Se había despertado de la nada, pero no en su habitación como debería de ser, no. Baekhyun se encontraba dentro de un desconocido auto. Pestañeo rápidamente tratando de reincorporarse, sus manos sobaron sus ojos y un leve dolor en la cabeza hizo que soltara una pequeña queja.
—¿Dónde estoy? –Murmuró bajo.
Tratando de saber su paradero, corrió su mirada por la parte delantera del auto, en el lugar del piloto y co-piloto no había nadie, corrió su vista a su lado y, pegó un leve salto al reconocer al acompañante silencioso que antes estaba con aquel chico alto, iba a preguntarle su paradero cuando sintió unas voces fuera del auto.
—Harry, deja que me lo lleve.
—No, ya se lo he informado en el camino, no puedes llevártelo aunque me ruegues.
—Pero no es necesario, solo necesitábamos a uno.
Las voces se le hicieron familiares, claro, eran los tipos de antes, Chanyeol y Harry. ¿Qué hacían afuera? Y ¿De que hablaban? Estuvo a punto de salir, pero paro cuando escucho que los dos tipos volvían a hablar.
—El primer chico es más que suficiente, el jefe nos ordenó estrictamente que fuera solo uno, ¿Quieres que la policía se vuelva loca de nuevo?
—Ese ya no es mi problema, y poco me interesa lo que aquellos policías hagan. Si se atreven a pisar nuestro territorio; me los comeré a todos.
—Eres un salvaje.
¿Comer? De pronto todo tuvo un poco más de sentido para Baekhyun, ató algunos cabos y se congeló ante tal idea. Ellos eran los secuestradores, aquellos que habían raptado a las personas desaparecidas durante este año, sudor frío recorrió su rostro ante la idea. Sintió los pasos de esas dos personas alejarse, quizás fuera su oportunidad de correr. Su mano se detuvo al centímetro de la puerta.
Pero no sé dónde estoy, ¿A dónde voy a correr? Ante esa incógnita prefirió quedarse dentro del auto un poco más. Se ladeo buscando a aquel chico silencioso.
—Oye.
Susurro bajo, tratando de no hacer mucho ruido.
—Oye, responde.
Aquel chico ni se inmutaba, no se movía. Le tocó el hombro y lo movió un poco esperando reaccionara, pero nada, un poco lento le quito la capucha para ver si estaba bien. Casi grito si no fuera porque se tapó la boca a tiempo, aquel chico estaba con los ojos bien abiertos, mirando hacia adelante, pero tenía los ojos perdidos en la nada, no parecía estar despierto, casi parecía un muerto.
—Oye.
Lo movió ya más fuerte, pero aquel chico no se despertaba de su aparente transe. Comenzó a preocuparse cuando noto que no pestañeaba. Se volvió hacia la puerta y trato de ver hacia afuera, pero le era imposible, no era problema que los vidrios fueran polarizados, el problema era que aparentemente afuera no había mucha luz, así que su vista era casi nula.
—Tengo que salir de aquí.
Con sumo cuidado abrió la puerta, lentamente, procurando no hacer un solo ruido. Logró abrirla un poco, y vio por aquel pequeño espacio, distinguió en las afueras algunas cosas, la luz de afuera era bien tenue. Después de ver todo llego a la conclusión de que estaba en un estacionamiento, habían otros autos, aunque no era un estacionamiento grande, se podría decir que entraban unos veinte autos.
Lamentablemente sus ideas de escape no iban a resultar muy fáciles si se encontraba en un lugar como un estacionamiento, por más que miraba no encontraba la entrada o salida, solo un elevador a unos diez metros de él.
¿Un subterráneo?
Si, un subterráneo, por lo tanto la entrada estaría sellada en algún lugar que no podía ver bien, y su única salida seria el elevador, pero, ¿A dónde lo llevaría? ¿Al escondite central de aquellos secuestradores? O quizás a algún lugar mucho peor, aun recordaba que aquel hombre había mencionado que se comería a los policías. No quería atormentarse con el hecho de que podrían ser caníbales, pero aquellas palabras lo hacían dudar mucho.
Mirando a todos lados una vez más; suspiro.
Estaba encerrado como una rata.
Pero ¿Pedirían dinero por su vida? De lo que recordaba aquellas personas desaparecidas tan solo desaparecían y ya, los secuestradores nunca pedían dinero y la mayoría de las víctimas se daban por muertas.
—Moriré.
Era lo más seguro, quizá fueran traficantes de órganos, asesinos en serie, o quién sabe qué otra cosa —el canibalismo aun no era una idea que pudiera descartar—. ¿Debería esperar la muerte sentado? Viendo su estado actual, intento de nuevo hacer reaccionar al chico que estaba al lado suyo, sacudiéndolo con más fuerza y dándole leves palmadas en la cara, pero nada, no despertaba.
