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Sentimientos a Flote por LiNiS02

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Notas del capitulo:

Hola a todos:

Bueno antes de todo, les comento este es mi primer fic de Saint Seiya, así que no puedoo negar que estoy algo nerviosa como siempre que comienzo un nuevo proyecto, pero ya pasando por alto eso, les digo que estoy enamorada de este fandom y de las parejas que se han ido creando, y lo que me a motivado para que yo también comience a escribir.

Este fics comenzó con un simple one-shot en el que sólo participaría una pareja, por cosas de la vida las ideas todas llegaron de golpe y fue inevitable no incluir a las demás parejas que me gustas.

Espero que se de su agrado.

Agradecimiento especial a mi amiga Sherry Yukina, quien me colaboró en algunos detalles de la historia y en si con algunos correcciones necesarias para el fic.

Disclaimer: Saint Seiya y sus personajes son creación de Masami Kurumada, yo sólo los tomé prestados una rato para darle rienda suelta a mi imaginación.

SENTIMIENTOS A FLOTE

Capítulo 1: Nuestra Nueva Vida en el Santuario

                                                                                   

Una nueva vida, una nueva oportunidad para hacer las cosas bien y vivir en paz, una gran sonrisa se forma en mi rostro ante esa increíble realidad, camino a la entrada de mi casa y tomo un poco de aire divisando el santuario ya casi reconstruido por completo. Cierro mis ojos por un momento y me permito sentir la brisa –gracias Athena… de no ser por ti nada de esto sería posible… − susurro y dirijo mis ojos a la casa que queda antes de la mía, sintiendo como mi corazón vuelve a estrujarse. Y como no, si desde que regresamos de Asgard no he podido dejar de pensar en él y en lo que cobarde que soy porque pese a que todos mis pecados fueron perdonados, eso no es garantía para llevar una vida normal y tener una conciencia tranquila.

Esto que me desvela y que hasta hace poco entendí, es un sentimiento del que poco sé y del que puedo asegurar siento un terrible pánico. Me sobo la sien una vez más y me siento en una de las escalinatas, pensativo y preocupado. Sé que tarde o temprano tendré que enfrentarlo y hablar respecto a lo sucedido en el pasado, dejar las cosas en claro y buscar algo de calma, quizás así pueda dejar de sentirme ansioso y de alguna u otra forma me resigne y pueda conformarme con tener su amistad. Aunque la idea no es que me alegre no puedo exigir mucho, no cuando fui yo quien lo mató.

− ¡Hey Shura! – el antiguo maestro me saluda de lejos moviendo su mano y sonriendo mientras sube las escalinatas – qué bueno encontrarte.

−Anti… ¡Dohko! ¡Dohko!– corrijo rápidamente y me levanto.

−Vamos Shura, ya te lo he dicho. Por favor deja los formalismos – coloca su mano sobre mi hombro mientras niega con su cabeza − soy otro compañero de armas.

−Lo siento –me inclino un poco −, es sólo que me cuesta… – suspiro −. Tanto el Patriarca como usted son personas que admiro y respeto mucho.

El santo de libra sonríe divertido ante mis palabras –bueno eso me halaga y mi ego se eleva. Gracias por tus palabras, aunque no soy más que ninguno de ustedes −pone sus manos tras de su nuca –. Además… según Shion, soy el caballero más irresponsable y alcahueta de los doce… −hace una mueca de disgusto pero parece restarle importancia −.Es que parece que descubrió que soy yo el que he ayudado a los caballeros a escapar del santuario y los he encubierto cuando dicen mentiras y no cumplen con sus labores.

−Ah… eh… –sonrío más por obligación que por gusto propio, la verdad que no puedo opinar nada respecto a la relación que su ilustrísima y el santo de libra mantienen, es algo que cuesta imaginar y no porque sean hombres sino porque al ser tan diferentes, se la pasan discutiendo –Quizás lo dice por la forma de actuar, pero no creo que lo diga enserio, puede que…

− ¡Bah! Eso no interesa, yo vine para decirte que Shion y la señorita Saori esperan a todos los caballeros dorados – lo miro fijamente −. Hoy es otra noche de “en el santuario somos una familia de verdad, nadie pelea, nadie se odia” –comenta usando un tono burlón, mientras imita la forma como el patriarca dijo esas palabras hace un tiempo.

Sin poder evitarlo me río − ¡Oh! Entiendo… ¿irán todos? – sólo pregunto por curiosidad. Hasta donde sabía Mu estaba en Jamir con Kiki, mientras que Saga y Aioria estaban fuera del santuario encargados de resolver algunos asuntos de Athena.

−Eso no lo sé, no he podido hablar con todos.  De hecho espero encontrar a los santos que me faltan en los dos templos siguientes.

