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Eterno por dark_amassones

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Notas del fanfic:

Título: Eterno.

Género: AU, drama, tragedia. YAOI.

Pareja: SasuNaru.

Disclaimer: Naruto de Masashi Kishimoto. Shonen Jump. Todo esto sin ánimos de lucro, sólo por el afán de emparejarlos y verlos juntos.

Advertencias: OOC (muy necesario), relaciones homo y heterosexuales. Shota.

 

 

Notas del capitulo:

Notas: ¡Feliz cumpleaños Naruto! Fanfic participante en "La edad de oro SasuNaru" (más información al final). Espero que este nuevo trabajo sea de su agrado :) Un agradecimiento a mi novio por ayudarme a moldear la trama (te amo Yaki) y sin más qué decir…

¡Disfruten el leer como yo el escribir!

ETERNO
Leona Dark

Capítulo 1

— »†« —

Dolía.

Desde pequeño ha tenido aprensión a las inyecciones, aunque los últimos años ha estado viviendo de vacunas, jamás encontrará el gusto por las agujas. Y ni hablar de los catéteres, esos le dejaban el dorso de la mano amoratada y cuando tenía la mala fortuna de ser tratado por una enfermera novata, el dolor podía prolongarse por días.

Y sin embargo ahí estaba de nuevo, con sondas conectadas a su cuerpo, rodeado de maquinas con luces parpadeantes que monitorean su respiración y su frecuencia cardiaca. No es novedad que esté internado en el hospital, los médicos y las enfermeras ya lo conocen por ser un paciente constante, lo saludan cuando le van a hacer sus chequeos, le preguntan por su estado de ánimo, les preocupa que pueda estar triste o decaído, siempre tratan de hacerle sonreír y que por lo menos, eso aliviane su pesar.

Pero hoy en particular se siente más débil que las veces anteriores. Al mirar con atención su mano libre del catéter, puede notarla más delgada y marchita, y la cierra sin fuerza, formando un puño flácido y sin energía. Piensa que ese podría ser el menor de sus males, lo que lo tiene preocupado es el dolor de estómago que muy lentamente está cediendo, después de una semana en tratamiento lo mínimo que esperaba es que el dolor le dejara dormir, pero al parecer tendría que esperar unos días más.

Unos golpes suaves en la puerta le regresaron a la realidad, sobresaltado cogió el lápiz que había botado sobre el colchón y fingió que continuaba con su dibujo, la puerta se abrió y una joven enfermera entró empujando el carrito con la charola de su almuerzo, acercándose a la cama, la mujer no evitó curiosear e inclinándose para observar dejó escapar un jadeo.

– ¡Pero qué bonito dibujas!- sonrió repasando la imagen de dos gatitos jugando a la sombra de un árbol. – Es impresionante.

– Muchas gracias- sintió sus mejillas calentarse por el cumplido, aún no estaba acostumbrado a recibir elogios por lo que él llamaba "sus garabatos". – Disculpe señorita…- buscó el nombre en el gafete de la rubia. – Yamanaka, ¿podría revisar el suero? Creo que ya casi se termina.

– Oh sí, cierto, cierto- y sonrojándose por su descuido, la enfermera cambió la bolsa por una nueva. – Esto te dolerá un poco- preparando una nueva inyección, colocó la aguja en la otra entrada del catéter y adicionó el medicamento.

Esta siempre era la parte más difícil, no estaba seguro si todas las personas que utilizan suero sienten lo mismo que él, pero podría jurar que sentía como la espesura del medicamento inyectado atravesaba su piel y se adentraba en sus venas. Inmediatamente sintió que su mano se dormía (1), volviéndola un poco más pesada, no quería llorar, mucho menos frente a la señorita que hacía lo posible por suministrar lentamente la medicina, así que para no jadear de dolor apretó las sabanas con el puño libre, era lo único que podía hacer.

– Ya está listo- le sonrió cálidamente y acercó la charola con comida. – Por suerte la mano con la que dibujas está libre de agujas- y acariciando su cabello en un gesto maternal se retiró.

