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Crossdressing por Sady

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Notas del fanfic:

Naruto: Pertenece a Masashi K.

De nuevo un ItaSasu luego de años. Pero subo este one-shot principalmente como precuela de un fic ItaNaruSasu que espero subir por fin...

Inicialmente iba a ser un capítulo de ése, pero lo descarté como tal. Así que lo subo más bien como un OS para las amantes del Uchihacest.

Crossdressing
-(Descontrol)-

 

Sasuke observa su reflejo en un espejo largo de su habitación. Además de su uniforme escolar, por el piso están otras vestimentas que nadie creería podría tener...

Mira su cuello envuelto con un lazo y a su pecho desnudo... El accesorio en su cuello es de encaje, es de chica y las tetillas rosas resaltan en su blanca piel.

Pero por supuesto él, con su pecho plano y contextura, no es ninguna chica. Aunque tampoco es que quisiera ser una.

Echa un vistazo fugaz hacia la entrada de su habitación y aunque sabe que ha cerrado bien la puerta, fácilmente podría tener problemas. Nadie debería tocar, si alguien lo hiciera él se demoraría en ir a abrirla porque quitarse u ocultar lo que tiene puesto tomaría tiempo y entonces podrían sospechar...

Cierra sus ojos ante la inesperada sensación de adrenalina que siente.

Vuelve a abrirlos, mira al frente y la imagen que le regresa el espejo es la de un adolescente con afilado ojos negros, boca y mentón cincelados, cabellos negros y esbelto cuello, y entonces retrocede para ver más de su figura en el espejo.

La falda pomposa muy por encima de las rodillas y de color violeta oscuro luce hermosa en contraste con sus blancas y lampiñas piernas. Son largas y esbeltas y están adornadas con medias hasta la altura del muslo.

Está bien, se dice así mismo y se lo repite muchas veces. Está bien, no tiene que pensar nada más. Es como su vía de escape o sino se volvería loco.

Todas esas responsabilidades sobre él, las expectativas, las inseguridades, la perfección, su apellido...

Sasuke puede tener un respiro de todo eso y recoge del suelo la única peluca larga y negra que tiene y a veces usa y vuelve a pensar lo que durante todo el día ha estado tratando de decidir. Pero está bien, se dice de nuevo y entonces lo cree y todo se resuelve.

No se terminará de vestir por completo dentro de su casa, demasiado riesgo para él y una estúpida acción. Saldrá de allí y lo hará en un sitio más privado donde volverá a ponerse la falda y su demás vestuario de chica.

Luego que la diversión comience...

No sería la primera vez.

 

***

 

La joven a su lado que a medida que pasa el tiempo ha dejado de considerar su espacio personal ya debe de estar sintiendo los posibles efectos de la droga que haya usado en su última ida al baño. Itachi deja que sus delgados brazos pasen sobre sus hombros y no la aleja cuando empieza con su roja boca a apoderarse de su cuello. Deliberadamente él mismo posa su mano sobre su descubierta cintura y, si no hubiese captado algo más interesante en su rango de visión, ya estaría besándola sin importar que muy probablemente fuese una menor de edad.

Pero hay una pelinegra chica que se las ha arreglado para entrar allí, quizás de la misma edad de la que tiene al lado. Es más, Itachi puede muy bien asegurar que su cumpleaños es en tres semanas. ¿16 o 17 años? Eso sí no lo recuerda.

Que le llamase la atención no es tanto por como luce, puesto que allí hay personas con ropa más provocadora, sino por lo que hay debajo de esa fachada.

Itachi sabe quién es.

Lleva casi cinco meses sin verle y siente un poco de culpa, tanto por la negligencia que siempre ha tenido con su hermano como por confirmar el mal desempeño que como hijo mayor ha tenido... Luego de su llegada hace casi una semana a Konoha, Itachi ha preferido venir a este sitio cada noche que ir a visitar la casa donde están su madre y hermano y tener una tranquila cena. Pero ya nadie puede cambiar eso, es parte de su fría personalidad.

Quizás suerte para él que Sasuke haya aparecido frente a sus ojos como por arte de magia y así compartir algo de tiempo, sin embargo sonríe de medio lado al caer en cuenta que acercarse a su hermano es imposible ahora.

A pesar que lo ha sabido durante un tiempo se supone que es su secreto e Itachi no tiene porqué arruinarle eso, además de que empeoraría la enredada cabecita del menor si llegara a saber que alguien le ha descubierto, más si es alguien de su propia familia.