−Milo atravesó mi casa en la horas de la tarde y DM esta con Afrodita desde ayer –dije esperando que no preguntara nada más. La verdad es que estoy evitando a toda costa meterme en la vida amorosa de mis compañeros, por más aprecio y cariño que les tenga no soy el más indicado para opinar o aconsejar porque, ¿cómo hacerlo si yo no sé qué hacer con todo lo que siento?

−Bien, nos vemos en un par de horas – se despidió pero al volver a estar absorto en mis pensamientos no respondí su despido.

Esta noche como cada ¿dos semanas? ¡Jum! No sé con qué frecuencia nos estamos reuniendo donde el patriarca, sólo sé que desde que volvimos a la vida hace 4 meses, su ilustrísima y Athena se han encargado de hacer que los doce caballeros nos encontremos, charlemos y nos olvidemos por un par de horas de nuestras obligaciones como santos. Todo esto con el fin de hacer que las asperezas y problemas que al parecer perduran desde lo de Hades sean olvidados por completo y se afiancen las amistades. En un principio parecía tonto y tedioso tener que ir que ir a un lugar en el que sin que dijeran palabra alguna te tachaban de traidor, te rechazaban y recordaban lo malo que eras por haber acabo con la vida de dos de tus compañeros y sobretodo por haber traicionado a tu diosa ¡Claro! Parecía ser muy conveniente eso, mientras olvidaban que tanto en el muro de los lamentos como en Asgard habíamos luchado juntos.

Aun así ninguno, creo, ha llegado a sentirse como yo, bueno… quizás Saga aunque no lo sé,  jamás le he preguntado si se siente mal por haber atentado contra la vida del patriarca, haber traicionado a Athena y haber usado la técnica prohibida contra Shaka. Pero no todo es malo, porque hay que reconocer que las cosas han cambiado mucho, poco a poco hemos vuelto a ser amigos todos o al menos hay más comunicación y menos deseos de comenzar una guerra de mil días. Eso se puede notar en las reuniones, en los entrenamientos y a la hora de tener que cumplir las labores en compañía de otros.

Si hablo de mí, puedo decir que mantengo buenas relaciones con mis compañeros, bueno eso sería 100% cierto, si pasara por alto que es imposible no discutir con Milo la mayoría de los días y siempre por lo mismo, o mejor, por la misma persona. El escorpión y sus celos, ese es un tema del que parece jamás me podré librar, y no es mi culpa, no tengo pensado abandonar a Camus y despreciar su muy valiosa amistad. Sí reconozco que el que seamos vecinos y que los dos hayamos estado en las situaciones más difíciles luchando juntos puede malinterpretarse. También que sólo por vengarme debido a que por culpa de sus provocaciones infantiles haya terminado siendo castigado por el patriarca en más de una oportunidad, me la pasé por unas largas dos semanas insinuándole cosas sobre lo que supuestamente hacíamos con Camus cuando no estaba él en el santuario y sobre las ganas que tenía de cuidarlo. Claro, pues a diferencia de él jamás lo había juzgado ni mucho menos reprochado por lo sucedido en Asgard, por lo del enfrentamiento y la traición. A pesar de eso, después de que mi vecino se molestara conmigo y me pidiera no llenarle más la cabeza de ideas falsas y me amenazara incluso con ser a mí a quien terminara sacando de su vida,  los dos hemos tratado inútilmente de hacerle entender de todas las formas que somos solamente amigos. Es estúpido y desesperante. Sin importar qué pase, Milo me ve como una verdadera amenaza y piensa que voy a robarle a su amante en cualquier  momento. Lo peor del asunto es que su novio sólo ha tratado de ayudarme a poner en orden mis pensamientos y es quien más ha tratado de animarme para que al menos me acerque a Aioros y le confiese mis sentimientos. Ahora que lo menciono, Camus no es el único que sabe lo que pasa. Saga también lo sabe aunque la situación es diferente, pues él me ha hecho ver que mi ansiedad no es tanto porque esté enamorado y lo desee, sino que se debe a esa necesidad que tengo de hablarle y de pedirle perdón por mis acciones.

Entre suspiros me dirijo al interior de la casa de capricornio. Ya estaba anocheciendo así que en un rato más debía ir con Athena, el patriarca y mis demás camaradas. Mientras espero supongo que puedo darme una ducha y quizás tratar de dormir. No deseo que  hoy me hagan preguntas sobre mi estado de ánimo y mi apariencia, la cual con el paso del tiempo ha cambiado considerablemente o eso escuché decir a Mu y a Aioria hace unos días en el coliseo. Fue entonces cuando aprovechando lo cerca que estaban de mí, comenzaron a preguntarme cosas sobre mi estado de salud, sobre si estaba alimentándome como era debido o si tenía alguna preocupación o algo que estuviera perturbándome.

