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LAS MADRES DE HARUKA Y MICHIRU por lilytenoh23

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Notas del capitulo:

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El principio 
Fic escrito por Haruka Ten'ou Areldenar de Adei <harukatenoh@mailcity.com> 
Historia 1. Atlantis y Rhea. Una fina línea 
Capítulo 1. En el principio 

"¡Te atraparé!" gritó Rhea echando a correr tras Atlantis. 
Era mediodía en los exquisitos jardines del Palacio de la Luna, 
la Tierra comenzaba a despuntar en el horizonte 
y el Sol amenazaba con abandonar la bóveda celeste en un par de horas. 
El escondite era el juego preferido de las jóvenes princesas que 
realizaban sus entrenamientos en la Luna. 
El Milenio de Plata era un sistema económico, político y social 
sin igual y contaba con una milicia envidiada en toda la galaxia. 
El ejército estaba liderado por el primogénito de la familia real 
de cada uno de los planetas del sistema solar, 
que eran los miembros de la alianza que había originado el Milenio 
de Plata y que tenía su corazón en la Luna. 
Cuando estos príncipes y/o princesas cumplían 6 años 
eran enviados a la Luna para comenzar sus entrenamientos, 
guiados por los actuales Guerreros del Reino de la Luna. 
Por primera vez en siglos, todos los Guerreros de la Reina Serenity 
eran mujeres. Representaban el período de fertilidad y prosperidad 
que atravesaba el Reino. 
Atlantis, la joven princesa de Neptuno, sonrió y miró hacia atrás 
un momento. Ese despiste le costó caro. 
Rhea aprovechó que Atlantis perdía velocidad para abalanzarse 
sobre ella y tirarla al suelo. 
"Te cogí" susurró, sujetando a su amiga por las muñecas, 
impasible e inmóvil hasta que su compañera reconociera la derrota. 
"Maldita sea, no es justo" se quejó Atlantis, jadeando. 
"Los Uranianos tenéis más velocidad que los de mi planeta". 
Rhea se echó a reir y se puso en pie, ayudando a hacer lo mismo 
a su amiga. Se echó la larga cabellera dorada hacia atrás 
y se encogió de hombros, haciendo una mueca. 
"Yo no tengo la culpa de haber nacido en Urano". 
La joven princesa de Neptuno se limpió el vestido 
y se dio media vuelta, fingiendo sentirse tremendamente disgustada. 
"¿Seguimos jugando o preferís tumbaros a tomar el sol?" 
sonó una dulce voz tras ellas. 
Se trataba de Amaltea, princesa de Júpiter. 
Rhea y Atlantis se miraron momentáneamente 
y asintieron antes de echar a correr en dirección de Amaltea 
y tirarla sobre la blanquecina hierba del jardín. 

"Parece que las diferencias entre las Outer Senshi y las Inner Senshi 
han desaparecido" comentó Lord Urano en voz baja a Lady Venus 
mientras presenciaban los juegos de las jóvenes princesas. 
"Eso se debe a que todas han nacido más o menos en las mismas fechas" 
asintió la dama. 
"De todas formas tu hija y la de Lady Neptuno suelen estar 
siempre juntas. Digas lo que digas, el ejército del Milenio 
de Plata siempre tendrá dos grupos." 
Lord Urano se pasó una mano de forma ausente por la rubia 
barba que cubría su cara de forma sutil. 
Sus ojos de color esmeralda analizaban a las jóvenes, 
que disfrutaban del juego sin percatarse de que en realidad 
no era más que un entrenamiento para poner a prueba su talento natural. 
"Mi hija y la de Lady Neptuno se criaron juntas 
y nacieron con unos días de diferencia. 
Es normal que se lleven bien. El planeta Neptuno es muy agradable 
y mi familia y yo hemos pasado mucho tiempo allí, 
con la de Lady Neptuno. 
Lord Neptuno maneja bien la espada", Lord Urano se echó a reir, 
al recordar con nostalgia las agradables tardes que había pasado 
en el planeta de los padres de Atlantis. 
Lord Urano habría preferido que el Guerrero de los Océanos 
hubiera sido el padre de Atlantis y no su madre, 
ya que consideraba que una mujer no debía cumplir con una tarea 
tan compleja y complicada como la de los Guardianes del Milenio 
de Plata. Lady Neptuno era una estratega excepcional, 
debía reconocerlo, pero su puesto no estaba en el campo de batalla. 
"A mí me gustaría que Chryse se pareciera a tu hija, 
parece una guerrera nata" dijo Lady Venus mirando 
de reojo a Lord Urano. 
El Guerrero del Viento salió del ensimismamiento y sonrió con orgullo. 
"Convertiremos a tu hija en una excelente líder, querida" 
contestó el caballero, esbozando una reverencia 
"Bien, si me excusas, tengo cosas que hacer." 
Lady Venus inclinó la cabeza en señal de asentimiento. 
Volvió la mirada azul hacia el grupo de chicas que se 
encontraba jugando en el jardín. 
Distinguió en primer plano a Rhea y Atlantis, 
entregadas en una lucha sin cuartel contra la princesa de Júpiter, 
Amaltea. A pesar de la desventaja numérica, 
Amaltea conseguía zafarse de sus dos contrincantes 
en aquella guerra de cosquillas. 
Sonrió con ternura al localizar a su hija Chryse colocando 
unas flores en el cabello de Tetis, la tímida princesa de Saturno. 
Tetis parecía una joven enfermiza, terriblemente tímida y 
callada pero la simpatía y el carácter alegre de Chryse 
la estaban ayudando a abrirse a los demás. 
A pocos metros de ellas vio a Asaph, la cariñosa y agradable princesa 
de Marte charlando de forma distendida con Hero, 
la princesa de Mercurio. 
Hero era una chica con un gran talento para dominar su elemento, 
el agua. No tenía mucha fuerza física pero su verdadera fuerza 
no se encontraba en sus músculos sino en su cerebro. 
Le gustaba pensar antes de actuar y ella la envidiaba 
ligeramente por eso. Rigel, la arisca princesa de Plutón, 
se encontraba apartada de las demás, leyendo un libro bajo la 
sombra de un sauce llorón. 
Lady Venus frunció el ceño. 
Plutón era el planeta más lejano del sistema solar y sus 
habitantes eran seres taciturnos entregados a sus labores 
individuales. No le gustaba aquella chica solitaria, 
nadie sabía en qué podía estar pensando. 
Lady Venus se estremeció al pensar en que, dentro de unos años, 
Rigel sería la Guardiana de las Puertas del Tiempo. 
Quién sabe qué le podría pasar a una joven como ella en 
un puesto solitario por naturaleza. 

