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¡Ja! ¡En tú cara! por sunshinebunny

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Notas del fanfic:

Todos los personajes son propiedad de Oda... hasta ahora.- risa malvada.-

Notas del capitulo:

¿Huelen eso? Crack… delicioso crack… oh esperen… ¿es eso hierba gatera? Bueno viene siendo lo mismo XD

 

Amo al gatito gordo sus ideas locas y sus parejas crack... y esto está hecho con todo el amor y esas cosas que el gato ya sabe especialmente para él.

¿Huelen eso? Crack… delicioso crack… oh esperen… ¿es eso hierba gatera? Bueno viene siendo lo mismo XD

 

Amo al gatito gordo sus ideas locas y sus parejas crack... y esto está hecho con todo el amor y esas cosas que el gato ya sabe especialmente para él.

Capitulo 1

Con los pantalones bien puestos... o las faldas.

 

 

Marco no era un buen sujeto, aquello se notaba a leguas, el rubio de escasos cabellos era de la clase de profesores irresponsables que todos los alumnos aman, o al menos los alumnos vagos, de esos que si te sientas en primera fila y llevas falda corta te ponen buena nota aunque no hagas nada en su materia... y bueno, tenía el plus de que si eras chico eso no le detenía, no discriminaba en ese respecto, al menos eso se decía, pero no había habido muchos chicos que se animaran a llevar una falda como para comprobarlo plenamente realmente.

 

El hecho de que se supiera que estaba saliendo con el profesor de educación física (un tal Rosinante Donquixote que se murmuraba era hermano del director del instituto) no le impedía al parecer el seguir con sus malsanos procederes y si no se le había despedido del instituto era porque era de aquellos maestros con plaza a los que no se los podía correr, el estado le pagaba y aunque el director podía pedir que le redujeran el sueldo o limitarle las prestaciones y salario que la misma escuela le daba no podía deshacerse de él realmente, aquello enfadaba como nadie tenía idea al director Doflamingo, o quizá el único que tenía idea era aquel hombre cabeza de piña.

 

Estudiante o compañero docente al rubio ojimiel le venía sin cuidado, mientras tuviera lindas piernas se relamía los labios de manera obscena antes de lanzar algún piropo vulgar que hacia sonrojar hasta al más heterosexual... con las chica no era tan directo, después de todo eso de una demanda por acoso sexual no le llamaba mucho la atención y "acosar" a un chico siempre podía hacerlo pasar como una broma... claro que había mas de uno que caía en esa "broma", mas cuando a cambio de seguirle la corriente podían ganarse unos cuantos puntos extra. Siempre había alguien desesperado por pasar matemáticas y Marco se aprovechaba de aquello.

 

Uno de sus alumnos favoritos, por ejemplo, era cierto pecoso pelinegro con una cintura tan sabrosa que le encantaba rodearle aquella con los brazos mientras se lo comía a besos en la oficina de tutorías al "ayudarle" con las bajas notas que tenía en su materia, le gustaba bastante la manera como aquel chiquillo se sonrojaba durante las clases apenas si le mandaba alguna mirada sucia y si llamaba su nombre para que respondiera alguna ecuación en el pisaron siempre se encargaba de rosar su mano al entregarle la tiza, sonriéndole de manera casi cómplice, lo que notaba como ponía mas que nervioso al joven. Aquello le encantaba, que un chico tan adorable y con expresiones tan tentadoras pudiera ser a la vez inocente y tímido le ponía.

 

Que decir si le rosaba el trasero de manera furtiva al encontrárselo por los pasillos del instituto, adoraba citarlo después de clases para aquellas asesorías privadas y si acaso algo le disgustaba era que casi siempre le veía hablando con un chico castaño un par de grados más arriba que su dulce pecoso, la manera como aquel chico de copete estilo Elvis presley miraba a Ace no le gustaba mucho, porque le miraba de la misma manera como él lo hacía y aunque normalmente no se encariñaba con sus mascotas (ya que así consideraba a la mayoría de los chicos con los que se acostaba de manera casual) el ver a aquel lindo pelinegro sonrojándose cuando el copetes le rodeaba la cintura para coquetearle le ponía bastante celoso y claro que esos celos los pagaba el pelinegro en privado.

