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Consuelo. por OnlyYou

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Se dejó caer en el suelo y levantó la vista al cielo oscuro, dejando que las lágrimas bajaran de sus orbes enrojecidos mientras la lluvia caía por sus mejillas, sin importarle que su ropa se mojara totalmente. El frío de la noche y el silencio era la mejor compañía que podía tener en ese momento, en el que no quería estar cerca de nadie, ni siquiera de sus amigos. Cerró los ojos, apretando la mandíbula para contener los sollozos que luchaban por escapar, tragando saliva y limpiando su rostro de forma torpe.
Volvió su mirada al suelo luego de unos minutos, dejando que el cabello cubriera sus ojos y tapando su rostro con ambas manos, dejando que algunos sollozos escaparan. No podía contener toda la angustia que sentía en ese momento, se sentía totalmente quebrado. Pensar que esa misma tarde había pasado toda la tarde riendo y jugando con sus amigos, cómo una simple vuelta a su casa podía arruinar todo su día. Su padre era un tonto, uno verdadero…pero seguía siendo su padre.
Un nuevo sollozo ahogado escapó de sus labios al traer a él el recuerdo de su padre sonriendo mientras jugaban cuando era más pequeño. Quería gritar, llorar, romper cosas, volver a gritar y seguir llorando hasta que no le quedaran más lágrimas por derramar.
-Papá…- Gimió angustiado, mordiendo su labio inferior con fuerza al tiempo que apretaba los ojos, golpeando el suelo con el puño. No sintió dolor, no se comparaba en nada al dolor que estaba sintiendo interiormente, y por eso volvió a repetir la acción. Golpeó el pavimento una y otra vez hasta que su sangre decoró el suelo de aquella plaza. Aquello no se comparaba en nada a cuando su madre lo había separado de Serenity y lo había dejado sólo con su padre, quien había caído aún más en el alcoholismo y las drogas.
-Y ahora…y ahora…- Susurró, sintiendo un completo vacío dentro de sí mismo, intensificando sus lágrimas nuevamente. Respiró lo más profundo que pudo, hipando y sorbiendo por su nariz repetidas veces en un inútil intento de calmarse, debía pensar en cómo se sentiría Serenity en cuando supiera aquello.
El tiempo pasaba y Joey seguía sin moverse de su lugar, ya completamente empapado por la lluvia, aunque era lo que menos le importaba en ese momento. Estaba totalmente ido en sus pensamientos hasta que dejó de sentir las gotitas golpear su cabeza y sus brazos, la lluvia parecía haber parado, era momento de volver. Se aclaró la garganta, volviendo a tragar saliva antes de girar un poco la cabeza y ver una conocida gabardina blanca, subiendo su vista hasta encontrarse con los ojos del dueño de ésta. Seto estaba sosteniendo un paraguas sobre él, dejando que la lluvia lo empapara en su lugar. No se había dado cuenta de que la lluvia seguía fuera de su protección.
-Seto…- Murmuró, claramente sorprendido por la aparición del castaño, era el último en el mundo de quien pensaría que estuviera sosteniendo aquel paraguas, pero lo hizo feliz. Una felicidad tonta, pequeña, pero aún así lo hizo esbozar una débil sonrisa ante la mirada seria del contrario, quien lo observaba sin emitir palabra. -¿Qué haces aquí…?- Preguntó en voz baja, limpiándose inútilmente el rostro con la mano.
-Mi limusina se rompió y no hay taxis disponibles.- Fue su breve respuesta, obteniendo un leve movimiento de cabeza por parte del rubio mientras volvía su mirada a lo que Seto estaba observando, la sangre en el suelo y luego su puño herido. -¿Te peleaste con tus amiguitos, perro?- Cuestionó, frunciendo levemente su ceño, cuestionándose internamente en qué estaba pensando para preocuparse por Wheleer y aún más, qué lo llevaba a cederle su paraguas.
-No…no fue eso.- Contestó el de ojos miel, apoyando sus manos en las rodillas antes de hacer un esfuerzo para levantarse de donde estaba sentado. –Mi padre…él murió.- Consiguió murmurar en voz baja, sintiendo un fuerte nudo en la garganta y cómo sus ojos volvían a llenarse de lágrimas. Las ganas de gritar volvían a él.
Aún cuando aquella noticia lo impactó un poco, por el rostro del castaño no pasó ni una emoción, siento un leve “Ah” su respuesta, pero no sabía qué decir para poder consolar a Joey. No era bueno para tratar con gente, menos para consolarla…pero quería consolar al perro, sentía que debía hacerlo. Dio un paso dudoso hacia el rubio, bajando lentamente el paraguas y luego dejándolo caer al suelo, atrajo a Joey hasta su cuerpo y lo abrazó en un impulso idiota que le vino. Nadie pensaría que él, Seto Kaiba, podría abrazar a alguien que no fuera su hermano menor, pero allí estaba. Dejándose mojar y abrazando a uno de sus rivales.
El silencio reinó entre ellos durante unos segundos hasta que el rubio reaccionó y, lejos de apartarse, rodeó la espalda del castaño y hundió la cabeza en su pecho. El aroma varonil del CEO lo envolvió y transportó a un bosque frondoso, donde los pájaros cantaban y no había nada de qué preocuparse. Todo era calma en brazos de Seto. Y le gustó demasiado.
Los brazos del mayor de los Kaiba lo rodearon lentamente, con duda, hasta que éste mismo también lo estaba estrechando, aunque con mucha mayor suavidad. Aquel contacto fue lo que más pudo reconfortar a Joey, jamás habría imaginado que los brazos del egocéntrico Seto Kaiba pudieran sentirse tan protectores y menos pensando que se trataba de él.
El tiempo parecía haberse detenido para Joey, sin preocupaciones, ni dolor, nada…y aquello le gustaba, era justo lo que necesitaba.

 

Levantó la vista hasta el castaño, descubriendo que lo estaba mirando de forma diferente, como con cariño y protección. Su mano temblorosa se acercó a la mejilla del CEO, deslizando la yema de sus dedos con extremo cuidado, alentado únicamente por el cambio repentino en los orbes azules del más alto. Cerró sus ojos nuevamente, dejando la mano en el aire cuando Seto se movió, abriendo los ojos con sorpresa al sentir un par de labios apoyarse sobre los suyos, viendo el rostro del castaño a centímetros del suyo con los ojos cerrados y sin tener el menor pudor para con él. Aún fuera de su asombro, Joey no tenía las mínimas ganas de alejar aquel contacto, dispuesto a aprovecharlo al máximo.

Seto había encontrado la mejor forma de distraerlo. 


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