Kai descendía de uno de los clanes de cazadores de vampiros más prestigiosos de Alemania, con la piel morena y los ojos ámbar Kai ató los cordones de sus botas militares y después decidido bajó las escaleras de madera de la chirriante y vieja casa.
— Buenos días Kai. — sonrió Chanyeol mientras limpiaba una gran navaja, Kai cogió la gabardina negra y se vistió suspirando.
— ¿Hay trabajo? — cuestionó el moreno sentándose en una de las mesas y cogiendo uno de los periódicos.
— Hmmm… Esta mañana vino un hombre pidiendo ayuda. — comenzó Chanyeol sonriendo de perfil — Al parecer su hija había sido mordida por un neófito.
— ¡Y no fuiste a ayudarle! — rugió Kai furioso, Chanyeol bostezo cansado.
— Es domingo, el día del señor no se trabaja. — suspiró Chanyeol, Kai alzo una ceja y después le lanzo el periódico a Chanyeol contra la cara.
— ¡Pero si tú eres ateo imbécil! — escupió Kai en un suspiro, después se dirigió a la puerta de salida como un huracán. —, ¿de qué parte de la ciudad era el hombre?
— Hmmm… De las afueras. — confirmó Chanyeol rodando los ojos pensativo, Kai asintió y rápidamente salió del local.
Era pleno otoño en la ciudad de Berlín de un 1946, los árboles frondosos habían perdido todas sus hojas y las calles de piedra se habían convertido en laberintos de mares y mares de hojas amarillentas y anaranjadas. En las calles aún se respiraba un ambiente bélico tras la conclusión de la segunda guerra mundial, las calles estaban repletas de oficiales que visten sus atuendos militares y Kai no podía evitar sentir un malestar golpear contra su pecho.
Kai ocultó su gran navaja dentro de su larga gabardina y dirigiéndose a los barrios alejados del núcleo de la población atravesó el derrumbado muro de Berlín. Varios oficiales le observaron y parecieron empezar a dirigirse hacia él, Kai nervioso con astucia se ocultó entre varios de los escombros del muro y cuando vislumbro que los dos oficiales abandonaban la escena confusos decidió salir de su escondite y continuar con su principal plan.
— Mierda, debo ser más cuidadoso. — se dijo a sí mismo el moreno a regañadientes, caminando por las estrechas calles de la ciudad, estas olía a lluvia y a alcantarilla haciendo que una mueca de desagrado iluminara el rostro de Kai.
Kai siempre había contado con un olfato prodigioso además de con unas habilidades de batalla prodigiosas y es por eso que todos los trabajos que les llegaba al clan de cazadores eran principalmente designados al moreno. Suspirando y dejándose llevar por los cinco sentidos Kai cerró los ojos y como si a través de los ojos cerrados pudiera ver la propia ciudad en colores monocromáticos el olor a la sangre humana cobró un color rojizo en el aire de la ciudad grisácea Kai, entonces satisfecho comenzó a caminar en rápidos pasos dejándose guiar por su sentido.
Kai acabo frente a una vieja casa de piedra de tejado inclinado y puerta de madera, sin permiso entró al interior rompiendo una ventana y oliendo aquel aroma tan desagradable a muerte. Atento y con la piel de gallina ahora concentro todas las sensaciones de su alrededor en sus oídos hasta que empezó a escuchar unos suaves sollozos en la segunda planta de la casa. Atravesando las escaleras de la casa como una sombra al llegar a la segunda planta un camino de sangre fresca era pisado por las botas de Kai dejando varias huellas ensangrentados sobre la lisa madera.
— Vaya monstruo. — susurró Kai observando el cuerpo de una mujer completamente vacío de sangre y con los ojos abiertos repletos de lágrimas secas, Kai alzo la mirada y observo una figura cerca del ventanal de la habitación acurrucado y meciéndose como un niño — Dime monstruo, ¿cómo prefieres morir? — preguntó Kai con voz grave, la figura humana masculina no contestó pero giró lentamente su cuerpo y Kai queriendo aprovecharse de la baja guardia del vampiro acarició con la yema de los dedos la navaja bajo su gabardina.