La humillación sería gigantesca...

Por un momento Itachi piensa que sería una perfecta oportunidad de tener bajo control a Sasuke pero la malicia de Itachi no va hasta allá, al menos no con su hermano...

Pero eso último se le está siendo difícil de considerar cuando observa atentamente a Sasuke. Los genes delicados y bellos de su madre se heredaron en las facciones del hijo menor y por lejos el pelinegro es la “chica” más linda allí. Se pregunta si Sasuke tiene experiencia visitando estos lugares. En particular ha sabido que su hermano no gusta de salir con amigos ni malgastar su tiempo, decisión probablemente condicionada por la presión que Fugaku Uchiha, su padre, ha implicado en ellos. Pero al parecer nada es lo que parece y ahora delante de él hay un chico que ha escapado de casa por esa noche y quiere ya sea ocultarse del mundo o todo lo contrario, hacerse el valiente.

¿Ha habido más noches como estas? se pregunta.

Bebiendo, saliendo disfrazado como chica a la calle e incluso coqueteando o dejándose llevar a la cama por otras personas, porque no hay duda que el cuerpo de su hermano en ese vestuario y con esa cara andrógina enmarcada en una peluca de mujer ha debido de llamar la atención de hombres dispuestos incluso a dar gran parte de su dinero para tener la oportunidad de follarlo.

De cierta forma esa idea le disgusta demasiado e inconscientemente arruga su ceño y siente desespero por sentir pegado a él el busto de su acompañante, pero sólo quiere atribuírselo a algún deber natural de hermano mayor. Si Sasuke ha decidido tener sexo con desconocidos Itachi no debe entrometerse. Él mismo comenzó su vida sexual a una temprana edad y esa preocupación de hermano mayor realmente no es que exista.

Por ahora Sasuke ha saludado a un pequeño grupo de personas pero sólo por corto tiempo. Sus planes hoy no deben ser quedarse a beber y bailar con ellos.

—¿Te ha gustado también ella, cariño? —Itachi siente los labios con brillo de la chica en su oreja pero cuando ella entiende que no le será nada fácil volver a tener la atención del pelinegro y que éste por largo rato no ha apartado la mirada de la chica nueva, desiste de abrazarlo.

Con descoordinados movimientos la joven agarra una roja cereza de un vaso ya vacío sobre la baja mesa que tienen y retrocede para recostar su espalda en el mullido asiento. Suelta una carcajada que no puede fácilmente parar pero por muy difusa que esté su mente, en su estado era claro el inesperado interés de Itachi por esa noche hacia aquella otra muchachita.

—Entonces deberías tener un poco de cuidado —dice con una juguetona voz.

—¿Por qué? —pregunta Itachi de inmediato y vuelve a mirarla.

—Porque podrías despertar a la mañana siguiente sin tus pantalones. —Ella se ríe de nuevo dando a entender su conocimiento en el asunto y señala a las otras personas con las que su hermano se saludó un momento. Son tres jóvenes de edades dispares, una chica pelirroja y dos muchachos, uno de ellos tan alto que debe ser el que trata de amedrentar si hay problemas.

Una banda de chicos atrevidos.

Itachi sonríe un poco. Desde luego todo le queda claro aunque no es que crea que su hermano forme parte de un grupito de ladrones, sólo que ha debido entender que su cara de ángel resulta una carnada fácil para conseguir un botín también fácil... En teoría, porque en cualquier instante también podría resultar metiéndose en la boca del lobo e incluso verse en serios problemas si al hombre en cuestión le llega a disgustar el descubrimiento de que lo que el ángel tiene en medio de sus largas piernas no es precisamente algodón de azúcar.

Observa entonces a Sasuke alejarse de los otros tres jóvenes y luego tomar asiento en una silla de la barra. Pronto a un hombre algo mayor se le acerca claramente ofreciéndole su primera bebida.

No es un hombre atractivo, prácticamente todo lo contrario. Itachi siente repudio, podría tener la misma edad que Fugaku.

Pero debe tener dinero e Itachi piensa si su hermano es capaz de ir tras él, además sobre la forma en que conseguiría apropiarse de sus pertenencias. ¿Drogas, escopolamina o algún desliz del sujeto? ¿O deja que le tocasen e hiciesen cuanto quisieran y luego a oscuras huir esperando encontrar dentro de la billetera mucho más de lo que valía su noche?