 

Le gustaban las relaciones furtivas y todo pero tampoco estaría mal poder hacer esas cosas en público de vez en cuando, pues al maricón de su "novio" no le gustaba siquiera tomarse de la mano en la calle, el muy idiota se sonrojaba y chocaba con cualquier cosa si Marco le rosaba siquiera la mano por error, era tan exasperante en ocasiones que no podía evitar a "castigarle" también cuando estaban en privado, aunque siendo sinceros el otro rubio acababa disfrutando aquellos castigos tanto como él, estaba seguro.

 

A veces intentaba vengarse aquel chico castaño haciéndole los exámenes mucho mas difíciles pero el muchacho era bastante bueno en la materia y por lo regular llegaba a tiempo y se portaba bien en clases así que poco tenia para reprenderle en realidad, lo único que podía hacer para intentar alejarlo de su pecoso era citar a aquel ultimo un tanto más seguido para las tutorías, suerte que Ace no era para nada bueno en su materia y que aunque había escuchado al tal Thatch ofrecerle su ayuda al azabache este lo había rechazado diciendo que ya estaba trabajando en ello con su profesor, eso le había tranquilizado un poco, lamentablemente el rubio no había escuchado el completo de aquella conversación.

 

- Vamos Ace, no te forzare a nada raro como hace ese tipo, hasta puede que de verdad aprendas algo conmigo además de como chuparla mejor.- aquella broma había hecho sonrojar bastante al pecoso por que contenía varias pizcas de verdad.

 

-No... no lo sé Thatch, Marco es un buen maestro, no es su culpa que yo no aprenda...- murmuro el pelinegro mirando a todos lados para asegurarse de que el rubio no estaba en las cercanías como para escucharlos.- además me da un poco de miedo que si le rechazo después se ensañe conmigo en los exámenes o...- el pecoso se sonrojo al punto de quedar como un adorable tomate antes de en una pequeñísima voz susurrar  muy cerca del oído del castaño- o que me lastime más mientras lo hacemos...- 

 

Aquella confesión por parte del menor había hecho sonrojar incluso un poco al más alto y es que no esperaba que el chico al que había estado intentando ligarse desde principio de semestre fuera a confiarle una cosa como esa, si bien sabia que el profesor de matemáticas podía llegar a ser un cerdo el solo imaginarse al pecoso contra el escritorio de aquel tipo mientras le forzaba a soportar que le hiciera las cosas sucias que él le quería hacer al mismo muchacho le había revuelto el estomago, mas aun al ver que obviamente aquel muchacho no las disfrutaba demasiado, y si lo hacia lo disimulaba bastante bien, como fuera eso ya era demasiado.- hum... supongo que esto requerirá medidas drásticas... pero no te preocupes Ace, yo me encargare de que ese tipo no te moleste más.-

 

-¿E-en verdad harías eso por mi?- el pecoso se había quedado un poco descolocado, mordiéndose el labio inferior ante los sentimientos encontrados que aquello le causaba, si bien le gustaba bastante su profesor no le agradaba como aquel siempre jugaba con sus sentimientos, Ace se le había entregado por completo pero el rubio aun seguía tratándolo como si no fuera más que uno del montón, entendía que no podían hacer su relación publica por eso de que él aun era un alumno y menor de edad, pero esperaba que al menos pudiera convencerle de dejar a su novio para dejar de ser el plato de segunda mesa del rubio, el castaño por otro lado estaba dispuesto a defenderle de aquella forma... después de que Marco le dijera tantas veces que solo él le querría por sus bizarras preferencias (aprovechándose de su baja autoestima y el hecho de que no tenía mucho de haber salido del closet) el tener a aquel muchacho preocupándose por él había sido bastante agradable, a tal punto que sin pensarlo demasiado se había inclinado un poco poniéndose de puntitas para rosar los labios del castaño suavemente, sintiendo la barca de aquel cosquillearle un poco.- Gracias Thatch...-

 

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Nadie nunca había puesto a prueba la teoría de que el profesor de matemáticas no discriminaba entre hombres y mujeres hasta ese miércoles por la mañana, ya varias personas habían visto aquello para cuando el rubio llegase al salón, aquel chico del copete largo llevaba en la parte superior la camisa escolar, el saco azul marino con el escudo del instituto y la corbata bien anudada, todo impecable, pero en la parte baja lucia sin vergüenza alguna una de esas faldas alteradas que usaban las chiquillas de la secundaria para que les llegasen apenas por mitad del muslo, el chico parado junto con su grupo de amigos cerca de la ventana reía tan animadamente que aquello parecía tratarse solo parte de alguna broma o reto que no le molestaba en nada cumplir, pero cuando el profesor se aclarase la garganta para anunciar su presencia eh indicar que tomaran sus asientos el chico le había lanzado una mirada que no sabía si interpretar como reto o amenaza mientras sonreía un poco de medio lado y al verlo sentarse en primera fila casi se le había parado el corazón... y otras cosas.