Ya basta de mortificarme, no debo pensar más o de verdad enloqueceré. Camino hasta el baño, y justo cuando estoy por abrir la llave de la bañera escucho la voz de Death.

− ¡Hey Shura! ¿Estás aquí? –pregunta mirando su alrededor −. Amigo, hola, ¿estás?

−Sí aquí estoy, ¿Qué necesitas? – aparezco detrás suyo y lo miro con una expresión de pocos amigos, enserio no estoy de ánimos para hablar con nadie. Perdóname amigo mío, te aprecio y eres de las personas más cercanas que tengo en el santuario junto con Afrodita, pero por favor vete.

−Nada, no necesito nada, yo sólo venía a recordarte que en una hora debemos estar todos donde su ilustrísima – comenta con algo de molestia desviando la mirada.

Niego con la cabeza al escucharlo, así que DM y Afrodita discutieron. Esa es la verdadera razón de que este aquí. Lo conozco perfectamente, con la sola expresión de su rostro y la forma como habla, puedo deducirlo – ¿Esta vez cuál es el motivo? –cuestiono tratando de mostrarme comprensivo. No puedo desquitarme con Death y no puedo echarlo, por más deseos que tenga, no puedo dejar solo a mi amigo.

−Quería que cenáramos fuera del santuario, pero yo no sabía nada, lo juro por Athena –se encoje de hombros y niega con la cabeza −, le dije a Dohko cuando fue que sin problema estaríamos con todos y bueno Afrodita lo malinterpretó, según él para mi es más importante una reunión con el patriarca que el celebrar nuestro aniversario de mes… pero lo juro, yo no sabía que ya tenía reservaciones y planes para los dos – asegura antes de sentarse en sofá.

Sin saber qué decir me siento enfrente suyo y suspiro, de verdad me gustaría poder ayudarlo pero mi cabeza se encuentra muy enredada y él sabe que no deseo opinar sobre relaciones ajenas, sobretodo la que tiene él con Afrodita. Los dos son mis mejores amigos, desde pequeños han sido con los que más me he relacionado, sé de sobra cómo es una discusión en la que ellos participen.

− ¿Por qué el amor tiene que ser tan complicado? – pregunta luego de unos minutos en silencio, abrazando la almohada −. Por más que trato de entender lo que debo hacer o como debo actuar, más confundido me siento. Sé que amo a Afrodita, pero cada vez que discutimos me desespero y no sé qué palabras debo usar para no lastimarlo ¡Yo sólo quiero entregarle mi vida y ser feliz! Pero no sé si eso es suficiente, siempre tengo miedo de que las cosas no funcionen y termine por perderlo…para siempre− oculta su rostro en la almohada mientras que yo me veo reflejado en lo que dice, porque también tengo miedo de equivocarme, pero a la vez deseo estar junto a esa persona para amarla hasta el fin de mis días. Tengo tantas dudas que no me dejan actuar como quisiera.

− ¿Ustedes han hablado de esto?

−Algo así, la verdad que no es tan sencillo –baja la mirada –, Afrodita me ha dicho que confiemos en lo que sentimos porque es un sentimiento verdadero, pero… con el paso de los días yo siento que es más difícil controlar lo que siento y que el temor a perderlo es más grande. Tengo miedo de que mi amor sea tan grande y que al no saber qué hacer con lo que siento termine por lastimarlo y lo pierda. Eso es algo que nunca me lo perdonaría.

De verdad que entre más lo escucho, más me sorprende lo que puede producir el amor en una persona. Definitivamente estoy perdido, lo mejor es resignarme y olvidarme de todo, no creo tener las fuerzas para soportar que mis sentimientos no sean correspondidos.

Lanza la almohada a un lado y toma un poco de aire − ¡Bien! ya me desahogué – dice de repente y se levanta −. Iré hasta mi casa a cambiarme.

− ¿Cómo? ¿Te vas ya? Pero yo creí que…

−No necesito consejos de parte tuya, sé que me dirás que hable con Afrodita y que sea sincero o que no puedes ayudarme porque eres amigo de los dos, así que prefieres ser imparcial y que no te gusta participar en nuestras peleas. Ya lo sé Shura, yo sólo necesitaba ser escuchado por ti, porque no me veo hablando de estos temas con nadie más, sabes que tengo una reputación que cuidar –asegura con una sonrisa −. Nos vemos al rato.

Suspiro pausadamente y una vez dejo de sentir el cosmos de Death apretó los puños lanzando algunos impropios de mi país de origen para luego dirigirme rápidamente a la bañera, un baño me hará bien siempre y alejará todos mis problemas.

