Kanto. ¿Como ese chiquillo le convenció para que le acompañara a ese región?
Solo eran amigos, pero uno de ellos no opinaba los mismo. Solo un sentimiento, que le revolvía que estomago, que le dejaba en vela durante varias horas, que le tiñera de forma descarada sus mejillas con solo un simple roce, una sonrisa, una risa, que tan sólo le miraba y expresaba su alegría con una carcajada. Ese chiquillo le volvía loco.
En el avión que viajaban, estaba silencioso. Solo se escuchaba el aire acondicionado y uno que otro ronquido a lo lejos; capaz de un señor que se abría quedado dormido.
Desde hace rato que ninguno de los dos hablaba. Se había quedado dormido. Simplemente se veía hermoso. Sus mejillas estaban algo coloradas, su respiración era pausada. Para el era una de las expresiones de aquel chico. Tranquilo, vulnerable. Era una satisfacción verle dormir.
Ya hacia tiempo que aquel chico le había cautivado. Que sin darse cuenta, ese sentimiento había aparecido. Sin rodeos y sin preguntar, algo había crecido en su interior sin querer, pero no se arrepiente de ello.
Parecía que el chico ya se estaba despertando. Su Pokèmon también había tomado una siesta en su regazo.
- Buenos días dormilón - Dijo al ver que abría los ojos y tratar de ubicarse. - Si que has dormido, estaba a punto de despertarte - No pudo evitar sonreirle. Se veía lindo como de frotaba los ojos a lo niño pequeño después de despertar.
- ¿Ya casi llegamos? - Y bostezo.
- No lo se, creo que aun falta poco. Te hiba a despertar para que comieras algo.
Y el chico menor le sonrió. Se veía feliz. La idea de este viaje había sido él. Se puso muy contento cuando el mayor le afirmo que iría después de tanta insistencia.
No pudo evitar sonrojarse por esa sonrisa.
Una chica paso con un carrito, era bastante guapa, llevaba un uniforme de azafata de color rojo con azul. Sonreía, una sonrisa bastante agradable.
- ¿Desean comer algo o beber? - Su voz era cálida.
- Yo quiero un sándwich por favor.- Dijo es menor.
- Enseguida, y usted joven.
- Yo nada gracias. - Y la chica se retiro.
De nuevo silencio. Solo se escuchaba un pequeño ronroneo por parte del Pokemon. Disfrutaba la suave caricia que le proporcionaba su entrenador. Se revolvió varias veces para quedar el una mejor posición para que le rascara la pansa.
- Chaaa - Ronroneo el pequeño Pokèmon. El color amarillo de su pelo era brillante y suave. Sus mejillitas tenían un color rojo candente. El chico sonrió por el afectó que le daba al pequeño roedor.
"Ash, deja de hacer eso, deja de comportarte como un chico bueno, deja de provocarme, de que si empiezo no podre parar"
Fueron los pensamientos de aquel pelilila. Ya no solo pensaba de una manera inocente a aquel niño. Sino que también un sentimiento de pasión y lujuria había nacido. Quería todo de el. Un sentimiento posesivo.
El avión aterrizó. Y todos bajaron. Había bastante movimiento en el aeropuerto de ciudad plateada. Ash se emociono al ver lo que para el era un tiempo lleno de aventuras. Para Ash, Kanto, era un lugar lleno de buenos momentos.
- Esta es Ciudad Plateada. Aquí es donde Brock era líder de gimnasio. - Dijo el chico con una mirada nostálgica.
Tomaron un atajo para ir a su nuevo destino. Pueblo Paleta. Allí era donde el jovencito de cabellos negros le había dicho al mayor de donde era. Caminaron por el suave pasto, charlaban animadamente de temas triviales y de los Pokèmon que se encontraban en el laboratorio del Profesor Oak.
Llegaron. Una felicidad inmensa le había llenado al ver de nuevo Pueblo Paleta. Sencillo pero le llenaba de tan buenos recuerdos. De todas las aventuras y de los buenos momentos que paso el la región. Además, aquel pueblo siempre sera su hogar. En donde comenzó todo. En donde, hubo ese momento de el que su fiel compañero Pikachu y el se hicieron mejores amigos después del que les atacara esa manada de Sperows. En lugar donde estaba su madre, el profesor y Gary...
Espera ¿y Gary? Ash se había olvidado completamente de el. Estará aun en pueblo paleta o estará aun de viaje. A al joven se le ilumino la mirada al pensar que volvería a ver a Gary. El siempre sera uno de sus "Amigo rivales" para toda la vida.
- Así que este es pueblo paleta. - Dijo el callado Paul. - Es lindo - Y sonrió
- ¿Verdad que si? - Exclamo feliz Ash. - Y que ahora me acuerdo. Quiero presentarte a un amigo. Se llama Gary, el fue mi rival cuando viajaba por esta región y en Jotho. ¡Ah! Y también es el nieto del profesor Oak. ¿A que su Pikachu? - Dijo el jovencito animado mientras se dirigía la pequeño Pokèmon en su hombro. Este asintió felizmente al recordar a aquel muchacho.
A Paul se le revolvió el estomago al ver como Ash hablaba muy alegre de ese tal Gary. Ya se sentía celoso y ¡Ni siquiera le conocía! Pero tenia un sentimiento que le decia que ese tan Gary le traería problemas.