 

El tal Thatch nunca le había llamado la atención de aquella manera, era más que tosco para su gusto, pero debía admitir que tenia lindas piernas y encima era tan difícil convencer a los chico de usar falda que el ver a uno usándola sin problemas le había puesto bastante, se preguntaba vagamente si el chico estaría usando ropa interior femenina también.

 

Con aquella imagen en mente seguramente no podría concentrarse en las clases adecuadamente, de manera que había mandado a los estudiantes a resolver unos ejercicios del libro mientras el intentaba corregir sus tareas sin distraerse tanto, aunque esto resultaba imposible, su mente le hacía lanzar de vez en cuando una que otra mirada furtiva a las piernas del menor el cual había logrado que incluso se pusiera un poco nervioso cuando le había sorprendido mirándolo directa y descaradamente con una sonrisa invitadora  en una de esas ocasiones.- Profesor...- le había escuchado decir en aquella voz un poco cantarina y suave que tenia.- hay algo que no entiendo muy bien ¿podría ayudarme quizá?-

 

El rubio había mordido el anzuelo de inmediato, poniéndose en pie había ido hasta donde el castaño y de forma que pareciera casi casual y fortuita había sentido la mano del cara de piña en su muslo, haciendo que Thatch sonriera un poco más de manera complacida mientras pretendía no notar aquel contacto, explicándole al mayor su duda mientras movía de vez en vez sus piernas como si se hallara nervioso, haciendo que el más alto fuera poco a poco deslizando su mano bajo aquella falda y para dar el toque final con una de sus manos había trazado el dorso de la mano ajena sin  pedirle que la retirase ni nada, sonriendo amplia y sinceramente para el maestro.- ¡Vaya! ¡Qué tonto eh sido al no haber visto que esa era la respuesta!- había dicho mientras tomando la muñeca ajena por debajo del pupitre le invitaba a explorara un poco mas por debajo de su falda.- hay algunas cosas que aun no entiendo profesor, ¿Cree que podríamos darles un vistazo después de clases?- el rubio obviamente había accedido encantado.

 


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El salón estaba completamente vacío salvo por el profesor y el alumno que revisaban algunos problemas en el escritorio del docente, con el castaño inclinado de manera sugerente con la mitad de su pecho contra el escritorio mientras dejaba que la falda se le levantase apenas un poco en la parte posterior, tentando de manera cruel al rubio que no podía de ninguna forma tocarle de manera disimulada en aquella posición.

 

El cara profesor comenzaba a desesperarse realmente, por como el castaño se había comportado en el salón aquella mañana había pensado que las cosas resultarían mucho mas sencillas, pero el mocoso se había sacado el libro de la mochila apenas llegar y ya llevaban media hora trabajando en problemas avanzados que el copetes no parecía tener tanto problema en resolver como decía. No podía creer que hubiera cambiado su cita con Rosinante por aquello, la próxima vez que saliera con el otro rubio le haría usar una falda definitivamente como no se desfogara de una vez con aquel mocoso.

 

-¡Es usted tan bueno profesor! creo que ya lo eh entendido todo.- había dicho aquel chico sonriendo ampliamente mientras tomaba el libro de la mesa antes de agacharse sin pudor a guardarlo en la mochila, dándole una buena vista de sus muslos y por lo que podía adivinar incluso el borde de una bragas blancas que parecían demasiado delicadas para ser de varón, aquello había hecho que el rubio que ya de por si estaba sensible comenzara a empalmarse.- realmente lo agradezco...- enderezando su cuerpo antes de voltear a ver al rubio la sonrisa sugerente en el rostro juvenil había hecho que a Marco se le acelerase un poco el pulso.- debería mostrarle mi gratitud por todo lo que me ah ayudado quizá...- había visto al castaño acercársele con paso gatuno y sentido como colocaba una de sus rodillas en la silla del profesor entre sus piernas, presionando un poco con su muslo el cada vez más notorio bulto entre los pantalones del rubio.- ¿Le gustaría eso...? ¿Profesor?- rodeando el cuello del mayor con los brazos mientras sentía a aquel acariciarle las piernas ya se había acercado bastante a el rostro ajeno, lo suficiente para que sus labios casi se cosquillearan al hablar.