*****

Aún con esa pesadez y con un dolor de cabeza que amenaza con fastidiarme lo que queda de la noche termino de alistarme. Por Athena que si pudiera me quedaba aquí.

−Hola Shura –saluda Saga mientras ingresa a la casa.

−Saga, ¿Cómo estás? pensé que no estarías hoy – salgo a su encuentro.

−Llegué hace un rato, y bueno yo…

−Shura, hola –detrás del santo de géminis aparece Kanon portando una cara de pocos amigos. Se acerca y me saluda poniendo su mano sobre mi hombro mientras mira de reojo a su hermano.

Yo asiento con la cabeza y veo como éste sigue su camino, quizás es imaginación mía pero el cosmos de los hermanos se nota algo alterado. Bueno eso no interesa o eso creía, pues al mirar a Saga me encuentro con que tiene sus ojos fijos en el camino que siguió su hermano y su expresión no es para nada agradable.

− ¿Todo en orden? – frunzo mi entrecejo mientras veo como trata de relajarse un poco, aunque no parece lograrlo.

−Sí, es sólo el tonto de Kanon y sus estúpidos reclamos de hermano celoso – rueda los ojos −,  ya parece novio celoso−. Bien, esta vez fue él quien dijo aquello que más de uno ha comentado al escucharlos pelear −. ¡Bah! Eso es algo que no interesa, no tiene porqué – dice como queriendo convencerse −, olvidémoslo… mejor dime ¿Qué hay de ti? Luces muy cansado.

−No estoy cansado, sólo tengo un poco de dolor de cabeza, no es importante, en un rato se me pasará. Ya lo verás.

− ¿Aioros ya pasó por aquí? – pregunta cruzándose de brazos y mirándome a los ojos.

−No, ¿no estaba en su casa?

Niega con la cabeza –no, no lo vi.

− ¡Ah! Bueno… no sé, supongo que estará con Aioria –digo mientras intento sonreír.

−Aioria estaba solo cuando pasé por leo− indica sin dejar de mirarme.

−Entonces ¡No sé! – Exclamo alterado –, no lo he visto desde ayer.

−Sabes Shura… deberías aprovechar esta noche para hablar con él, sino créeme que ese supuesto dolor de cabeza que dices tener no se va a quitar nunca, es más puedo decirte que hasta puede empeorar y más amargado te vas a poner.

Cierro mis ojos y suspiro. Odio que me descubra.

−Te lo digo por tu bien, además Aioros no te odia.

Abro mis ojos y lo miro – ¿Cómo lo sabes?

−Es lo que me dijo una vez cuando hablamos de lo que pasó – camina hasta el sofá y se sienta −. Bueno tampoco es que hayamos hablado de ti, pero sí de la situación. Aioros no te culpa por su muerte, para él…tú simplemente cumplías con tu deber como caballero.

−Aun así… sabes que para mí no es suficiente. Que me siento terrible por lo que pasó, además de que lo amo.

−Habla con él y aclara todo lo que necesitas, a lo mejor y termina correspondiéndote – dice y enseguida dirige sus ojos a la entrada del templo– Mu, Shaka… y ¿Aldebaran? ¿Cómo están?

Aun sin digerir del todo sus palabras, dirijo mi mirada hacia donde está la de Saga. Mu y Shaka vienen entrando, mientras que Aldebaran detrás de ellos viene cargando sobre sus hombros al discípulo del ariano.

−Hey Saga, no pensé verte hoy – habla el santo de la primera casa deteniéndose.

−Llegué hace poco – comenta mientras se levanta, para aproximarse al grupo de caballeros.

Yo simplemente me limito a ignorarlo, no quiero pasar por grosero, pero no me siento con la disposición de saludarlos. Siento que tanto Mu como Aldebarán no parecen notarlo pero puedo sentir como el guardián de la sexta casa se percata de mi malestar, aunque no dice nada y yo de verdad se lo agradezco. Esta maldita pesadez va a acabar conmigo.

− ¡Shura! nosotros ya nos vamos, ¿vienes con nosotros? –pregunta Saga moviendo su mano, como si de esa forma, yo regresara a la realidad.

−Perdónenme pero aún tengo cosas que hacer, los veo allá –comento mirando rápidamente a los caballeros de Aries, Tauro y Virgo −. Disculpen… yo no…

−Mira Aioria aquí están los demás – dice Death que venía acompañado del hermano de mi tormento.

−Hola a todos –saluda el santo de leo sonriendo −. Pensé que la reunión era donde su ilustrísima, ¿o este era el punto de encuentro? A mí no me dijeron nada, aunque de ser así es mejor que continuemos subiendo para recoger a los que faltan.

