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El reflejo de un alma oscura por Yoshikawa Kanade

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertencen a mí sino a la gran sensei Nakamura

Notas del capitulo:

Bueno, aca estoy con un trabajito que igual tenía guardado desde hace meses en mi computadora y hoy he decidido publicarlo /se pueden observar las telarañas que tiene al estar guardado tanto tiempo/ ... bueno ignorando eso agradezco que le hayas dado una oportunidad a esta cosa rara ya que es el primer Fic que me digno a sacar T.T 

Además de que el resumen no es de lo mejor jaja eso como que no me ayuda...

no te aburro más y a leer ;)

En un mundo apartado de la humanidad existe el bien y el mal representado por ángeles y demonios. Cada 100 años una guerra se debate entre estos 2 bandos definiendo el futuro de la humanidad. Tanto ángeles como demonios nacen de su misma raza, no pueden morir y tampoco reencarnar una vez que, lo que nosotros humanos hemos catalogado como vida; termina.

 

Pero hay ambiguas excepciones... Los humanos una vez desfallecen y dan paso al infinito “sueño eterno” van al cielo o al infierno en donde reencarnan (cielo) o sus almas van al vacío (infierno), esto se define con el último momento de su vida. Las existencias que tienen como destino el vacío desaparecen por toda la eternidad. Pero si aquellos que van a la petulante y sofocante nada; guardando un profundo odio o rencor por un único sentimiento hasta el último momento de su vida, reencarnan como demonios....

 

Eso es lo que los pobres humanos creen, un simple destierro al páramo o un camino al exquisito edén, no saben realmente que lo que tienen delante de la muerte, es mucho más doloroso que su propia vida.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

 

Y ahí me encontraba yo, temblando por como el frio de la tierra se fusionaba poco a poco en mis entrañas, un pequeño rio carmesí se hacía cada vez más grande a mí alrededor, era mi sangre la cual salía de todo mi cuerpo. Frente a mi estaba el hombre que yo creí amar y que correspondía mis sentimientos. Hoy veo como destruye mi cuerpo y sin piedad alguna; acaba con cada una de las emociones y sensaciones que yo creí eran reales, aplastándolas como si de una mísera rosa se tratase.

 

-¿Qué acaso aún no se muere?

 

Escuchaba la voz de un hombre con tono burlesco por mi deplorable estado.

 

-Oye engendro

 

Otro hombre de apariencia desconocida me levantaba por los cabellos disfrutando mi agonía causada por las heridas.

 

-Pareces un debilucho, pero tienes mucha resistencia. No sabes cómo me encantaba eso de ti

 

Y finalmente ahí estaba, el hombre del que creía estar enamorado. El que creí que estaba profundamente enamorado de mí, de todo mi ser.

 

-Pero de todas formas, tarde o temprano me ibas a pagar con tu vida

 

Decía eso mientras pasaba una navaja rozando mi rostro.

 

-M…ldit…

 

No podía articular una sola palabra, mi pecho dolía pero no por las heridas, sino por el dolor de ser traicionado y más por el ser del que estaba enamorado.

 

-Jaja ya no eres tan hablador ¿cierto?

-Como sea, ¿de verdad creíste que te amaba?

 

Me decía entre risas. ¿De verdad tan ingenuo fui? Años atrás, más de los que puedo recordar perdí a mi familia. La amaba tanto y que hubiera dado por tenerlos aún conmigo. Sin embargo la tristeza me ataca ligeramente al sentir que les he fallado siendo ahora traicionado por la persona que amaba. Mis razones para seguir con la vida que ellos me prolongaron, se pierden lentamente, jamás había deseado tanto la muerte como ahora. Solo quería hundirme en un profundo sueño eterno de dolor y agonía en el que ya nada importaría. Absolutamente nada.

