Ambos chicos caminaban por la plaza en silencio, ninguno se atrevía a hablarle al otro. Estaba haciendo algo de frio, Ed noto como Owen temblaba un poco, decidió que era momento de romper el silencio. –Vamos a una cafetería de aquí cerca, yo invito- Owen solo volteo de reojo. –No tienes por qué hacerlo ¿sabes?, puedo pagar mi café yo mismo- Parecía algo cortante, ¿Acaso estaba molesto con él? Tal vez por lo que ocurrió con Helen, pero Ed no se imaginaba que fuera solo eso.
–Insisto niño, vamos- Ed miro a Owen y le hablo con mucha autoridad, no quería que se le escapara de nuevo, tenía ganas de hablar con él. Por su parte Owen era algo sumiso y acepto la propuesta sin objetar nada más. Ambos entraron a una pequeña cafetería y tomaron asiento junto a una gran ventana, Ed ordeno un café mocha mientras Owen pidió un café con mucha leche. Cuando el mesero se fue todo quedo en silencio, Ed sentía que su corazón palpitaba rápidamente, miraba por la ventana pero de reojo observaba como el albino jugaba con una servilleta, obviamente para evadir una conversación. Ed no podía negarlo, el chico era lindo en serio, sus gestos, su timidez, sus gustos por el espacio, la forma en que dormía, su piel…Noto que había estado enlistando todas las cosas que le gustaban de él, ¿por qué? ¿En verdad le gustaba? Volteo a verlo y sin querer sus miradas se cruzaron, eso ojos azules, eran como…como el espacio, profundos y llenos de luz, sentía como lo absorbían, como un agujero negro. Se le quedo viendo con cara de tonto por mucho rato hasta que los interrumpieron.
-¡Aquí tienen, disfrútenlo!- Cuando se dio cuenta el mesero estaba junto a él poniendo la orden en la mesa, dio un pequeño salto del susto, se sentía tan tonto, volteo a ver si Owen lo había visto quien para su buena suerte miraba por la ventana.
-El cielo está muy gris hoy- Dijo en voz baja y en un tono melancólico. -¿Eh? Si, a mi me gustan los días nublados, son más tranquilos ¿Y a ti que te parecen Owen?- Apenas lo voltio a ver, tomo un sorbo de su café antes de responderle. –No me gustan, el gris es un color muy triste para estar en el cielo- Ed no pudo evitar soltar una pequeña risa, Owen lo volteo a ver no muy contento mientras Ed rápidamente bebió de su café y evitaba su mirada.
-Se que suena tonto, no te tomes en serio las cosas que digo- Ed sintió el tono triste en que lo dijo, bajo su taza y lo vio directamente. –No es que me burlara, es solo que tu comentario me pareció muy sincero. No es para que te sientas mal, es verdad lo que dices, cuando está nublado uno se siente algo triste a veces.
-No tienes que cambiar tu opinión por mi- Las cosas se estaban poniendo algo complicadas, Ed no quería herirlo por algo tan tonto como el color que tenía el cielo ese día, pero al parecer para Owen eso era de suma importancia. –No es que cambie mi opinión, solo admito que los días grises lo ponen a uno melancólico, pero para ser sincero contigo, a mí me gusta. En estos días es cuando el pensar o recordar algo es más fácil- Owen miro a Ed a los ojos, supo que era sincero, bajo su mirada y sonrió levemente. –Gracias- Fue lo único que dijo, Ed solo le devolvió la sonrisa. Ambos terminaron sus bebidas y se dispusieron a salir del lugar.
-¿A dónde te gustaría ir ahora?- le pregunto. –A la librería- Dijo más animado. –Pues bien, vamos para allá- Y así lo hicieron, recorrieron la plaza hasta llegar y refugiarse del frio entre el montón de libros. –Hay un comic que leí aquí, sé que no es biblioteca pero debo cuidar muy bien mi mesada, un día un empleado de otra librería me regaño, pero sigo haciéndolo con un poco más de cuidado- El niño parecía tener cada vez más confianza en Ed, hoy le había estado hablando de el mismo sin darse cuenta, apreciaba mucho que se abriera con él, y le gustaba ya que cada que aprendía algo nuevo de Owen sentía dentro de sí algo que le hacía cosquillas, seguro Rose diría que son mariposas en el estomago, pero era más que eso.
-¿eh? No está- Owen buscaba en el estante desesperado. –Estaba aquí, seguro alguien se lo llevo- Ed recordó que ese era el lugar donde se habían visto antes. -¿No hablas de ese comic de “ojos espaciales” o algo así? –“Ojos de nebulosa” – interrumpió Owen.