−No, esto fue algo de casualidad - dice Aldebaran bajando a Kiki –, pero ya que estamos aquí, vamos todos juntos. Supongo que Milo está con Camus y Afrodita debe estar ya listo –en eso mira a DM quien se incomoda aunque trata de sonreír.

−Tienes razón – Saga me mira y luego al guardián de la quinta casa −. Por cierto Aioria, ¿dónde está tu hermano?

−Dohko le encargó recoger algunas cosas en Rodorio, en un rato vendrá.

−Entiendo – la mirada de géminis regresa a mí  −, en ese caso vamos ya o su ilustrísima se molestará. Te vemos al rato Shura; espero que termines lo que tengas que hacer a tiempo, ya sabes como son las cosas con el patriarca  

¡Maldito! No me gusta la forma en que habla y aunque de repente siento unos terribles deseos de reclamarle y darle un golpe,  la presencia de los demás me lo impide. Sólo me atrevo a apretar mis puños y elevo un poco mi cosmos –Así será… −le respondo mandándole una mirada asesina.

El ambiente se tensiona considerablemente pues Saga se pone justo enfrente mío sin decir nada mostrando una sonrisa desafiante. No puedo evitar sentir ganas de desquitar todo mi malestar en él. A pesar de no tener la culpa, son sus palabras y actitudes las que terminaron por alterarme.

−Eh… − Mu se aproxima rápidamente y pone en el medio –Vamos Saga – pide tratando de alejarlo de mi para enseguida voltearme a mirar −. Te vemos allá Shura.

−Si… −respondo en un murmullo y tomo un poco de aire, mientras que mis camaradas bastante confundidos emprenden su camino a la salida del templo de capricornio, sin decir nada.

Al quedarme nuevamente solo me recargo en uno de los muros y cierro mis ojos intentando calmarme. Es una estupidez pretender descargar mi sentir en los demás, ninguno de ellos tiene culpa, ninguno… sólo yo al dejar que las cosas continuaran. Desde hace tiempo debí acercarme a Aioros y pedirle perdón. Soy un cobarde que no es capaz de enfrentar sus problemas… y que cree que al haberme liberado Athena de todos mis pecados, no debería tener ningún remordimiento por haber atentado contra la vida de una persona inocente. Soy de lo peor.

Abro mis ojos y camino hasta la entrada del templo, desde donde diviso las demás casas. Sólo faltamos Aioros y yo. Sin poder evitarlo, fijo mis ojos en la casa de sagitario como deseando que su guardián aparezca, de hecho me gustaría esperarlo y que fuéramos los dos hasta donde su ilustrísima, pero eso no sería nada bueno, las únicas palabras que cruzamos son las referentes al saludo.

A mi mente llegan las palabras que dijo Saga, lo que me hace sonreír muy levemente. Quizás y sea cierto que no me odia pero eso no significa nada, no veo porque deba pensar en que tengo una esperanza, si siendo vecinos, nuestra interacción es nula. Ni su mirada, ni gestos me muestran nada ¡Para Aioros no existo! Esa es la única conclusión a la que puedo llegar y cómo duele… Los recuerdos de mi infancia a su lado son borrosos e insignificantes, no me dan motivos para pensar en que él y yo tengamos una oportunidad para estar juntos.

Con la tristeza que me hace llegar a esa conclusión,  bajo la mirada y sin poder evitarlo algunas lágrimas se amontonan en mis ojos. Ya no puedo mostrarme fuerte ante esto, al igual que la mayoría de mis compañeros yo también caí en las garras del amor, aunque… la verdad yo no fui entrenado para enfrentar un oponente con esa naturaleza.

−Shura, hola, ¿estás bien? – no sé en qué momento me volví a perder en mis pensamientos, ni cuánto tiempo estuve así. Sólo tengo claro que la voz de Aioros suena tan real y cercana, lo que hace que mi cuerpo deje de responder y que mis ojos aunque se abren como platos al verlo enfrente de mí, vuelven a cerrarse. Sin yo poder hacer nada me desvanezco, pero no me golpeo, los brazos del santo de sagitario me detienen a tiempo.

Mi mundo gira y gira, mientras que el dolor de cabeza se intensifica y mis piernas parecen hechas de gelatina –A-Aioros… − susurro o grito, la verdad a estas alturas no se en que tono hablo −, lo siento… no te preocupes, ¡por favor!…. – miento en un intento por hacer que su expresión de angustia desaparezca y pueda alejarme de él.