 

-Supongo que tendré que agradecerte por haberme sacado de ahí

 

Fue entonces cuando sentí un corte profundo en mi pecho. El hombre delante de mi clavó la navaja en mi corazón haciendo que la poca sangre que luchaba por mantenerme vivo brotara lenta y dolorosamente al exterior percatándome de como la pobre y latente fuerza en mí, se agotaba poco a poco. Realmente no sentía nada… nada más que odio por el maldito ser que marcó el fin de mi existencia. Con el último suspiro del alma que aún prevalecía en mí, sostuve a mi antes amado y musité con la última gota de vida que me quedaba.

 

-…Onodera… Ritsu

-¿Eh?

-Sera un buen viaje… si te grabas eso en la memoria… de camino al infierno

 

El más alto solo me dedico una mirada llena de desprecio mientras sacaba lentamente la navaja de mi interior. Y fue en ese preciso instante que una corriente abrumadora jamás experimentada recorrió todo mi ser, atravesando mi vida, lo que alguna vez fui; consumiéndome en un profundo vacío y una dulce oscuridad. Solo me deje llevar por ese tan anhelado sueño eterno esperando por el día para reencontrarme con la memoria de la persona que odié hasta el final de mi existencia, y hacerla sucumbir en el peor de los infiernos, pagando por cada gota de sangre que me hizo derramar, por cada sentimiento ficticio, torturando y destrozando lo más profundo de su alma…

 

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Una guerra se debatía en los cielos, hacía cientos de años que no terminaba, pero el principio del fin había llegado para ambas legiones. La estabilidad entre los 3 mundos había desaparecido, llegando el mal hasta la Tierra, portales aleatorios se abrían en diferentes lugares originando la mayor colisión que jamás existió. Los demonios por su parte  aprovecharon esta encrucijada y se abrieron paso entre territorio celestial mientras los ángeles por todos los medios trataban de sellar estos portales.

Y los humanos, unas vidas sin importancia era lo que se mostraba para estas divinidades, insignificantes fragmentos del mundo que ahora estaban siendo absorbidos por el mal. 

 

Cadáveres de cientos y cientos de arcángeles estaban esparcidos por los antes blanquecinos pasadizos, cuerpos de ahora ángeles caídos cobijados por el rojo de la sangre era lo único que se tenía a la vista en ese reducido espacio que ahora al igual que muchos se volvió un campo de batalla. Las máximas divinidades del cielo al percatarse que el tiempo se había acabado tomaron la decisión de sellar eternamente los portales, finalizando todo el caos originado por la inestabilidad del espacio-tiempo entre estas razas.

 

Pero todo a un precio.

 

 

 -¡Yokozawa ni se te ocurra hacerlo!

 

Un hombre de cabellos rubios y ojos almendrados aclamaba con todas sus fuerzas por su amado a pesar de tener el cuerpo y la voluntad destrozada; las alas rotas  separadas a su cuerpo; y la sangre brotando por cada herida.

 

-Zen

 

El pelinegro que se encontraba cerca de un torbellino de luz obscura menciono el nombre de su contra parte con tal seriedad pero  la vez con tanta suavidad que estremeció al oji almendrado por llamarlo por su nombre, después de tantos eones.

 

-Llevaré conmigo los recuerdos que creamos juntos y cada uno de los sentimientos que despertaste en mí,  a pesar de creer que yo no poseía un alma propia me enseñaste que debajo de toda la frialdad que externaba a todo el mundo estaba mi frágil yo. Y es gracias a ti que pude amar, me enseñaste lo maravilloso que puede ser el entregarse a alguien más sin miedos y falsas expectaciones. Fueron tantas las cosas que anhelé seguir formando a tu lado y con Hiyo, pero debes entender que por ésta vez debo marcharme.

 

-¡Idiota no me hables como si estuvieras despidiéndote de mí… entendiste, no puedes simplemente irte por tu cuenta, te llevas partes de mis memorias y no puedes arrebatármelas!… no te doy el derecho de apartarme, arrancas parte de mi… me destroza la simple idea de no volverte a sentir en mis brazos cada noche… no puedes

 

El rubio con la voz quebrada reprimía con profundo dolor los agonizantes sentimientos que se estaban aglomerando en sus orbes amenazado con desbordarse poco a poco en salados cristales de amargura, el dolor era quemante, exasperante, insoportable…  hizo un intento por levantarse e ir una vez más hacia el calor del oji azul, pero no pudo hacer más que gritar de impotencia y agonía al no poder hacerlo y quedarse tendido en el suelo observando como la figura de su amado se desvanecía cada vez más entre ese torbellino, lo estaba perdiendo, se le estaba yendo de las manos y de su vida. Era un espectador y no podía hacer nada.      

