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Gracias a la Nevada por Tem-chan

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Notas del capitulo:

Vamos a ver… últimamente me apetece escribir One-shots, pero acabaré todos mis fics, la verdad es que voy acabándolos lentamente, jejeje ya casi acabo otro de los que tengo, xd poco a poco, pero los acabaré por el momento voy a escribir un poco de esto, xd quiero conseguir que esta pareja tenga fans, aunque supongo que es imposible ya que yo no tengo mucho carisma para estas cosas, pero me da igual, es hermosa, xd

GRACIAS A LA NEVADA

Era un día nevado, frío y calmado, no había lluvia, viento o nieve. Habían pasado unas semanas de nevadas casi constantes y había una gran capa de nieve que no permitía un fácil desplazamiento. Toda la ciudad se estaba dedicando a limpiarla de nieve al menos en las calles y las entradas a las casas. Cierto chico de cabello grisáceo oscuro salía de su casa con su característica bufanda verde para dar una vuelta y observar ese frío y nevado paisaje. No había podido salir de casa en unos días, como les había pasado a gran parte de las familias. Al fin podría ir al campo de fútbol a practicar con los demás, aunque no eran buenos jugando, porque eran bastante malos a decir verdad, y más ahora que no estaban los hermanos Fubuki, se lo pasaban bien jugando y solían quedar. Suponía que el campo estaría helado y no se podría jugar en él pero ese día podían ir a esquiar sobre el hielo del lago. Al llegar allí se encontró con todos sus compañeros cargando sus patines de hielo. Era evidente que en el campo no podrían jugar.

—Yo creo que más que fútbol deberíamos prácticas hockey sobre hielo —escuchó decir a uno de sus compañeros.

—El fútbol no se nos da muy bien quizás podríamos intentarlo.

—Pero a mí me gusta el fútbol.

—A mi también —corroboró el que había dado la idea.

—Hola Kitami —le saludó Sorano que estaba llegando también en ese momento.

—Ho-hola —respondió este algo sonrojado aunque por la bufanda no se notaba mucho.

—Que nevada más grande ¿no?

—Sí.

—Me hubiera gustado que pudiésemos quedar antes, se me han hecho eternos estos días de espera.

Este asintió pensando en lo mucho que había echado de menos ver a Sorano. En verdad, aunque le gustaba el fútbol, su gran motivación era poder verle durante ese rato que jugaban juntos. Sorano siempre le hablaba y aunque era tímido y le costaba relacionarse con la gente, le gustaba que este se le acercara. No solía tener cosas que decir pero si era el chico de las orejeras podía decir algo.

—A mi también —le respondió mirando al frente— me gusta verte —dijo sin darse cuenta.

—¿Qué? —preguntó Sorano algo sonrojado.

—E-esto… nada.

No podía ser, había dicho algo que no podía creer. ¿Des de cuando había decidido decir que le gustaba su compañero de equipo? No lo había ni pensado, quizás había pensado que un día le diría la verdad de sus sentimientos pero no había pensado en decírselo ese mismo día. No dijo nada en un largo tiempo aunque nadie lo encontró extraño. Estaba metido en sus pensamientos, ajeno a cualquier otra cosa que lo rodeara. Estaba preocupado por si Sorano le había escuchado y se había molestado, a lo mejor se había sentido violento por esa extraña confesión que le había hecho. ¿Y si ahora pensaba que era un enfermo? Seguramente no le volvería a dirigir la palabra nunca más. Lo podía imaginar, debía tenerle miedo. Realmente había sido un tonto por dejar escapar una frase como aquella sin siquiera pensar en decirla.

 

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Por otro lado Sorano estaba sorprendido por esa confesión extraña. Esas palabras no eran exactamente las que esperaba para una romántica y tierna declaración de amor después de un temporal de nieve. Realmente ni siquiera era una declaración de amor. Solo le había dicho que le gustaba verle. A él también le gustaba verle, pero con esas palabras también podía incluir a sus amigos del Alpino. De todos modos eso le daba una esperanza de que quizás Kitami sintiera algo más por él que solo eso. Estaba feliz, pero a la vez nervioso. Por algún motivo le costaba un poco acercarse al chico cuando antes le era muy fácil. Hacía mucho que sabía que estaba enamorado de su compañero de equipo y estaba seguro que lo había demostrado en varias ocasiones.

 

Flashback

Habían jugado un partido de fútbol junto a los hermanos Fubuki, hacía ya varios años de eso. Estaban perdiendo pero en última instancia habían podido remontar. Increíblemente en esa acción habían podido ayudar. Había sido más bien por error, le había ido el balón a los pies sin esperarlo y se la había pasado a Kitami, quién consiguió darle un buen pase a Atsuya que empató el partido. Eso dio fuerzas al equipo y metieron otro gol en poco tiempo. Ante la felicidad no había podido evitarlo y se había lanzado encima de Kitami abrazándolo y dándole un beso en la mejilla.