− ¿Que no me preocupe? Shura, tu expresión no es la mejor, estas pálido y puedo asegurar que estas temblando. Lo mejor es llevarte a la habitación para que puedas descansar – indica mientras me toma entre sus brazos. Esto es lo más vergonzoso que me ha pasado. Me siento como un mocoso, como cuando por alguna circunstancia desobedecía al patriarca y me quedaba hasta tarde molestando a mis compañeros, y era Aioros quien me cargaba hasta mi templo para luego hacerme compañía hasta que yo estuviera dormido. Es imposible no recordar mi infancia y lo mucho que disfrutaba de su presencia, de sus chistes y de sus historias ¡Diablos! Cómo quisiera que todo hubiera seguido así, a lo mejor y ni siquiera me hubiera enamorado de él y seríamos muy buenos amigos−, iré donde el patriarca y le comentaré sobre tu estado, enseguida regresaré y me quedaré a tu cargo, a menos que Athena o su ilustrísima decidan otra cosa – comenta con seriedad.

− ¡No!− rápidamente me incorporo y lo empujo. Lo que menos deseo es tener a todos aquí preguntando por mi estado de salud y haciendo turnos para cuidarme. No deseo sentirme vigilado por nadie, además que conociéndolos no me van a dejar en paz ni un solo segundo. ¡Sí! Ya puedo ver a Afrodita y a Death cuestionándome hasta por mi forma de respirar. Lo mismo Aioria, ya imagino que se la pasará las 24 horas del día viendo en que puede ayudar, mientras que Camus y Saga estarán interrogándome con su sola presencia sobre la relación que tiene mi supuesta enfermedad con el tema de Aioros –, ya estoy bien, es sólo que he tenido un poco de dolor de cabeza, pero no es algo de relevancia – señalo intentando sonar convincente −. Enserio no tienes por qué preocuparte – le sonrío.

Me mira dudoso por unos segundos para luego corresponder mi sonrisa – en ese caso, vamos ya – dice a lo que yo respondo afirmando con la cabeza siento mis mejillas hervir.

Enseguida nos dirigimos al templo de su ilustrísima. Debo agradecer que los ocupantes de las siguientes casas no estuvieran presentes, de esta forma evito el cuchicheo o las preguntas sin sentido que puedan surgir al verme actuar o caminar. Mis piernas parecen que van a dejar de funcionar pronto y yo colapsaré… otra vez. No tengo claro lo que sucede, para mí esto es como una especie de sueño o alucinación.

Sin darme cuenta a la salida del templo de piscis comienzo a aumentar el ritmo de mi caminada lo que hace que mi acompañante se detenga por un momento antes de continuar caminando, sin hacer un esfuerzo por alcanzarme. Eso me llena de tristeza, aunque tampoco es que esperara que fuéramos uno al lado del otro y habláramos como si fuéramos los mejores amigos de la vida.

Con la cabeza hecha un manojo de dudas y desilusiones, me detengo justo enfrente de la gran puerta que comunica con el salón del patriarca como esperando que el santo de sagitario se acerque, pero antes de notarlo las puertas se abren.

− ¡Hey! Al fin aparece el que faltaba –escucho gritar a Death, a lo que mis ojos se dirigen al interior y por lo que veo, esta no es como las otras reuniones. Nuestra querida Diosa parece no estar presente, eso se puede notar a simple vista. La palabra “discreción” al parecer es un término que no conocen los santos dorados, sus actitudes lo dicen todo. Eso no es nada raro, dejarlos solos sin la supervisión de Athena, del patriarca o de un “adulto” responsable es lo más peligroso que puede suceder.

Sobre la larga mesa se encuentran Aldebaran, Aioria, DM y Saga en una especie de concurso por ver quien termina primero la bebida alcohólica sin sentir efectos, mientras se insultan y retan de una manera que da vergüenza. Suspiro y miro a otro lado buscando distracción o un lugar en el que pueda estar tranquilo. Es entonces cuando veo al antiguo maestro y al patriarca llevar una amena y muy amorosa conversación, que de un momento a otro se convierte en una escena que ninguno creo yo esperaba ver en su vida. Su ilustrísima terminó por arrinconar al santo de libra contra una de las paredes mientras ¡le come la cara! Sinceramente eso no parece un beso cualquiera, además las manos de ambos… cobran vida y se pierden entre las ropas del otro. Eso sí que es perturbador, mi respeto y admiración por ellos parece que se acabó en este preciso momento. Pero bueno, yo no tengo la intención de andar de chismoso viendo ese penoso espectáculo así que rápidamente dirijo mi mirada a otra parte de la sala encontrándome como Milo y Kanon hablan, o más bien el santo de escorpión escuchaba a un alterado Kanon que amenazaba con levantarse en cualquier momento.

−Shura, ¡ven acá! – escucho a Afrodita de lejos mientras mueve su mano y señala el lugar desocupado a su lado. Junto a él están Shaka y Camus con una expresión aburrida.

