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Cupido me hace bullying por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¿Cómo están?

Perdonen que no haya escrito en tanto tiempo, la escuela me mató… dormía (con suerte) tres horas diarias, la tarea era demasiada… Pero en fin, ya vine. ¿Alguien sigue todavía el fic?

Lamento que el capítulo sea cortito, pero en realidad ya no sabía qué rayos meterle, porque realmente debía cortarlo hasta ahí (en donde finaliza, pues ahí XD). 

 

13

Te extraño

 

 

Realmente sentía la necesidad de volver a verlo, quería besarlo como lo había hecho la última vez que lo vio. Quería abrazarlo con fuerza de nuevo. Mientras recordaba los momentos que pasó a su lado, no pudo evitar sonreír tontamente mientras veía al techo de su habitación a la vez que acariciaba su abdomen (el cual ya no estaba tan marcado como antes).

     —Es increíble que un día odiaba al amor, y que a la semana siguiente ya te haya entregado todo mi ser por completo. Realmente estoy enamorado de ti, y en el fondo me alegra haber odiado al amor por tanto tiempo, ya que de lo contrario quizás no te habría conocido. Sé que tú también sientes lo mismo por mí, y eso me hace muy feliz… Aunque, no sé cómo rayos pasó esto, estoy esperando un bebé tuyo. Ansío que regreses, quiero que estés a mi lado en todo este proceso… A pesar de que somos muy jóvenes, sé que seremos buenos padres… No, seremos los mejores padres.

 

***

 

Realmente estaba feliz, y su tía claramente lo notaba. Vegeta había tenido un aumento de peso, nada alarmante, y su abdomen marcado se había perdido, dejándolo ver solamente un poco sobresalido, en realidad no parecía que dentro viviera un bebé, todo lo contrario, parecía el de una persona normal (una que no realizaba arduos ejercicios para tener el cuerpo de un actor de comercial de gimnasio).

     Ya habían pasado cinco meses, según el plan de estudios de Gotenks, no tardaba en regresar. Sin embargo, Vegita había hablado con su padre para que Vegeta se quedara más tiempo con ella, ya que “le agradaba su compañía”.

     Y era cierto, le gustaba mucho convivir con el pelinegro. Pero también tenía que ocultar el embarazo del joven. En sí, no era evidente…

     Pero el verdadero problema era el del parto…

     ¿Cómo nace un bebé de cupido?

     Mejor dicho, ¿cómo rayos nace un bebé de un hombre?

     Estaba a su vez preocupada por eso, ¿y si algo salía mal? No, no debía pensar en eso, debía mantenerse al margen de todo. Todo saldrá bien… todo saldrá bien…

     Vegeta tampoco ha estado muy bien… extrañaba demasiado a su pelinegro de cabellera alborotada. ¿Y si le había pasado algo? ¿Por qué no volvía de esa batalla? ¿O acaso ya no quería verlo? Cada vez que se hacía esas preguntas prefería no atormentarse, con el fin de no alterar al pequeño ser que crecía dentro de sí con sus angustias.

     Se la vivía acariciando su vientre y soñando despierto de cómo sería formar una familia con su “cabeza hueca”. No dejaba de pensar en nombres para niña en caso de que lo fuera, pero una gran parte de él le decía que sería varón. Y una parte de su corazón le decía que lo llamara “Kakarotto”.

     En estos momentos se encontraba sentado en el sofá, leyendo un libro mientras acariciaba su abdomen. De pronto, sintió un fuerte dolor en su esfínter. Era soportable, pero aun así era incómodo.

     —Vegeta, ¿qué tienes?—preguntó su tía al ver la mueca de dolor en su rostro.

     —Me duele… atrás…—murmuró entre cortado.

     —Tranquilízate un poco, creo que es normal…—le empezó a acariciar su espalda y el respiró hondamente—. Cuando el idiota de Bardock decidió abandonar a mi hermano, e hizo eso, yo seguí teniendo mi regla, normal. Conforme crecí, unos años después, empecé a sentir un amor mayor al sueño de casarme y formar una familia, es por eso que mi bebé empezó a crecer dentro de mí. ¿Me explico? Lo entendí cuando fue el momento preciso. Pero el detalle está en que, cuando el cariño fue suficiente, el bebé se empezó a desarrollar de modo normal… y sufrí algunos dolores porque mi cuerpo se necesitaba adaptar a la nueva condición de un momento a otro… Ya sabes, sin haber estado con nadie.