 

-Cuida a Hiyo

 

El oji azul dio media vuelta y por última vez observó a su amado.

 

-Cuéntale una de sus historias favoritas antes de dormir y no olvides decirle que siempre voy a quererla

 

Respondió con la voz ligeramente quebrada por el dolor que luchaba reprimir al mencionar las palabras que jamás creyó saldrían de su boca. Trataba de ocultarlo para que de esa forma su amado no sufriera con su partida dejando la remembranza del dolor, pero era imposible, los sentimientos cuando son verdaderos por más que trates de negarlos y ocultarlos salen a flote destrozando todas las barreras existentes. Y le dolía más el hecho de que así sería.

 El oji almendrado solo apretó los puños con impotencia con la vista al suelo al no poder articular un solo verso a las últimas palabras de quien era su alma gemela. En un intento por transmitir un poco de reconforte respondió lo que su quebrajado ser le permitió.

 

-Solo si la visitas en sueños en forma de oso

 

Ambos hombres soltaron un leve risita recordando como el peli negro era molestado por su pareja en cada ocasión que este se enojaba por lo más mínimo. Sabiendo de ante mano que sería la última que compartirían. No era que estuviera escrito en sus libros de vida, pero debían aceptar que la realidad era esa en la que se encontraban, darse cuenta que por lo menos hasta el último segundo que compartieran, lo vivieran con euforia. Y de ésta forma dejar un dulce recuerdo en ese inmenso mar carmesí.

 

-Te amo Takafumi, mi alma te pertenece

-Todo de mí jamás le perteneció a nadie que no fueras tú, te amo Zen. Jamás lo olvides. Y gracias por todo.

 

Menciono el oji azul con los ojos cristalizados acompañado de una suave curva en los labios y una serena expresión que mostraba melancolía; no era lastimoso el hecho de marcharse eternamente, el motivo del petulante ardor del que estaba siendo preso era por el hecho de no haber podido hacer más por la única persona que amó. Deseando reencontrarse en alguna posible próxima vida y entregar su desmesurado amor. El oji almendrado sentía como poco a poco parte de él se apagaba, sin fuerzas, sin motivo, sin alguna expectación por la cual sonreír el día de mañana, vio como el amor de su inmortal vida… se le fue completamente de las manos. Compartieron una última mirada antes de que el torbellino desapareciera junto a la última sombra de lo que era Yokozawa Takafumi.

 

Fue lo mismo con el alma divina del inocente Chiaki, y el cálido y transparente ángel  Misaki.

3 portales en diferentes puntos eran el corazón de la colisión, para sellarlos eternamente debían entregarse 3 almas puras para limpiar el caos en todo lugar, trayendo la estabilidad a los ahora 3 fragmentados mundos.

 

Pero las almas una vez son entregadas… jamás vuelven, llevando al olvido todo lo que una vez fueron.

 

Notas finales:

Bueno si, es raro hasta yo lo sé, pero lo puse desde el principio, es una historia bastante fantasiosa que tendra de todo un poquito y claro está no puede faltar romance :3 y una que otra cosa misteriosa 7u7.

Una vez más muchas muchas pero muchas gracias por leer, si gustas podes dejar un comentario y decirme que les parecio, le arrojan tomates o que se yo :'v jaja pero en serio, su opinión la agradezco y tomo en cuenta bastante. 

PD: Se que no soy la fregonada redactando pero de a poco se empieza no? TwT)/ Les mando abrazos cargados de toda la buena vibra de este mundo con mucho Sagaísmo y nos leeremos quizá otro día. Todo depende de sus comentarios. 


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