—Ah… Lo siento —se disculpó sonrojado por su propia acción al darse cuenta.

Kitami miró hacia otro lugar intentando que no se viera que estaba sonrojado y nervioso. Aunque había intentado decir algo no había podido, su voz no salía y estaba seguro de que si lo forzaba sólo conseguiría tartamudear frente al otro chico. Algo frustrado por la situación Kitami se había ido de allí para beber un poco de agua e intentar calmarse.

Fin Flashback

 

Quizás no era la gran muestra de amor del mundo, pero él no había abrazado nunca a nadie. Solo a él. Al igual que solo le había dado un beso a la mejilla a él. Reconocía que eran muestras muy poco notables pero algo era algo. Y por eso escucharle al otro decir esas palabras por sencillas que fueran le habían hecho feliz. Miró a Kitami quien parecía algo perdido en sus pensamientos. Debería decirle algo, pero en esos momentos no se le ocurría que podía decirle. Estaba nervioso. Eso no era propio de él, así que decidió que hablaría con este lo antes posible para que todo fuera como siempre.

 

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En varias ocasiones Sorano intentó acercarse al otro chico pero siempre pasaba algo que se lo impedía. Una vez Kitami le había evitado. No entendía porque se portaba de ese modo, esas palabras le habían hecho feliz pero justo después de eso se dedicaba a evitarlo. No podía ser eso. Así que lo había intentado de nuevo, pero esa vez alguien le había llamado para preguntarle una tontería. Suspiró pero no se resignó. A la tercera iba la vencida que decían, así que con la máxima seguridad que podía tener en unos momentos como esos se acercó a Kitami y lo cogió del brazo para evitar que este se fuera o lo evitara. La reacción del chico de pelo corto no se hizo esperar, le miró unos momentos y después desvió la mirada hacia otro lugar.

—¿Qué te pasa? Estas extraño —le dijo entre triste y molesto— Me estás evitando des de que hemos hablado esta mañana.

—N-n-no e-es ci-cier-to-to —respondió tartamudeando más de lo normal.

—¿Y este tartamudeo? —le preguntó inquisitivamente.

—Y-yo…

—Me estás evitando, y si es por las palabras de esta mañana me parece una tontería, me hicieron feliz.

Kitami se giró para mirarlo durante uno minutos. ¿En serio le habían alegrado sus palabras? No creía que fuese posible eso, pero al verlo se fijó en que Sorano le miraba fijamente algo sonrojado. Asintió con la cabeza aceptando esas palabras y se sintió algo culpable por su comportamiento con el chico.

—Lo siento —se disculpó sin tartamudear.

—Bien, ahora sigamos patinando.

Cogió de la mano a Kitami y empezó a desplazar sus patines por el grueso hielo. El mayor se sorprendió pero no le quedó de otra que seguirle, así que empezaron a patinar ambos de la mano. Kitami se sentía como en el paraíso en esos momentos, no había ni siquiera soñado en que podría patinar de su mano. Sonrió, aunque no se vio por la bufanda que le tapaba la boca.

—A mí también me gusta verte —le respondió Sorano durante el su paseo por el lago helado.

Eso consiguió que Kitami se sonrojara y se desconcentrara así que acabó perdiendo el pie y se cayó de culo sobre el hielo. En el proceso arrastró al pobre chico de orejeras que se acabó cayendo encima de él. Con la caída la cabeza de Sorano chocó contra uno de los hombros de Kitami, quien notó el dolor en dicha zona. Miró al chico preguntándose si estaría bien y lo separó un poco para ver su rostro.

—¿E-estás bien? —le preguntó preocupado por su compañero quien asintió con la cabeza— Lo siento.

—No pasa nada —Sorano se frotó la frente con la mano por el golpe.

Kitami al notar eso le quitó su mano de la zona, y se bajó un poco la bufanda para dejar sus labios al descubierto y poder darle un beso en la adolorida frente de Sorano quien se sonrojó. Después del beso se quedó unos momentos en shock mirando a Kitami pensando en si era verdad lo que acababa de pasar. Ante su mirada el chico se puso bien la bufanda de nuevo. Cuando se recuperó de la sorpresa sonrió feliz.

—Gracias.

—¿E-estás mejor? —le preguntó el otro desviando un poco la mirada.

—Sí, mucho mejor —afirmó sin poder hacer nada más que sonreír como un tonto.