     —Entonces… de eso se trata…—sonrió y se acomodó mejor, a pesar de la incomodidad sentida—. Bien, entonces lo afrontaré…

     —Vegeta, estoy muy preocupada por toda esta situación...—ya no podía ocultar más sus nervios, su angustia, su miedo…

     —Tía, sé qué estás pensando, y yo también lo analicé hace tiempo, los riesgos son muchos… Pero me prometí superarlos por este bebé… Por favor, tía…—pidió. Ella vio su rostro lleno de insistencia, suspiró y después le sonrió.

     —Está bien—se acercó y lo abrazó. El menor cerró los ojos, dejando que ese cuerpo femenino le transmitiera ese calor corporal que sólo un abrazo maternal era capaz de dar. Realmente le hacía falta una mamá aunque no lo demostrara.

     La mujer se separó luego de unos segundos, y le empezó a acariciar la mejilla con sus nudillos. El menor sonreía de medio lado ante el tacto, pero luego de unos segundos su rostro mostró una mueca de sorpresa.

     —Vegeta, ¿qué te ocurre?—preguntó alarmada ante ese gesto, imaginando lo peor. El menor le tomó la mano, la misma con la que hace unos segundos lo acariciaba, y la llevó a su abdomen, para que la pudiera posar sobre él. Cuando ella puso su mano ahí, sintió un golpecito leve.

     —Está pateando—murmuró. Ella sonrió enternecida al ver su imagen.

     —Sabes, creo que tú serías un buen padre—le dijo. Le revolvió su cabellera y se puso de pie—. Iré a preparar la cena.

 

***

 

—¿Quieres más carne?—preguntó. Ambos estaban sentados alrededor de la mesa, cenando plácidamente. El bebé había dejado de lastimar al pobre Vegeta con sus patadas que parecían de un futuro campeón en artes marciales.

     —No, gracias. Estoy satisfecho—respondió.

     El sonido del teléfono retumbo en la casa, por lo que la mujer se puso de pie y fue a contestar. Al principio había atendido con una enorme sonrisa, pero ésta fue desvaneciéndose poco a poco hasta que su rostro se transformó en una mueca de angustia, la cual era observada por el de cabellera azabache, por lo que se preocupó. Ella colgó, y cuando regresó a la mesa, decidió preguntar.

     —Tía, ¿qué pasa? ¿Ocurrió algo malo?—empezó a formular preguntas intentando buscar una respuesta, la cual le fue concedida luego de unos segundos de silencio de la mayor.

     —Vegeta, tu padre vendrá mañana…

     …

     ¿Acaso escuchó bien? ¿Su papá… ahí?

     —Y ahora que todos los síntomas son tan evidentes, no sé cómo lo ocultaremos… Además, creo que estás a unos días de dar a luz... A no ser cuestión de horas…

Notas finales:

En verdad lamento no haber actualizado, realmente no tuve tiempo… y probablemente este semestre será igual, por lo que quiero preguntarles si preferirían, aunque sea, capítulos cortos que yo escriba desde el celular en cualquier oportunidad que tenga de tiempo libre en la escuela cuando entre (ahí habría posibilidad de que tenga una que otra falta de ortografía). Ustedes díganme.

Pues estoy muy arrepentida, pero ¿qué se le va a hacer? El tiempo perdido no lo puedo recuperar D: La ventaja es que como me enfermé no tengo que lavar ni hacer labores de la casa, me dejarán estar en cama con la lap  y el cel lo que quede de vacaciones (o hasta que me recupere)… Kamisama, gracias… Esto sí es vida…

P.D. ¿Qué hará el padre de Vegeta cuando se entere de su embarazo? ¿Lo aceptará? ¿O será como su padre y lo negará? Vegita y Vegeta tienen miedo de su reacción, ¿podrán ocultarlo?

¿Qué ocurrirá?

 

Chan chan chan…


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