No era la primera vez que lo molestaban, pero si era la primera vez que lo hacían hasta tal punto de hacerlo quebrarse y llorar frente a todos los niños del orfanato. No entendía porque Mello se empeñaba tanto en hacerle la vida imposible si él no le había dicho o hecho nada, incluso ni lo odiaba, pero, el rubio si a él, no podía entenderlo.
–P-porque…– fue apenas un susurro, sus lágrimas le impedían hablar y ni siquiera tenía su vista elevada, miraba por entremedio de su flequillo. Mello sonreía victorioso.
–Para que aprendas a que aquí solo hay un número uno… Y ese soy yo. – La broma había llegado muy lejos. Mello sonreía y solo volteo para quitar el video en donde salía golpeándolo e insultándolo. En donde simplemente le humillaban. ¿Mello quería ser el primer sucesor de L? Bueno lo sería. Near ya estaba cansado.
Con los ojos desbordante en lagrimas salió del gran salón en donde todos los niños estaban reunidos, la mayoría siguió riéndose pero cierto pelinegro que había visto toda la escena fue detrás de nuestro albino siguiéndolo cauteloso para no asustarlo. Cuando ya estuvieron cerca de la habitación del más pequeño le tomó de la mano.
–Near…– el pequeño sin siquiera ver quien era jaló de su bracito para esconderse n su habitación aunque sin darse cuenta que aún era seguido.
– ¡Déjenme en paz! – cerró la puerta… con el intruso dentro.
–Near, por favor…– esta vez le tomó de los hombros e hizo que le mirara a los ojos.
–Me odian…– cayó de rodillas al suelo y su acompañante se arrodilló también para llevar sus manos a las mejillas ajenas.
–Déjame consolarte. – susurró el pelinegro acariciando las suaves mejillas del menor el cual no decía nada, solo se limitaba a sollozar. Mello si se había pasado de la ralla esta vez.
–Beyond… Gracias. – Near se abrazó al cuello del mayor donde volvió a llorar con fuerza y BB acariciaba sus cabellos lentamente.
Beyond se había pasado toda la noche en el cuarto de Near consolándole, tranquilizándole, e incluso entendiéndole pero sobre todo protegiéndole… Esa noche le juró a la luna que cuidaría siempre del pequeño fantasmita.
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Los días pasaban y nadie había visto a Near ni a Beyond, pero Beyond tarde mal y nunca (*) se aparecía por las instalaciones de la Wammy’s. Matt era el único que se preocupaba por la pequeña pelusita.
Beyond siempre le llevaba algo de comer a Near además de algún regalito como soldaditos de juguetes, peluches o robots, incluso rompecabezas. Poco a poco fueron forjando una amistad, una linda amista.
–B…– Near se acomodó entre los brazos del nombrado y mostró una pequeña sonrisilla. –Yo quería saber…– sus mejillas tomaron un fuerte color rojo que llamaron la atención de poseedor de los ojos color sangre –¿M-me quieres? – Se escondió entre el hueco que quedaba entre el hombro y cuello del pelinegro avergonzado y asustado por su inocente pregunta.
–Claro que te quiero, Near. – sonrió enternecido. Near tenía 12 años recién, sabía que estaba aprendiendo el significado de querer de a poco y agradecía por ser él quien pudiera brindarle cierta ayuda en eso.
– ¡Y-yo te quiero también! – le abrazó cálidamente y como algo que habían tomado costumbre cada noche se durmieron juntos abrazados abrigándose con el calor del otro.
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Una semana entera y no sabía nada ni de la pequeña y linda bolita blanca, ni de su loco adicto al chocolate mejor amigo. Estaba preocupado, más por Near que por Mello. No podía evitar preguntarse ¿Qué habrá pasado con la bolita blanca?
Su curiosidad ganó y sin poder evitarlo se dirigió hasta la habitación del más chico en donde antes de entrar vio su puerta completamente abierta y a Near con una pequeña sonrisa y en sus manos un postre de helado – el cual se había servido junto al almuerzo de ese día – cosa que le parecía extraña y a la vez sumamente tierna.
–Near…– se quedo de pie en el marco de la puerta, el más pequeño lo observó y rápidamente su sonrisa se esfumó.
–Matt, si vienes porque Mello te mando a disculparte por lo que él hizo mejor vete. – comentó frío. Beyond quien no había notado la presencia del pelirrojo s levantó para encararlo.
–No, no vengo a eso pelusita… Quería saber si estabas bien. – Sonrió amable y entró después de que Near le dio una seña para que lo hiciera.
–Lo estoy gracias a BB. –susurró con un pequeño tono rosa en sus pálidas mejillas. Matt miró a BB, quien le sonrió leve y se dedicó a comer de su típico frasco de mermelada. Ahora todo tenía más sentido para Matt.
Esa tarde la pasaron entre risas y juegos. Al despedirse Matt se acerco al oído de BB y susurro unas simples palabras; Cuídalo siempre.
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Pasando el tiempo Near comenzó a sentir cosas extrañas con la presencia de Beyond, no sabía que era exactamente, averiguó en libros y películas… ¿Le gustaba B? imposible… ¿o tal vez cabía la posibilidad de que de verdad le gustaba?
–B… ¿puedo hacer algo? – la inocente cabecita del albino había ideado un plan para saber si de verdad le quería como algo más que un amigo.
–Claro, algodón. – Near rió por el nuevo apodo y se sentó en las piernas del pelinegro el cual lo miraba sorprendido.
–C-cierra los ojos…– B obedeció y cerró sus ojos nervioso, ¿Qué había tramado Near?
Mientras que B pensaba en lo que Near tramaba, el susodicho acercó sus labios a los de su amigo y posó suavemente sus labios con los del contrario en un contacto que no duró mucho.
– ¿N-Near? – Beyond miró al tomatito frente a él quien volvió a besarle pero esta vez B se dedicó a probar de los labios de la pelusita quien se abrazó al cuello del oji-rojo y este le tomo de la cintura para que no se apartara.
–M-me gustas, B…– sonrió tímido y se escondió en el cuello del otro.
–M-me gustas también… ¿Q-quieres intentarlo? – el tono de las mejillas de Near se intensificó más y asintió volviendo a besar a su ahora pareja.
– ¡Near! ¿Es verdad lo de… oh…–había entrado Matt sin tocar y se había topado con esta escena comprometedora. Él lo presentía.
– ¡Matt! – gritaron al unísono riendo avergonzados. B besó nuevamente a su novio y la promesa se mantuvo, aunque ahora tenía un nuevo significado.
Se querían, era lo importante. No sabían cómo había nacido, como había pasado, ni el porqué había ocurrido, solo sabían que ellos se sentían completos así y se querrían hasta que llegara el final de su relación.
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–Te quiero, B. – Estaban abrazados, recostados en la cama del peliblanco quien en sus manos sostenía un adorable peluche de conejo que BB le había dado por su primer año juntos.
–Te quiero mucho más mi bola de algodón. –Sonrió besando los labios del pequeño. Qué bien se sentía estar con alguien que te quiere.
–Prometo quererte hasta que mis fuerzas se acaben. – Susurraron al mismo tiempo antes de darse un nuevo beso y cerrar los ojos sintiendo los latidos tranquilizadores del otro.