 

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Todo había vuelto a la normalidad. Las calles ya estaban limpias y no quedaba ni rastro de esa gran nevada. El campo de fútbol ya estaba preparado y limpio para volver a sus entrenamientos, y también habían empezado las clases de nuevo. Eso significaba que cierta pareja, aún no pareja, podían verse más a menudo. Su relación era buena como antes pero había algo más de contacto físico. Todo el equipo había notado que Sorano buscaba cualquier excusa para abrazar o darle un beso a la mejilla a Kitami, el cual simplemente se sonrojaba. Ellos ya sabía que sentían ambos, muy ciego se tenía que ser para no verlo, pero se preguntaban el porqué del cambio.

—Entonces, ¿ya se declararon? —les preguntó uno de sus compañeros mirándolos.

—¿Co-como? —preguntó Kitami confundido.

—Bueno, de repente parece que estáis más unidos que antes… y como os gustáis pensamos que habíais hecho el paso.

Ambos se sonrojaron por las palabras este. ¿Se gustaban? Sí, suponían que sí. Pero aún no se lo habían dicho. Todo se había desencadenado por una simple frase y una caída. Sorano sonrió pensando en el beso que el mayor le había dado. No negaba que estaba deseando que este le diera otro pero parecía algo difícil, así que él le daba besos al mayor en compensación.

—Pues no, aún —respondió pegándose más a Kitami.

Este estaba en otro mundo en esos momentos, así que no escuchó la respuesta. Estaba pensando en esas palabras que le habían dicho. Él le gustaba a Sorano y a Sorano le gustaba él, lo lógico sería ser pareja, y en esos momentos no eran eso. En verdad, él no sabía que eran en esos momentos. No eran amigos, exactamente, pero tampoco eran pareja. Debía aclarar su relación con Sorano cuanto antes, pero no sabía cómo hacerlo. Debía de preparar algo un poco especial para ello.

 

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Sorano había pedido una cita a Kitami, iba a ser más rápido si él hacía los pasos, su futuro seme era demasiado tímido. Este había aceptado, realmente estaba pensando en que le debía pedir una para poder estar solos en algún momento y declararse. Ya había comprado un regalo para la ocasión y había pensado en que decirle al chico, solo le faltaba pedir la cita. Lo había intentado pero era más difícil de lo que parecía, en cambio Sorano lo había dicho de manera tan natural… A veces le molestaba ser tan tímido, sobre todo cuando se trataba de Sorano, si no fuese por su timidez a lo mejor ya serían novios des de hacía tiempo. Pero no era momento de lamentarse sino de conseguir el valor para declararse en esa ocasión que Sorano le estaba brindando.

Empezaron a andar por la calle uno al lado del otro, en silencio. No sabían muy bien que decir o si decir algo, al menos por el momento. Se acababan de encontrar y el aire estaba un poco silencioso, pero no era incómodo. Kitami miró al chico de reojo y pensó en que debería cogerle la mano, eso quedaría bien en ese momento. Miró su mano unos momentos y al final lo hizo. Cogió la mano de Sorano consiguiendo que este se sorprendiera y se sonrojara un poco. Le miró y le sonrió feliz pensando en darle una oportunidad a Kitami de que hiciera el paso.

—¿Qué podríamos hacer? —le preguntó rompiendo el silencio— podríamos ir a ver una película.

Kitami asintió ante la sugerencia y ambos se dirigieron hacia allí sin decir nada más. No era necesario tampoco, estaban felices de ese modo. Paseando junto cogidos de la mano en su cita. Les había costado llegar a tener una cita, ambos llevaban años enamorados del otro pero no habían hecho ningún paso. No estaban seguros y no querían arriesgarse sin motivo.

A petición de Sorano vieron una película de acción, humor y con final romántico. Eso les dejó un buen sabor de boca y algo más de valor en el cuerpo de Kitami. Después de ver esa película se veía capaz de declararse, en teoría era más fácil que la parte anterior de la película en la que tenía que salvar la humanidad. Con esas fuerzas renovadas decidió que ese día debía declararse sí o sí.

—Vayamos a comer —propuso Kitami sin tartamudear intentando parecer el hombre que era.

Sorano asintió, era mediodía y empezaba a tener hambre. Se dirigieron hacia un restaurante familiar para comer, el dinero no daba para más. Estaban casi solos, solo estaban ellos y un par de abuelos que no paraban de gritar. Bueno realmente quien gritaba era el hombre que no paraba de dar órdenes a gritos a su esposa, quien con miedo obedecía y le pedía que no gritara. No era el mejor ambiente para hablar de algo tan importante, eso realmente hizo que el valor de Kitami desapareciera un poco, esa pareja era muy rara. No quería acabar de esa manera con Sorano.

