias? — preguntó asustado


— ¿Cómo te voy a odiar por eso? — acariciaba sus cabellos


— ¿En… entonces? — lo miró hacia arriba


— Te amo, no puedo odiarte — el azabache se puso más rojo, sus orejas se sentían calientes


— ¿No… no mientes? — el rubio sonrió. Su pequeño hámster seguía siendo Sasuke


— ¿Por qué mentiría? — Secó sus lágrimas con su mano — Eres lo que más amo en este mundo


— ¿A… amor de…? — preguntó dudoso, su cabeza le decía que tenía aclarar ese punto importante


— Así te amo — tomó su rostro con su manos y se acercó a sus labios.


El azabache se fue levantando hasta quedar otra vez sentado cerca del rubio. Cerró sus ojos cuando sintió los labios del otro. Un beso corto, suave y tierno.


No se sentía como los de antes. Con Naruto se sentía… se sentía como estar en las nubes, su cabeza se perdía y saltaba por las esponjosas nubes. Y caía en algo brillante y agradable.


Se miraron a los ojos perdiéndose en la profundidad de ellos. Los azules en los negros y los negros en los azules, mezclándose en un mundo que solo ellos compartían. Subiendo a ese cielo que compartían y desconocían.


Sus labios hicieron contacto una vez más, bailaban una danza sutil, sus manos exploraban el cuerpo ajeno con parsimonia. Sus ideas solo volaban como pequeñas mariposas alrededor y sus suspiros eran su música.


— Sasuke… — la conciencia de lo que estaba pasando lo regresó a la realidad — no debemos hacer esto aquí


— Vamos… vamos a mi cuarto — rió por ello


— ¿Estás seguro? — preguntó cuándo miró el ceño fruncido del azabache


— Cl… claro — no pudo evitar titubear cuando cayó en cuenta de lo que estaba pasando. Solo el rubio lo ponía así de nervioso.


— Agárrate fuerte — lo tomó de sus piernas y se levantó


— ¡Ah! — Apenas y se había sostenido — ¡Ten cuidado dobe!


El rubio rió por ello, Sasuke era todo un caso.


— ¿De qué te ríes dobe? — ahora estaba el tierno Sasuke


— De lo feliz que soy — subían las escaleras


— ¿Por qué estas feliz? — el inocente Sasuke


— De que me quieras — llegando a la habitación y caminando a la cama.


Dejó a Sasuke en ella y vio su rostro sonrojado. Probablemente Sasuke sería así solo con él. Y eso lo hizo llenarse de felicidad.


— ¿Aun quieres hacerlo? — le susurró al oído


— S… sí — se estiró hasta su cajón de ropa y sacó de ahí un tubo y varios sobrecitos


— ¿Los compraste? — preguntó sorprendido


— I… nii-san me los dio — no podía verlo a los ojos y no pensaba en darle una explicación.


— Ah… — por eso le decía dobe


— ¿Me va a doler? — preguntó temeroso


— ¿Eh? — La cara de angustia en el azabache le recordaba que debía protegerlo, pero también que lo amaba desde ese día — un poco, procurare que no duela


— B… bien — se acostó en la cama — v… ven, estoy listo


— O… K — se sentó en la cama, tomó la mano del moreno, la alzó y empezó a besarla. No se había dado cuenta, Sasuke vestía shorts negros y una playera de tirantes blanca. No traía calzado y era lo único que tenía puesto.


— Na… — suspiraba, el contacto de los labios en su brazo hasta llegar a su hombro — ah…


— ¿Te gusta? — preguntó cuándo llegaba a su cuello


— S…sí — las manos del rubio se ocupaban de acariciar el torso del azabache, se estaba deshaciendo de la prenda blanca que cubría su cuerpo — ah… Naru…


— Te amo Sasuke — beso sus labios, acariciando su pecho y adentrándose en el sabor del moreno. El sabor que siempre quiso probar y que ahora tenía el placer de degustar.