De nuevo ese malestar se apropia de Itachi con más fuerzas. Quizás tanto que siente prácticamente su bilis.

También enojo.

Y la joven a su lado ha creído que con sus palabras ha desmoronado su curiosidad y ha vuelto  acercarse. Pero a Itachi para nada le parece atractiva la idea de llevarla a una cama y que Sasuke al mismo tiempo en algún lugar esté a cuatro patas con alguien encima.

Pero entonces al ver el rostro de asco del menor como respuesta a lo que sea que tal hombre intentó decirle en su oído es obvio que ese sujeto está lejos de ganarse la lotería.

No lo piensa más de dos veces y entonces Itachi hace señales a unos de los empleados del bar. Le da indicaciones pagando algo en efectivo y luego se levanta de su sitio, olvidando por completo a la chica y esperando que su hermano fuese realmente un chico inteligente...

Aunque no debería ser quien dijera eso ahora cuando su propia razón parece no estar trabajando bien.

 

***

 

Sasuke sigue al empleado por un estrecho pasillo. Este, aunque no lo haría en circunstancias normales, le ha dado disculpas por el comportamiento del anterior hombre y le ha prometido darle espacio en un sitio más privado y mejor, la parte exclusiva del lugar sólo para unos cuantos. Es claro que alguien le había pagado.

Sasuke accedió a hacerlo sólo hasta la segunda vez en que el empleado se había acercado con la misma sugerencia, alejando al indeseable hombre y cuando él ya iba por una tercera copa de alcohol.

En el trayecto Sasuke le ha preguntando quién dio tal orden (quién lo espera allí, qué tiene que dar a cambio por esa invitación), pero no vuelve a preguntar ante el silencio en que el otro se ha sumido. Probablemente ni lo sepa y aún más se esté preguntando por qué una chica estaría allí accediendo a la petición de un desconocido.

“Pero no importa” se dice. Estará bien, podrá sentirse bien. Tan pronto note algo relevante, peligroso, dará media vuelta. Por ahora se siente afortunado, no tendrá que gastar nada y seguramente lo ha invitado alguien mejor que el viejo de mal aliento de hace un momento —el que ni siquiera se extrañó cuando la chica a quien se había acercado cambió su voz a una más hosca.

O quizás no debería tomar este tipo de decisiones con su mente dispersa por el alcohol.

Pasan por unas mesas ajenas a clientes cualquiera, con un mejor juego de iluminación de claroscuro que las que tiene el bar al inicio. Suben por una corta escalera y por fin ante Sasuke se le es abierta una puerta que hace un poco de ruido. Que rechine —como si alguien se le hubiera olvidado su mantenimiento— es la única cosa que difiere con el interior de lo que resulta ser una amplia y lujosa habitación. Puede que demasiado espaciosa como si hubiesen tenido que comprar más terreno para meterla ahí.

Bebidas, tapete, lámparas, muebles, mesas, ducha, reproductor, televisor, espejos, cama.

¿No suena a una buena diversión?

Sólo le faltaba una buena vista a la ciudad para no envidiarle nada a cualquier Suite Deluxe.

Sin embargo antes de quedarse encantado con los cristales de la lámpara casi encima de su cabeza, Sasuke siente que ha empezado a arrepentirse. Nada le asegura que va a repetirse lo de las veces pasadas y divertirse a espaldas de un hombre que lo crea mujer hasta que se diga que es suficiente y termine engañándolo, golpeándolo, huyendo, robándole algo de su dinero y satisfaciéndose con la adrenalina que algo tan impulsivo le produce.

O tener la suerte de encontrarse con alguien que sí llame un poco su atención y el aspecto atractivo de Sasuke gane por encima de todo... Algun hombre hetero con la suficiente curiosidad de darle sexo oral. 

¿Pero y si no? ¿Si nadie termina arrodillándose frente a él, suplicando porque tal belleza le toque? ¿Si para alguien descubrirse engañado resulte ser demasiado peligroso para sus travesuras?

Sasuke ve la puerta tras él abierta con nadie más a la vista... Debería salir por ella, regresar a su casa y encerrarse en su habitación como el niño bueno que se supone es y mostrar su expresión seria al día siguiente durante el corto desayuno que tenga con su progenitora —Fugaku casi nunca está— mientras menciona cualquier pequeño logro académico y es felicitado brevemente por ello.   

