- What do you want, Akaya?
- Deja de hablar en inglés, sabes que lo odio –respondió refunfuñando.
- ¿Por qué me estás siguiendo?
- Quiero jugar de nuevo contigo, ¿es malo?
- No, it isn’t. Do you want to be crucified again? –sabía que lo estaba provocando. Doblemente.
- Argh, ¡ya basta! –no había entendido el chiste porque ni siquiera entendía el inglés.
- Te enojas fácilmente, Bakaya.
- ¡Soy Akaya, Uzauza!
- Ya, cálmate –respondió con una sonrisa–. Mira, las canchas de allá están vacías –dijo señalando las que estaban más lejos.
- Sólo los de la cancha 2 están jugando, ¿verdad?
- Es porque ya casi es de noche. ¿Seguirás hablando o vamos a jugar?
- ¡Hai, Uzauza!
Eran pocas las personas con las que Kirihara podía relacionarse más o menos bien; aunque algunos de sus compañeros estaban con él en el campamento U-17, simplemente no era lo mismo. Yanagi se había ido y, aunque le dolió mucho verlo partir, prometió seguir el camino que su sempai le había señalado: el de ser el mejor. Y con respecto a Niou, hasta se podría decir que extrañaba sus bromas, pero no tanto como Yagyuu extrañaba al chico de la coleta; era por eso que no podía estar cerca del caballero, pues podía sentir cómo la angustia lo llenaba aunque no dijera nada. Se parece más a Eiji y a Choutarou, ¿quién lo creería? Los chicos de las otras escuelas, aunque trataban de llevarse bien con todos, sentía que no pertenecía del todo ahí… Es por esto que, aunque sabía que Krauser lo detestaba, prefería compartir tiempo con él. Debe extrañar su país, estar solo debe ser más difícil para él que para mí.
- ¡Aún no he cobrado mi venganza, Akaya!
- Pensé que ya la habías olvidado, Kurauza –respondió del otro lado de la cancha.
- Debo hacerte pagar el 7-5. Lo sabes, ¿verdad?
- ¡Inténtalo y volverás a perder!
- Will you become a devil again? –susurró para sí.
Le tenía un poco de miedo al Devil Mode no porque le hubiera ganado así previamente, sino porque tenía miedo de que pudieran lastimarse ambos. Krauser no usó la Southern Cross, de modo que no hizo resurgir al Devil Akaya, cosa que no puso contento al mayor aunque estaba por ganar. Era el último punto y lo obtuvo, pero lo que se venía era peor.
- ¡¿Qué rayos pasa contigo?! –exigió mientras se acercaba al rubio.
- What are you talking about? –preguntó haciéndose el desentendido.
- ¡UZAUZA!
- Calm down, Akaya… Cálmate, por favor…
- ¡No jugaste como la otra vez, Kurauza! –gritaba Akaya–, ¿tan débil me crees que no puedes mostrarte al cien por ciento?
- No es eso, Akaya.
- ¿ENTONCES? –empezaba a ponerse rojo.
- Cálmate –dijo seriamente.
- Pensé que me tomarías en serio… ¿Tanto me odias?
- Hate you? –preguntó sorprendido–. No te odio. Que me desesperes es otra cosa.
- ¿Entonces? –repitió más calmado.
- No es bueno que llegues a este punto, Akaya. You have to take care of yourself.
- ¿Yo… Tú te preocupas por mí?
- Somos compañeros, ¿no? –respondió sonriendo–. Regresemos que ya es muy tarde y mañana Oni va a decidir quiénes jugarán en los partidos para intercambiar canchas.
- Está bien. Eres muy calmado para ser de primer año –dijo mientras caminaban de vuelta.
- Creo que es por estar lejos de mi país–respondió con otra sonrisa, esta vez un poco triste.
El ambiente no está tan mal, aunque casi lo echo a perder poniéndome rojo. Kirihara realmente estaba disfrutando de la compañía del estudiante de intercambio, y aunque éste siempre se quejaba de las costumbres japonesas, no podía evitar sentir un poco de cariño por el país que lo había acogido.
- Goodnight, Akaya –dijo el rubio despidiéndose mientras entraba a su habitación.
- ¡Oyasumi nasai, Uzauza!
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Oni había decidido que Liliadent jugaría frente a Nakagauchi y que Akaya sería pareja de Shiraishi frente a Miyako y Matsudaira luego del partido de Krauser. Akaya había dado por sentado que el partido de su nuevo amigo sería pan comido luego de que dibujara la cruz e hiciera la Southern Cross; sin embargo, las energías del rubio se apagaron inmediatamente mientras que Nakagauchi se recuperó de su ‘crucifixión’.
- ¡Uzauza!
Akaya…
Krauser se quedó tendido en la cancha. Ya no podía más, no podía siquiera levantarse. Akaya y Shiraishi fueron rápidamente a ayudarlo cuando el árbitro indicó que ya no podía continuar. I lost. Again.
- Uzauza… Ganaré por ti –dijo mientras lo tendió en una banca cerca para que pudiera recuperarse.
- Akaya, wait –Kirihara se detuvo, pero más porque escuchó su nombre– no ganes por mí, hazlo por ti mismo.
- Kurauza –dijo sonriendo– no me quites mi motivación.
Shiraishi ya lo estaba llamando, pues el partido de ellos estaba a punto de empezar y él era el único que faltaba. Los miembros de la cancha número 3 estaban siendo un problema muy grande, y Shiraishi lo veía venir con sólo ver las expresiones de sus rivales.