"La princesa Amaltea quiere ser una Outer Senshi" murmuró 
la Reina Serenity, con la mirada perdida en el jardín, 
donde las princesas se encontraban disfrutando de una 
merecida merienda, después de los entrenamientos. 
Lord Urano se atusó la barba, echándose a reir. 
"Tonterías" contestó, desechando la idea de antemano. 
"Júpiter es un planeta cálido y Amaltea ya es mayorcita 
como para saberlo. Es más, me extraña que me vengáis con ese 
comentario a estas alturas, majestad". 
La Reina se giró y miró a los ojos al alto guerrero del Viento. 
El uniforme formal de Lord Urano, una casaca y pantalones negros 
a juego con la larga capa que llegaba hasta sus tobillos 
le daban un aspecto severo y sombrío. 
Serenity sabía que el caballero que tenía ante ella 
había deseado toda su vida que su primer hijo fuera un muchacho. 
El nacimiento de Rhea fue una decepción aunque el nacimiento 
de Miranda, su segunda hija, le convenció de que debía convertir 
a la primogénita en un ejemplo a seguir por las demás princesas. 
Dado que los nuevos Guerreros del Milenio de Plata serían mujeres, 
Lord Urano se había propuesto conseguir que su hija fuera una líder 
excepcional. 
Era un hombre que había entregado su vida a la misión de proteger 
el Reino a capa y espada, aún disfrutando de tiempos de paz como 
aquellos. Serenity era consciente de que Urano se estaba negando 
por orgullo, no porque le pareciera una mala idea. 

El separatismo entre los planetas cálidos y fríos se trataba 
de un asunto complicado. 
El problema estaba en la mente de los Guerreros de ambos grupos, 
no en el hecho de que sus planetas estuvieran más o menos lejos 
del sol. 
"Amaltea insiste en que quiere ser una Outer Senshi. 
Es muy fuerte físicamente y está dispuesta a todo para conseguirlo." 
Le tentó la Reina. 
Lord Urano negó con la cabeza y echó un vistazo al jardín, 
vislumbrando a la princesa de Júpiter, riendo y jugando con 
su hija Rhea y con Atlantis. 
"¿Qué opina Lord Júpiter de todo esto?" preguntó 
sin apartar la vista de la ventana. 
"Opina que, dado que estamos en tiempos de paz, 
podríamos intentar reforzar la guardia que tenemos en 
los límites del Sistema Solar. 
Si aumenta nuestro ejército en los planetas fríos, 
también necesitaríamos un oficial de alto rango más... 
Amaltea podría demostrarnos lo que vale y su padre está dispuesto 
a darle una oportunidad." 
Lord Urano se echó a reir de forma socarrona. 
"Lord Júpiter se subiría a la cola de un cometa 
para confeccionarle unos pendientes nuevos a Amaltea si ella 
se lo pidiera. Mi respuesta sigue siendo la misma." 
Repuso el rubio caballero dirigiéndose a la puerta. 
Esbozó una profunda reverencia. 
"Si no deseáis nada más, majestad..." 
"Podéis marchar, Lord Urano" contestó Serenity agachando 
la cabeza con solemnidad. 
El guerrero del viento salió de la estancia y la Reina suspiró 
pacientemente. 
Urano era un hombre taciturno y obstinado. 
Era la primera vez que encontraban unas aspirantes a 
Guerreros que estuvieran tan unidas las unas con las otras... 
y si no aprovechaban ahora para limar las diferencias 
entre los Outer Senshi y los Inner Senshi, 
éstas jamás desaparecerían.


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