Percibe que una figura se aproxima y entonces se da cuenta que sí debió quedarse en casa porque su vida da un giro y es mucho más grande del que él mismo ha deseado. Sus esbeltas piernas quedan paralizadas ante el hombre que ha aparecido frente a sus ojos y su cabeza no encuentra qué acción realizar.

Itachi cierra la puerta tras él y a Sasuke le dan ganas de presionar sus ojos con sus palmas como cuando niño, quiere pensar que está viendo mal y su situación actual es un producto de su imaginación… ¿Puede que sea ya un pesado efecto del alcohol?

—¿Cuál es tú nombre? —dice el hombre en su inconfundible voz. 

Hay varios nombres… Sasuke usualmente responde el primero que se le viene a la cabeza tomando como referencias a sus compañeras de estudio. En esta ocasión no sería diferente pero se encuentra asustado de pronunciar cualquier sílaba.

El otro hace un ruido de burla.

—Entonces… intentemos otra cosa. ¿Cuántos años tienes? —dice nuevamente, esta vez dando unos pasos hacia delante. Sasuke reacciona por esto y hace lo mismo hacia atrás—. ¿Eres de por aquí…? ¿Qué te gustaría hacer…? 

—No... —susurra Sasuke entrando en pánico. Un insignificante sillón puff de cuero lo ha retenido de sus pasos y ahora siente la cercanía del otro pelinegro.

Itachi no niega en alzar su brazo y tocar con el dorso de su mano una mejilla tersa del menor, quien observa todo con inmensa atención y sorpresa como Itachi nunca le había visto.

Y confusión, por supuesto. La situación debe ser lo bastante novedosa.

—No te había visto por aquí… Eres muy hermosa —dice Itachi—. ¿Cuál es tu nombre?

La sorpresa llena las facciones de Sasuke a un grado mayor, consciente de que su hermano no parece estar jugando y de verdad no se ha dado cuenta de quién es. Ruega porque su peluca, también azabache y sedosa, no ceda de su lugar y que sus ojos no le revelen su identidad. Al menos sus piernas que compiten con las de una chica están a la vista y espera que quede como tal, como una chica que tiene que salir ahora mismo.

Sin embargo tal no es el plan que tiene en mente Itachi Uchiha. Sabe que la mañana siguiente despertará con dolor de cabeza, como si hubiese aguantado demasiado peso en su abdomen y no pudiera moverse. Reconoce también que será un tormentoso día, no sabe en qué grado para él pero sentirá algo de consternación, quizás de remordimiento…

Pero ahora estaba bien.

No, no, para nada. No estaba bien.

Luego de dejar a la otra chica y sellando así el destino de su hermano y el suyo propio, lo que Itachi había consumido no había sido un poco más de alcohol sino el preciado paquetito que había conseguido ese día, el enervante que usualmente le regalaba momenticos solitarios antes de ponerse la máscara de viejo empresario como si su edad real no importara en el lejano mundo de negocios familiares. Ahora estaba como ansioso, como deseando. Como si todo y nada fuera irrefrenable y su pobre hermano al frente de él estaba en la mejor actuación de su vida, como si Itachi ya no lo hubiera visto agradeciendo por entrar a un colegio que no quería, por asistir a eventos a los que detestaba ir y por tener que hacerse amigos de personas que no le importaban.

El hermanito que ahora debe estar rogando al dios que no cree para que lo libre de estas garras.

¿Pero quién le mandaba a Sasuke acceder a la invitación exclusiva de un desconocido?

Itachi se acerca más, se aprieta más y derriba más de lo que ha hecho en la vida de Sasuke.

Una bella fantasía que se presentaba ante sus ojos aún más esplendorosa. Como probar azúcar, como saborear algo que se le había negado y que no se había dado cuenta hasta ahora, como recordar que todo era más divertido cuando tuvo la misma edad de Sasuke. Así de divertido como parece que Sasuke ha intentado hacer poniéndose un trajecito y una peluca.

Acerca esta vez más su rostro como si fuera a besarlo… como si fuera a besar a la chica, como si quisiera besar a su hermano. Sabe que está retándose a sí mismo.

Y entonces se da cuenta de que realmente sí es Sasuke cuando se siente empujado para ser apartado, sin embargo Itachi responde de inmediato y todo vuelve a la misma posición, frente a frente y con la altura de ambos diferenciándolos.