— Ah… ah… Naru… to — sus pezones eran presos de los dedos del rubio — te quiero… te… ah… — una mordida en el lóbulo de su oreja


— Te he esperado por mucho — sus manos se deshacían de la camiseta — me he enamorado desde que vi tus hermosos ojos


— Yo… — pero su boca fue tomada y sus caderas sujetas por unas manos grandes, mientras estas manos delineaban la cinturilla de su short las suyas se querían deshacer de la camisa y playera del rubio — ahh…


Las manos del rubio se deshacían de sus shorts


— Pero no traes nada abajo — el rubio sorprendido al no sentir algo más que la piel sensible de ese lugar


— Es… es que yo… — el azabache se sentía avergonzado


— Y ya estás así — el rubio había tomado su miembro


— ¡Ahh! — se sonrojó aún más


— Está goteando — había presionado el glande


— D… dobe — esa carita de nuevo. Le rogaba a su conciencia que se quedara — to… tócame más


Adiós conciencia.


Besó la punta del miembro de Sasuke y este se dejó caer en la cama. ¿Naruto había hecho eso?


— ¡Ahh! — su pene era lamido por el rubio. ¿Por qué se había tardado tanto en darse cuenta de lo que sentía por el rubio? Con él siempre se desinhibía, siempre le contaba todo, siempre le ponía nervioso lo que pensara de él, siempre había estado pensando en él. ¿Y por qué hasta ahora se venía a dar cuenta?


Pero no pudo pensar más. Su conciencia voló lejos y sólo se permitía sentir esa boca que lo devoraba.


— Na… Naru… ahh… Naru… me… me… — no pudo pronunciar nada más. Los espasmos y la sensación de liberación en la parte baja de su cuerpo lo inundaron.


El rubio saboreo la esencia amarga del azabache. Lo había sentido, sintió los temblores antes del orgasmo. Se acercó a los labios rojos e hinchados y los besó.


El azabache sintió el otro sabor extraño en la boca del rubio, aun perdido en ese último placer que acababa de experimentar.


— Naru… to — hablaba entrecortado — tienes mucha ropa — frunció el ceño al notar que aún estaba vestido y él ya estaba desnudo. El rubio sonrió por aquello


— Quítamela — tomó sus manos y las llevó a su abdomen metiéndolas por debajo de su playera — tócame


El azabache sonrojado pero sin amedrentarse fue subiendo sus manos hasta que llegó al pecho acanelado del rubio y se detuvo de golpe.


Nunca lo había notado pero el rubio tenía músculos y estaba duro y… y su piel y… ¡¿Qué estaba haciendo?!


— ¿Quieres que te ayude? — el rubio había vuelto a tomar sus manos y las deslizo hasta sus hombros, dejó ahí las manos del azabache y se deshizo de su camisa y playera.


El azabache estaba muy avergonzado y veía los abdominales del rubio. Empezó a mover sus manos en círculos por los hombros del rubio. La piel acanelada en contraste con su piel se le hacía maravillosa.


Tenía a un hombre fuerte frente de él. Ahora se daba cuenta, tanto tiempo juntos que no notaba los cambios en el físico del rubio. Y ahora que lo miraba tan de cerca se fijaba en cada pequeña parte de su cuerpo. Su mirada y sus manos fueron bajando, delineando los músculos, los vellos rubios y cada lunar que había en su piel.


Sus manos llegaron a la orilla del pantalón y se detuvo


— Me estaba gustando como me tocas — alzó la vista y vio la sonrisa en el rostro del rubio, de su rubio, SUYO… repetía en su cabeza y sonrió


— Te amo — y lo abrazó sorprendiendo al rubio


— Te amo tanto — besó sus labios. Cada beso era distinto, cada beso era nuevo y cada beso sabía diferente al anterior.


Se desabotono los pantalones, mientras se los quitaba besaba las tetillas de Sasuke que estaba sentado en sus rodillas.


— Ahh… Naru… to… — sentía su piel arder donde lo tocara el rubio. Sus manos en su cadera y cuando se dio cuenta estaba sentado sobre de él.


Las manos canelas degustaban de la textura de los glúteos del azabache. Sus dedos rozaban esa zona provocando escalofríos en el cuerpo arriba de él.