— N-no, ugghh… No fue mi culpa. — gimió el moreno, Kai detuvo el movimiento de su cuerpo como si al ver el rostro de grandes ojos del chico cubierto de sangre y lágrimas le provocará detener su instinto de cazador de monstruos.
— No mientas, eres un ser que vive en las sombras y se alimenta de la sangre humana. — bufó Kai con desprecio luchando contra su propio cuerpo para sujetar la navaja.
— Y-yo solo quería ocultarme, ellos querían matarme… S-solo me defendí. — gimoteo el moreno, Kai aflojó la tensión de su cuerpo y se acarició el pelo con frustración, jamás antes le había ocurrido algo así.
— Las mentiras circulan por tu sangre sucia vampiro. — gruñó Kai abalanzándose sobre el vampiro, el chico no se movió, al contrario permaneció inmóvil observando cómo el cuerpo del humano se posicionaba encima suya y con sus fuertes manos ocultas tras guantes de cuero le rodeaban el cuello — ¡Por qué no te defiendes! — escupió Kai con maldad, el chico bajo su cuerpo sonrió y una lágrima descendió de uno de sus ojos haciendo que la confusión de nuevo se adueñara de los pensamientos de Kai, porque él creía que los vampiros no podían llorar, no podían sentir alguna emoción en su cuerpo muerto y frío.
— Soy un monstruo como bien dices, me he alimentado de la sangre de esas personas… Supongo que merezco morir. — sollozo el vampiro, Kai se mordió el labio furioso dejando que varias gotas de sangre descendieran desde su boca hasta salpicar los labios del vampiro de gruesos labios.
Como un drogadicto al que la heroína le ha provocado perder la consciencia y el razonamiento los ojos del vampiro bajo el cuerpo de Kai comenzaron a adquirir un color rojizo muy intenso y el moreno sin esperarse aquel movimiento y semejante fuerza proveniente del pequeño cuerpo del ser acabo yaciendo en el suelo ahora con el vampiro encima de sus caderas y con los labios demasiado cercanos a la piel de su cuello.
— No debiste hacer eso… Ughh, no debiste. — murmuró el vampiro olisqueando el cuello de Kai, el moreno sintió el aliento del vampiro sobre su cuello pero sin saber porque no se estaba defendiendo a pesar de que el vampiro ya había dado a conocer sus colmillos.
Llevado por el deseo y la lujuria el pequeño vampiro deslizó la lengua por el jugoso y caliente cuello de Kai haciendo que este arqueara las caderas pero no fuera capaz de mover al ser que tenía sobre la cintura. Luego, cuando sintió los colmillos clavados en el cuello y como el chico succionaba su sangre y gemía de placer, Kai cerró los ojos y se maldijo interiormente porque aquella sensación placentera que estaba viviendo era una ilusión creada por el vampiro, cuando en verdad le estaba arrebatando la vida.
— ¿Cuál es tu nombre vampiro? — murmuró Kai soñoliento, el joven retiró los colmillos del cuello de Kai y deslizo por última vez su lengua borrando indicios de la sangre del humano deslizándose por la piel.
— No tengo nombre, la guerra me dejó huérfano y perdí la memoria, después un vampiro me mordió y me convertí en un monstruo. — dijo con tristeza el vampiro, Kai sonrió irónico.
— Te llamarás Kyungsoo a partir de ahora ya que al parecer tu y yo vamos a pasar un tiempo juntos.— el pequeño vampiro se sentó confuso al lado del humano que comenzaba a cambiar la fisonomía de su cuerpo y sus ojos se volvían rojos y su piel fría y dura.
A continuación ambos vampiros fundieron sus labios en un pacto de sangre, Kai bebió de la sangre de Kyungsoo y Kyungsoo bebió de la sangre de Kai. Ahora deberían permanecer eternamente unidos por ese pacto y si alguna vez lo rompen, solo les espera la soledad de una vida eterna.