Sasuke intenta levantar su brazo, levantar su puño y golpear, sin embargo su hermano se apodera de sus muñecas y logra apretar sus cuerpos cuando agarra con firmeza con una de sus manos esa cintura.

El menor ya se encuentra respirando frenéticamente pero Itachi sólo piensa ahora en lo adorable que se ven sus mejillas rosadas y que no le está importando pensar lógicamente. Aún está como esa ansiedad, como ese deseo. Y unas ganas inmensas de molestar a su hermano. Porque ¿cómo se atreve a intentar golpearlo?

—¿No lo quieres hacer cuando todas las mujeres quieren hacerlo conmigo? —le dice a su oído con demasiada sugerencia en su aliento.

—No soy una mujer —dice Sasuke, o la persona sin nombre si se ponen en el papel de actores.

Sasuke parece verlo esperanzador, quizás creyendo que esa revelación lo libraría de esa situación porque por su parte le es imposible decir algo más. No quiere decir quién es, no a su hermano que ha de estar ahí por un terrible malentendido. Por una de sus malas jugarretas.

Por salir sin permiso de casa.

Pero no es sólo por eso. El mayor debería caer en cuenta que si acaso quiere darle una lección a su hermanito ya es más que suficiente. Pero ahora hay un sombra en su mirada y su cabeza se siente muy liviana. Es divertido estar ahí.

Así, si es Itachi el que tiene la última palabra su única reacción es elevar una de sus rodillas y rozar la entrepierna de su hermano, y entonces a pesar del estado en que poco a poco se va sumergiendo, pasa por su cabeza el pensamientos de cuántos hombres habrían tenido acceso allí. Gruñe por eso.

—Mmm... de alguna forma pensaba que no lo eras. Debes tener una familia muy comprensiva... ¿O les estás ocultando esto?  —dijo Itachi y al mismo tiempo logró meter su mano bajo la falda y tocar los genitales del menor.

—¡Ahh...! —Sasuke queda con su boca abierta imposibilitada de decir algo coherente, algo que lo salve porque debe de desaparecer de allí. 

Está mal. 

Hay fuego en su interior.

Y el azúcar empieza a derretirse cuando Itachi, el mujeriego, el cínico, el mordaz, besa a la lindura a su lado porque le ha sido irresistible que esa faldita se fundiera con los colores, y los dulces y las luces buscaran un lugar en su cabeza y el aire oliera tan bien.

No es lógico pero sí es cautivador y Sasuke puede que no sea alguien realmente inteligente cuando no hace nada sintiendo la lengua de su hermano saboreando sus labios. Y cuando las bocas se abren y se siente demasiado húmedo y caliente entre ellos.

Sasuke se ve a sí mismo acorralado, como si su hermano sólo fuese otro hombre que supiese exactamente qué le gusta en un beso y lo obliga a quedarse a disfrutarlo con sus fuertes manos… Sin embargo al sentir la excitación del mayor vibrando contra la piel desnuda de su muslo —porque la falda está tan arriba gracias a Itachi, revelando tanto…— Sasuke hace romper el contacto. 

—Suélteme —dice ella pero con una voz tan fuera de lugar, como si no quisiera estar ahí, como si estuviera amenazando y va a romper todos los huesos del hombre que la sujeta hasta llegar a la salida. Pero luego su voz vuelve a parecer un susurro... ¡Cómo si la pesadilla fuera a acabar así no más!—: No puedo hacer esto… Tiene que dejarme ir.

—No —es lo único que responde Itachi y vuelve a intentar besarlo con intensidad aunque gruñe cuando su hermano no coopera.

Como si él fuera el único malo de la película, así como siempre había sido. Sasuke pedía algo pero Itachi a la final se lo negaba. ¿Pero la erección despertando en la entrepierna de Sasuke no significa algo? Eso no se lo negaría…

—¡Suélteme! —Sasuke intenta forcejear incluso olvidándose de que su peluca pudiera moverse…—. Voy a gritar…

—Deja de amenazar… ¿Sabes lo que pasará cuando vengan aquí? Diré que eres una ladrona… —Itachi se separa un poco, lo suficiente para observar a los ojos de su hermano. Hay un mínimo de maquillaje ahí, apenas para hacer alargar un poco más las pestañas. Pensaría que se pondría también unas lentillas pero al parecer su hermano ha pasado por alto eso. Sin más, es la misma mirada de su hermano procesando la información que se le está dando—. Porque me advirtieron de ti antes. ¿No ha habido alguien pasándose por una chica atractiva para luego salir con un pequeño botín en sus manos...?

