Capítulo III. Misterios
–Y el sol se tragó a la luna–. No recordaba cuando escuchó esa historia, tampoco sabía quién se la había narrado.
Durante algunos segundos dudo en que era lo que debía hacer, terminó perdiéndose en los recuerdos de su infancia. No debía hacer nada precipitado por más que lo deseara, no actuaría de acuerdo a sus deseos. –Sus estúpidos e impulsivos deseos–. Tal y como estaba la situación ganas no le faltaban… No obstante debía que mantenerse firme, rememoró la última vez que actuó de forma imprudente el resultado fue sumamente desfavorecedor, todo término en un mar de sangre.
¿Cuándo se convirtió en un cobarde?, la pregunta era una puñalada directa. Una que aún no se atrevía a contestarse. Miro el lugar, las locaciones de la serpiente eran un problema, llena de humanos que pensaban que sus ideales eran correctos.
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El lugar era concurrido. Kiba caminaba al lado de Sasuke. Odiaba el carácter parco de aquel sujeto presumido. Después del incendio y el vagabundo su búsqueda se había tornado nula. “Tal vez los vampiros decidieron no salir de sus ataúdes”, él no los culpaba en lo másmínimo por vivir en el anonimato, es mas muchos de los otros entes preferían evitar lidiar con los humanos. Inuzuka término de alguna forma extraña siendo el compañero de piso de Uchiha. Al menos era mejor que estar con esa odiosa serpiente. El azabache podía ser odioso, no ser la mejor persona para sostener una conversación.
– Oe, Uchiha –hablo Inuzuka. Uchiha lo miro esperando a que el contrario terminara de hablar–. ¿Por qué trabajas para ese demente? –pregunto, después de todo al menos el tipo parecía tener cordura.
– No es tu asunto –zanjo de inmediato, Uchiha odiaba que la personas invadieran su espacio personal.
– Uhmm –musito–. Solo pregunto, después de todo no pareces estar por completo metido en las locuras de ese tipo.
– Sabes… parece que en verdad odias a los vampiros.
–No es de tu incumbencia –replico.
– Lo es si me están obligando a buscarlos. Por lo general a ellos no les gusta llamar la atención, me sorprende que su casería se volviera viral –admitió.
– No es lo mismo… son asesinos.
– Wow –dijo con sarcasmo–. Igual los humanos, pero toda su atención y esfuerzos de volcaron sobre vampiros, te pregunto… ¿Por qué no pone el mismo esfuerzo en atrapar a sus criminales?
La conversación estaba en un punto muerto, el hombre no debería ser capaz de robarle algo. Aquella incomodidad que surgió cuando comenzó la inquisición estaba a flor de piel, su mente buscaba alguna forma de que al menos su clan no terminara envuelto en el fuego cruzado, pero a este ritmo sería imposible, nada frenaría a los humanos para deshacerse de aquello que no entrara en sus egoístas etiquetes superfluas.
El miedo era una peste que generaba odio…
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Naruto se detuvo en frente de la puerta metálica. Se dio percató de que la puerta estaba reforzada.
–Suzaku–. Llamo Naruto esperando recibir alguna respuesta del habitante de la celda.
Como esperaba, no recibió contestación alguna. Se oyeron un par de pisadas aproximarse. Cuando se asomó a ver al residente custodiodurante unos segundos lo confundió con Sasuke. Pero era imposible, el hombre que estaba ahí dentro tenía impregnado el olor de un vampiro.
«–Un convertido– cavilo sin apartar la mirada del sujeto».
– Men...ma –escucho el susurro.
Durante un breve lapso se quedó aturdido por la mención del nombre.
– Tú no eres –manifestó con voz parsimonia.
– No soy él –admitió–. Aun así… ¿por qué lo conoces? –cuestiono–. ¿Él te transformo?
Esperaba obtener respuestas pero el desconocido se alejó sin decir más.
– Yo también lo busco.
Solo quedó el silencio.
– Por favor –pidió. Pero todo fue ignorado. No tuvo otra opción más que retirarse.
Era la primera pista real que tenía de Menma, no podría estar equivocado después de todos los nombres de ambos eran poco usuales. Miro el lugar la mayoría de los reclutas eran jóvenes, tal vez no más de dieciséis años. El lugar era sin lugar a dudas una fachada. Si fuera tan simple solo tendría que eliminar a Orochimaru, empero; no lo era. Los aprendices y los cazadores activos ya poseían los valores e ideales inculcados por ese hombre. Las creencias se propagaban como plaga. Y el mundo parecía estar feliz con aquella falsa devoción de que los vampiros eran malvados. Suspiro, nada ni nadie, podía ser absolutamente bueno, cada se tenía que vivir en un equilibrio.
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La búsqueda de la inmortalidad estaba al alcance de sus manos. Miro el lugar, las llamas habían sido controladas y al mismo tiempo fueron extintas sin la intervención de los bomberos.
– Estuvo aquí –aseguro el hombre de aspecto viperino.
– Orochimaru-sama –lo llamó su asistente–. El fuego fue frenado antes de que los bomberos llegaran –confirmo.
– Lo sé, Kabuto. Sin tan solo hubieran cámaras de seguridad en este edificio sabríamos su aspecto.
– Es la primera vez que actúa –comentó mientras se ajustaba lo lentes–. En ninguno de los incidentes anteriores aparecio, debe existir un factor decisivo.
– Brillante deducción. Este lugar no fue patrocinado por nosotros, además involucraba a civiles. Un lugar vistoso, un lugar en donde todos vean arder el cielo.
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Contempló el lugar que alguna vez fue su hogar. Simplemente eran las ruinas de la mansión que alguna representó. Ciertamente tuvo la intención de regresar hace tiempo, pero con el caos rondándolo optó por mantener un perfil bajo. Alejado de todo. Sabía que no encontraría la tumba de sus familiares, entonces noto que cerca de la entrada había un ramo de flores. Las hojas que alguna vez fueron posiblemente blancas mostraban un color mezclado entre café y negro. No era necesario preguntarse quién las colocó.
Continuará…
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Notas finales: lo admito cuando empiezo un nuevo día me prometo actualizar algun fic, pero me entra la pereza y luego no escribo nada.