-Si eso, yo lo compre, me dio curiosidad ya que estabas muy concentrado leyéndolo, aun no lo termino pero si quieres te lo presto para que lo leas- Los ojos azules de Owen brillaron de felicidad. -¿En serio? Gracias Ed, eres el mejor- El albino como en un reflejo se le lanzo a Ed en un abrazo. Fue en ese momento que Ed lo supo, justo después de que sus ojos comenzaran a brillarle de felicidad y de sentir al pequeño de 16 abrazarlo, el calor del cuerpo de Owen se le transmitió al de él y recorrió cada parte hasta llegar a su pecho, sentía que algo dentro de sí se rompería, pero este sentimiento no era doloroso, más bien le causaba satisfacción, no dudo en aprovechar que estaban en la parte más solitaria de la librería para corresponderle el abrazo y acariciar su cabello con ternura. Al poco rato Owen se separo nervioso y sonrojado hasta las orejas. – Hehe, lo siento…m-me deje llevar.
-No te preocupes- Le contesto en un tono dulce. – ¿Por qué no vas a mi casa de una vez? Así podrás terminarlo hoy mismo- Buscaba una excusa para pasar más rato con él, Rose tenía algo de razón, no sabía si lo amaba, pero definitivamente le gustaba Owen.
-Me encantaría, pero debo volver a casa temprano, mamá me espera. ¡Mañana! Mañana ira a tu trabajo y después a tu casa. –Al inicio la respuesta de Owen lo había desilusionado pero al final se sintió feliz por los ánimos con que el chico le hablo de ir a esperarlo a su trabajo. –Bien, mañana salgo a las 8:00 PM, ¿Podrás a esa hora? –Claro, pero entonces se me haría tarde para volver a casa. –Puedes quedarte a dormir de nuevo ¿no?- Owen se sonrojo levemente sin dejar de verlo, luego asintió con la cabeza. –S-si, si no es molestia.
-Para nada, entonces mañana a las 8:00PM- Y así lo decidieron, Ed acompaño medio camino a Owen quien al parecer no quería que supiera donde vivía. El albino se despido de él regalándole una sonrisa y Ed le respondió revolviendo su cabello. Se le quedo largo rato viendo como se alejaba por las calles, no recordaba haberse sentido así de feliz desde hace mucho tiempo. Llamo de inmediato a Rose por teléfono para informar lo sucedido.
-¿Si? ¿Qué pasa Ed?- Respondía la peli-rosa al otro lado de la línea. –Tenías razón, me gusta Owen- Hubo un momento de silencio seguido de un grito de felicidad. -¡Lo sabia! ¿Qué paso? ¿Se lo dijiste? ¿También le gustas? ¿Cuándo es la boda?- De nuevo lo bombardeo con preguntas, esto era típico de Rose. –Tranquila, aun no le… ¿BODA? ¿En serio? Rose me acabo de dar cuanta que me gusta, te estás precipitando.
-Nunca se sabe galán, pero bueno cuéntame cómo es que lo supiste- Ed tomo un poco de aire antes de decirlo. –Bueno, hoy me abrazo y… -¡¿En serio?! Eso es genial, ¿Cuándo se lo dirás? -¿Me dejas terminar? Aun no lo sé, es decir, no sé si le gusto también además de que es complicado, no solo porque somos chicos, es un menor de edad- Rose estaba cansada de que pusiera la misma excusa. –Eso no importa, si sientes algo por el deberías decírselo, estoy segura de que también le gustas. –Rose, no quiero asustarlo, es demasiado rápido y prefiero tomarme mi tiempo, pero te prometo que cuando lo vea conveniente le diere.
-Ese es mi chico- Rose se sentía feliz por su amigo, había estado ya mucho tiempo sufriendo por la idiota de Helen, se merecía a alguien mejor y según ella ese alguien era Owen, obviamente. –Gracias por escucharme Rose, bueno solo quiero pedirte un favor. –Claro, dime- Ed de nuevo tomo fuerzas para decirle, era obvio que Rose malinterpretaría las cosas. – ¿Podría yo cerrar mañana? Owen vendrá al acabar mi turno- Un momento de silencio le indico que en efecto Rose estaba riendo por dentro del otro lado de la línea. –No es lo que piensas. –Claro que no Casanova- dijo de modo sarcástico. –Hablo en serio, solo quiero charlar tranquilamente con él.
-No se diga más, te apoyare en lo que necesites, pero ya me debes dos favores. –Lo sé, te los pagare. Gracias Rose, eres la mejor amiga del mundo- Ed se alegraba de tener a Rose para contarle como se sentía, ella es esa clase de persona que sabe escuchar y también aconsejar. –No es nada, para eso estamos, pero desde ahora te digo que tendrás que darme lujo de detalle de “todo” lo que ocurra entre tú y el niño- Ed se quedo pensando un momento hasta comprender en cuanto a lo que “Todo” significaba. –Eres perversa Rose- Dijo con una sonrisa mientras miraba el camino vacio por donde había pasado su niño de ojos de nebulosa.