−Entonces sí era verdad – la voz de Aioros suena justo detrás de mí sorprendiéndome, pero a pesar de ello lo volteó a mirar sintiendo que el corazón se me va a salir por la boca −. Pensé que lo que me había dicho Dohko era mentira – comenta antes de sobarse la sien −. ¡Por favor Aioria! ¡No sigas con eso!−grita molesto y se acerca de forma amenazadora hasta la mesa donde parte de los dorados ahora apostaba con dinero y cualquier pertenencia.

Sin entender nada me dirijo a donde están los santos más tranquilos –eh… ¿alguien me quiere explicar que pasa aquí? Creí que era una reunión con…

−Supuestamente Athena tuvo un inconveniente y no pudo viajar – indicó un serio por no decir molesto Shaka.

−Pero entonces…

−La reunión la organizó Dohko, esa es la verdad – dijo Camus cruzándose de brazos −, la idea era aprovechar que todos estábamos en el santuario y distraernos un poco, así quieran disfrazarlo diciendo que fue algo de última hora lo de Athena.

− Entiendo… bueno, no del todo… pero está bien… − me siento sin saber qué comentar, en eso aparece Mu y se aproxima, lo que hace que la expresión del santo de virgo cambie considerablemente.

− ¡Perdiste gato pulgoso! ¡Págame!– exclama Death golpeando la mesa con fuerza, lo que hace que el cosmos de Afrodita se eleve un poco −. Sigue así y vas a terminar yéndote a tu casa desnudo – señala en medio de carcajadas a la que se le terminan uniendo los demás. Esto no va a terminar nada bien lo presiento.

− ¡Es injusto ya quiero irme! –se levanta molesto el santo de la doceava casa −. No estoy dispuesto a aguantar más esto.

−Te entiendo pero ya escuchaste a su ilustrísima− dice Mu de forma neutral −. Lo mejor es esperar y en un rato más tal vez podamos irnos.

−Bueno y ahora que lo mencionas, ¿me puedes decir dónde se encuentra su ilustrísima y el Antiguo Maestro de libra? – pregunta Shaka mientras niega con la cabeza−. Ya está bien, deberíamos irnos, además… con todo respeto creo que lo que vimos fui suficiente para tener claro que ellos no están en la mejor posición para dar ejemplo o exigir algo.

Aunque sé que el comentario o reproche iba más dirigido a Mu ¡su pareja! que a nosotros, comparto su opinión, pero no digo nada, sólo me atrevo a mirar a Camus quien afirma levemente con la cabeza.

 −S-Shaka… − susurra el pobre santo de Aries bajando la mirada. Ha de ser difícil para él estar en esa posición, digo el patriarca es como su padre y por eso trata de no desobedecerlo, pero es complicado. Y es que por más tranquilos que sean ellos dos, es común que tengan fuertes discusiones, siendo su ilustrísima y su exceso de sobre protección a Mu el motivo. Para nadie es un secreto que desde que Mu y Shaka formalizaron su relación, pues el patriarca ha comenzado a sentir celos por el santo más cercano a dios –entiende.

−No, entiéndelo tú− dice antes irse a otro lugar a meditar o lo que sea que haga.

−Afrodita mi amor, ya tengo suficiente dinero para llevarte donde quieras – dice un ebrio y entusiasmado DM, lo que termina de molestar a mi amigo quien sin decir nada se vuelve a levantar y se dirige a la salida. A mí me hubiera gustado detenerlo, incluso lo llego a pensar pero entonces…

−No espera Kanon, ahora escúchame bien lo que te voy a decir y no vayas a hacer una estupidez como… ¡no lo hagas! – grita repentinamente Milo, lo que hace que todos lo volteemos a mirar y nos encontremos con que el menor de los gemelos se abalanza sobre el mayor y comienza a golpearle el pecho mientras le grita y le reclama un montón de cosas que sólo confirma las sospechas y rumores que más de uno ha tenido sobre la extraña relación de hermanos que tienen los de géminis.

Esta sí que es una  situación triste y sorpresiva porque Kanon en medio de los insultos y reclamos le dice cosas sobre el sexo y el amor por lo mal que se siente de ser utilizado por su hermano, mientras que toma lo que se encuentra por el camino para lanzárselo. Milo intenta inútilmente detenerlo mientras que los demás simplemente miramos la escena sin saber cómo intervenir.

Esto es sin duda una noche para recordar, sólo falta que Milo y Camus comiencen a pelearse y es oficial, las parejas del santuario están en crisis. Bueno si omitimos que el patriarca y Dohko parece están de luna de miel.

−Te odio Kanon… − repite Saga esquivando los platos, botellas, vasos y demás cosas que vuelan por toda la sala. ¡Agh! Ojalá no hubiera venido, esto parece no tener un final pronto.