Reviso aquel auto, pero no encontró nada que le sirviera, algún móvil, algo con que defenderse, nada. Abrió lentamente la puerta que había cerrado hace poco y salió del auto sin emitir ruido. Fue cuando se dio cuenta de que la única luz era la que estaba arriba de la puerta del ascensor, una ampolleta que parecía que se apagaría en cualquier momento, y aquella era la que daba una luz tenue al lugar, bueno, casi solamente a las puertas del elevador. Su mirada recorrió todo el lugar, volviendo a buscar alguna cosa que le sirviera en ese instante.
En los demás autos puede haber algo, si no, buscaré la puerta de entrada del estacionamiento.
Y así busco, pero no hayo nada en los autos. Encontró el lugar por donde los autos ingresaban, pero no pudo abrirlo, lo más seguro era que fuera eléctrico. Sintió el ruido del ascensor, alguien se acercaba. Se quedó congelado, no podía moverse ¿Debía volver al auto? ¿Debía esconderse? ¿Para qué? De todos modos lo encontrarían en aquel reducido lugar.
La puerta del ascensor se abrió de par en par, Baekhyun había reaccionado segundos antes, y se encontraba detrás de un auto en una de las esquinas de aquel estacionamiento. Decir que sentía miedo era poco, sentía como su muerte estaba próxima, y no era del tipo de personas que estaban preparadas para morir, nunca se había sentado a pensar en el hecho de morir, aún era muy joven, y el empezar a pensar en esos instantes no era muy saludable, estaba indudablemente muy presionado.
El chico de cabello negro; Chanyeol, había entrado y se dirigió al auto.
Se dará cuenta de que no estoy.
Antes de abrir la puerta paro y soltó un suspiro pesado, masajeo con una de sus manos su cuello y abrió el auto.
Chanyeol busco dentro del automóvil, claramente algo faltaba, él faltaba, sus ojos se abrieron levemente, y una sonrisa apareció en su rostro.
Así que, si es especial.
Se levantó y volvió a cerrar la puerta, soltó una leve risilla y se dio la vuelta buscando con la mirada a quién se le había escapado.
—No deberías huir, no hay salida. —Habló un poco fuerte— Sal.
No hubo respuesta. Baekhyun yacía detrás del auto sintiendo todo su cuerpo temblar. Al escuchar las palabras del pelinegro se inmuto.
—¿Debería buscarte?
Un leve quejido salió de la boca de Baekhyun, se sentó lentamente detrás del auto, abrazando sus rodillas, esperando que no lo encontraran, aunque ya sabía que lo harían.
—Está bien, juguemos a las escondidas. Me pregunto ¿Dónde estarás?
Camino por entre medio de los autos, viendo por todos lados.
—Sabes, tengo buenas noticias para ti.
Escucho hablar a aquel chico. ¿Buenas noticias?
Y casi como si le hubiera leído la mente siguió hablando.
—Sí, buenas noticias, si sales puedo decírtela más rápido. Vamos, sal.
Lo pensó, quizás todo fuera una mala broma, quizás esto no estaba pasando, quizás todo fuera un sueño.
Los pasos estaban cerca de él cuando volvió de sus pensamientos, pero justo antes de llegar a él se detuvieron.
—No me tengas miedo, al menos no mucho.
Escucho bajo, aquel chico estaba a solo medio metro de él.
Se levantó de golpe, sintiendo sus piernas débiles y mirando al pelinegro que tenía media sonrisa en su rostro, lentamente comenzó a retroceder.
—¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¿Por qué me trajiste a este lugar?... ¿Qué me harás? —fueron las rápidas preguntas que salieron de él, con claro temor en su tono de voz.
—Por ahora nada, además, ¿No te dije que te tenía una buena noticia?, las demás preguntas no puedo respondértelas ahora, bueno, una sí, mi nombre es Chanyeol. Un gusto he… —El alto hizo además de preguntar por el nombre con su expresión facial.
—Baekhyun.
No sabía porque, pero fue un acto reflejo el haberle dado su nombre.
—Qué lindo nombre, me gusta.
Chanyeol se encamino hacia Baekhyun, a lo que este retrocedía los pasos que este daba.
—No escapes, sabes que es inútil, si vienes a mi lado te diré la buena noticia ¿No quieres saberla?
Baekhyun pensó un poco, ¿Qué con esa buena noticia?, ¿Qué tan buena para él podría ser en esa situación? ¿Lo mataría más rápido? ¿Haría que su muerte fuera menos dolorosa?
—¿No me harás daño?
Salió de su boca y apretó sus puños, el pelinegro solo soltó una pequeña risa.
—No.