"Sí, es una fortuna" pensó irónico mirando su palma izquierda, con las marcas de sus dedos aún visibles.

– Fabuloso- resopló mirando su almuerzo. – Odio las espinacas.

— x — x — x —

Caminaba estudiando el diagnóstico de una paciente recién ingresada al hospital, leía con atención los resultados de los análisis mientras sorteaba a la gente que caminaba en dirección contraria a la suya. Qué curiosa se veía con su largo cabello trenzado sobre un hombro, su impecable traje blanco y sus pequeñas gafas ligeramente torcidas. Todo complementado con su manía de nunca mirar su camino al andar, pero con la habilidad de nunca tropezar.

Estaba por llegar a su pequeña oficina cuando escuchó pasos apresurados aproximándose a ella.

– Hinata… oye, Hinata- Ino corrió por el pasillo para alcanzar a su compañera, sabía que estaba mal, pero sentía que debía hacerlo. – Necesito que me respondas algo.

– ¿Qué sucede?- no evitó fruncir ligeramente el ceño mirando el reloj en la pared.

– Sé que tú sabes qué es lo que tiene el paciente de la habitación 9- la miró fijamente, ansiosa. – ¿Puedes decírmelo?

– ¿Quién?- preguntó inocentemente, fingiendo no entender. – ¿Al que no le gustan las verduras?

– Vamos, deja de jugar- movió una pierna impacientemente. – Tú sabes de quien hablo; del niño que dibuja con la mano izquierda.

– Me sorprende que no hayas leído su expediente, normalmente están colocados al pie de las camas- "y sabiendo que eres muy indiscreta, realmente me sorprende" pensó mientras la reprendía por su falta de atención para con el paciente, quizá sólo sea la enfermera que lleva los alimentos, pero eso no la justifica de mostrar poco interés a la condición de los enfermos.

– Lo siento- respondió apenada. – Me distraje al ver que estaba dibujando y…- se removió incómoda, sintiendo la mirada penetrante de su compañera. – Luce muy pequeño para estar conectado a tantas máquinas, ¿qué edad tiene?

Hinata sólo la miró pensando en darle explicaciones o dejarla ahí parada para reunirse con el doctor del área de Oncología. Sabía que Ino podría ser muy insistente y lo que menos quería era seguir perdiendo el tiempo.

– Tiene 14 años, pronto cumplirá 15- respondió suavizando su expresión. – Acompáñame a mi oficina, ahí te explico con más detalle.

— x — x — x —

Con renuencia y asco tuvo que comerse las espinacas, no quería que la nutrióloga lo riñera de nuevo por dejar sus verduras.

¿A quién le importaba si no comía esas horribles plantas? A sus padres nunca les importó, siempre era sencillo sustituir un alimento por otro, sólo tenían que pedirles a los cocineros que le preparan alguna otra comida. A veces se preguntaba si en verdad sus padres se preocupaban por él, tener un chófer que lo llevara a todos lados no es una muestra de seguridad, como tampoco es una muestra de cariño el tener a una nana que lo vigile las 24 horas del día. Podría tener los objetos que quisiera; la consola más nueva, el celular más caro, incluso elegir el automóvil para su quinceavo cumpleaños, pero sólo algunas veces lo único que quisiera es la compañía de su familia.

Como ahora, por ejemplo.

Había ocasiones que sentía que su vida era un asco, sus padres trabajando todo el día, mientras él tenía que pasar el final del verano en el hospital (2). Le habían prometido visitar el museo de la ciudad donde se exponían las obras de Leonardo Da Vinci, pero a la velocidad con que el dolor de estómago disminuía, presentía que estaría internado una semana más… si lo daban de alta antes, con suerte, todavía podría ver la exposición. Todo era horrible en ese sitio, el suero, el catéter en su mano, la comida (con sus horribles vegetales), la cama incómoda y la almohada dura. Sus padres ocupados y él solo en esa habitación. Si no tuviera su cuaderno de dibujo ya habría enloquecido, pensó tocando el espiral del cuaderno sobre sus piernas.

No, no es verdad.

Había una sola razón por la que estar en cama era algo mínimo.