 

-eso estaría bien...- la voz profunda del rubio había sido cortada de tajo por el apasionado beso en el que el castaño había sellado sus labios, los dientes en su labio inferior le habían hecho separar la boca y casi había soltado un suave gemidito de placer al sentir la cálida lengua ajena invadirle la boca, parecía que el castaño era del tipo dominante y que sabía bien lo que quería pues cuando el profesor comenzara a subir las manos hasta su trasero colando estas un poco por debajo de los blancos calzoncitos de algodón el más bajo enseguida le había tomado las muñecas con firmeza para quitarles de ahí mientras con su muslo se frotaba en el miembro impropio de manera descarada, haciéndole despertar aun más… en realidad ya estaba completamente duro.

 

- ya, ya , no seas desesperado piñitas.- había dicho el menor en un tono un poco burlón al separarse de aquel apasionado beso para comenzar a bajar por el cuello ajeno con suaves besos y lamidas, mordisqueando de vez en vez una de las orejas del rubio, trazándole la extensión de esta con la lengua mientras sus manos se dedicaban a desabrochar los pantalones ajenos, quitándole el cinturón al rubio y usando aquel para atar los brazos del profesor en su espalda, para cuando el ojimiel notase aquello ya era un poco tarde.

 

Sin darle tiempo a reaccionar Thatch había hecho que el rubio se pusiera en pie contra el escritorio y bajándole los pantalones junto con la ropa interior  hasta las rodillas le había comenzado a palpar entre las nalgas con sus dedos juguetonamente.- Definitivamente te pagare todo lo que has hecho por mi... y por algunos de mis amigos también.- había susurrado en una aterciopelada voz antes de dejar que un poco de su saliva escurriera lentamente hasta el trasero del rubio, usando aquella para lubricarle un poco antes de comenzar a introducir uno de sus dedos en el interior del rubio que presa del pánico ahora que no podía disimularse la situación había comenzado a forcejear para librarse de aquello, cayendo al piso por el esfuerzo había intentando gritar cuando viera una sombra en el pasillo pero al abrir la boca una suave bola de tela de algodón blanco se había abierto paso casi hasta su garganta impidiéndole gritar mientras, dejándose un poco de delicadezas, el castaño había comenzado a introducir un par de sus dedos de a una en el estrecho interior del rubio.- Vamos marco, no será tan malo, no tanto como lo que le has hecho a Ace o al profesor de deportes o a Izou...-a pesar de los forcejeos y los inútiles quejidos ahogados del rubio el más joven había conseguido meter sus dedos hasta el fondo, buscando con maestría los puntos más sensibles de aquel interior- bueno no creo que necesites que siga con la lista...- murmuro sintiendo al otro estremecerse y temblar por el dolor y el placer entremezclados que aquello seguramente le estaba causando.- quiero pensar que no eres tan hijo de puta como para olvidarte de todos los chicos con los que te acuestas y a los que le has roto el corazón entre otras cosas...- murmuraba envistiendo de manera inclemente con sus dedos mientras el rubio había comenzado a gimotear de manera patética.

 

Estando en eso y para espanto de ambos de repente la puerta del salón se había abierto y mientras al castaño casi se le había salido el alma del cuerpo el rubio parecía haberla recuperado un poco al ver a la alta figura rubia que se encontraba parada en aquella puerta, Rocinante había ido a buscar a su novio al ver que aquel no llegaba y recordando que le había dicho que daría unas tutorías en el salón de tercer grado se le había ocurrido la linda idea de sorprenderle, claro que no esperaba ver a su ojimiel en el piso, amordazado, con el rostro cubierto de lagrimas y un chiquillo en falda tras él a punto de penetrarle.

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Continuara.

Notas finales:

 Y si, habrá segunda parte y quizá una tercera con un poco mas de crack aun… muchas gracias a cualquiera que se haya tomado la molestia de leer esto, los comentarios son obviamente bien recibidos, cumplidos, tomatazos, besos del gatito gordo para el que dejo esta notita y que me pidio esta historia… y todo eso.


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