Por un momento hubo un poco de silencio y respiraron tranquilos mientras comían, hasta que la mujer le dijo algo al hombre y este empezó a gritar de nuevo. Kitami pensó que quizás a la mujer le gustaba que le gritaran. También pensó que era rara porque había cogido la comida y la había dejado en el plato de su marido consiguiendo más gritos. Entonces cogió la comida y empezó a guardarlo en una bolsa. Una gotita de sudor resbaló por la frente al ver tales escenas en ese restaurante. Estuvieron casi toda la comida callados sin saber como reacción a dicho panorama. Al final por suerte la pareja de ancianos extraños se fue del restaurante y pudieron acabar de comer con tranquilidad.

—Que raros que eran esos abuelos, ¿no? —preguntó Sorano— No me gustaría acabar como ellos.

—A-a mi tampoco —dijo este viendo a su futuro novio si todo salió como había pensado.

—Todo ha quedado mucho más tranquilo ahora —sonrió y añadió— suerte que tú no eres gruñón.

Kitami se sonrojó un poco, cosa que Sorano notó ya que el mayor se había bajado la bufanda para poder comer y tenía el rostro al descubierto. Asintió con la cabeza, él también agradecía que Sorano no hiciera las cosas extrañas que había visto que hacía la mujer. No sabía cómo podían vivir juntos ese par, pero era obvio que cada cual tenía que aguantar lo suyo con su pareja. No podían decir si se amaban pero al menos podían afirmar que admiraban la fuerza que tenían para aguantarse aunque estuvieran locos.

—¿Qué podríamos hacer después de comer? Quizás un paseo por el centro comercial no sería mala idea. Hay una sala de juego nueva que me han dicho que no está mal.

—E-está bien ir allí.

Estaban acabando de comer y Kitami pensaba que podía ser el mejor momento para darle el regalo y decir lo que sentía. Estaban solos y tenían una mesa para apoyar las cosas y no tendrían que montar un numerito en medio de la calle para poder declararse. Así que empezó a prepararse psicológicamente y tocó la cajita que llevaba en su bolsillo para darse fuerzas.

—Sorano —le llamó intentando no tartamudear y sonar serio para tener la conversación que venía— ten.

Le tendió la cajita primero de todo y después se dio fuerzas a sí mismo, de por si le costaba hablar por su timidez y eso se acentuaba en un momento como este. Pero debía hacer el esfuerzo, por el amor que sentía por el chico debía declararse como era debido, sabía que Sorano se lo merecía y no iba a retractarse de su propósito.

—Quería decirte algo —empezó a decir intentando estar tranquilo— yo… bueno… cre-creo que ya… esto… l-lo sa-sabe-bes, pero… —los nervios lo estaban traicionando, no podía evitar tartamudear y encima ni siquiera decía algo coherente— este… que… y-yo te amo —había conseguido decir las últimas dos palabras sin tartamudear.

Aunque le hubiese costado decir la frase y se hubiese liado en el proceso al menos había conseguido decir las palabras clave de un modo entendible. Sorano lo había estado escuchando con su regalo aún en la mano, iba a abrirlo pero al escuchar que el mayor le hablaba había decidido hacerlo más tarde. Verlo tartamudear sonrojado se le había hecho muy tierno, pero al final su seme había conseguido decir lo que quería. A él no le importaba que se liara o se pusiera nervioso, tampoco el tener que esperar para escuchar la frase entera, sabía que era parte de la personalidad de Kitami y así le quería.

—Yo también te amo —le respondió con una cálida sonrisa.

Se levantó un poco de la silla y se encorvó sobre la mesa para intentar darle un beso. Kitami se acercó también al ver que este no llegaba y se besaron en ese restaurante familiar. Fue un beso corto y simple, pero muy dulce que les hizo pensar que estaban en un sueño. Sintiendo una enorme felicidad por ese beso se separaron un poco, ambos sonrojados, y Sorano le dio una gran sonrisa.

—¿Qui-quieres se-ser mi no-novio? —le preguntó tartamudeando un poco menos nervioso.

—¡¡Claro que quiero!!

Y de este modo llegó el final feliz para esta pareja, que había guardado sus sentimientos todos estos años, debían darle las gracias a esa nevada que los había mantenido separados y que les había dado un empujón hacia su noviazgo.

FIN

Notas finales:

Bueeeno!! Es un fic que me parece un poco simple sinceramente, no es tan elaborado como esos que escribo de otras épocas, pero me parece muy lindo con el carácter de estos personajes. Intentaré hacer uno más elaborado para ellos la próxima vez.

Muchas gracias por leer!! 


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