— Hazlo — susurró — hazlo — volvió a pedir


— Dámelo — sus blancas manos se estiraron a recoger lo olvidado. Se lo dio al rubio y volvió a estirarse a tomar el sobrecito


— Está frío — se estremeció al sentir la sustancia que se esparcía en su cuerpo


— Pasara — contestó. Su mano acariciaba el muslo del azabache, su boca en su vientre y sus dedos listos para entrar


— Ah… du… — se olvidó del dolor. Su cuello fue mordido y su pene tomado por una mano — ¡ahh!


Sus manos aferradas en los hombros del rubio, sus movimientos se trataban de sincronizar con los dedos del otro.


— No… no los saques — se quejó


— ¿No quieres algo más grande? — el azabache miro abajó donde señalaba el rubio. Se coloró. Eso… ¿entraría ahí?


— ¿Cabrá? — se preguntó en voz alta


— ¿Probamos? — el rubio sonreía. Y él azabache asintió con la cabeza estaba nervioso y ruborizado al hablar en voz alta — ¿Dónde está?


— Aquí, toma — había tirado el sobrecito en algún momento


— Vale — tomó el sobrecito y lo abrió con cuidado. Sacó su contenido y tomó una de las manos del azabache — Ayúdame


El azabache estaba más rojo que un tomate. ¿Cómo el dobe se atrevía a hacer eso?


Pero aun así lo hacía, deslizaba el condón por toda la extensión hasta llegar al final de ella.


“¿Qué se sentirá tocarlo?”


Se preguntó el moreno.


— ¿Te gusta? — el azabache no había quitado la vista ni su mano de su miembro


— Ah… eh… — no sabía dónde esconderse. Se sentía tan apenado por ello. Y no se había dado cuenta.


— Vamos, no te avergüences — tomó su rostro — me gusta todo de ti — su dedo bajo por su cuello, rozando sus hombros y bajando por su espalda, perdiéndose en sus glúteos y saliendo por sus piernas, acariciando su pene y deslizándose por su vientre, rodeando sus tetillas y viajando hasta sus labios — todo


El azabache estaba disfrutando del toque que ese dedo le provocaba en su cuerpo. Se sostuvo de los hombros, su cuerpo se acercaba más al ajeno hasta que los miembros de ambos se tocaron y temblaron al contacto.


— Házmelo — pidió suplicante


— ¿Dime que quieres? — rozo sus labios con los del azabache


— Hazme el amor — pidió y el otro rió


— Ya lo estamos haciendo — tomó sus caderas y abrió sus nalgas para él — y todavía no acabamos — besó sus labios y se fue adentrando en ese lugar tan especial. En el que se harían uno


Despacio, con cuidado, procurando no molestarlo. Repartiendo besos en su rostro, en su cuello. Cuando estuvo dentro acarició su abdomen, sus piernas, su vientre, su cadera, su cintura.


El azabache empezó a subir y bajar. Una, dos, tres… veces. Lento, su cuerpo aun acostumbrándose a la intrusión, sentía que Naruto se hacía aún más grande dentro de él. Sus movimientos fueron algo más rápidos


— Ahh… Naru… más… más rap… do… — Naruto tomó sus caderas y lo ayudo en su vaivén — más… más…


Lo tomó de la espalda y lo recostó en la cama, quedándose arriba de él. Subió sus piernas y empezó a embestirlo


— Sas… — se sentía bien tener a Sasuke en esa posición, se veía como esa vez en el centro comercial pero sin miedo, en sus ojos se veía el deseo y las ganas que tenía por él — Sasuke…


Contenía sus jadeos y el azabache no podía ni reprimirlos.


Sus cuerpos balanceándose en una danza secreta sólo para ellos dos. En suspiros y palabras dedicadas sólo para el otro. En un ritmo sólo para dos cuerpos en aquel lugar.