De esa forma Itachi tiene en sus manos a Sasuke. Lo sabe cuando ve a Sasuke bajar por un momento su mirada derrotado.

Y su piel es tan suave. Es fascinante.

Hay más colores cuando Itachi logra acceder al cuello de Sasuke y lamer los sabores de allí. 

Sasuke no se mueve, no gritará, sólo respira más rápido por los toques lujuriosos de su hermano sobre él porque su cuerpo no comprende.

Pero él sí comprende lo dicho por Itachi... No puede ocurrir eso. Significaría la policía, significaría revelar quién es y la ayuda no vendría hasta que avisaran a su casa. Sería verse humillado y humillar su apellido. Se sabría quienes estuvieron encerrados en una habitación y quién vestía como una chica.

Alguien podría comentar eso afuera y agregarían más a la historia, terminarían acabándolo. La historia de érase una vez un niño bueno saliendo de casa como una puta.

Lo único que lo alejó de esos pensamientos fue su hermano —tan ignorante, tan inocente…— inclinándose un poco hasta tomarlo por los muslos de sus delgadas piernas y, tomando fuerza, lograr luego enrollarlas en su cintura. Para no caer durante el proceso Sasuke se había sujetado de los hombros de Itachi… Había ayudado con un pequeño brinco para subir y acomodarse mejor…

Su espalda golpea contra la pared y ante los ojos de Itachi su trasero al parecer luce listo para follar porque el pene de éste roza descaradamente contra la piel de su ano. De alguna manera Itachi ha conseguido desabrocharse sus pantalones.

Sasuke no ha tenido sexo muchas veces y entonces las lágrimas lo asaltan un poco. No sabe exactamente porqué… quizás por eso o porque será con su hermano, o porque no ha dicho realmente nada para librarse de esa situación… debería buscar la forma de razonar con el otro, o de atreverse a gritar y luego tratar de buscar la forma de escabullirse.

Sin embargo la caricia en su propia erección dada por su hermano termina haciéndolo gemir y él mismo dio un brinco con sus caderas, uno agradable, inmensamente agradable. Esa ansiedad y deseo de Itachi quizás se han traspasado a él.

Cierra sus ojos con fuerza y se abraza más a su hermano cuando siente que es desprendido de la pared, siendo cargado en esa indecorosa posición —más roces, más respiraciones frenéticas— y luego siente la textura suave de la cama que se le asemeja a algodones que lo reciben. Algodones de azucar si le preguntaran a Itachi.

Entonces lo inevitable, los dedos de su hermano preparándolo, con lentitud y experiencia. Líquido espeso facilitando la labor… largos dedos explorando lo nunca pensado.

No duele, Sasuke ya se lo ha hecho así mismo.

Y en el momento en que deja que sus piernas se abran aún con la faldita puesta y que allí se ubique su propio hermano —sudoroso, varonil, excitado—, vuelve a decirse que todo está bien, aunque esto es más de lo que buscaba, esto ha de ganarle a todas sus jugarretas porque siente que de verdad se ha metido a la boca del lobo.

 —No te preocupes… Todo va a estar bien. Estará bien… —escucha a Itachi ronco, su voz cargada de deseo y al abrir sus ojos cuando ni siquiera recuerda haberlos cerrados, ve una sonrisa demasiado perfecta, o casi real, diferente a las moribundas y apagadas sonrisas que sabe que Itachi le da a los demás.

E Itachi está a un movimiento de profanar a su hermano. Su racionalidad ha debido irse a la mierda cuando luego de forcejear se cree satisfecho de tener a Sasuke bajo él, rendido, doblegado, esperándolo.

La dosis de droga en su cuerpo se ha disipado un poco… ¿cuánto ha tenido que jugar antes de saborear la recompensa? Pero nada de arrepentimientos parece asomarse por algún lado. A la chica bajo él se le ha removido un poco la peluca y ésta ni cuenta se ha dado. Itachi la tiene en sus manos. Va a devorar a Sasuke y sólo porque lo puede hacer.

Da un empuje con sus caderas y ante la sensación besa la frente de Sasuke por su chillido.

El villano, cuando es Itachi Uchiha, siempre termina ganando.

 

Notas finales:

Gracias por leer!


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