− ¡Cálmate hombre! – exclama Milo quien en compañía de Aldebarán parecen haber logrado alejar al gemelo mientras que Aioros y Camus se llevan a otra parte de la sala a Saga.

Pero como si eso no hubiera sido suficiente, a un lado mío otra pelea parece haber comenzado o intensificado. Ahora Death se le cuelga de la pierna a Afrodita mientras le pide perdón, pero este lo aleja de una patada y lo amenaza con comenzar a atacarlo de verdad si no le deja tranquilo.

−Mi rosita, ¡no me dejes por favor! –grita desesperado levantándose y corriendo hasta donde está el guardián de la doceava casa para abrazarlo e intentarlo besar, desafortunadamente una fuerte bofetada recibe.

Sin pensarlo me acerco e intento hacer reaccionar a mi amigo el cangrejo que al parecer perdió el control de sus actos por el exceso de alcohol – ¡Déjalo! – pido, pero Death trata de zafarse.

−Te lo dije, ya no más, déjame en paz –fue lo único que dijo Afrodita antes de darse la vuelta y dirigirse a la puerta, aunque Aioria logra detenerlo y le pide el favor de ayudarlo con los gemelos, quienes parecen no haber terminado su pelea y, por el contrario, han invitado a más personas a unirse.

− ¡Maldito! Esta no es tu pelea – exclama Saga mirando a Milo que terminó involucrado en todo en cuanto usó la restricción para defender a Kanon cuando notó que el guardián de la tercera casa preparaba un ataque contra su hermano.

−Sí claro, porque no hay nada más cobarde que atacar por la espalda, ¿no? –responde el escorpión.

−Milo por favor – ahora quien interviene es Camus −, no creo que esta sea la mejor forma de solucionar una discusión –señala dirigiéndole una mirada de desaprobación y esperando que su pareja reaccione.

−No te metas Camus, yo sé que tú también viste como Saga iba a atacarlo

−Sí, pero no creo que…

− ¿Ves? Con eso basta para haber intervenido, además… −rueda sus ojos al ver la expresión de su pareja– tú no puedes defender esta vez a tu amigo por muy querido que sea para ti. ¡Oh vamos! Él también es idiota y comete errores, muchos si no te has dado cuenta… − como ya estaba dicho esto era cuestión de minutos para que la pareja restante comenzara una discusión absurda sobre prioridades y amistades y demás tonterías que pueden salir a relucir cuando se discute con Milo, quien al parecer no estaba muy lúcido que digamos. Creo que el licor es más destructivo y peligroso que cualquier técnica de los santos dorados, inclusive que la misma exclamación de Athena.

Mi vecino respira hondo, cierra sus ojos e intenta ignorar la retagila de palabras que dice el guardián de la octava casa. Definitivamente admiro a Camus, tiene una magnifica capacidad de tolerar la estupideces de Milo, es eso o que su amor es muy grande −.Está bien, entonces si es así como lo dices, a mí me interesan más mis amigos que tú…  – le da la espalda a su amante y va con Saga.

− ¡Camus! ¡Ya basta, deja de poner a tus amigos sobre mí!

−Suéltame, ¡no te necesito! – asegura Death antes de tomarme por sorpresa y empujarme para ir en busca de Afrodita.

−Death… − suspiro.

Los santos restantes o mejor dicho la mayoría se dividen en los dos grupos que se han ido formando. En una esquina el mayor de los gemelos permanece sentando mientras que Mu, Aioria Camus y Afrodita lo rodeaban e intentaban hacerlo calmar hablándole y preguntándole sobre lo sucedido. En la otra esquina la verdad que no se sabía quién estaba más molesto si Kanon o Milo pues los dos dicen cualquier cantidad de impropios sobre la actitud de Saga. Y bueno, el escorpión manda una cantidad de indirectas a su novio sobre lo mucho que se notaba su preferencia por el mayor de los gemelos y sus celos y todas esas cosas que ya me sé de memoria porque se las he escuchado decir tantas veces. Aioria y Aldebarán hacían como que los escuchaban esperando que de alguna otra forma sus amigos se desahogaran y se calmaran, mientras que Shaka permanecía en el mismo lugar meditando o pidiéndole a Buda porque lo llene de paciencia.

Justo cuando sentía que la situación era un caos completo y que mi dolor de cabeza era cada vez peor, Aioros pasa por mi lado y me toma del brazo para llevarme lejos del nuevo campo de batalla, argumentando que es mejor tomar un poco de aire y alejarse de ese ambiente tan pesado del que hasta muertos podrían resultar.

Continuará...

Notas finales:

Espero sus comentarios... 


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