Lo único bueno era poder verlo a él.

Suspirando regresó la vista a su dibujo; dos gatitos juntando sus patitas delanteras como en un baile, no evitó sonreír con ternura, definitivamente le pediría a su madre que le llevara sus lápices de colores para que el dibujo no se quedara en sombras. ¿De qué colores serían los mininos? Negro y amarillo, se permitió pensar con una sonrisa boba en su rostro.

– ¿Puedo pasar?- su corazón comenzó a latir fuertemente cuando escuchó su voz del otro lado de la puerta.

– Adelante- sintió sus manos humedecerse rápidamente, y mientras la puerta se abría se limpió el sudor en las sábanas.

Por fin había llegado.

— x — x — x —

– ¡¿Sida?!- chilló dejando caer el folder de sus manos, sintiéndose repentinamente mareada.

– Ino, por favor…- la reprendió Hinata por su falta de tacto e instándola a que levantara los papeles continuó: – Te agradecería que fueras un poco más discreta, si te lo expliqué es porque probablemente vas a estar tratándolo y lo menos que necesitas es conocer su condición. Así que sé amable con él, es un chico educado y obviamente su situación es delicada…

– Lo siento Hinata, es simplemente que…- no encontró las palabras para explicar el remolino que había sentido en el estómago. – Es muy joven…

— x — x — x —

– ¿Cómo se siente mi paciente favorito?- preguntó colocando la mano sobre su frente. – Creo que tienes temperatura- frunció el ceño mirando sus sonrosadas mejillas. – ¿Sientes alguna molestia?

– En absoluto doctor- negó nervioso, y cuando retiró su mano sintió que podía respirar de nuevo.

– Vamos, ya te dije que puedes llamarme por mi nombre- le sonrió antes de girarse a revisar las máquinas y hacer anotaciones. – Sí me hablas de "usted" me haces sentir más viejo de lo que estoy.

– Sí, lo siento- asintió apenado sin despegar la vista de su cuaderno de dibujo.

Quizá su vida era un asco; estando más tiempo en hospitales que en casa. Quizá sus padres no estaban con él en momentos como esos, cuando más débil física y emocionalmente se sentía. Pero tener la atención de élcompensaba todo.

– Qué bonito dibujo- le sonrió inclinándose como lo había hecho minutos antes la enfermera. – Serás un gran artista, Naruto.

– Muchas gracias doctor Sasuke- dijo sintiendo nuevamente arder sus mejillas sin mirarlo a la cara.

Definitivamente, él lo compensaba todo.

— »†« —

"El alma humana anhela a lo eterno, de lo cual, aparte de algunos raros misterios de la religión, sólo el amor y el arte pueden procurar un reflejo."
Iris Murdoch.

Continuará…
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Notas finales:

(1): No sé si en otros países exista esa expresión, es por ejemplo cuando una persona se sienta sobre sus rodillas y después de un rato se levanta y siente como un hormigueo xD

(2): En el hemisferio Sur el verano comienza en diciembre y acaba por marzo, y en el hemisferio Norte es de junio a septiembre. Recordando que Japón está en el Norte, la historia estará en el periodo junio-septiembre. Acá en México las vacaciones de verano terminan como a mediados de agosto, por lo que cronológicamente estamos antes de septiembre. Díganme que si me di a entender xD

Edad de oro SasuNaru: no sé si estén familiarizados, es un proyecto liderado por Takaita Hiwatari donde promueve buenos fics de Naruto para levantar el fandom. Por lo que les invito a leer las demás historias ;) démosle una nueva oportunidad a los fanfics de esta hermosa pareja.

Notas: ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado tanto como a mí :) es cortito, pero a medida que avance la historia los capítulos se vuelven un poquito más extensos. ¿Sospecharon desde el inicio quien era el enfermo? Espero que no xD no hay más qué decir, recuerden que me gustan los viernes para actualizar. Apoyen el proyecto y más que nada, la causa. Todo sea por más fics de buena calidad en el fandom ¡Viva el SasuNaru! Nos vemos el viernes. Cariños~

Leona Dark
0045 - 101015


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