— Sasuke… vente… vente conmigo — los brazos del azabache aferrados en la espalda dejando sus huellas incrustadas en ella


— Na…Naru… to… ya… ya… — repetía mientras buscaba la boca que lo hacía perder la razón


— Ah… mng… apri… tas… amgh… — el rubio estaba extasiado al igual que el azabache que se perdía en el segundo placer de esa tarde


— Ahh… ¡Naruto! — se desvaneció en los brazos del otro, satisfecho y el rubio se dejó caer abrazándolo


— Te amo — besó su frente y se durmió.



¿Ese día podría ser el mejor de su vida?


No, habría muchos mejores. Vendrían más y más días mejores que el otro. Estaba seguro de eso. Este sólo era uno de tantos, uno de los muchos días venideros. Y ya lo ansiaba.


— Yo Sasuke Uchiha te pido a ti Uzumaki Naruto que seas mi esposo porque te amo y también prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida.


Sasuke decía sus votos ante Dios, ya que sus padres son católicos y a él no le quedó de otra más que aceptarlo.


Pero ahora Sasuke sería suyo ante todo el mundo. Y con eso le bastaba.


Saliendo de la iglesia, las fotos, los aplausos, los besos y los gritos de júbilo los recibieron.


Sasuke vestía un traje de pantalones cortos blancos, camisa y saco del mismo color. El velo con pequeñas flores decoraban su cabeza. Y él, vestía un traje blanco, camisa rosa y una rosa rosa en el bolsillo del saco.


La fiesta llena de sus amigos, familiares cercanos y lejanos y los metiches que no querían fueron también.


— Y tú que no querías decírselo — le dijo Itachi, su ahora cuñado


— Ya ves — le sonrió y palmeó su espalda. Camino hasta su ahora esposo que hablaba con sus padres


— Naruto — la sonrisa tierna del Sasuke tierno, le extendía su mano y él la acepto


— ¿Bailamos? — apresó su cintura a su cuerpo y despejaron la pista para ellos. Mientras la música sonaba y ellos disfrutaban


Naruto recordó lo que le había dicho Sasuke esa noche que lo hizo suyo.


— Es… es que yo te iba a decir que… que si querías salir conmigo… porque… porque te amo… y te iba a… a dar tu regalo de cumpleaños… pero tú…


— Dices que… — había quedado con la boca abierta sorprendido por lo que sus oídos escuchaban


— Sí, yo… planeaba decírtelo… pero… estabas tan triste… que no me resistí. ¡Tú tienes la culpa maldito dobe! — le había aventado la almohada en la cara y él la recibió de lleno, más no le molesto. Estaba más sorprendido


— Sasuke, te amo tanto — y lo volvió a besar


Pensar que había ido por su regalo de cumpleaños, pero se sentía tan molesto por Gaara que lo había olvidado.


— Aún no me das mi regalo de cumpleaños — le susurró al oído mientras bailaban


— ¿Ah no? — se recostó en su pecho


— No — la danza suave los llevaba por toda la pista. Ellos perdidos en su mundo como siempre que se juntaban.


— Te lo daré cuando estemos en nuestra casa — lo miró a los ojos


— Ya no importa si tú estás conmigo — lo acercó a un más — además me darás un regalo mejor ¿verdad?


Naruto acariciaba el vientre de Sasuke que sonrió con ternura.


— Sí — contestó. Y en ese momento la música paro y se escuchó por el micrófono


— ¿Hasta cuándo pensaban decírnoslo? — Itachi, Fugaku, Kushina y Minato gritaron


Y ellos les sonrieron


— ¡Ahora! — Gritaron — ¡Seremos padres!


Naruto cargó a Sasuke y lo besó. Los invitados empezaron a gritar y a juntarse donde estaba la pareja.


Naruto pensó… “definitivamente tendremos mejores días”


Y entre felicitaciones, peleas por quien sería la tía favorita, el mejor padrino, el mejor abuelo, la mejor abuela y demás, sus días empezaron a ser mejores.

Notas finales:

¿Errores? Háganmelo saber

¿Les gusto?

Espero que sí, no pude parar de escribir una vez que la idea llegó a mí.

Nos leemos y muchas gracias por leer

Espero que me den su opinión.

Bye bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).